No me podía resistir. He imprimido el acta y me he puesto a trabajar.
Como nota curiosa os diré que la manera de escribir el griego hace 30 años era ligeramente distinta a la actual. Menos mal que me ha ayudado mi mujer porque empezaba a volverme loco. La manera de escribir es manifiestamente mejorable. Quiero pensar que el acta se hizo deprisa, corriendo y bajo presión. No hay faltas de ortografía per sí errores gramaticales. Se intenta utilizar un lenguaje "culto" pero uno se pierde en medio de tantas subordinadas que no vienen a cuento.
En el acta empiezan las impugnaciones del Ionikós que, como no caben, siguen en la parte de atrás. No he sido capaz -de momento- de descifrar la primera parte del papiro. Sin embargo, la parte de atrás es bastante más clara y viene a decir lo siguiente:
Impugnación del Ionikós.
El Ionikós expone y por ello impugna que en el minuto 3´25´´ de la prórroga la mesa de anotadores interrumpe el partido porque el banquillo del Aris la ha atacado y ha hecho salir de la misma a los comisarios. Se genera una pelea. Los jugadores del Ionikós se paran debido al pitido de la mesa, pero un jugador del Aris continúa jugando y mete una canasta, la cual da por válida en árbitro Tsokalidis.
(Dos firmas: del árbitro principal y del entrenador ó delegado del Ionikós)
Respuesta del árbitro.
El partido continuaba normalmente cuando el jugador de Aris consiguió la canasta. No oímos ningún pitido ni yo, el primer árbitro, ni el segundo. Cuando me giré a la mesa para dar la canasta del jugador del Aris me di cuenta de que los miembros de la mesa pitaban. Cuando les pregunté qué querían me contestaron que el coach del Aris les molestaba en su trabajo. A continuación le pité una técnica al entrenador del Aris y el partido continuó normalmente, concediendo un tiro libre en contra el Aris más saque de centro del campo para el Ionikós como otorga la regulación.
(Cuatro firmas: las dos anteriores e imagino que de gente de la mesa)
Nuevamente el árbitro.
Después del final del partido el entrenador de Ionikós, señor Anastasatos, se dirigió a mí muy alterado diciendo: “Marchaos, vendidos”. Con esta postura el señor Anastasatos puso a toda la gente en contra nuestra y como consecuencia de ello debimos abandonar el campo y entrar en el vestuario protegidos por las fuerzas de orden público.
(Firma del árbitro P. Tsolakidis)
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