miércoles, 19 de marzo de 2014

Fanis Christodoulou y el Panionios de los 90 (II).

Copa de Grecia 1991.
Tras el éxito conseguido por la Selección, siguió rindiendo a un gran nivel en su equipo, conduciéndolo al tercer puesto de la liga en las siguientes cuatro temporadas, siempre por detrás del Aris y del PAOK.

Grecia no logró clasificarse para los Juegos Olímpicos de Seúl, pero se rehizo del fracaso en el Eurobasket de Zagreb de 1989. Fanis anotó el triple decisivo en la semifinal contra la Unión Soviética y cumplió de nuevo con su papel a la perfección. Cuando Galis y Giannakis forzaban mucho la jugada, Christodoulou merodeaba la línea de 6,25 para recibir el pase de dentro a fuera. Las defensas se cerraban sobre los bajitos y el alero quedaba libre en las esquinas o en la frontal para lanzar relajadamente. Una garantía.

Eurobasket de Zagreb de 1989.
En la temporada 89-90 dio un pasito más en Europa, llegando a los cuartos de final de la Korac. Poco antes del Mundobasket de Argentina se confirmaba la baja de Nikos Galis por lesión, así que, en gran parte, a Fanis le tocaría asumir la responsabilidad de suplirlo, sobretodo en ataque. Grecia hizo un buen campeonato y, de no ser porque le robaron el partido contra Estados Unidos, podría haber llegado más lejos.

Mundobasket de Argentina 1990.
Nos las prometíamos muy felices al no tener que enfrentarnos a Galis aquel verano. Díaz Miguel pareció no acordarse de lo buen jugador que era Fanis, que se hartó de enchufarlas desde todos lados. El alero anotó 32 puntos en su mejor partido con la camiseta nacional y ayudó a Giannakis (31) a echarnos del torneo. En el Mundobasket 1990 vimos la mejor versión de Fanis Christodoulou, que continuó dando alegrías a sus seguidores la temporada siguiente.


El Panionios de Gasparis y de los hermanos Christodoulou hizo historia en la temporada 1990-1991. Tras eliminar al AEK en semifinales, se plantó en la final del la Copa de Grecia. No lo había tenido fácil el PAOK en semis (ganó a domicilio al Panathinaikós 76-77), pero era el principal favorito ante el inexperto Panionios. Los de Salónica venían de ganar la Recopa de Europa al CAI apenas unas semanas antes, el 26 de marzo.

Hudson y Christodoulou con la Copa de 1991.
Pero aquel 10 de abril de 1991 el outsider se merendó al gran favorito en un Palacio de la Paz y la Amistad lleno a rebosar. Los 20 puntos de Gasparis, los 19 de Fanis y los 18 de Hudson, el americano de moda entonces, sorprendieron a un equipo que se creía campeón sin jugar. Entonces se habló de una de las mayores sorpresas de la historia de la Copa y hoy todavía muchos recuerdan aquel partido. Cuando parecía que en el segundo tiempo el PAOK iba a consumar la remontada, el Panionios sacó fuerzas de no se sabe dónde para ganar la final. Los de Salónica perderían el play off final de la liga de manera incomprensible a los pocos días y la Recopa acabaría siendo el único título de la temporada.

Aquella Copa de Grecia de 1991 sigue siendo el único título logrado por el equipo de Nea Smirni en toda su historia.

"Si me quedo, me destrozaré..."
Como cada verano, los rumores de la marcha de Fanis Christodoulou a un grande no cesaban. Con la llegada al poder de los nuevos propietarios de la capital y dinero fresco bajo el brazo, retener a Bebis era cada vez más complicado.

Un verano incluso se reunió con Kókkalis y Ioannidis en casa del primero. Estaba cerrado el traspaso, pero llegó agosto y no contestaban al teléfono. La posibilidad se esfumó.

Los problemas económicos del club eran un secreto a voces y Fanis no dudó en poner en duda el proyecto. La quinta plaza de la temporada 91-92 y la temprana eliminación de la Recopa supieron a poco para un equipo que llevaba cuatro años siendo tercero. Con la marcha de algunos jugadores que habían formado el cuerpo del campeón de copa del 91, la temporada 92-93 fue ligeramente mejor que la anterior, recuperando la cuarta plaza y llegando a cuartos de final de la Korac.

El tamaño de la rodillera de Christodoulou iba en aumento con el paso de los años. El ala-pívot siguió la evolución lógica de un hombre castigado por las lesiones, rehuyendo el contacto físico cada vez más. Con la llegada a la selección de nuevos talentos, su aportación ofensiva fue bajando, dando más importancia a otros aspectos del juego. Metía menos, pero asistía más.

No respondía el físico como en el 87, pero sí la cabeza. Aprendió a economizar esfuerzos. Ya no era de meter 20 puntos por partido, pero sí de hacerlo en partidos clave.

La selección volvió a fracasar en su intento por clasificarse para los Juegos Olímpicos (Barcelona 1992), pero hizo un buen papel en el Eurobasket de Alemania, logrando la cuarta plaza. Un Christodoulou en plena madurez volvió a ser uno de los mejores jugadores del equipo, tanto en defensa como en ataque.

Christodoulou y Turner.
La llegada de Henry Turner y Panagiotis Giannakis al Panionios supuso ese impulso hacia arriba que pedía Fanis. El equipo fue pasando eliminatorias en la Copa Korac hasta que se encontró con el PAOK, a la postre campeón de la competición. Caer en semifinales contra uno de los mejores de Europa entonces debe considerarse un éxito.

Fanis acudió al Mundobasket de Toronto de 1994, donde en otra memorable actuación destrozó a Canadá anotando 26 puntos. De nuevo Grecia demostraba que podía estar con los mejores, cayendo en semis contra el Dream Team II.

Mundobasket de Toronto de 1994.
El Panionios no pudo mantener a Turner en verano y el grupo se resintió, bajando en la liga hasta la sexta plaza y siendo eliminado en cuartos de la Korac. Sin embargo, de la mano de Christodoulou y Mayes el equipo de Ivkovic se plantó en la final de la Copa como en 1991. De nuevo el PAOK se cruzó en su camino, como en el 91 y en la Korac del año anterior. Prelevic y Savic no dieron opción a la sorpresa y se impusieron con claridad por 72-53. 

El Eurobasket volvía a Atenas en 1995 y Fanis seguía siendo una de las piezas fundamentales del equipo. Sin embargo, cada vez le costaba más irse en el uno contra uno y prefería dar un buen pase en lugar de liarse a botar o buscar una posición cómoda de tiro en la esquina. Nunca perdió su brillante mecánica de lanzamiento. La selección cumplió, quedando por detrás de Yugoslavia, Lituania y Croacia.

A pesar de su veteranía, Bebis seguía siendo pretendido por el PAO. Sin embargo, la película tantas veces vista se volvía a repetir y Christodoulou se quedaba, esta vez con Zarko Paspalj de fiel escudero. La segunda temporada con Ivkovic en el banquillo volvió a ser buenísima, logrando la tercera plaza solo por detrás del Panathinaikós de Wilkins -campeón de Europa- y del Olympiacós de Ioannidis, que ganó su cuarta liga consecutiva.

Christodoulou, Giannakis, Fasoulas y Alvertis en Atlanta.
A las Olimpiadas de Atlanta de 1996 acudieron Fanis, Giannakis y Fasoulas, prácticamente para culminar sus años de éxitos con la selección. El alero jugó un papel muy secundario pero ayudó aportando su experiencia a conseguir una meritoria quinta plaza.


Con la marcha de Ivkovic al Olympiacós y de Paspalj al PSG, el Panionios bajó muchos enteros la temporada 1996-1997, que sería la última de Christodoulou en el club. Un papel muy discreto en la Euroleague y un triste décimo puesto empujaron a Fanis a tomar la decisión.
 
El Eurobasket de Barcelona de 1997 fue el último que jugó Christodoulou con la selección. Su exceso de peso y sus constantes problemas de cintura ya no le permitían rendir en campeonatos tan exigentes como él quisiera.

La última temporada en activo le dio la oportunidad a Fanis de ganar su primera y única liga. Aportó su granito de arena para volver a llevar al Panathinaikós al triunfo después de 14 años.

Fanis Christodoulou nunca fue un jugador delgado y tendía a engordar. Era el contrapunto perfecto de Fasoulas y Kambouris, auténticos fideos espigados. No me extrañó verlo extremadamente gordo al poco de dejar el baloncesto. Exceso de peso y rodillas castigadas no son buena combinación.

El periodista Filipos Syrigos, recientemente fallecido, comentaba que Christodoulou había sido el mejor jugador griego de la historia, por delante de Giannakis y Galis, sobretodo por su polivalencia. El primer multiusos griego. En palabras de Filipos, su único problema era que “el sexto dedo de Bebis era el cigarro”.

Fanis ganó una liga con el Panathinaikós.
A los 33 años y habiendo ganando la liga con el PAO, su cintura y sus rodillas dijeron basta. 15 años en primera línea de fuego y muchísimos minutos a sus espaldas para una liga con el PAO, una Copa con el Panionios, un oro en el Eurobasket del 87 y una plata en el 89. Además, muchos cuartos puestos en la liga, algún tercero y una semifinal de Copa Korac. Un quinto puesto en los JJOO de Atlanta, un cuarto en el Mundobasket del 94 y otros cuartos puestos en Europa completan un currículum excelente. ¡Imaginaos dónde hubiera llegado Christodoulou de haberse tomado el baloncesto un poco más en serio!

Fanis siempre dio mucho juego en las entrevistas, porque no se callaba nada. Era un hombre llamo, cercano a la gente, simple. Ganó dinero, aunque no tanto como otros, y gastó bastante. En su moto invertió tiempo y plata, por ejemplo. Le gustaba salir y trasnochar durante su etapa en activo, cosa de la que nunca se ha escondido. Fumaba como un carretero y comía como una bestia. Los que coincidieron con él en alguna taberna, no salían de su asombro.


Christodoulou tuvo sus más y sus menos con Giannis Ioannidis.
Después de dejar el baloncesto, perdió un montón de dinero en la bolsa y en un negocio que abrió. Llevaba una vida tranquila y retirada en Naxos, alejado del deporte.

Veía el baloncesto como un juego, no como un trabajo. No ahorró. El Panionios le debía dinero y lo llevó a los tribunales. En cambio, perdonó el año que le quedaba de contrato en el PAO, porque sentía que su cuerpo ya no podía despegar los pies del suelo. Rompió él mismo el contrato cuando podría haber estado un año más jugando cojo. No quiso engañarse ni a él ni al club. El israelí Katash no hico lo mismo, por ejemplo.

Cuando le decían que cortase con el cigarro y que no montase en moto, él respondía que seguiría haciéndolo mientras su cuerpo aguantase. No era de esos que se cuidan para alargar uno o dos años su carrera y ganar todo el dinero que puedan. “El pecado es dulce”, dice.

El mayor reconocimiento para él es que le saluden aficionados de cualquier equipo cuando se cruzan en la calle, sin prooblemas. Quisieron captarlo para la política más de una vez, algo a lo que se negó completamente.

Acabemos con algunas afirmaciones hechoas por el propio jugador.

“Podría haber metido más. Prefería repartir juego. Por eso quería jugar lejos del aro, para distribuir”.

“El Panionios no era poderoso fuera del campo, de lo contrario hubiera ganado alguna liga. El Panionios no tenía ni el dinero ni los contactos necesarios para moverse fuera de los pabellones. Otros clubes, sí.”

“Los árbitros me robaban el sudor.”

“Nunca me volví loco por el dinero.”


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