Copa de Grecia 1991. |
Grecia no
logró clasificarse para los Juegos
Olímpicos de Seúl, pero se rehizo del fracaso en el Eurobasket de Zagreb de 1989. Fanis
anotó el triple decisivo en la semifinal contra la Unión Soviética y cumplió de
nuevo con su papel a la perfección. Cuando Galis
y Giannakis forzaban mucho la
jugada, Christodoulou merodeaba la
línea de 6,25 para recibir el pase de dentro a fuera. Las defensas se cerraban
sobre los bajitos y el alero quedaba libre en las esquinas o en la frontal para
lanzar relajadamente. Una garantía.
En la
temporada 89-90 dio un pasito más en Europa, llegando a los cuartos de final de
la Korac. Poco antes del Mundobasket de Argentina se confirmaba
la baja de Nikos Galis por lesión, así que, en gran
parte, a Fanis le tocaría asumir la
responsabilidad de suplirlo, sobretodo en ataque. Grecia hizo un buen
campeonato y, de no ser porque le robaron el partido contra Estados Unidos,
podría haber llegado más lejos.
Eurobasket de Zagreb de 1989. |
Mundobasket de Argentina 1990. |
El Panionios de Gasparis y de los hermanos Christodoulou
hizo historia en la temporada 1990-1991. Tras eliminar al AEK en semifinales, se plantó en la final del la Copa de Grecia. No lo había tenido
fácil el PAOK en semis (ganó a
domicilio al Panathinaikós 76-77),
pero era el principal favorito ante el inexperto Panionios. Los de Salónica venían de ganar la Recopa de Europa al CAI
apenas unas semanas antes, el 26 de marzo.
Hudson y Christodoulou con la Copa de 1991. |
Aquella Copa de Grecia de 1991 sigue siendo el
único título logrado por el equipo de Nea Smirni en toda su historia.
"Si me quedo, me destrozaré..." |
Un verano
incluso se reunió con Kókkalis y Ioannidis en casa del primero. Estaba
cerrado el traspaso, pero llegó agosto y no contestaban al teléfono. La posibilidad
se esfumó.
Los
problemas económicos del club eran un secreto a voces y Fanis no dudó en poner en duda el proyecto. La quinta plaza de la
temporada 91-92 y la temprana eliminación de la Recopa supieron a poco para un equipo que llevaba cuatro años
siendo tercero. Con la marcha de algunos jugadores que habían formado el cuerpo
del campeón de copa del 91, la temporada 92-93 fue ligeramente mejor que la
anterior, recuperando la cuarta plaza y llegando a cuartos de final de la Korac.
El tamaño
de la rodillera de Christodoulou iba
en aumento con el paso de los años. El ala-pívot siguió la evolución lógica de
un hombre castigado por las lesiones, rehuyendo el contacto físico cada vez
más. Con la llegada a la selección de nuevos talentos, su aportación ofensiva
fue bajando, dando más importancia a otros aspectos del juego. Metía menos,
pero asistía más.
No
respondía el físico como en el 87, pero sí la cabeza. Aprendió a economizar
esfuerzos. Ya no era de meter 20 puntos por partido, pero sí de hacerlo en
partidos clave.
La
selección volvió a fracasar en su intento por clasificarse para los Juegos Olímpicos (Barcelona 1992), pero
hizo un buen papel en el Eurobasket de
Alemania, logrando la cuarta plaza. Un Christodoulou
en plena madurez volvió a ser uno de los mejores jugadores del equipo, tanto en
defensa como en ataque.
Christodoulou y Turner. |
Fanis acudió al Mundobasket de Toronto de 1994, donde
en otra memorable actuación destrozó a Canadá anotando 26 puntos. De nuevo
Grecia demostraba que podía estar con los mejores, cayendo en semis contra el Dream Team II.
Mundobasket de Toronto de 1994. |
El Eurobasket volvía a Atenas en 1995 y Fanis seguía siendo una de las piezas
fundamentales del equipo. Sin embargo, cada vez le costaba más irse en el uno
contra uno y prefería dar un buen pase en lugar de liarse a botar o buscar una
posición cómoda de tiro en la esquina. Nunca perdió su brillante mecánica de
lanzamiento. La selección cumplió, quedando por detrás de Yugoslavia, Lituania
y Croacia.
A pesar de
su veteranía, Bebis seguía siendo
pretendido por el PAO. Sin embargo,
la película tantas veces vista se volvía a repetir y Christodoulou se quedaba, esta vez con Zarko Paspalj de fiel
escudero. La segunda temporada con Ivkovic
en el banquillo volvió a ser buenísima, logrando la tercera plaza solo por
detrás del Panathinaikós de Wilkins -campeón de Europa- y del Olympiacós de Ioannidis, que ganó su cuarta liga consecutiva.
Christodoulou, Giannakis, Fasoulas y Alvertis en Atlanta. |
Con la
marcha de Ivkovic al Olympiacós y de Paspalj al PSG, el Panionios bajó muchos enteros la
temporada 1996-1997, que sería la última de Christodoulou en el club. Un papel muy discreto en la Euroleague y un triste décimo puesto
empujaron a Fanis a tomar la
decisión.
El Eurobasket de Barcelona de 1997 fue el
último que jugó Christodoulou con la
selección. Su exceso de peso y sus constantes problemas de cintura ya no le
permitían rendir en campeonatos tan exigentes como él quisiera.
La última
temporada en activo le dio la oportunidad a Fanis de ganar su primera y única liga. Aportó su granito de arena
para volver a llevar al Panathinaikós
al triunfo después de 14 años.
Fanis Christodoulou
nunca fue un jugador delgado y tendía a engordar. Era el contrapunto perfecto
de Fasoulas y Kambouris, auténticos fideos espigados. No me extrañó verlo
extremadamente gordo al poco de dejar el baloncesto. Exceso de peso y rodillas
castigadas no son buena combinación.
El
periodista Filipos Syrigos,
recientemente fallecido, comentaba que Christodoulou
había sido el mejor jugador griego de la historia, por delante de Giannakis y Galis, sobretodo por su polivalencia. El primer multiusos griego. En palabras de Filipos, su único problema era que “el sexto dedo de Bebis era el cigarro”.
Fanis ganó una liga con el Panathinaikós. |
Fanis siempre
dio mucho juego en las entrevistas, porque no se callaba nada. Era un hombre
llamo, cercano a la gente, simple. Ganó dinero, aunque no tanto como otros, y
gastó bastante. En su moto invertió tiempo y plata, por ejemplo. Le gustaba
salir y trasnochar durante su etapa en activo, cosa de la que nunca se ha
escondido. Fumaba como un carretero y comía como una bestia. Los que
coincidieron con él en alguna taberna, no salían de su asombro.
Christodoulou tuvo sus más y sus menos con Giannis Ioannidis. |
Después de
dejar el baloncesto, perdió un montón de dinero en la bolsa y en un negocio que
abrió. Llevaba una vida tranquila y retirada en Naxos, alejado del deporte.
Veía el
baloncesto como un juego, no como un trabajo. No ahorró. El Panionios le debía dinero y lo llevó a
los tribunales. En cambio, perdonó el año que le quedaba de contrato en el PAO, porque sentía que su cuerpo ya no
podía despegar los pies del suelo. Rompió él mismo el contrato cuando podría
haber estado un año más jugando cojo. No quiso engañarse ni a él ni al club. El
israelí Katash no hico lo mismo, por
ejemplo.
Cuando le
decían que cortase con el cigarro y que no montase en moto, él respondía que
seguiría haciéndolo mientras su cuerpo aguantase. No era de esos que se cuidan
para alargar uno o dos años su carrera y ganar todo el dinero que puedan. “El pecado es dulce”, dice.
El mayor
reconocimiento para él es que le saluden aficionados de cualquier equipo cuando
se cruzan en la calle, sin prooblemas. Quisieron captarlo para la política más
de una vez, algo a lo que se negó completamente.
Acabemos
con algunas afirmaciones hechoas por el propio jugador.
“Podría haber metido más. Prefería
repartir juego. Por eso quería jugar lejos del aro, para distribuir”.
“El Panionios no era poderoso fuera del campo, de lo contrario hubiera
ganado alguna liga. El Panionios no
tenía ni el dinero ni los contactos necesarios para moverse fuera de los
pabellones. Otros clubes, sí.”
“Los árbitros me robaban el sudor.”
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