Aprovechando la llegada de Guillem Rubio al Koroivos
Amaliadas (debut con victoria sobre la bocina con 16 puntos, 6 rebotes y 10
faltas recibidas), echemos la vista atrás para hablar un poco de aquellos españoles
que jugaron en Grecia en los años 90 (en el segundo partido, nueva victoria por
73-69 contra el Aris con 15 puntos, 8 rebotes y 7 faltas recibidas del
catalán).
___
La mayoría aterrizaron en el país durante la segunda
mitad de la década de los 90, atraídos por uno de los mejores campeonatos del
continente y aprovechando la
Ley Bosman. Además, económicamente hablando, las
ofertas solían ser bastante sustanciosas.
La mayoría de nuestros protagonistas llegaron a Grecia
con un gran curriculum deportivo bajo el brazo. Jugadores como Ferran Martínez
(una Euroliga, una Recopa, una Korac, 7 ligas, 2 Copas…),
Pep Cargol (una Euroliga, una Recopa, una Korac, 2
ligas, 2 Copas…), José Lasa (una Euroliga, 2 Copas, 2 ligas…), José
Luis Galilea (3 ligas, 2 Copas…) o Juan Antonio Morales (una Euroliga,
una Recopa, una Korac, 2 ligas…) habían dado muestras de su
calidad durante muchas temporadas en la
ACB, en Europa y en la selección. Aunque
en Grecia siguieron dando guerra, es justo reconocer que sus mejores años ya
habían pasado.
Nuestros hombres sufrieron una suerte dispar. Además,
ficharon por equipos que tenían objetivos totalmente distintos los unos de los
otros.
Sólo hubo dos casos distintos al resto, que vinieron a
Grecia sin haber conseguido títulos previamente con la intención de labrarse un futuro: Iñaki de Miguel
y Ricardo Peral. El primero firmó por un grande cuando estaba en
plenitud y el segundo llegó bastante joven, siendo una de las mayores promesas
del baloncesto español.
Junto a los citados Ferran, Cargol, Lasa,
Galilea, Morales, Peral y De Miguel, a la lista debemos
sumar a Isma Santos, Santi Abad y Johny Rogers. Salvo Peral,
todos fueron internacionales absolutos.
____
Ferran Martínez fue el primer aventurero. Firmó por dos años con el Panathinaikós,
equipo que el año anterior había ganado la Euroliga. El
catalán había sufrido el robo de París en sus propias carnes, por cierto.
El Nen ya era conocido en Grecia desde hacía
tiempo, básicamente por ser uno de los verdugos de Giannis Ioannidis. Su
manita destrozó tanto al Aris como al Olympiacós en no pocos
partidos europeos. El Rubio fue incapaz de encontrar un sistema para
frenar a Ferran, un pívot incómodo de defender para hombres altos y poco
acostumbrados a salir a tiros lejanos.
Ferran había
sido una de las peticiones de Bozidar Maljkovic, con el que no llegó a
coincidir en la primera plantilla del Barcelona. El Nen se fue al Joventut
y lo petó. Sin embargo, las cosas se complicaron en el PAO
durante la primera temporada y Boza fue cesado. Una quinta plaza en la
liga, cuarta en la Copa
y fuera de la Final Four
ante el máximo rival pueden calificarse de fracaso. Eso sí, Ferran añadió
un título más a su espectacular curriculum, el Mundial de clubs. Este
logro verde quedó eclipsado por la insuperable temporada del Olympiacós,
que conquistó la triple corona.
El PAO tiró la casa por la ventana el año
siguiente y se hizo con los servicios de Byron Scott, Dino Radja
y Fanis Christodoulou, entre otros. Con Lefteris Subotic en el
banquillo, los atenienses ganaron el primer campeonato liguero después de 13 años,
aunque fallaron en la Copa
y en la Recopa.
¡Qué raro se hace decir hoy que los verdes no ganaron ninguna liga en 13 años!
En Europa los verdes cayeron increíblemente ante el Stefanel
Olimpia Milano en la semifinal a doble partido. En Grecia vencieron 77-58,
pero en la vuelta los italianos remontaron los 19 puntos y se impusieron por
86-61.
El periplo de Ferran en el Peristeri fue
de lo más curioso, porque se dividió en dos etapas (1998-1999 y 2001-2002) y
acabó en los tribunales. Primero el presidente no le quería pagar y luego su buffete
de abogados le quería estafar. Este tipo de cosas, tan habituales en Grecia,
debieron sorprender a nuestros jugadores, acostumbrados a la seriedad de los
clubes de los que provenían. José Lasa y Santi Abad tuvieron algún
problema por los mismos motivos.
Ferran jugó
muy bien la primera temporada y ambas partes quedaron satisfechas. El equipo
terminó décimo en la liga con 10 victorias y 16 derrotas, muy cerca de los play
off. Tras un año en el Joventut, regresó al Peristeri en
la temporada 2001-2002 para reforzar la plantilla de cara a la Euroliga. Al
poco tiempo de llegar, el presidente Filipos Kotsis, un pájaro de
cuidado, le comunicó que no podía pagarle lo prometido. A partir de ahí, el
Nen sufrió mobbing. Jugó muy poquito en la liga, lo suficiente para
que no pudiera fichar por otro equipo griego. Como tenía ofertas, el pívot trató
de salir del club sin éxito. Para colmo, fue apartado del equipo.
Ferran
cuenta alguna anécdota jugosa en uno de sus libros y en su fantástica página web.
Terminó agarrando por el cuello a Kotsis en su despacho, una medida
extrema que sin embargo funcionó. Una pena que la segunda etapa en el club
fuera de aquella manera, porque el Peristeri hizo la mejor temporada de
su historia (acabó segundo en la liga) y Martínez podría haber ayudado
mucho. El pívot acabó saliendo y tuvo tiempo de jugar algunos partidos en el Fabriano
Basket italiano.
El nacionalizado español Johny Rogers fue el
segundo de los nuestros que fichó por un club griego (en 1997). Tras su paso
por la NBA,
la ACB y
la liga italiana, faltaba el país heleno. El ya veterano entonces (34 años)
firmó por el campeón de Europa, el Olympiacós del Pireo. Allí se mantuvo
dos temporadas y jugó a buen nivel, aunque no consiguió títulos. Después del
triplete del curso 96/97, los de Ivkovic se quedaron en blanco en el
97/98. Las lesiones se cebaron con la plantilla, que empezó muy fuerte y acabó
agotada.
El segundo año fue todo más difícil, pero el equipo
apretó los dientes al final. Un tercer puesto en la Euroliga y el
subcampeonato liguero fueron el balance de la última temporada de Ivkovic
y Rogers en el club.
El pelirrojo alero se pasó al enemigo la temporada
siguiente, la primera de Obradovic en el Panathinaikós. Él no lo
sabía, pero a sus 36 palos lo mejor estaba por llegar. Junto a Bodiroga,
Alvertis, Middleton, Rebraca y demás se formó el mejor
equipo del continente. Rogers seguía siendo una garantía desde fuera de
la zona y ayudó a conquistar dos Euroligas (más un puesto de finalista)
y dos ligas entre 1999 y 2002. Cuando terminó su contrato, volvió a España para
jugar en el Caprabo Lleida.
Juan Antonio Morales jugó cinco temporadas en Grecia. Su primer equipo en el país fue el PAOK
de Salónica, donde estuvo dos temporadas, entre 1997 y 1999. Allí compartió
vestuario con Stojakovic y Walter Berry, entre otros, y se
convirtió en un hombre importante en labores de intendencia cuando salía desde
el banquillo. Sin duda, a la hora de ficharlo, el PAOK tuvo en cuenta su
experiencia y su envidiable curriculum.
Morales era
un recambio de garantías que aportó su granito de arena en la consecución del
subcampeonato de liga 97/98 con el inolvidable triple de Stojakovic en
El Pireo. El PAOK superó la primera y la segunda fase de la Euroliga, pero
perdió en el cruce contra el Alba Berlín (2-1).
En su segunda temporada, con Walter Berry, Frankie
King y Claudio Coldebela en el equipo, el PAOK
conquistó la Copa
de Grecia y acabó tercero en la liga. En la Euroliga, los
blanquinegros no pasaron de la fase de grupos (4 victorias y 6 derrotas).
Tras dos años en el Salónica, volvió a España para
jugar en el Saski Baskonia. El pívot, que seguía teniendo cartel en
Grecia, regresó al país heleno para jugar en el Panionios (temporada
2000-2001). Con el equipo de Nea Smirni se clasificó en sexta posición tras
caer frente el AEK a las primeras de cambio en los play off. Morales
aceptó una nueva oferta del PAOK al terminar la temporada y regresó a
Salónica.
El PAOK de la temporada 2001-2002 se hallaba en
plena reconstrucción. Fue un mal año, aunque tres futuras figuras dieron el
salto al primer equipo: Loukas Mavrokefalidis, Panagiotis
Vasilipoulos y Kostas Vasileiadis. El equipo acabó en una triste
octava posición, mientras que en la Copa Korac quedaba eliminado en la fase de
grupos.
Juanan firmó
por el Basket Rimini. Fue su primera y última aventura en Italia.
En la temporada 2002-2003 jugó en el Olympiacós –llegó en sustitución de Savrsenko con la temporada empezada- y coincidió
con Iñaki de Miguel, en lo que sería su última en activo. El equipo de Subotic
se quedó muy lejos de todos los objetivos: cuarta plaza en la liga y eliminado
en la segunda fase de la Euroliga.
El papel de Morales fue muy secundario y a los 33 años
optó por el retiro.
José Lasa
formó parte del proyecto AEK 1997-1998. Ioannidis desde el
banquillo y Filipou dejándose la pasta desde el despacho casi consiguen
el milagro. El equipo llegó a la
Final Four de Barcelona, cayendo en la final frente a la Kinder de Bolonia
de Messina. Lasa y Coldebela formaban la dupla de bases en
una plantilla que contaba con Bane Prelevic, Victor Alexander, Willie
Anderson, Jake Tsakalidis o Michalis Kakiouzis.
La cuarta plaza en la liga supo a poco. Sin duda, el AEK
acusó el varapalo europeo. En la Copa
el equipo llegó hasta la final, pero perdió contra el Aris de Liadelis
y Paspalj en Salónica.
Una buena temporada que sin embargo no le valió la
renovación a Lasa, regresando a España la temporada siguiente. Jugó un año
en el Madrid y regresó a Grecia para formar parte del Peristeri,
equipo dirigido por Argyris Pedoulakis. Aquella temporada, la 1999-2000,
formó pareja con Santi Abad. El equipo terminó quinto en la liga y logró
clasificarse para jugar en Europa a pesar de los problemas económicos que tenía.
Lasa todavía jugaría tres temporadas más antes de retirarse y Abad
un par.
Ricardo Peral
llegó al PAOK en 1997 procedente de la Wake Forest
University. Considerado una de las mayores promesas del baloncesto español
en los 90, medía 2,08 y jugaba de alero. En la Universidad compartió
vestuario con Tim Duncan.
Llegó con 23 años a Grecia por un pastizal y se
mantuvo en el PAOK hasta el año 2000. Acabada su última temporada en Salónica,
se retiró. Desgraciadamente, Peral nunca rindió como todos esperábamos.
Su fichaje se anunció a bombo y platillo y sorprendió muchísimo, porque todos
esperaban que firmase por algún equipo español.
El ex jugador del Madrid ganó la Copa de 1999 con Morales,
Berry y compañía, y jugó dos finales de la liga (97-98 y 99-00).
Aterrizó en Grecia en loor de multitud y con un sueldo
de estrella, pero no pasó de un rolista. En los tres años que estuvo en
Grecia, sacó a relucir su calidad en cuentagotas. Útil en la segunda unidad,
pero falto de personalidad y extremadamente tímido. Sus promedios en Salónica
siempre fueron discretos.
La historia de Ricardo Peral puede leerse en
algunas páginas de Internet. Su retiro repentino y su historia con el Real
Madrid llaman bastante la atención.
Josep Cargol
jugó en el PAOK la temporada 2000-2001. Pasó sin pena ni gloria en un
mal año para el club blanquinegro. El equipo quedó clasificado en octava posición
en la liga. Los esfuerzos se centraron en la Euroliga, donde
tras una buena primera fase (7-3 segundo de grupo tras el Barça, al que
ganó en el Palau Blaugrana), perdió contra el Olimpija
(1-2) en el cruce. Cargol no gozó de muchos minutos en aquella larga
plantilla que mezclaba veteranía (Sigalas, Koronios), juventud (Vasileiadis
y Apostolidis subían del junior con fuerza) y hombres de calidad (Coldebela,
Racca, Giannoulis…). El alero regresó a la ACB para defender los colores del Gijón Baloncesto
la temporada siguiente.
Quique
Andreu jugó en el Near East la misma temporada que Cargol lo hizo en el PAOK. Fue la última temporada en activo
del pívot, que dejó al equipo en undécima posición. En la temporada anterior,
la 99/00, otro español había formado parte de la plantilla del Near East: Jackie Espinosa.
Iñaki de Miguel
llegó a Grecia a los 26 años procedente del Estudiantes, en lo que debía
ser su etapa de plenitud. El Olympiacós soltó 400 millones de dracmas
por el pívot, que cobraría unos 100 millones al año. Un contratazo, vamos, y
por 4 años. No podemos decir que De Miguel cumpliera con las
expectativas que habían puesto en él. No dominó como se esperaba, si
bien es verdad que no ayudó la dinámica negativa que atravesaba el equipo de El
Pireo.
Aterrizó la temporada 99/00, en lo que fue el regreso
de Ioannidis al banquillo rojiblanco. Segundas partes nunca fueron
buenas, ya se sabe. En la Euroliga
el equipo perdió contra el Olimpija (2-1) en el cruce de octavos, tras
haber hecho dos fases de grupos bastante decentes. Aunque acabó primero de la
liga regular, el PAOK eliminó a los marineros en las semifinales (2-0).
Aquello supuso la estocada definitiva para el conflictivo Ioannidis.
De Miguel
fue titular aquel año. Junto a Tarlac y Savrasenko completaba el
juego interior pireota. El equipo tuvo problemas con los americanos. Aquella
temporada pasaron por El Pireo Blue Edwards (llegó por Morris), Chris
Morris (lo echaron por problemas de indisciplina), Josh Grant, Son
Risbert (sólo jugó un partido por problemas con su pasaporte español), y James
Robinson. Mike Brown, otro de los que parecía fichado, ni
siquiera llegó a viajar a Grecia. Fabricio Oberto fue vendido en
diciembre al Taugrés. Una temporada de altos y bajos para los marineros,
pero positiva para Iñaki, que contó con la confianza del entrenador y no
hizo malos números.
Ilías Zouros
fue la apuesta de Kókkalis para el banquillo en la temporada 2000-2001,
además del regreso de David Rivers y los fichajes de Dino Radja, Nikos
Economou (ambos ex PAO), Nikos Boudouris, Patrick
Femerling y Stephane Rishacher.
De Miguel,
que se perdió la pretemporada por disputar los Juegos Olímpicos de Sidney
con España, dejó de ser titular. Radja lo desplazó al banquillo. Pasó de
jugar muchos minutos a dar descanso al croata. Uno más de la segunda unidad, útil
para hacer el trabajo oscuro. Aquella segunda temporada supuso un claro paso
hacia atrás para el español.
Los rojiblancos cayeron en cuartos de la Euroliga contra el
TAU Vitoria (0-2) a pesar de la ventaja de campo, el año en el que la máxima
competición se partió en dos. En la
Copa, el Olympiacós fue eliminado en semis,
mientras que en la liga logró clasificarse para la final. El Panathinaikós
se impuso en cinco partidos, en lo que fue la segunda liga seguida de Obradovic.
Pese a la derrota, De Miguel jugó una muy buena serie, que le valió para
seguir en la plantilla (tenía contrato, pero su rendimiento generaba dudas).
Zouros
continuó en el banquillo pireota la temporada siguiente, pero fue cesado en
enero. Lefteris Subotic tomó el relevo y se sentó en la silla eléctrica
de los rojiblancos. Fue el año de Alphonso Ford, que después de 5
temporadas saliéndose en otros equipos griegos, firmó por el Olympiacós.
El juego interior del equipo era menos consistente que otras veces, pero De
Miguel era ya uno de los veteranos.
El pívot volvió a cumplir con solvencia su papel de
rolista, con unos partidos más brillantes que otros. Nunca fue un primer espada
y estaba claro que ya no lo iba a ser. Sin embargo, se contagió del buen juego
del equipo y ayudó a ganar la Copa
de Grecia, su único título en los cuatro años que estuvo allí. A los pocos
días de ganar la Copa, el Olympiacós
quedó eliminado de la Euroliga
en un grupo que lideró el PAO, futuro campeón.
En la liga, los de Subotic se deshicieron del PAO,
máximo favorito, en la serie de semifinales. La eliminatoria acabó a palo
limpio y el Olympiacós, por culpa de las sanciones, se metió tocado en
la final. A pesar de las bajas, los rojiblancos ganaron al AEK en el OAKA
y refrendaron su dominio en el SEF –a puerta cerrada-, colocando un 2-0 que parecía
definitivo en la eliminatoria. Sin embargo, los pireotas no supieron rematar la
faena y se dejaron remontar (2-3). Increíble pero cierto.
De Miguel recuperó la titularidad la temporada siguiente, la
2002-2003, que sería su última en el club. El AEK se cruzó de nuevo en el camino rojiblanco, que acabó cuarto en
la liga tras perder contra el Peristeri
en la final de consolación. En Europa el Olympiacós
cayó en la segunda fase y en la Copa en octavos. Al
terminar la temporada, Iñaki De Miguel
regresó a España para jugar en Alicante.
Tanto Ismael Santos como José Luis Galilea
siguieron caminos paralelos, fichando por clubes modestos que buscaban mantener
la categoría. El primero firmó por el Dafni en noviembre de 2001 y
terminó la temporada. El segundo jugó en el Ionikós Neas Filadelfias
el mismo año (temporada 2001-2002).
Aunque se hace difícil encontrar información sobre
ambos fichajes y actuaciones, el de Isma Santos por el Dafni, último
clasificado entonces, podría calificarse de sorpresa. Ya que hablaba antes de
curriculums, Santos llegaba con dos ligas ACB bajo el brazo, una Recopa,
una Euroliga, etc… Además, había ganado una Copa de Italia con la Benetton de
Treviso, su último equipo antes de llegar a Grecia. Desgraciadamente, el
escolta no logró cambiar la dinámica negativa del Dafni, que acabó en última
posición.
A José Luis Galilea las cosas le fueron mejor.
Su fichaje debió sorprender tanto o más que el de Santos. Al fin y al cabo, Isma firmó en noviembre y no le
dio tiempo a jugar muchos partidos. En cambio, Galilea fue fichado para
toda la temporada. El Ionikós Neas Filadelfias de Atenas había logrado
el ascenso a la máxima categoría el año anterior por primera vez en su
historia. El equipo acabó undécimo con 8 victorias y 18 derrotas, y salvó la
categoría. La temporada siguiente, Galis volvió a España para jugar en
el Murcia y Santos regresó a Italia para jugar en el Cimberio
Novara (desde octubre).
No hay comentarios:
Publicar un comentario