martes, 31 de diciembre de 2013

El periplo griego de Walter Berry.

Dominique Wilkins y Walter Berry cara a cara en la temporada 1995-1996. The Truth no necesitaba su mano derecha.


Quizás el adjetivo con el que más veces se haya calificado a Walter Berry sea el de “imparable”. Ciertamente, había ocasiones en las que el americano parecía que podría meterlas hasta con el trasero. Nadie podía con él.

Walter Berry llegó a Grecia en 1991 procedente del Atlético de Madrid Villalba, donde había hecho un año fantástico (temporada 1990-1991). Su buena primera temporada en Italia (Basket Napoli 1989-1990) le permitió volver tras 10 partidos en Salónica.

Berry en su debut contra el Real Madrid anotó 52 puntos.

En España Berry dejó huella pese a jugar solamente una temporada. Prueba de ello son algunos de los posts que sobre él se han escrito. Su manera de jugar y su comportamiento fuera de la pista dieron bastante que hablar.

Sobre quién era The Truth y por qué se le recuerda en España, podéis visitar algunas entradas.

Walter Berry era un cuatro ágil capaz de enchufarlas desde fuera de la zona a pesar de su mecánica de tiro estrambótica. Desde el 6,25 se prodigaba muy poco. No lo necesitaba. ¿Para qué alejarse del aro si uno puede meterse hasta la cocina?

En el draft de 1986, Walter Berry fue elegido por Portland en el número 14.

The Truth era capaz de correr contraataques, hacer de palomero o jugar en el poste sin problemas. Era un zurdo nato que apenas utilizaba la mano derecha -como yo-. Los defensores sabían que Berry se iría siempre hacia el mismo lado, pero ni por esas. Encontraba hueco con un quiebro o con un cambio de mano y la dejaba suave en el cesto. Otro de sus movimientos característicos era el que hacía para ganar espacio, aprovechando un bote agresivo y una potente parada en un tiempo, siempre buscando el aro. Si arrancaba desde la derecha, su querencia a irse hacia la izquierda le empujaba a buscar el centro, y si lo hacía desde la izquierda, se alejaba del aro o buscaba la línea de fondo.

En el poste bajo, separaba la zurda del cuerpo y botaba acompañando el balón, como a cámara lenta. Un árbitro riguroso no dudaría en pitarle dobles de vez en cuando. Era casi imposible quitarle el balón. Si el defensor trataba de dar el manotazo para llevárselo, Berry le sorprendía con un reverso letal que lo dejaba clavado.

Sus cambios de ritmo, sus finitas y sus reversos para irse hacia barraca eran absolutamente maravillosos. Ya podían los rivales emparejarlo con el leñador de turno o con el especialista defensivo, que no había manera.

Debajo de los aros, The Truth era un coloso a pesar de sus 2,03 centímetros. Su espectacular capacidad de salto le permitía coger muchos rebotes y poner bastantes tapones. A pesar de sus problemas en la rodilla, nunca dejó de capturar.

Peleando en la zona con Rony Seikaly.

No le importaba recibir debajo y encarar a torres enemigas, generalmente más lentas que el americano. Ese quiebro tan suyo, amagando hacia la derecha para ganar por la izquierda, lo realizaba de frente al defensor con una naturalidad extraordinaria y casi siempre con éxito.

Si se encontraba con el camino cerrado, pivotaba hasta la saciedad, volviendo locos a los pesados centers. De espaldas al aro nadie le birlaba el balón y solía hacerse espacio con el culo. Medía bien las distancias y sabía siempre donde estaba la canasta. Su bote bajo y ese giro veloz que hacía, destrozaba defensas.

Evidentemente, no podemos obviar que Berry en Europa se convirtió en un jugador individualista 100%. Un auténtico chupón-caramelo-menta. Cuando recibía debajo, sus compañeros se abrían para que jugase aclarados. No tenía problemas en forzar contra dos o tres rivales. No es casual que el pívot se hinchase a meter puntos en equipos de peor nivel, donde a veces era la única baza ofensiva. Además, jugaba minutos y más minutos que ayudaban a engrosar unas estadísticas excelentes.

Sobre Walter Berry se han contado anécdotas de tipo diverso, a cual más curiosa. Si no fuera porque hay compañeros del jugador que las corroboran, serían poco creíbles. La más conocida en España quizás sea la del BMW que cuenta Quique Ruiz Paz. En Grecia también dejó unas cuantas, como la del Mercedes. Esta vez no fue tema de marchas, sino de gasolina. Le puso la más barata que encontró y… ¡catapum!

Muchas de las historietas que se cuentan tienen que ver con su carácter cerrado y su tacañería. Dicen que Walter Berry ha sido uno de los jugadores más tacaños que ha dado el baloncesto. Ni siquiera James Donaldson, otro reconocido rácano que jugó en el Iraklís, se le acercaba. Los que más cobraban y los que menos gastaban.

Walter Berry jugó varios partidos en el Aris, repartidos en dos temporadas.

Desde luego, el hecho de que en el Aris, su primera experiencia en Grecia, tuviera problemas, acrecentó su desconfianza. La cosa acabó mal por temas de retrasos en los pagos. Durante su estancia en Grecia, Walter Berry iba con un bolso negro colgado al hombro a todos lados. Nunca nadie supo qué había allí dentro, pero el caso es que no se desprendía de él ni para ir al baño. ¿Llevaría dinero? En su primera etapa amarilla, que duró unos dos meses, jugó 10 partidos, 4 de liga y 6 en Europa.

Quizás su poca implicación y su limitada capacidad de sacrificio le privaron de jugar a un buen nivel en la NBA. Posiblemente no era lo suficientemente disciplinado para seguir el ritmo de la liga americana, sin embargo encajó perfectamente con la manera de hacer de los clubes en Grecia, pese a tener sus más y sus menos con algunos presidentes.

Walter Berry llegó al Olympiacós en lugar de Rod Higgins.

En su primer partido en el SEF con el Olympiacós (temporada 1992-1993) -fichó en lugar de Rod Higgins- no jugó de titular pero acabó metiendo 22 puntos, algo que no sé como sentaría a Ioannidis, poco partidario de fichar americanos a mitad de curso.

Ayudó al Olympiacós a ganar la primera liga después de 1978. Él y Zarko Paspalj formaron la mejor pareja de extranjeros de la competición. Absorbían prácticamente todos los ataques, claro.

En la Euroleague jugó una media de 37,5 minutos, anotando 20,9 puntos y cogiendo 9,9 rebotes. Volviendo de Pau, donde Walter había anotado la canasta del triunfo y el Olympiacós se había clasificado matemáticamente para los cuartos de final, preguntó que si en caso de ganar al Patras, equipo con el que jugaban el fin de semana, se clasificarían para la Final Four. ¡Cómo sería Berry de despistado!

El Olympiacós se quedó a un paso de la Final Four, siendo derrotado por el Limoges en el cruce de cuartos.

Desde que llegó, Walter se ganó la fama de dormilón. Una de dos, o jugaba o dormía. Podía pasarse horas y más horas durmiendo, incluso en los lugares más insospechados. Aunque reconocía que le gustaba dormir, negaba hacerlo más horas que los demás. Sin embargo, Ioannidis encargó a uno de los jóvenes de la plantilla la misión de despertar a Berry para que no llegara tarde a los entrenamientos, e incluso para que bajase a comer con el grupo en los partidos fuera de casa.

Ken Barlow y Walter Berry, dos jugadores salidos del "draft maldito" intentando ganar la posición.

Es conocida la anécdota-broma que le gastaron sus compañeros una vez. Sabiendo de su pasión por el dinero, Stavros Elliniadis y George Papadakos le escondieron su carísimo reloj del que el americano no se separaba.

Una vez estuvo persiguiendo por los pasillos del Pabellón de la Paz y de la Amistad -otra versión dice que por los pasillos de un hotel- al presidente Sokratis Kókkalis para pedirle perdón, vistiendo únicamente una toalla que le tapaba la flauta. Al parecer, esa misma mañana, Berry había amenazado al club con no jugar el partido que acababa de terminar por no haber cobrado. La cuestión es que no había recibido el dinero porque los bancos estaban en huelga, un problema totalmente ajeno al club. Los directivos se lo dieron en la mano sin más, ¡pero el tío se quejó porque faltaban de 10 dólares! Entró en razón y, en señal de arrepentimiento, quiso pedirle disculpas al presidente en persona, aunque estuviese medio desnudo.
 
Berry, Tsekos y Paspalj "enlazados" por un rebote.

Su gran temporada no le sirvió para renovar el contrato. El Olympiacós prefirió reforzarse dentro con la adquisición de Roy Tarpley y desechó a The Truth, que fichó por el PAOK.

Fue en el PAOK y en el Iraklís donde rindió mejor Walter Berry en Grecia. Con los primeros ganó la Korac en su primera etapa y la copa en la segunda.

Berry contra tres a una mano (Papadopoulos, Buck Johnson y Byron Dickins) en un derby PAOK-Iraklís.

Al bloque que quedaba del gran PAOK campeón de liga y tercero en la Euroleague se sumaron Zoran Savic y Walter Berry, que sustituyeron a Ken Barlow y Cliff Levingston. No era fácil la tarea de hacer olvidar a la pareja que se marchaba, muy querida por la afición, pero los nuevos fichajes lo consiguieron. 

Fuera del pabellón apenas se mezclaba con el resto y era muy parco en palabras. Se dejaba ver poco por la ciudad y su vida prácticamente transcurría entre su casa y el campo de juego. Walter Berry hablaba en la cancha, aunque tampoco dentro de la misma mostraba sus emociones, siempre con el mismo rictus imperturbable.

Gregor Fucka defendiendo -o intentándolo- a Walter en la final de la Copa Korac de 1994.

Con el PAOK (1993-1994) ganó la Copa Korac, anotando de media 23,1 puntos y cogiendo 12,2 rebotes. En la ida de la final contra el Stefanel de Trieste metió 23 puntos y sumó 18 capturas, mientras en la vuelta colaboró con 26 puntos y 13 rebotes.

Durante la Pascua del 94, el presidente Oikonomidis lo invitó a celebrarla en su chalé. Berry le comentó que únicamente comía pollo. Evidentemente, compraron pollo en gran cantidad para satisfacer la petición del muchacho que, finalmente, ni lo tocó porque se puso de kokoretsi hasta las orejas. El joven devoraba como si no hubiera mañana. Imposible resistirse al kokoretsi, doy fe.

Sin saber de qué iba la cosa, se presentó con su mujer y dos amigos americanos que habían venido a verle en una manifestación con una bandera griega. Se trataba de una protesta contra la usurpación del nombre de Macedonia por parte del país vecino. Acaparó portadas, claro.

Berry, Dragan Tarlac, Roy Tarpley y Franco Nakic.

El PAOK llegó a la final de la liga contra el ex equipo de Berry. Los blanquinegros consiguieron forzar el quinto partido, aquel que acabó con 5 jugadores suplentes del PAOK saliendo a jugar sin calcetines en señal de protesta los últimos segundos.

Así como en el Olympiacós no había tenido demasiados problemas con la dirección, en el PAOK no pasó lo mismo. Tras perder la liga en el susodicho partido, en el que Berry anotó 24 puntos y cogió 10 rebotes, ¡celebró el título con los rojiblancos! Su relación con el presidente Oikonomidis era pésima y no tuvo problemas en brindar con champagne con sus antiguos compañeros.

Cuando terminó la temporada y no fue renovado, aseguró que volvería ya que tenía algunos “asuntos pendientes” que arreglar.

Dos clásicas estampas del pívot en la temporada 1994-1995, con su aparatosa rodillera y con las manos en las rodillas. 


Tras su marcha de Salónica, nadie podía imaginar que volvería la temporada siguiente para jugar en el tercer equipo de la ciudad. Se enroló en las filas del Iraklís (1994-1995), un equipo de la zona media-alta. El club no podía pagarle tanto como los otros, pero aceptó. The Truth hizo su mejor temporada, anotando 29,7 puntos de media y cogiendo 13,2 rebotes, siendo el líder de la liga en ambos apartados. En Europa (Recopa), el Iraklís terminó primero en su grupo empatado con el Antibes con un balance de 9 victorias y una derrota. Se enfrentó en semifinales al Taugrés, donde perdió en una ajustada eliminatoria.

Las “cuentas pendientes” a las que Berry se refería el año anterior quedaron saldadas en la pelea por el tercer puesto liguero. En un cuarto partido trepidante que necesitó de una prórroga para decidirse (90-81), el Iraklís dejaba fuera de la Euroleague al PAOK. El pívot dedicó el triunfo a su ex presidente, diciendo que él había metido en Europa al PAOK la temporada anterior y ahora lo dejaba fuera. Justicia poética, que diría alguno, porque según aseguró Berry algunas personas del club no se portaron bien con él. El MVP de la liga se vengaba así de su anterior club. El Iraklís, además, aquel año llegó a la final de la Copa de Grecia.

Durante su año en el Iraklís, vinieron a hacerle una entrevista desde Italia. Comentó que era el máximo anotador y reboteador de la liga, cosa que era cierta, pero se excedió con los números, ya que sin inmutarse declaró que llevaba 35 puntos y 25 rebotes por partido.

Berry con la camiseta del Iraklís disponiéndose a lanzar un tiro libre.

A pesar de meter puntos y rebotes por un tubo, el pívot repasaba siempre la hoja de las estadísticas cuando terminaba el partido. Quedó para la historia un día en el que se puso a perseguir, papeles en mano, a los encargados de anotarlas. “¿Dónde está mi rebote?”, gritaba el tacaño. El bueno de Walter recibía bonus por rebotes conseguidos y claro, según él, el tablilla le había escatimado uno, lo que suponía dejar de ganar unos cuantos dólares más.

Su gran año en el Iraklís le valió para recibir ofertas importantes del Efes Pilsen y de la Kinder de Bologna. Pese a haber llegado a un acuerdo con el equipo italiano, finalmente el Olympiacós logró convencerlo para volver al Pireo. El acuerdo llegó tarde y Berry se saltó la pretemporada. No era la primera vez que lo hacía.

Walter Berry recibido en el aeropuerto por los aficionados del Olympiacós.

Ioannidis pidió al presidente que lo echasen por ese motivo. Sin embargo, pudo más la amistad del jugador con el presidente y la presión de los medios que el deseo del entrenador, y Berry se quedó. Evidentemente, la grieta abierta entre Walter y Ioannidis no se cerró nunca. Tras caer contra el Real Madrid en los cruces de la Euroleague, Berry fue el blanco de todas las críticas. Se necesitaba un chivo expiatorio y le tocó a él. En la liga, el americano no era el del Iraklís ni el de la primera temporada con el Olympiacós.

Cuando parecía que empezaba a remontar el vuelo, se le diagnosticó hepatitis B y, literalmente, despareció del mapa. Se perdió muchos partidos y cuando volvió estaba sin ritmo de competición. Aun así, puso su granito de arena en la consecución del título de liga, con un gran último partido en los play off. “Si no hubiera tenido el problema de salud, la temporada hubiera acabado de otra manera”, aseguró. Desde luego, no dudo que con un Berry no mermado y en un estado de forma parecido al de la temporada anterior, hubieran cambiado las cosas.

Ioannidis no quería a The Truth en 1995. 

El Aris de la temporada 96-97 posando con la Copa Korac. Berry no participó en la competición.

El Aris cortó a Charles Schakleford la temporada siguiente (1996-1997) y pensó en Walter Berry como sustituto para los últimos diez partidos de la liga. No participó en la Copa Korac que ganó esa temporada el Aris. Su rendimiento había bajado, aunque seguía teniendo cartel en Italia, donde fue la temporada siguiente. Jugó 10 partidos, anotando 11,8 puntos y cogiendo 5,2 rebotes por partido. De ahí volvió a Italia, concretamente al Cantú. En el Polti Cantú, The Truth resucitó de nuevo, promediando 20,4 puntos y 10,1 rebotes por partido.

Walter Berry regresó al PAOK en 1998.

El PAOK, ya sin Oikonomidis en la presidencia, volvió a ficharlo para hacer pareja con Frankie King en la temporada 98-99. Berry volvió a demostrar lo buen jugador que era, aportando 18,7 puntos y 9,2 rebotes por partido. El PAOK acabó tercero en la liga, clasificándose para la Euroleague después de dos años sin hacerlo.


El colofón a otra gran temporada lo puso Walter Berry en la Final Four de la Copa de Grecia. El PAOK destrozó al Aris en la semifinal (83-50) y derrotó cómodamente al AEK en la final (71-54). El americano fue el MVP de la Copa, tras anotar 24 puntos y capturar 14 rebotes en el primer partido, y meter 19 puntos y coger 10 rebotes en el segundo. Los que habían criticado su fichaje al principio de la temporada, se quedaron con un palmo de narices. Más aun cuando el PAOK derrotó al Aris en la lucha por el tercer puesto de la liga.

Con 35 años el pívot fichó por el Olimpia de Ljubiana, donde no cuajó y fue cortado tras 10 partidos. Sorprendentemente, volvió a Salónica, esta vez al Makedonikós (2000), cuarto equipo de la ciudad por entonces. Un final de lo más extraño, ya que solo disputó dos partidos con la camiseta verde. Todavía estuvo dando guerra un par de años, el primero en la A2 italiana metiendo 19,2 puntos por partido y 7,7 rebotes, y el segundo en Venezuela, con los Panteras de Miranda.

Con el Aris de Salónica.

Con el Iraklís de Salónica.                                  Con el PAOK de Salónica.


A lo tonto, Walter Berry jugó en 4 equipos de la ciudad y, con idas y venidas, unas 6 temporadas (en Grecia 8 en total).

The Truth, un jugador irrepetible, con sus manías, sus extravagancias, su timidez, su tiro salido desde atrás o desde la oreja, su zurda, sus finitas y sus rebotes. Un momento, ¿timidez? ¡Si al parecer cuando jugaba en el Atlético se ganó el sobrenombre de “El Rey de la pista”! Un crack absoluto. Uno de los ídolos de Shaquille O’Neal, con quien solía jugar cuando el gordo salía del colegio en San Antonio.




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