sábado, 20 de septiembre de 2014

Balance blanquiazul del Mundobasket 2014.




Cómo cambian las cosas en dos o tres días. Lo que ayer era blanco, hoy es negro, y viceversa. La euforia desmedida se torna en la peor de las catástrofes, como le ha pasado a España. En Grecia, muchos estaban esperando la caída de la selección helena para sacar el látigo. Después de la derrota contra Serbia, llovieron los palos, sobretodo de los periodistas a los que el baloncesto ni les va ni les viene. Para estos lumbreras, los de Djordjevic eran poco menos que una banda, ya que sólo habían sido capaces de ganar a Irán y Egipto. A los pocos días, se tuvieron que callar.

La derrota contra Serbia pocos la podían esperar, sobretodo por la forma como se produjo. Días después del “batacazo”, deberíamos contextualizarlo. Entonces veremos bastantes claros en un horizonte en el que sólo había nubarrones negros.

Es curioso que a Brasil y a España les haya pasado algo parecido que a Grecia. De las tres selecciones hemos visto dos versiones completamente distintas: momentos de buen baloncesto la mayoría de los días y una mala noche, la importante, que nos ha mandado a casa. Además, las tres después de un sorprendente black out. La desconexión, si fuera momentánea, se subsanaría porque la calidad de los jugadores está ahí. Sin embargo, el apagón se prolongó en el tiempo y todo salió mal. Ninguna de las tres selecciones tuvo capacidad de reacción. Vi ofuscación, frustración e impotencia. Incapacidad táctica para resolver situaciones en estático.

Con los días, viendo la que lió Serbia, a Grecia le queda el “consuelo” de haber caído contra el subcampeón.

Hagamos balance. Ahí van mis conclusiones de la blanquiazul en este Mundobasket.

-Puntos positivos.

- El equipo realizó una gran primera fase, en la que por momentos se practicó buen baloncesto. Se jugó con velocidad y sin especular. Vimos poco baloncesto control y muchas transiciones rápidas, algo a lo que Grecia no nos tenía acostumbrados. Sin duda, la mano de Katsikaris se notó, que supo explotar con brillantez las virtudes de cada uno de sus jugadores.

- Dominó los partidos que ganó de principio a fin, sin que peligrase el resultado en casi ningún momento. No se amilanó ante rivales de renombre.

- El grupo se mostró sólido, con aportación notable de los hombres del banquillo a pesar de las bajas. El más destacado fue Kaimakoglou.


- El debut de Giannis Antetokounmpo con la camiseta nacional fue muy positivo. Tuvo minutos y los supo aprovechar, aunque tiene mucho que mejorar. Es el jugador del futuro y seguirá dando que hablar. Quizás la selección debería construir a su alrededor.

- Un futuro grupo formado por una mezcla de jugadores del 90 y del 94, puede funcionar. Si a éstos les añadimos los más jóvenes (Diamantakos, Papagiannis, Charalampopoulos…), sin duda Grecia volverá a estar arriba.

-Puntos negativos.

- Lamentablemente, Serbia nos dejó con el culo al aire. Djordjevic planteó una defensa agobiante a los bajitos y no permitió el passing game heleno ni las carreras. Grecia no pudo correr y eso la mató.

- La selección no supo resolver en estático. Grecia fue incapaz, sorprendentemente, de practicar su baloncesto control tan característico. Sólo Mantzaris, desacertado en la fase de grupos, se sintió cómodo en aquel bosque de brazos. Desapareció el pick and roll y la paciencia. No hubo manera de encontrar buenos tiros.


- Falta de liderazgo. Se echó mucho en falta a Spanoulis, experto en este tipo de partidos. No hubo un hombre que asumiese la responsabilidad en los momentos complicados. Sólo Calathes y Zisis estuvieron valientes y algo acertados. Ni Papanikolaou ni Vasileiadis estuvieron a la altura contra Serbia, y no es la primera vez que fallan. El equipo los necesitaba y nuevamente no tuvieron el día.

- Problemas en el juego interior. Es lo que más me temía cuando leí la lista de convocados. Grecia andaba cojo en la posición de cinco y Serbia lo aprovechó. Bourousis no tiene recambio y cuando está bien defendido o ahogado, el equipo lo nota mucho. No se le puede reprochar nada a Ioannis, que hizo un muy buen torneo, pero Raduljica y Krstic estuvieron fantásticos. Con decir que Fotis optó por jugar con dos cuatros algunos minutos, está dicho todo. Grecia, al margen de Bourousis, no tiene un pívot dominante o que dé ciertas garantías, que quiera venir a la selección. Sería importante para la selección que Bogris este año “creciera” en Andorra.

El futuro.

Con la Wild Card del Mundobasket, Grecia se aseguró su presencia en el próximo Eurobasket. Sólo espero que siga Fotis Katsikaris, como parece, porque hay que dar oportunidades a los jóvenes y él es el coach perfecto para hacerlo. No hay que exigirle a la selección resultados inmediatos, puesto que clasificarse para los Juegos Olímpicos de Brasil va a ser casi imposible. Grecia volverá a estar arriba, pero todavía es pronto. Paciencia y trabajo.

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