Pues como un amigo de la infancia me dijo que se quería venir a Salónica, estuve mirando fechas. Como éstas eran variables, el único que requisito que me pidió era poder ver un partido del Aris de baloncesto durante su estancia.
Me puse a mirar el calendario y, tras comprobar que jugaba el Panathinaikós en 9 de marzo, le propongo esa fecha. Queda hecha la reserva del vuelo. Desgraciadamente, la situación del club es bastante mala. Debido a las constantes derrotas y a los problemas con el entrenador, la gente ha dejado de asistir al Alexandrio. Pero ver a Diamantidis y compañía siempre apetece.
No contábamos con los posibles cambios de calendario. Nuestro gozo en un pozo. Pocas semanas antes del partido y después de comprobarlo en diferentes webs, vemos que ha cambiado de fecha. El partido será la semana siguiente. Como mal menor podríamos ir al fútbol e incluso al básket si es que no juega muy lejos de la ciudad. Estamos gafados: tanto en fútbol como en baloncesto el partido es fuera de casa y bastante lejos.
Por suerte, estamos en la segunda ciudad de Grecia y hay otros equipos. Miro el calendario y me doy cuenta de que juega el Olimpiakós contra el PAOK aquí. La cosa está clara. Sólo me preocupa que pueda haber problemas de violencia o de falta de entradas. Cada vez que juega el Olimpiakós en Salónica hay pelea. Y no es plan de que te lancen bombas de humo a pesar de que tiene su aquel…
Como sé que el jefe de mi academia es muy fanático del Olimpiakós e incluso ha estado en alguna Final Four, le pregunto si sabe dónde está el campo. Evidentemente, nunca hasta ahora había pisado territorio enemigo. También le pregunto si va a haber entradas. Sorprendentemente, me dice que me las puede conseguir. Su padrino de boda conoce a Ivkovic, el entrenador de Olimpiakós. Cuando viene a la ciudad, el hombre se pasa por el hotel de concentración como quien no quiere la cosa y le saca siempre unas cuantas invitaciones. Dicho y hecho.
El día del partido pasamos a buscar las invitaciones VIP por la academia y vamos al campo. Sigo las indicaciones al pie de la letra y llego al pabellón casi una hora antes del partido. Hay muy poco ambiente. El PAOK Sports Arena está en las afueras de la ciudad y, aunque el acceso es fácil, no es lo mismo que el Alexandrio, al que mucha gente va a pie por encontrarse en el mismo huevo de Salónica. Localizamos puerta de entrada para los VIP y para allá que nos vamos. Un tipejo que se debe creer que andamos perdidos, nos indica que por aquella puerta sólo entran los VIP. Sacamos nuestras entradas y pasamos “con la élite”. Vamos directos al bar, aunque antes nos hacemos alguna foto con los murales que hay en el túnel de entrada. Ahí están Korfas, Fasoulas, Stojakovic, Prelevic, Rentzias, etc…
El bar es grande y está lleno de policías y abuelos. Supongo yo que serían directivos o enchufados que consiguen las entradas gratis. Están mirando el fútbol en la tele, porque juega el PAOK a la misma hora. ¿A quién se le ocurre ponerlos a la misma hora y en la misma ciudad?
El pabellón es grande y, al estar vacío, parece todavía más. Hay policías sentados y alguna pancarta. Cogemos nuestro frappé y tomamos asiento cerca de los policías. Al ser invitaciones del Olimpiakós, nuestros asientos están cerca de la policía. Por suerte, hay muy poco ambiente y no hay nadie que apoye al rival.
Empieza el partido y seguimos estando en familia. Es una pena. Cazo una conversación al respecto en la que el señor que tengo detrás comenta que las entradas del fútbol cuestan 10 euros y las del básket 15. Y encima los han puesto a la misma hora.
Desde luego, no se nota “el calor humano”. En el Alexandrio es otra cosa. Lo bueno que tiene es que estamos bastante cerca y prácticamente podemos oír lo que dicen. Es un entrenamiento con público. El partido acabará 49-77 si no recuerdo mal.
Nosotros nos ponemos a seguir las evoluciones de Milos Teodosic. Papaloukás y Bouroussis se quedaron en Atenas por lesión o precaución ante los futuros partidos de Euroliga. Spanoulis y Teodosic marcan la diferencia junto con Nielsen. El Olimpiakós juega al paso y el PAOK hace lo que puede. No conozco a nadie del PAOK. Uno de los que juegan -Dedas- había jugado en el Cáceres de la Leb. Sólo Marshall, que lleva más de una temporada, es algo conocido.
Teodosic es un jugador especial. Verlo hacer la rueda pasando absolutamente de todo es francamente divertido. Se acerca al banquillo y se come una chocolatina mientras los otros siguen sudando. Luego coge una toalla y empieza a secarse el sudor de la cabeza rascándose como si tuviese todos los piojos de la tierra.
Debe ser que le gusta ir despeinado.
En los tiempos muertos no hace otra cosa que mirar a la grada. A Ivkovic lo debe tener muy visto. Comenta alguna cosa con algún compañero aunque dudo que tenga que ver con el partido. La pachanga termina sin incidencias reseñables. Papanikolau, ex del Aris, fue objeto de las iras del poco público que había en el pabellón y los escasos treinta vándalos que animaban en el fondo tiraron algunos objetos antes de que se marchasen a los vestuarios los jugadores. Por el PAOK lo único a resaltar es que jugó un chaval de 15 años. No tocó bola. Creo que conté ocho o nueve jugadores seniors en el equipo de casa. No hay dinero para más.
Desde luego, con la cantidad de grandes jugadores y entrenadores que han pasado por allí… Sin ir más lejos, Ivkovic hizo campeón al PAOK en la temporada 91-92. Es la única liga que tienen en color porque la otra es del año 59. Y además de él, muchas más figuras del baloncesto europeo como Zvi Sherf, Petar Skansi, Sakota, Politis, etc…
Pero ya hablaremos más veces del enemigo en otros posts.
Esto fue lo que dio de sí mi primera incursión al PAOK Sports Arena. Me hubiera gustado ver un partido peleado pero no se puede tener todo. Por lo menos, vimos al subcampeón de Europa en acción.
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