jueves, 12 de noviembre de 2015

La final de las cabezas rapadas.


La conocida “Final de las cabezas rapadas” tuvo lugar el 18 de abril de 1984 entre el PAOK y el Aris por el título de Copa. Sobre la misma se han hecho reportajes y vídeos que la mantienen viva. Recordemos cómo fue aquello.

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En la temporada 83-84 el Aris de Salónica aspiraba a conquistar el título de liga por segundo año consecutivo y a ganar su primera Copa de Grecia. El PAOK, por su parte, era la alternativa al poder en años de dominio amarillo (Aris) y verde (Panathinaikós).

Los de Giannis Ioannidis, siempre comandados por Nikos Galis, mantenían el bloque de la temporada anterior, con el fino Nikos Filipou en la posición de cuatro, el rocoso Vassilis Paramanidis debajo, el jovencito Michalis Romanidis de alero, Giorgos Doxakis como director de orquestra, Petros Stamatis de pívot, etcétera.

Para defender con garantías el título liguero y optar al resto de trofeos, el Aris había fichado a Dimitris Kokolakis, mítico pívot del Panathinaikós de 2,15 centímetros. Internacional en todas las categorías, había ganado 9 ligas y 3 copas con los verdes entre 1971 y 1983. Un refuerzo necesario para la pintura. Su veteranía -33 años- no fue ningún obstáculo y no tardó en ganarse un puesto en el quinteto titular.

El PAOK cambió de entrenador durante el verano. El histórico Theodoros Rodopoulos dejó su sitio a Harry Pappas, que sería sustituido a mitad de temporada por Faidonas Matthaiou, el Patriarca del baloncesto griego. Glosaré la figura de Matthaiou en futuros posts. Aunque llegó como interino y no siguió la temporada siguiente, dejó huella en el club y en los jugadores que entrenó.

La plantilla seguía siendo casi la misma que en la temporada 82-83, en la que el PAOK había conquistado la tercera plaza, con Vangelis Alexandrís en el puesto de base, el capitán Giannis Politis de alero, los hermanos Zacharías y Manthos Katsoulis, el imberbe y espigado Panagiotis Fasoulas, etcétera.


Si el Aris se había reforzado con un pívot, Kokolakis, el PAOK lo hizo con un alero, Nikos Stavropoulos. Magic Stavropoulos podía jugar tanto de uno como de dos o de tres. Era muy fuerte, medía 1,96, tenía buena mano y poseía una gran visión de juego. El PAOK se adelantó al resto de clubs que lo pretendían y pagó por él 10 millones de dracmas al Lárisa.

El camino hacia la final.

Tanto el Aris como el PAOK iniciaron su andadura en la tercera ronda de la Copa de la zona norte. Los amarillos se impusieron por 79-106 al Néstor de Salónica y los blanquinegros al PAS Filippos por 93-56.

En la cuarta ronda, ya con equipos del norte y del sur mezclados, el Aris ganó en la pista del Sporting de Atenas por 62-75 y el PAOK eliminó al AEK aplastándolo en Salónica por 81-55. En cuartos de final, el Aris sufrió para ganar al Lárisa fuera por 81-85, mientras que el PAOK lo tuvo mucho más fácil contra el Patras (113-72). En las semifinales, disputadas el 3 y el 4 de abril, los equipos de Salónica dieron un golpe sobre la mesa, derrotando al Panathinaikós y al Ionikós en pista contraria. El PAOK ganó a los verdes, defensores del título copero, por 67-74 en el Tafos tou Indoú, y el Aris ganó con apuros al Ionikós Nicea de Giannakis por 98-102 en el infernal pabellón de Platón.

La Copa de Grecia, un torneo joven cuya primera edición se disputó en la temporada 1975-1976, siempre había sido ganada por un equipo ateniense. El Olympiacós sumaba cuatro títulos, el Panathinaikós tres y el AEK uno.

En la final de 1982, el PAOK pagó la novatada. Los bicéfalos llegaron a tener al PAO contra las cuerdas, pero dejaron escapar la oportunidad de sumar su primera Copa. Los verdes supieron mantener la calma en los últimos minutos y tomaron el Alexandrio, la pista del PAOK, ante casi 5000 aficionados. El choque terminó 65-63 gracias a una canasta de Stergakos, que anotó 21 puntos.

El 3 de abril de 1984 el PAOK daba la campanada imponiéndose en Atenas a los verdes con un Nikos Stavropoulos inconmensurable. Las metía desde tan lejos que los defensores creían que estaba tirando desde fuera del campo. En aquel partido, también fue muy importante Alexandrís, el experto base tesalonicense, que recuerda como el equipo se lamentaba tras el sorteo. “Todos queríamos al rival más débil y cuando nos tocó el Panathinaikós tuvimos miedo. Matthaiou cogió el micrófono en el autobús y soltó: “¿o sea, vosotros queréis ganar la liga y la Copa jugando contra el rival más malo?” El Patriarca tenía razón. El PAOK jugó uno de sus mejores partidos en el Tafos y se tomó cumplida venganza de la derrota del año anterior en la final.

La liga ya había terminado para el PAOK aquel 18 de abril, no así para el Aris, que debía disputar un desempate en campo neutral contra el Panathinaikós para decidir el campeón. El PAOK había terminado en tercera posición, con un balance de 22 victorias y 4 derrotas, a dos triunfos del Aris y del PAO.

La intrahistoria.

Gran parte de la culpa de todo lo que pasó fue de Faidonas Matthaiou, que supo manejar divinamente la situación. El Patriarca tenía mucho de psicólogo y se las sabía todas.

Lo primero que hizo el maestro fue concentrar a la plantilla en un hotel del barrio de Panórama, en la zona norte y elevada de la ciudad.

En una de las charlas que Faidonas había tenido con el equipo, había comentado a los jugadores la costumbre que tenían algunos equipos universitarios americanos de cortarse el pelo antes de un gran partido. Todos pasaban por el tubo, titulares y suplentes. Hacer algo juntos y salir todos iguales era como un ritual. Fue Fasoulas el que tomó la iniciativa y picó al resto de compañeros para hacer lo mismo.

Las maneras que tenía Matthaiou de motivar a los suyos eran de lo más imaginativas. Juntos estuvieron viendo la película bélica “Operación Nicaragua”, que les convenció definitivamente. Aunque como ellos decían en broma: “así, si perdemos, no nos reconocerán por la ciudad”. El largometraje motivó a los jugadores. La final era como ir a la guerra.

El veterano coach dijo que “si perdéis, toda Grecia se reirá de vosotros. En cambio, si ganáis, todo el mundo os recordará y podéis servir de ejemplo para otros que vendrán. Pensadlo bien y actuad en consecuencia”.

Matthaiou le dio el número de sus peluqueros a Giannis Politis, que se puso en contacto con ellos. Fotis y Vasilis, que eran seguidores del Aris, no lo tenían claro y llamaron a Vangelis Alexandrís, al que conocían, que les confirmó que requerían de sus servicios. Los peluqueros se desplazaron al hotel y recibieron la orden directa de Matthaiou para que fueran todos cortados al cepillo.


Manthos Katsoulis, que iba muy a la moda con su media melena, tuvo sus reticencias. Controlaba con su mano que al peluquero no se le fuera la mano. Politis puso condiciones porque no quería que se lo dejasen de cualquier manera, mientras que Stavropoulos iba de una habitación a otra tratando de evitar el rasurado. Según Alexandrís, entonces estaba de moda llevar el pelo largo y no fue una tarea fácil para el pobre peluquero, que encima fue retenido para que no dijera nada a nadie. Es más, lo montaron en el autobús cuando iban de camino al pabellón. Un secuestro en toda regla.

Al acabar, Matthaiou dijo que todos se habían cortado el pelo por compromiso y por un juramento. Ganar era el objetivo y todos aceptaron el sacrificio. Si hubieran perdido, difícilmente podrían pasear por la ciudad sin que se burlasen de ellos.

Sorprendentemente, un periódico –Filathlos- criticó que todo el equipo apareciese rapado. Habló de que el entrenador seguía métodos paramilitares que rozaban el Fascismo (!!!). Matthaiou montó en cólera. “Yo no soy nadie para obligar a Katsoulis a cortarse el pelo, que por cierto es uno de sus encantos. Ni a Fasoulas, que fue quien tuvo la idea, no yo. Lo hacen muchos equipos universitarios para mostrar lo orgullosos que se sienten de pertenecer al grupo. Llevo todo el año intentando hacer que se sientan orgullosos de la camiseta que lucen”

El partido.

Antes del partido, el presidente del PAOK Giorgos Pantelakis bajó a los vestuarios. “Es imposible no ganar títulos con este equipo. Jugad por vosotros y dadlo todo. En lo que respecta a la prima, la caja está abierta para vosotros.” Al final, la prima fue de 1.700.000 dracmas.

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El choque comienza con un trepidante intercambio de canastas hasta que Stavropoulos calienta la muñeca. Por el Aris, son Kokolakis y Filipou los que llevan el peso anotador, con un Galis menos protagonista de lo esperado. El escolta del PAOK está inconmensurable y los bicéfalos se escapan en el marcador (12-21). Las torres Fasoulas y Manthos Katsoulis van sintiéndose más cómodos a medida que avanza el partido.

El PAOK defiende en zona desde el minuto uno. Aun así, tanto Kokolakis como Filipou consiguen robar algún rebote. El Aris no ataca mal la zona, pero comete errores en el lanzamiento y defiende mal.

El poder interior blanquinegro es superior. Cuando no anota Stavropoulos, Katsoulis y Fasoulas encuentran una buena posición en la pintura.

El Aris hace un amago de defender en zona, pero no funciona y vuelve a individual. Magic Stavropoulos culmina un primer tiempo fantástico con una canasta inverosímil sobre la bocina. Lleva 23 puntos. Apenas ha habido cambios en los dos equipos pese a que Manthos Katsoulis lleva tres personales. El PAOK ha dominado la primera parte de cabo a rabo. La superioridad de los de Matthaiou ha sido incontestable.

El Aris sale con otro aire en la segunda parte y Galis toma el mando de las operaciones. Filipou sigue siendo el más regular del equipo, logrando anotar canastas de mérito. Los amarillos tratan de correr y reducen las distancias (46-51), aprovechando que Stavropoulos ha desaparecido. Con todo, el PAOK no se amedrenta y responde con canastas interiores y algún tiro de Giannis Politis, el capitán, que realiza un gran partido.

Las protestas de Ioannidis y su banquillo son constantes, y le cae una técnica cuando el marcador refleja un interesante 46-53. Con 48-54, hay un conato de pelea por culpa de una falta clarísima no pitada sobre Galis, que ha sido zancadilleado. El PAOK sigue la jugada y Katsoulis anota. Al instante, saltan Ioannidis, al que se le cae el cigarro, y miembros del cuerpo técnico. Otra técnica y otro parón.

Los árbitros compensan la personal no pitada con la señalización de la quinta falta a Manthos Katsoulis, muy rigurosa, cuando todavía quedan 10 minutos por delante.


A falta de 8 minutos, Stavropoulos mete su primera –y a la postre, única- canasta en juego de la segunda parte.

El PAOK se dedica especular con el marcador. Alexandrís amasa la bola y alarga los ataques hasta la eternidad. El Aris llega a ponerse a 5 puntos (63-58) merced a Nikitas, pero los de Matthaiou manejan el tiempo y el tempo. Los amarillos reman contracorriente todo el partido y el reloj vuela. Ioannidis pone a dos bases para presionar, pero no consigue reducir. El PAOK agota alguna de las posesiones y elige sacar de banda cada vez que hay una personal. Sólo anota 25 puntos en la segunda parte, pero le son suficientes para llevarse la final. La segunda parte ha sido claramente del Aris, pero no ha podido dar la vuelta al marcador.


Se desata la euforia entre los aficionados bicéfalos, que celebran el primer título copero de la entidad. El Aris ha perdido el partido en la primera parte, cuando el PAOK tomó una ventaja considerable. Los blanquinegros entraron más metidos en la pelea y eso fue fundamental. Matthaiou, que había ganado con el Olympiacós la primera Copa de Grecia de la historia en 1976, repetía título.

Foto: www.paokbc.gr

El Aris fue a remolque y estuvo demasiado nervioso. A los amarillos les cayeron cuatro técnicas por protestar y no digirieron la derrota. Galis habló de que habían jugado cinco contra siete y Filipou que habían empezado muy mal, pero en la segunda parte los árbitros no les habían permitido remontar.

Ioannidis, no hace falta decirlo, se volvió loco. Cargó contra los colegiados, principalmente contra el tesalonicense Leonidas Pantazis. Ninguno de los árbitros quiso cobrar los 2000 dracmas que les tocaban, en protesta por las quejas recibidas antes del partido. Tanto el Aris como el PAOK habían declarado que preferían que los árbitros fueran de fuera de Salónica.


La ficha.

Martes 18 de mayo de 1984. Alexandrio Melathron, Salónica.

5.225 espectadores. Al descanso: 45-29.

PAOK: Stavropoulos (26), M. Katsoulis (12), Fasoulas (12), Politis (8), Mpakopoulos (8), Alexandrís (6), Z. Katsoulis (2), Aggelidis, Kosntantinidis, (Polychronakos). Entrenador: Faidon Mathiaou. 12/15 en tiros libres y 31/63 en tiros de dos.

ARIS: Filipou (22), Galis (20), Nikitas (13), Kokolakis (9), Tsajtanis (4), Romanidis (2), Doxakis, Paramanidis, (Stamatis, Georgiadis). Entrenador: Giannis Ioannidis. 12/20 en tiros libres y 29/60 en tiros de dos.

Sorprendentemente, al terminar el partido Giorgos Pantelakis bajó de nuevo al vestuario dispuesto a frenar la euforia. Todos esperaban poder celebrar la victoria por todo lo alto, pero el presidente, que era muy creyente, no quiso porque estaban en medio de la Semana Santa. “En Semana Santa nadie celebra. La semana que viene ya veremos”.

El significado.

Contrariamente a lo que se podía pensar, la victoria del PAOK en aquella final no le sirvió para seguir creciendo. No aprovechó el tirón. Siguió en segundo plano hasta tres o cuatro años después. Matthaiou no continuó en el club y la directiva fichó a Josip Gjergja.

Foto: www.paokbc.gr

En cambio, la derrota en la final unida a la que se produjo una semana después contra el Panathinaikós en la liga, supusieron un punto de inflexión para el club amarillo. El Aris recibió dos golpes durísimos. Lejos de hundirse, el equipo salió de aquello fortalecido. La enorme cura de humildad le vino muy bien al grupo. A veces es mejor dar dos pasos atrás para dar otro enorme hacia delante, como sucedió. En buena parte, aquellos bajonazos condujeron a la directiva a fichar a Panagiotis Giannakis, la pieza del puzzle que haría de aquel equipo una armada invencible.


La “Final de las cabezas rapadas” supuso el primer título para el PAOK desde aquella lejana liga de la temporada 1958-1959 y la primera Copa de las tres que posee la entidad. 

martes, 3 de noviembre de 2015

El periplo de Efthimis Rentziás, el pívot que pudo reinar.


Efthimis Rentziás nació en Tríkala en 1976 y empezó a jugar a baloncesto en el Danaos, club  de la misma ciudad. Con 14 años ya medía 2,06.

El 8 de abril de 1991 disputó su primer partido con la selección cadete. No anotó en el amistoso contra la Unión Soviética que perdió Grecia en Édessa por 109-114, pero sí al día siguiente, cuando los helenos se impusieron por 110-100 con 12 puntos de Rentziás.

El pívot convenció al cuerpo técnico y fue seleccionado para representar a Grecia en el Festival Olímpico de la Juventud Europea de Bruselas en julio. Jugó 4 partidos de los 7 que disputó la Selección.

El torneo terminó el 21 de julio y sirvió para preparar el Eurobasket Sub 16 que se disputó en agosto en el norte de Grecia, concretamente en Komotiní, Kastoriá y Salónica.

Sólo Italia pudo con Grecia, a la que derrotó por 91-106 en la final. Rentziás, que era el recién llegado, no la jugó. Alvertis era la figura de aquel equipo junto a Kikilias, Maslarinos, Nikolaidis y Liadelis. Fue su primer verano con la Selección y ya dobló torneos, aunque fueran de categoría cadete.  Sería una constante a lo largo de su carrera que acabaría perjudicándole.


Con los cadetes, Rentziás acabó disputando un total de 35 partidos en los que anotó 408 puntos, que suponen una media de 11,66. No está mal si tenemos en cuenta que Efthimis casi siempre se enfrentaba a jugadores mayores que él.

El de Tríkala siguió jugando en el Danaos dos años más aunque ya en 1992 viajó a Salónica invitado por el PAOK. Todo estaba apalabrado mucho antes de estampar la firma.

Rentziás fue seleccionado para jugar el Eurobasket Sub 18 de Hungría de 1992, en agosto. Otro verano ocupado jugando contra tipos más mayores y más fuertes que él.

Grecia cayó contra Francia en la semifinal por 82-87 y perdió el bronce contra el Equipo Unificado por 113-108 a pesar de los 30 puntos de Ekonomou y los 23 de Alvertis. Rentziás se quedó en 2. De nada sirvió haber ganado en la fase de grupos a aquel “equipo mixto” (92-79).

Al verano siguiente -1993-, desde el 1 hasta el 8 de agosto, Rentziás disputó el Eurobasket Sub 16 de Turquía. En la fase de grupos, Grecia perdió contra España (60-63), pero ganó el resto de los partidos y lideró el grupo con un balance de 4-1. El pívot de Tríkala le metió 18 puntos a la República Checa, 19 a Israel, 13 a España y 5 a Lituania. En la semifinal, Grecia ganó sin dificultades a Rusia por 92-70 con 8 puntos de Efthimis.


España y Grecia repitieron el enfrentamiento de la primera fase en la final. Sin duda, fueron los dos equipos más fuertes del torneo. Los helenos se vengaron del partido perdido en la fase de grupos, derrotando a los españoles con más claridad de la esperada (76-58). Rentziás anotó 16 puntos en lo que fue el primer gran éxito del bloque que ganaría el Mundobasket de 1995. El pívot demostró que cuando se enfrentaba a chicos de su edad no tenía rival.

El verano no concluyó con el Eurobasket, puesto que Grecia debía jugar partidos de clasificación para el Mundobasket de Atenas en Evosmos, Grecia. Todo quedaba en casa. Los helenos aprovecharon que venían lanzados del Eurobasket para, literalmente, aplastar a muchos de sus rivales: 124-66 a Eslovaquia, 110-66 a Georgia, 89-73 a Turquía, 112-44 a Suecia y 88-59 a Rusia. Efthimis metió 13, 26, 17, 16 y 14 puntos respectivamente. En aquel equipo ya despuntaban Dimitris Papanikolaou, Nikos Chatzis y Michalis Kakiouzis.


Fue un año increíble para Rentziás, cuya evolución estaba siendo espectacular. El PAOK de Salónica pagó 300.000.000 dracmas por su traspaso, todo un récord para un chaval tan joven. Efthimis abandonó Tríkala, su ciudad natal, para jugar junto a Prelevic, Korfas, Savic, Walter Berry y compañía. El PAOK, que había ganado la liga en la temporada 91-92, sufría cambios tras el batacazo de la Final Four de El Pireo. Se fueron de sopetón Cliff Levingston, Ken Barlow, Nikos Filipou y, sobretodo, Panagiotis Fasoulas, que tras un montón de temporadas en el club, se iba al Olympiacós. En pocas palabras, el chaval Rentziás llegaba para intentar hace olvidar a Fasoulas, tarea harto difícil.

Tras un mal inicio, Dusan Ivkovic fue sustituido por Soulis Markópoulos, quien confió mucho en los jóvenes. Se integró de inmediato en la plantilla pese a ser el rookie y jugar muy pocos minutos. Era un fijo en las concentraciones de Markópoulos y puso su granito de arena en la consecución de la Copa Korac de aquella temporada.


Antes de terminar la temporada, el 11 diciembre de 1993, Rentziás debutó con la selección absoluta en un partido amistoso contra Alemania, que en verano había ganado el Eurobasket. Los teutones se impusieron por 93-90 en Karlsruhe y Rentziás anotó un punto.

Desde entonces, Efthimis Kioumourtzoglou contó siempre con él. Estaba preparando el Mundobasket de Toronto y pretendía llevárselo. Disputó varios torneos internacionales, algunos incluso en medio de la temporada.

Rentziás progresaba a pasos agigantados. Jugar al lado de Prelevic, Korfas, Savic o Walter Berry, ayudó. El PAOK veía el futuro con optimismo, puesto que otro chaval empezaba a despuntar junto al pívot: Predrag Stojakovic. Efthimis aprendió a jugar de espaldas y mejoró mucho sus movimientos. Era rápido y fuerte. Físicamente, no tenía nada que ver con Fasoulas, un tipo de 2,13 delgado, desgarbado y por momentos poco coordinado. Se corrió la voz y empezaron a verse los primeros ojeadores de la NBA por Salónica.

Sin apenas tiempo para descansar, aquel verano de 1994 tocaba el Eurobasket Sub 18 de Israel. A pesar de ganar a los anfitriones en el estreno (80-71, 0 puntos), dos derrotas ajustadas contra Italia (70-72, 22 puntos) y Lituania (95-98, 11 puntos) alejaron a Grecia de las medallas. Alemania, Eslovenia y Rusia sucumbieron después, no así Francia, que se impuso por 76-83, relegando a los griegos a un amargo sexto puesto. Desconozco si Efthimis jugaría algo condicionado aquellos partidos, puesto que había sido seleccionado para el Mundobasket de Toronto.

El torneo terminó el 25 de julio y una semana después Efthimis cogía el avión hacia Canadá para disputar el Mundobasket con la Selección. Evidentemente, Rentziás acudía a aquel torneo, su primer grande con la absoluta, a aprender. Un partido amistoso en Toronto contra Canadá (derrota por 67-79) le sirvió para tomar contacto. Fasoulas era el pívot titular, mientras que el torpón Christos Tsekos le daba el relevo.

El pívot de Tríkala jugó cinco de los ocho partidos, en los que aportó poquito. Lo más destacado fueron sus 6 puntos contra Estados Unidos en la semifinal. Grecia hizo un gran campeonato y terminó en una meritoria cuarta posición a pesar de los problemas internos, que los hubo y gordos. La victoria contra Canadá en su casa y el partido contra el Dream Team II valieron el viaje.

El PAOK afrontaba con esperanzas la temporada 94-95. Tres frentes abiertos: liga, Copa y Euroliga, la máxima competición europea. Además, un entrenador nuevo, Dragan Sakota, que ya había dirigido el equipo el año 91, cuando ganó la Recopa. Una plantilla notable para unos objetivos máximos.

Los blanquinegros tuvieron altos y bajos todo el año. Sakota fue cesado y Jerrod Mustaf se lesionó de gravedad cuando mejor estaba jugando. En su lugar, llegó Lemone Lampley, que fue un desastre. El que salió ganando fue Rentziás, que tuvo más minutos. Era la gran esperanza bicéfala junto a Stojakovic. Uno sería el relevo natural de Fasoulas y el otro el de Prelevic.


A pesar de los problemas, el PAOK ganó la Copa de Grecia con el interino Sakis Laios en el banquillo. Efthimis sólo anotó 2 puntos en la final de Lamía.

En la liga, el PAOK acabó en cuarta posición, lo que supuso un fracaso rotundo e inesperado. Vangelis Alexandrís acabó entrenando al equipo los últimos partidos, pero no pudo con Walter Berry y el Iraklís, que dejó fuera de la Euroliga a su ex equipo. Lo bueno de jugar tantos campeonatos y tan seguidos es que no tienes tiempo ni para lamentarte. Rentziás debió aprender a dejar de lado algunas derrotas sonadas para centrarse en lo siguiente, que casi siempre era la Selección. Debía cambiar el chip cada verano y programar la temporada teniendo en cuenta que apenas tendría descanso. Una barbaridad.

Aquel inolvidable verano de 1995, empezaba para Efthimis con el Torneo Acrópolis y el Eurobasket de Atenas con la absoluta. El pívot disputó ocho de los nueve partidos (no jugó la semifinal contra Yugoslavia) y colaboró en la clasificación de la Selección para los Juegos Olímpicos de Atlanta. Grecia ganó cinco de los nueve partidos y acabó en una meritoria cuarta plaza. La victoria contra España metió a los helenos en sus segundos Juegos. Un exitazo.

El partido por el bronce contra Croacia (derrota por 68-73) fue el día 2 de julio. Diez días después, también en Atenas, Grecia iniciaba su andadura en el Mundobasket júnior.


El pívot de Tríkala jugó el mejor torneo de su vida. Es más, probablemente Rentziás tocó techo en aquel Mundobasket. Ni en categoría senior logró jugar tan bien. Aunque entonces la información no circulaba tan rápido como ahora, aquella hazaña dio la vuelta al mundo. Destrozar a los americanos hizo bastante, claro. Aquel torneo nos dio a conocer a Efthimis Rentziás, seguramente el mejor pívot del mundo de su edad.


Grecia se merendó a todos sus rivales de una manera absolutamente espectacular. 109-74 a Puerto Rico con 21 puntos de Rentziás, 133-53 a Angola con 20 de Efthimis, 104-70 a España con 16, 109-80 a Croacia con 30, 98-78 a Estados Unidos con 27, 71-50 a Francia con 19, 80-57 a España en la semifinal con 16 y 91-73 a Australia por el oro con 33 puntos del pívot. Acabó con un promedio de 22,8 puntos y 12,2 rebotes. A destacar que en la final contra Australia, además de los 33 puntos, cogió 21 rebotes, 9 de ellos ofensivos. Kakiouzis acabó con 21,2 puntos y 7,2 rebotes, que tampoco está nada mal. Evidentemente, Efthimis fue proclamado MVP del campeonato (máximo anotador y máximo reboteador).
El mejor verano de su vida. A sus 19 años, Rentziás ya había ganado una Copa Korac, una Copa de Grecia, un Eurobasket cadete y un Mundobasket júnior. Además, había jugado un Mundobasket con la selección absoluta y se había clasificado para unos Juegos Olímpicos. Lo que muchos no consiguen en 20 años de carrera, él ya lo tenía a los 19.


La temporada 95-96 sería convulsa en el banquillo, pero el PAOK seguía teniendo una buena plantilla. Ya sin Savic, Rentziás pasaba a ser el pívot titular. Prelevic, Stojakovic, Boudouris, Giannoulis, Rentziás y los americanos de turno formaban un buen grupo que, a pesar de los vaivenes, se metió en la final de la Copa de Europa, antigua Recopa. En la final perdió en Vitoria contra el Taugrés por 88-81.

Rentziás y compañía tuvieron que jugar partidos de clasificación para en Eurobasket de 1997 durante la temporada, entre octubre de 1995 y febrero de 1996. Más carga de partidos para el pívot, que a sus 20 años pelados estaba siendo sobreexplotado.

En el Draft de 1996, Efthimis fue elegido por Denver Nuggets en primera ronda (número 23). Stojakovic, en ese mismo Draft, fue elegido el 14 por los Sacramento Kings. El futuro de ambos parecía lejos de Salónica.

En Turquía ese verano tocaba el Eurobasket Sub 22 (luego sería sustituido por el Sub 20 de ahora). Grecia hizo una mala primera fase, con derrotas frente a Eslovenia, España y Lituania, y acabó quinta en el torneo. Rentziás y el resto tuvieron que jugar 7 partidos en 9 días. El torneo acabó el día 7 de agosto y el jugador ya estaba jugando en Indianápolis un amistoso contra Estados Unidos el día 14.


Grecia terminó sexta en la Olimpiadas con un balance de cinco victorias y tres derrotas. El de Tríkala tuvo un papel discreto. Sería el cansancio.

La última temporada de Rentziás y Stojakovic juntos en el PAOK fue la 96-97, aquella extraña que empezó con Scott Skiles de base y acabó con el americano de entrenador. Pedja era la figura, pero Rentziás era el pívot poderoso del equipo. Sin embargo, ni en la Korac ni en la Copa las cosas fueron bien.

Sólo en la liga el equipo pudo salvar los muebles. Sexto en la fase regular, dio la campanada deshaciéndose del Panathinaikós en el play off y colocándose tercero. En otras palabras, se metió en la Euroliga y echó de la misma al todopoderoso PAO.

Efthimis Rentziás dejó el PAOK por una serie de incumplimientos contractuales y firmó por cinco temporadas con el Barcelona en 1997. A priori, era el mejor fichaje posible para los culés, que dudaban si renovar a Ramón Rivas. Con sólo 21 años, era el pívot del futuro. Sin embargo, sus años en Barcelona fueron el principio del fin.


Se le quiso mucho en el Palau. Quizás la gente le dio más a él de lo que él le dio a la gente. Rentziás, que venía al Barça para ser un pívot dominante en España y en Europa, se quedó a medio camino. Un buen rolista, con partidos buenos y otros no tanto, pero sin destacar lo que se esperaba. Desconozco los motivos por los cuales el de Tríkala dejó de evolucionar. Mi teoría es que vivió muchas cosas demasiado pronto. Todo fue muy deprisa. A los 21 años, demasiados partidos en las piernas. Rentziás siempre mostró compromiso y era todo bondad. Tenía la confianza de Aíto García Reneses y el cariño del público, pero no nos deslumbró.

En verano de 1997, antes de iniciar su andadura en Barcelona, jugó el Torneo Acrópolis y el Eurobasket, para no perder la costumbre. El pívot hace un torneo discreto y Grecia termina en la cuarta plaza. Sólo pierde contra Yugoslavia y Rusia.

Con la temporada empezada, el pívot todavía acudiría a la concentración de la Selección en invierno para jugar partidos de clasificación para el Eurobasket 99.

En cinco años con el Barcelona ganó una Copa Korac, dos Ligas ACB y una Copa del Rey. En su última temporada, la 2001-2002, promedió 9,2 puntos y 3,5 rebotes en 17,3 minutos.

Al pobre muchacho, no le dejaban descansar. La federación griega, empeñada en organizar torneos en su país, no le permitía librar. Durante el verano de 1998, se disputó en Atenas el Mundobasket. El equipo heleno volvió a conseguir la cuarta plaza, aunque con un balance irregular de cinco victorias y 4 derrotas. Los números de Rentziás fueron francamente malos. 6 puntos contra Estados Unidos y otros 6 contra Canadá, lo máximo que hizo.

Aunque disputó partidos de clasificación para el Eurobasket de 1999 durante la segunda temporada en el Barça, el pívot no acudió el Eurobasket de Francia en el que Grecia fracasó estrepitosamente (última clasificada con 0-3).

Efthimis Rentziás tuvo dos veranos seguidos sin competición, el de 1999 y el de 2000, puesto que Grecia no se clasificó para los Juegos de Sydney.

En el verano de 2001, el de Tríkala vuelve a la Selección para jugar el Eurobasket de Turquía. Grecia acaba novena con 2 victorias y 2 derrotas. Son pocos partidos, pero hay que sumar los del Torneo Acrópolis y algunos amistosos más. Efthimis no lo hace mal. Anota 22 puntos contra Italia y 12 contra Alemania.

En noviembre empiezan los partidos clasificatorios para el Eurobasket de 2003, que ocupan parte de 2002.

En febrero sufre una rotura de menisco interno de la rodilla izquierda con el Barça, pero se aplaza la operación un tiempo puesto que Roberto Dueñas arrastra problemas físicos. Su última temporada en Barcelona fue la mejor.

Rentziás aprovecha el verano de 2002 para recuperarse de la lesión, puesto que Grecia no se clasifica para el Mundobasket de Indianápolis.


Sorprendentemente, al terminar la temporada con el Barça, firma por los Philadelphia 76ers como agente libre. Incomprensible. En 35 partidos, Efthimis anotó una media de 1,5 puntos. Fue cortado irremediablemente y acabó la temporada en el Ülker de Estambul. Fue el primer jugador de baloncesto griego en jugar en Turquía y logró ganar una Copa. Una de sus rodillas no daba más de sí. A su regreso de la NBA, nos encontramos con un Rentziás más pesado y lento.

Grecia no hace un mal Eurobasket en 2003. Gana 5 partidos y sólo pierde el cruce contra Italia, que le condena a la quinta plaza. Es el último torneo de Rentziás con la Selección. No da para más. A los 27 años, está cascado. Su rendimiento a lo largo del campeonato es demasiado irregular. Efthimis se aparta para que entren nuevos jugadores en el equipo. Está claro que ya no puede rendir lo que quiere. El último partido lo juega contra Serbia y Montenegro el 14 de septiembre de 2003.

Juega un año en el Montepaschi Siena y lo intenta en Valladolid la temporada siguiente. En febrero de 2006 decide retirarse por culpa de las lesiones, muy frecuentes los últimos años. Sin duda, los excesos se pagan.


¿Dónde hubiera llegado Efthimis Rentziás de no haber jugado tantos veranos o de haber sabido regular sus esfuerzos?