miércoles, 19 de marzo de 2014

Branislav Prelevic, el Tigre del PAOK de Salonica (I).


Si por algún jugador es conocido el PAOK de Salónica es por Branislav Bane Prelevic. Cierto que la entidad ha dado muchos y muy buenos jugadores, pero ninguno con el carisma del serbio-griego. Bane, además de jugador, ha sido entrenador asistente, primer entrenador, manager general y presidente del club, cargo que ostenta en la actualidad. ¿Un caso único?

Nacido en Belgrado, Bane Prelevic destacó desde muy joven en las categorías inferiores del Estrella Roja. Con 18 años ya formaba parte de la primera plantilla y en 4 años se convirtió en uno de los mejores jugadores de la liga yugoslava. Eran años de dominio de la Cibona de Zagreb, del Zadar y del Partizán de Belgrado, con la Jugoplástika de Split a puntito de revolucionar Europa. Aunque no logró ganar títulos, en la semifinal del 87 su equipo logró eliminar a la Cibona de Petrovic.


Divac y Prelevic en 1988.
De Sueños robados encontramos esta joya. La Cibona se las prometía muy felices en 1987 hasta que Bane se cruzó en el camino. El campeonato lo ganaría el Partizán.

La “época roja” merece ser ilustrada también con este mítico vídeo de enero del 88 contra el PAOK, que pertenece a la fase de grupos de la Copa Korac. John Korfas suelta un puñetazo que genera un quilombo espectacular, claro. En el mismo partido, Marc Petway se había cargado el aro en el minuto 10 y lo habían tenido que llevar al hospital: 7 puntos de sutura en el hombro y de nuevo al pabellón para seguir jugando. El partido estuvo parado más de 40 minutos para cambiar la canasta. ¡Quién le iba a decir a Prelevic que ese verano firmaría por el PAOK y acabaría haciéndose íntimo amigo del boxeador Korfas!

La temporada siguiente el sorteo volvió a cruzar a los dos equipos y se lió hasta tal punto en Belgrado que el PAOK fue sancionado con 0 puntos. Hablamos del inolvidable partido en el que elentrenador Johny Newman se volvióloco y empujó al colegiado italiano Grossi, provocando la suspensión del choque cuando éste se encontraba en la prórroga.

Tras el fichaje y posterior nacionalización de Slobodan Subotic por los vecinos, muchos equipos trataron de hacer lo mismo. El hecho de que tanto yugoslavos como griego-americanos y rusos tuvieran que esperar un tiempo para jugar en las competiciones domésticas no fue obstáculo para que llegasen en cantidades industriales.

Prelevic fichó por el PAOK en verano de 1988 y formó parte de la primera oleada de yugoslavos que llegaron al país, en aquellos tiempos revueltos previos a la Guerra de los Balcanes. Junto con Nikos Stavropoulos, John Korfas y Panagiotis Fasoulas, el francotirador completaba la columna vertebral de un equipo temible que pretendía derrocar al Aris de Galis y Giannakis. Él y Korfas para contrarrestar la doble G amarilla. ¿Jugadores similares que trataban copiar un modelo que funcionaba?

Imagen del partido del debut de Prelevic en el PAOK.
El 23 de agosto de 1988 debutó con la camiseta del PAOK en un amistoso contra el Olympiacós que se disputó en el Alexandrio. Bane metió 22 puntos, aunque los más destacable fueron las más de 4.000 entradas se vendieron.

El primer partido oficial lo jugó en Francia contra el Villeurbane –derrota por 93-83-, el 12 de octubre de 1988, y anotó 29 puntos. Tuvo que esperar 3 meses para debutar en competición griega, y fue en la Copa contra el Sporting de Atenas (30-12-1988). Prelevic anotó 28 puntos en la victoria fuera de casa por 91-127. Hubo algunos problemas para nacionalizarlo porque llegó en periodo electoral y la normativa no estaba clara. El presidente Nikos Beritzis se movió relativamente rápido y consiguió los papeles en poco tiempo.

Bane Prelevic jugando contra su ex equipo.
Branislav Prelevic tenía el físico de los escoltas de los 80, basado en unas piernas fuertes y unos brazos largos. Como todos los yugoslavos de la época, Bane destacaba por su técnica individual y su elaborada mecánica de lanzamiento. Su suspensión era de las más efectivas de Europa y podía enlazar rachas sorprendentes de triples que cambiaban el signo de los partidos en un pispás. Saltaba y quedaba suspendido en el aire unas décimas de segundo más que el defensor hasta soltar la bola, que intevitablemente caía a toda velocidad dentro del aro.
 
Prelevic firmando su contrato con el PAOK.
La potencia de salto que tenía y su suspensión le daban ventaja y le permitían anotar con defensores a menos de medio metro. Jugaba casi todos los minutos y sus promedios eran excelentes año tras año. Prelevic fue uno de los primeros jugadores europeos al que el 6,25 se le quedaba corto. Posee el récord de triples en un partido de liga con 10 anotados de 14 intentos en un PAOK-Iraklís de 1990 que acabó 124-106 –el escolta se fue hasta los 40 puntos-.

 

La personalidad de Bane dentro de la pista era más parecida a la de Nikos Stavropoulos que a la de Fasoulas, quien estaba llamado a ser el jugador-franquicia del club hasta la llegada del serbio. La afición entendió que Prelevic debía ser el hombre y se identificó inmediatamente con su manera de jugar. El Tigre del PAOK -el mismo apodo que ya tenía Vangelis Alexandrís, ex jugador del Aris y del PAOK, entre otros- era la prolongación de la furia del águila bicéfala en el parqué. Panagiotis Fasoulas acabó convirtiéndose en un mercenario que traicionó al club que lo vio crecer –eso dicen los aficionados rojinegros, claro-, mientras que Bane nunca fue infiel. Si se marchó fue porque el club necesitaba ingresar dinero. A priori, juntar a tres primeros espadas como Ten Ten Korfas, Prelevic y Magic Stavropoulos, su predecesor en el cargo, era un poco arriesgado por aquello de que el baloncesto se juega con una bola, no con tres. Pero funcionó.

Prelevic se convirtió en el héroe que necesitaban los aficionados blanquinegros del PAOK de fútbol para acudir al pabellón a animar al equipo de baloncesto. Quizás ése haya sido el mérito más grande de Bane y los suyos: llenar las gradas del Alexandrio de aficionados al fútbol.

Recopa de Europa de 1991.
La Recopa ganada frente al CAI en aquella triste final de Ginebra –Prelevic anotó 31 puntos- y la tan deseada liga del 92 parecían marcar el inicio de un nuevo reinado en Grecia, el blanquinegro del PAOK, pero no fue así. Algunos tropiezos en momentos puntuales y los eternos problemas económicos del club, lo evitaron. Los petrodólares del Pireo con Kókkalis y la llegada de Ioannidis al puerto desmontaron cualquier atisbo de dinastía bicéfala.

Casi todos los títulos que ha conquistado el PAOK a lo largo de su historia, los ha logrado con Prelevic en el equipo: Recopa de Europa 90-91, Liga Griega 91-92, Copa Korac 93-94 y Copa 94-95.

Prelevic a hombros saluda a un Giannakis "tocado".
En la temporada 1991-1992 y con empate a 96, el PAOK saca de fondo con poco más de 3 segundos por jugar. Prelevic anota a tablero desde nueve metros y el PAOK gana el partido por 96-99. Para mí son pasos, pero bueno. Una victoria que permitiría tener la ventaja de campo en todos los cruces del play off.

El serbio-griego, además, coleccionó un buen puñado de finales: 4 de la Liga Griega, 4 de la Copa y 2 de la Recopa (derrotas contra el Real Madrid y contra el Taugrés Baskonia). Por último, condujo al PAOK a su primera y única Final Four en 1993.

Prelevic y Galis quedando para cenar.
La famosa pelea entre Galis y Prelevic es de 1991. El PAOK, que iba lanzado tras haber ganado la Recopa, era el máximo favorito aquella temporada y empató a dos la eliminatoria. El equipo blanquinegro tiró a la basura una notable ventaja en el quinto partido y en el sexto volvió a pasar lo mismo. En un final no apto para cardíacos, la sangre fría de los amarillos y los errores infantiles del PAOK decantaron la balanza a favor de los de Galis. Al final del sexto y tras conseguir el campeonato, Nikos y Bane decidieron resolver sus diferencias a puñetazos.

Dos imágenes valen más que mil palabras.

En España se recuerda la final de la Recopa de Europa de 1992 por la canasta de Ricky Brown sobre la bocina y en Grecia por el fallo garrafal de Fasoulas, que por cierto no era el primero. Sin embargo, con los años los aficionados reconocen que aquel fue uno de los mejores partidos de Bane Prelevic con la camiseta blanquinegra. Con 43-28 para el Madrid, se cargó él solito el equipo a la espalda y logró empatar con un triple estratosférico a pesar de la oposición de José Luis Llorente. Tras 40 minutos jugados y 29 puntos (5/8 tiros libres, 3/10 tiros de dos, 6/10 triples) de los 63, un error en un pase y un tiro de Brown hundían a Bane, que veía que su esfuerzo sobrehumano había sido en balde. Cayó al suelo víctima del cansancio, la rabia y la frustración.

Aficionados y directivos intentando consolar a Bane.

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