sábado, 28 de diciembre de 2013

Otra visión del “draft maldito” de 1986.

North Carolina State 1985-1986. A la derecha de Fasoulas (2a ronda, número 37), Chris Washburn (número 2), y junto a él, Charles Shackleford (elegido en el draft del 88), otro "chico malo" que jugó en el Aris y en el PAOK. Nate McMillan (elegido en 2a ronda con el número 30) y Vinny Del Negro (draft del 88) debían ser los "chicos buenos" del equipo.

El draft de 1986 ha pasado a la historia como el “draft maldito”. En el inocente colectivo ha quedado la imagen de que pocos de los elegidos cumplieron con las expectativas depositadas en ellos.  ¿Fue así realmente? Visto aquel draft con “ojos NBA”, por supuesto, pero ¿por qué no lo analizamos con “ojos europeos”?

All American Team de la temporada 1985-1986. Todos acabarían elegidos en el "draft maldito".

Entre lesiones inoportunas, problemas con las drogas y sucesos trágicos, tendemos a olvidar que hubo muchos jugadores de aquel draft que triunfaron en Europa o que cuajaron en la liga.

Está claro que entonces la distancia entre el baloncesto de la NBA y el de Europa era mucho mayor de la que hay ahora, tanto a nivel de calidad como de organización y preparación física. Jugadores de segunda o tercera ronda podían hacer carrera en Europa tranquilamente, pero no olvidemos que Sabonis y Petrovic acabaron haciéndose un sitio en la NBA pocos años después, recorriendo el camino a la inversa.

Lucio y Gus (2a ronda, número 40), menuda pareja.


El draft de 1986, visto desde el otro lado del Atlántico, merece el calificativo de bueno o muy bueno. En él fueron elegidos Drazen Petrovic y Arvydas Sabonis, para muchos los dos mejores jugadores europeos de la historia. Además, en la lista podríamos incluir a otros inolvidables europeos como Valery Tikhonenko, Panagiotis Fasoulas, Alexander Volkov o Augusto Binelli. Alguno intentaría jugar en la NBA más tarde, pero la mayoría acabó quedándose y ganando títulos en Europa. Cierto que ni Sabonis -rotura del tendón de Aquiles- ni Petrovic -muerte prematura en accidente de tráfico- escaparon al maleficio, pero justo es recordarlo todo.

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Brad Daugherty y Len Bias.


Brad Daugherty fue el número 1 de aquel draft y jugó 8 temporadas en Cleveland a muy buen nivel. Sin embargo, un problema grave en la espalda forzó su retirada a los 28 años.

Len Bias y David Stern.


El número 2, Len Bias, apareció muerto dos días después de la elección por sobredosis de cocaína. Las circunstancias en las que se produjo el fallecimiento causaron un gran impacto en la sociedad estadounidense. La pérdida de Bias marcó el inicio de la “maldición” del draft del 86.

Del 3, Washburn, hablaremos después.

El 4, Chuck Person, sí que hizo carrera en la liga.

Kenny de Kentucky.


De Kenny Walker, el número 5, nos acordamos porque ganó un concurso de mates del All Star de la NBA y otro de la ACB, vistiendo las camisetas de los Knicks y del Granollers respectivamente, pero nada más. Sus constantes problemas con las lesiones hicieron que su carrera fuera claramente hacia abajo, hasta que se retiró en la liga de Japón en 1997.

William Bedford
, el siguiente de la lista, se quedó en América pero pasó por el campeonato con más pena que gloria, anotando 4,1 puntos de media en varias temporadas. Aunque ganó un anillo con los Pistons en 1990, era el último bad boy de la plantilla. Estuvo metido en líos desde muy joven. En 2006 lo pillaron traficando con marihuana y fue condenado a 10 años de cárcel.

Así podría seguir casi hasta el infinito, pero como no acabaría nunca, me centraré en “lo mío”.

Trío de elegidos-conocidos en el draft del 86: Harold Presley, Andre Turner y William Bedford (el del fondo, de Memphis).

El draft del 86 fue muy productivo para España, donde jugadores como Wendell Alexis, Andre Turner, Johny Rogers, Arvydas Sabonis, Drazen Petrovic, Valery Tikhonenko o Dan Bingenheimer dejaron su impronta. También en países como Italia o Israel acabaron haciendo carrera algunos de los elegidos en el “draft maldito”, aunque aquí lo que me interesa es hablar de los jugadores de aquel draft que acabaron en Grecia.

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Hasta 1988 no podían jugar extranjeros en la liga griega de baloncesto, y los que fichaban lo hacían solamente para participar en competiciones europeas. Hasta entonces, los clubes que habían logrado fichar americanos o yugoslavos con pasado griego dominaban la liga. Venir a Grecia para jugar, como mucho, una vez por semana, no atraía ni siquiera a elecciones bajas del draft.


La posibilidad de fichar un extranjero por equipo, sin embargo, abría las puertas a muchos jugadores de la NBA. No era lo mismo un partido por semana o cada quince días, que 8 al mes y entrar en la dinámica del grupo. La mayoría buscaba en Europa ganarse el derecho a volver.

¿Por qué tantos “chicos malos” acabaron triunfando en Grecia? Coincidieron varias causas, sin duda, que podríamos resumir en:

- Nuevos inversores en el baloncesto y apertura del mercado. En Grecia, sobretodo a partir del Eurobasket de 1987, el baloncesto “sube”.
- Deporte poco profesionalizado y necesidad de estrellas para potenciar la liga.
- Poco control a los deportistas. Los clubes, al principio, dejaban hacer. Rendimiento en la pista por delante de cualquier otra cosa.
- El fenómeno de los “fans”. Los incorregibles eran tratados como verdaderos dioses, incluso sabiendo de sus tropelías. En Estados Unidos hubieran acabado en la cárcel. En Grecia se les daba un par de collejas y un cariñoso abrazo.

Aunque se podría profundizar mucho más, creo que lo fundamental está dicho. Tampoco ha cambiado tanto la cosa desde entonces, seamos sinceros.

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Len Bias y Chris Washburn.


Chris Washburn, el número 3 del draft del 86, casi no jugó en la NBA, primero por una tendinitis, después por una infección en el riñón y, finalmente, por su adicción a la cocaína. Intentó rehabilitarse, pero tras de dar positivo por tercera vez, la NBA le cerró las puertas definitivamente. Un elemento de cuidado, Washburn, quien reconoció haber bebido alcohol antes de los partidos. Incluso pasó una temporada en la cárcel por tráfico de sustancias, años después de su retirada.

North Carolina State: McMillan, Washburn y Shackleford.


A principios de los 90 vino a Grecia y probó con el Dafni. Chris se presentó en el aeropuerto vistiendo una camiseta con un mensaje contra las drogas. Parecía dispuesto a cambiar y estaba limpio, pero no convenció al entrenador y regresó a los Estados Unidos, donde volvería a las andadas. También se habló de un posible interés del Peristeri que tampoco fructificó.

Roy Tarpley con el número 42 y Richard Rellford con el 40.


De entre estos incorregibles del “draft maldito“, Roy Tarpley, número 7 elegido por Dallas, es el que se lleva la palma. Uno de los mejores americanos que ha pisado Grecia y que llegó cuando todavía le quedaba carrera por delante, con 28 años. Expulsado por drogas de la NBA tras haber sido el mejor sexto hombre de la liga, llegó al Aris y ganó la Recopa. Después pasó al Olympiacós, con el que jugó la final del 94 contra la Penya (la víspera desapareció del hotel y se fue de juerga por Tel Aviv). Intentó volver a la NBA, pero dio positivo por tercera vez. Regresó a Grecia y se enroló en las filas del Iraklís de Salónica, pero Tarpley ya no era el mismo.

Harold Pressley con Vilanova y Roy Tarpley con Michigan.


Se le sigue recordando, sobretodo en el norte. Tres temporadas completas en tres equipos diferentes y dos intentos fallidos de regreso, en el Aris (1998) y en el Íkaros Kalitheas (1999), fueron el balance de Roy Tarpley en Grecia. Ganó una liga con el Olympiacós y una Recopa con el Aris, además de llegar a la final de Tel Aviv. Le dediqué este post. Acabó mendigando.



Aunque Brad Sellers, elegido por Chicago en el número 9, jugó varios años en Chicago y luego en Seattle, no lo hizo con los números esperados y acabó fichando por el Aris de Galis y Giannakis (temporada 1990-1991). El flacucho pívot no pudo hacer olvidar a Stojko Vrankovic, pero ayudó a revalidar el título de liga. Es más, anotó el 2+1 definitivo del último partido de las finales. Lo volvió a intentar en la NBA (Pistons y Timberwolves), pero dos temporadas después regresó a Europa, donde acabaría convirtiéndose en un temporero.

Kevin Duckworth fue descartado por el PAO.


John Salley, número 11 del draft, fue uno de los caprichos de los hermanos Giannakópoulos. La Araña de los Pistons de Chuck Daly llegó a Grecia en 1997, con 33 años de edad. Dos anillos con Detroit y uno con los Bulls hacían del pívot un bocado apetitoso. El PAO necesitaba otro fichaje mediático para hacer olvidar a Dominique Wilkins, por lo que barajaba varias posibilidades.

Maljkovic necesitaba un sustituto de Vrankovic. Descartado el amigo Tarpley por sus problemas con el alcohol y las drogas, la opción deseada era Kevin Duckworth, el Pato, otro de los del draft maldito que hizo carrera en Portland y que murió relativamente joven. El pívot se presentó en el aeropuerto con 9 maletas y algo fondón. Si el jugador ya era un peso pesado cuando estaba en activo, imaginaos cuando se dejó ir… Yo diría que no llegó a deshacer las maletas. El pobre fue empaquetado y devuelto a su lugar de origen.

A Salley no le gustó que Maljkovic no le dejara fumar puros delante de los compañeros.


La última opción era la de un hombre que había anunciado su retirada la temporada anterior, John Salley. Una elección arriesgada, sin duda, y que acabó saliendo mal.

Firmó por 1 millón de dólares (más 300.000 en primas por títulos, si los había), pero una vez iniciada la liga, todavía no había aparecido por la capital. El mánager del jugador ponía burdas excusas que nadie entendía (“tiene deberes que atender con asociaciones benéficas…”). El PAO había optado por un pensionista que ni siquiera iba a hacer pretemporada.

Nikos Ekonomou y John Salley discutiendo la jugada en el banquillo.


Finalmente, apareció por primera vez en Barcelona, donde llegó en vuelo directo desde Estados Unidos para jugar un partido de la Euroleague. Tras un entreno previo en el mismo Palau, disputó unos minutos pese a no conocer ni a sus propios compañeros (12 minutos, 5 faltas). La Araña duró un mes en el club, pero ¡menudo mes!

Salley llegó a Grecia con la cabeza puesta en Hollywood, donde ya había hecho sus primeros pinitos. Tras el partido en Barcelona, comentó que quería alquilar un barco en el Pireo durante su estancia y un helicóptero para dar vueltas por Atenas, entre otras cosas.

Los primeros roces con Maljkovic no tardaron en llegar, claro. Cierto día, el jugador cogió un permiso para irse a Estados Unidos sin que el entrenador lo supiera. Según dijeron los dirigentes, por contrato Salley tenía derecho a tomar tres permisos de tres días por asuntos propios a mitad de temporada. Mientras en Grecia Bozidar estaba que se subía por las paredes, la Araña negociaba un contrato con Disney y otro con un canal de televisión para hacer un show.

Bozidar Maljkovic y John Salley.


La paciencia de Maljkovic con él acabó en 22 de octubre de 1996. El PAO tenía partido de copa contra el PAOK y Salley seguía en Estados Unidos. Sin embargo, el pívot se comprometió a llegar a la hora del choque para jugar. Como se retrasó el vuelo desde Miami, no había manera de coger el enlace previsto. Ni corto ni perezoso, Salley solicitó negociar con la torre de control un vuelo privado para después del aterrizaje, desde el propio avión. Sorprendentemente, el bad boy consiguió un jet privado con el que viajó desde Orly al Aeropuerto Eleftherios Benizelos. La broma le salió por 20.000 dólares (6 millones de dracmas).

Para desplazarse desde el Benizelos al pabellón, Salley subió a una furgoneta oscura que le llevó a un helicóptero cercano que le estaba esperando. Llegó con el tiempo justo al partido, pero Maljkovic lo dejó fuera de la convocatoria. Increíblemente, Pablos Giannakópoulos habló de la profesionalidad del jugador por querer llegar al partido en lugar de defender la lógica decisión del entrenador. Además, le devolvió el dinero que se había gastado.


John Salley bajando a la carrera del helicóptero para llegar a tiempo al partido.


Salley no tardó mucho en volver a Estados Unidos con los bolsillos llenos... o no tanto, puesto que solo duró un mes. Byron Scott sería el siguiente de la lista. Imposible olvidar la llegada del jugador al pabellón de Glyfada en helicóptero. Nadie sabe todavía a estas alturas por qué diablos se fichó a un jugador que estaba más pendiente de hacer carrera en Hollywood que otra cosa. Guarda un gran recuerdo del país, no así de Maljkovic, al que le acusa de haberle tratado como a un chiquillo. El pívot todavía tuvo tiempo de ganar otro anillo, esta vez con los Lakers, acudiendo a la llamada de Mr Zen.

Walter Berry en St. John's.


A Walter Berry, elegido el número 14 por Portland, le dedicaré un post de manera exclusiva en breve, porque gran parte de su carrera en Grecia la pasó en Salónica (PAOK, Aris, Iraklís, Makedonikós). Un superclase zurdo campeón de la NCAA que firmó, entre otros, por el Atlético de Madrid, donde se hartó de meter puntos. Fichó por el Olympiacós y ganó la liga. Su falta de sacrificio y sus problemas en las rodillas hicieron que su carrera fuera poco a poco en declive, aunque en Grecia se le sigue recordando. Un jugador peculiar con cara de dormido y extraña mecánica de lanzamiento. James Donaldson y Walter Berry, dos de los jugadores más tacaños de la historia del baloncesto. Tengo varias anécdotas acontecidas en Grecia de lo más curiosas, que explicaré en otra entrada. De momento, conformaos con algunas que sucedieron en España pinchando aquí.

Buck Johnson, un número 20 del draft jugando en Patras.


Buck Johnson, elegido por Houston en el número 20, hizo carrera en los Rockets hasta 1992, año en que fichó por Washington. Tras un leve paso por la CBA, decidió probar en Europa, enrolándose en las filas del Tofas Bursa turco. En Grecia jugó en el Apolonas de Patras (1995-1996), en el Iraklís (1998-2000), en el Dafni (2000-2002) y en el Peristeri (2002-2003).

Buck Johnson cumplió con creces también en el Iraklís de Salónica.


Sorprende bastante que todo un número 20 del draft, de los mejores “pistoleros” de Alabama (4o máximo anotador de la Universidad), acabase jugando en equipos menores de Grecia, salvo el Iraklís. Un alero veloz con buena mano que cumplió con nota en el país, siendo uno de los máximos anotadores en las temporadas que jugó. A Johnson el Patras le pagó 260.000 dólares del ala por un año. Un pastizal teniendo en cuenta que entonces ya tenía 31 años. 



El curioso paso de Scott Skiles por el PAOK en tres imágenes: jugando, jugando-entrenando y entrenando.


La historia de Scott Skiles, elegido número 22 por los Bucks, es muy curiosa, porque fichó por el PAOK como jugador y acabó como entrenador-jugador. A media temporada y poco después de que Scott se lesionase, el entrenador del PAOK se marchó y decidieron ponerle a él, por el simple hecho de ser americano y saber más que los demás. Fue el primer entrenador-jugador de la liga, ¡y el último! Al año siguiente empezó su carrera en los banquillos de la NBA como ayudante en los Boston Celtics. Me gustaría saber qué grado de importancia le da Skiles a su primera experiencia como entrenador en un club como el PAOK y en unas circunstancias tan extrañas. El paradigma de playmaker que dirige con inteligencia al equipo. Con la ayuda inestimable de Stojakovic, Rentzias, Boudouris y Bonner, el conjunto de Skiles logró conseguir una meritoria tercera plaza, tras cargarse al Panathinaikós contra todo pronóstico.

El número 23 y el 37 del draft de 1986 acabaron jugando juntos en el PAOK.

  
El caso de Ken Barlow, elegido por los Lakers en el número 23, es sorprendente porque a pesar de haber sido escogido en primera ronda, no jugó nunca en la NBA. Desde el High School se marchó a Italia, cuando el Pallacanestro era el mejor campeonato del continente. Con el Tracer de Milán ganó la liga, la Copa Intercontinental y la Copa de Europa. Después fichó por el Maccabi de la gran época con el que consiguió 3 ligas. Firmó por el PAOK, donde jugó tres temporadas. Fue uno de los pocos americanos que se adaptó perfectamente a la vida familiar griega, y una de las piezas claves del PAOK campeón de la Recopa del 91 y de la liga del 92. Un cuatro ágil con facilidad para anotar desde cuatro metros. Junto con Tarpley y Berry, de lo mejorcito que ha pasado por Grecia.

El hispanoamericano Johnny Rogers, elegido en segunda ronda en el número 34 por Sacramento, llegó a Grecia con 34 años después de haber jugado en Estados Unidos, España e Italia.

Johny Rogers, un seguro de vida para el primer Panathinaikós de Obradovic.


Tras un año en los Kings y otro en los Cavaliers, fichó por el Real Madrid, en lo que sería su primera experiencia europea. Ganó la Recopa en el Palacio de la Paz y de la Amistad en aquel espectacular partido de Petrovic contra el Caserta de Óscar Schmidt. Tras jugar en otros clubs españoles y varios italianos, aterrizó en Grecia. Jugó dos temporadas con el Olympiacós entre el 97 y el 99, año en el que decidió cambiar el Pireo por Atenas. Con el PAO consiguió sus mayores éxitos, ganando 2 Euroligas y 2 ligas griegas en solo 3 temporadas.

Panagiotis Fasoulas y Richard Rellford.


Aunque Panagiotis Fasoulas, elegido el número 37 por Portland, llegó a pisar suelo americano y a jugar algunos partidos con la Universidad de North Carolina State antes del draft, decidió quedarse en Grecia. En el PAOK de Salónica y en Olympiacós del Pireo se convirtió en uno de los mejores pívots de la competición, formando junto a Galis, Giannakis y Christodoulou una selección griega que haría historia. Le dediqué un post no hace mucho que resumía su carrera. Seguro que si hubiera ido a la NBA, no le habría ido todo tan bien. Como nota curiosa, en el mismo draft fueron elegidas las dos arañas, John Salley y Panagiotis Fasoulas.

Lampley en su paso visto y no visto por Grecia.

Lemone Lampley, elegido en la posición 38, apenas estuvo 6 meses en el PAOK, donde no cuajó. Había jugado en España -Zaragoza, Tenerife y Badalona, donde ganó títulos- y luego en Italia. Fichó procedente del Stefanel de Trieste, donde había hecho una buena temporada. Fue cortado irremediablemente porque sus 4,8 puntos por partido resultaron insuficientes.

Como Lampley, Tod Murphy y el americano-irlandés Ron Rowan pasaron bastante desapercibidos por el país. El primero, elegido el número 54, jugó algunos partidos con el Lárissa en 1995, y el segundo, elegido el número 67, estuvo un año jugando en el PAOK de Salónica (temporada 1997-1998).

Rellford y el maestro John Wooden.


Richard Rellford, elegido en la quinta ronda (número 95 por Indiana), acabó en los San Antonio Spurs, donde solo jugó 4 partidos -antes lo había hecho en la CBA-. Tenía problemas serios de peso. Entrenaba poco y comía mucho. En el 88 llegó a Europa para jugar dos temporadas en el Maccabi Rison de Israel. A continuación fichó por el AEK de Cosic, donde jugó 8 partidos a un gran nivel, hecho que le valió fichar por el Valvi Girona desde diciembre -del 90-. Volvió a los USA para intentar jugar en la NBA, pero solo pudo encontrar equipo en la CBA, con lo que volvió a Europa -al Canarias-.

Rellford con la camiseta del Pagrati.


Regresó a Grecia para jugar con el Dafni en la temporada 1992-93. Quedará en la historia como el primer americano en conseguir el título de máximo anotador de la liga, con un promedio de 27,8 puntos y 9 rebotes. Tras otra temporada en Israel, fichó por el Pagrati y al año siguiente por el Irakleio. Todas sus temporadas en Grecia fueron excelentes a pesar de que con el Irakleio no consiguiera salvar la categoría. En total en Grecia Rellford anotó un promedio de 25,6 puntos y cogió 8,6 rebotes. Otro de los grandes americanos que ha pasado por el país, sin duda. Un anotador infatigable que sabía aprovechar muy bien el cuerpo que tenía. De los que se hacía respetar en la zona empujando con el trasero, como tiene que ser, a pesar de sus dos metros raspados.

Sasha Volkov y Cornelius Thompson.

Alexander Volkov, elegido en sexta ronda y que probaría en los Hawks años después, estuvo dos temporadas en Grecia. La primera la jugó en el PAO y la segunda en el Olympiacós, con quien ganó una liga y llegó a la final de la Euroleague. Sus números fueron buenos y su paso por Grecia es recordado a pesar del escaso tiempo que jugó. Grandísimo talento. Un fijo de la gran selección de la URSS de Gomelski, Sabonis y compañía.

Johny Newman, elegido por Cleveland en el número 29, tuvo una larguísima carrera en la NBA antes de recalar en el Panionios griego (temporada 2002-2003), único equipo europeo en el que jugó. Tras su paso por Nea Smirni, con 39 años cumplidos, se retiró.

Anthony Bowie en la final de la Copa Saporta.


Anthony Bowie, seleccionado por Houston en el número 66, fichó por el AEK de Atenas en la temporada 1999-2000, procedente del Zalgiris, equipo con el que había conquistado la Euroleague el año anterior. Un auténtico trotamundos que, pese a sus 36 años, siguió dando guerra en Grecia. Con el equipo de la capital logró la Copa Saporta y la Copa de Grecia. Una temporada incompleta en el Aris (2000-2001) y algunos partidos en el Near East (2001) completaron su periplo en el país.

El paso de Anthony Frederick por el Aris, elegido en sexta ronda por Denver, fue testimonial. Llegó en una situación en la que el club se tambaleaba tras la marcha de Giannakis. No podían pagarle lo que habían firmado y el jugador se marchó a los 2 meses de la temporada 1993-1994. Falleció de un ataque al corazón a los 39 años.

John Paul Shasky, elegido por Utah el número 61, empezó su carrera en Francia. Jugó en tres equipos de la NBA en tres temporadas distintas, y regresó a Europa para jugar el Pallacanestro Trapani de Italia. Fichó por el Iraklís, donde no completó la temporada 92-93. Ese mismo año, disputó algunos partidos con la camiseta del Papagou. Tras un leve paso por el Fórum Filatélico de la ACB, volvió a Grecia para ayudar al Apollonas Patras. Su última temporada en activo la disputó en Badalona, con el Joventut. En Grecia quedó como un pívot resultón útil de la segunda unidad y poco más. 

Conner Henry, elegido con el número 89 por Houston, no consiguió hacerse hueco en ningún equipo de la NBA. Una temporada entera en los Bucks y poco más. Fue carne de CBA varios años y luego jugó con el Brescia italiano, el Mulhouse francés, el Pamesa Valencia y el Andorra. A pesar de haber caído lesionado durante su segunda temporada en Valencia, Henry cumplió como alero tirador en la ACB. Recaló en las filas del Sporting en la temporada 1996-1997, y en las del Peristeri la 1997-1998. Hizo dos buenos años y jugó competición europea con el Peristeri.

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Otro de los del “draft maldito” que podría haber acabado en Grecia fue Drazen Petrovic, que tenía un ofertón del Panathinaikós sobre la mesa aquel fatídico verano de 93. Ver a Petrovic y a Galis en el mismo equipo hubiera puesto el colofón a un draft "maldito" que, para Grecia, no lo fue tanto.

Petrovic (3a ronda, número 60), Sabonis (1a ronda, número 24) y Tikhonenko (7a ronda, número 157), tres europeos del draft del 86.

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