Mañana se enfrentan el Panathinaikós y el Aris
en la final de la Copa de Grecia, o
lo que es lo mismo, David contra Goliat.
No siempre fue así.
El Panathinaikós
es el Rey de Copas. 14 títulos de 19
finales contemplan al equipo de Atenas, que ha ganado las dos últimas ediciones
y 7 de las últimas 9. Casi nada.
Por su parte, el Aris
es otro de los históricos de la competición. 8 títulos de 12 finales, la
mayoría en la década de los 80 y de los 90, lo convierten en el tercero de
Grecia, por detrás de los verdes y del Olympiacós.
A pesar de haber jugado tantas finales los dos equipos,
la de mañana será sólo la quinta vez que se repita, claro que en la última
década el sorteo nos ha brindado casi siempre la misma final: Panathinaikós-Olympiacós.
Para encontrar la primera final entre amarillos y verdes
hay que remontarse hasta el año 1985. La temporada 1983-1984 no había terminado
nada bien para el Aris de Salónica,
que perdió la final de la Copa
contra el PAOK y la liga frente al Panathinaikós en un partido de
desempate. Aquellas dos derrotas marcaron el principio del dominio
tesalonicense, puesto que empujaron a la directiva a fichar a Panagiotis Giannakis.
Con la doble G
el Aris logró el primer doblete en
la temporada 1984-1985. El 9 de mayo de 1985 los amarillos, que se habían
tomado aquella final como la revancha de la liga del año anterior, superaron
con claridad al Panathinaikós por
86-70 en el Palacio de la Paz y de la
Amistad (SEF). Hubo incidentes tanto fuera como dentro del campo, a
pesar de la diferencia en el marcador.
El Aris llevó
la iniciativa y el ritmo del choque en todo momento, con un excelso Panagiotis Giannakis, que anotó 8 triples (37 puntos), y un imparable Nikos Galis, que se paró en 34. Entre el base y el escolta anotaron un
punto más que todo el Panathinaikós.
Por los verdes destacaron los griego-americanos David Stergakos y Kirk Vidas, que anotaron 17 puntos cada uno.
Muchos coinciden en decir que aquel día nació el Imperio Amarillo. Aunque la afirmación
podría discutirse, sí que entonces se tuvo la sensación de se acababa de
producir un traspaso de poderes. El Panathinaikós se sacaría la espina el año
siguiente ganado la Copa al Olympiacós, pero sería el último coletazo
de una generación que había dominado el baloncesto griego durante un lustro.
Prueba de ello es que verdes y amarillos no volverían a encontrarse hasta que Galis dejó el Aris.
Si la final de la temporada 84-85 marcó un antes y un
después, algo parecido sucedió en el segundo choque por la Copa, disputado también en el SEF el 15 de mayo de 1993.
Aquella final será recordada por ser la primera –y a la
postre, última- que Nikos Galis disputaba contra su ex equipo.
Tras 13 años en la entidad de Salónica, el escolta fichó por el Panathinaikós, con lo que el equipo
ateniense pasaba a ser uno de los favoritos al triunfo tras varios años de
sequía.
El partido no defraudó en absoluto a los más de 12000
espectadores que llenaban el pabellón. Hubo de todo, para variar, en un choque
tenso que parecía no terminar nunca por los constantes parones. El Aris se quejaría del arbitraje
recibido, pero lo cierto es que el Panathinaikós
fue mejor. Galis metió 36 puntos y Arijan Komazec 30 por el equipo de Pavlicevic,
mientras que por el Aris, Giannakis anotó 30 puntos y JJ. Anderson 23.
Más que un traspaso de poderes como el 85, pero a la
inversa, la victoria del PAO marcaba
el inicio del dominio de Atenas sobre Salónica. El triunfo en la liga del Olympiacós confirmó este traslado de
capital de una ciudad a otra.
Tuvieron que pasar 10 años hasta que el Panathinaikós y el Aris se volvieran a encontrar en una final de Copa. En ese intervalo, los de Salónica habían sumado otro título y
los del trébol también, además de dos finales perdidas.
Nos hallamos en plena Dictadura
de Zelko. El PAO es un grande de
Europa que no tiene rival en Grecia. Solamente el Olympiacós y el AEK le
plantan cara en algún partido, pero el bloque juntado por Obradovic es casi imbatible. Pelea en las tres competiciones año
tras año, pero no acusa el desgaste.
Por su parte, el Aris
se conforma con entrar en Europa y con llegar lo más lejos posible en la Copa. Por desgracia, los amarillos han perdido su identidad.
Es un conjunto plagado de extranjeros que apenas tiene jugadores de la casa.
Sin embargo, si están inspirados son capaces de cualquier cosa.
La fase final, en formato final four, se disputa en
Lárisa. El Panathinaikós se impone
al Heraklion por 94-83 y el Aris al Makedonikós por 92-86. En la final, disputada el 5 de mayo de 2003,
los verdes se imponen a los amarillos por un ajustado 81-76. El mayor banquillo
de los de Obradovic decide un
partido que se mantuvo igualado hasta el último cuarto. Por el Aris quedan muy repartidos los puntos,
anotando 15 Gregov, 12 Stuck, 12 Grant o 11 Nikolaidis.
El lanzamiento exterior con Alvertis
(MVP con 23 puntos), Kutulay (20) y Lakovic (14) inclinan la balanza.
Con este título, el Panathinaikós
lograba su séptima copa, curiosamente las mismas que poseía el Aris y el Olympiacós.
Tuvieron que pasar 10 largos años entre el segundo y el
tercer enfrentamiento, pero sólo dos entre el tercero y el cuarto.
El Aris,
definitivamente convertido en un equipo
copero, había ganado la edición anterior, y llegaba por tercera temporada
consecutiva a la final. Esta vez se jugaba en Heraklion, Creta, como mañana, aunque en otro pabellón.
Tras los problemas de orden público provocados por los
aficionados el año anterior, se suprimió el formato final four y se volvió al
sistema antiguo.
El Panathinaikós
volvió a ganar como dos años antes, aunque sufriendo mucho, por 72-68. Jaka Lakovic anotó 15 puntos y fue el MVP de la final, bien secundado por Kostas Tsartsaris (14) y
Mike Batiste (12). Collins
(21 puntos y 3 triples) y Castle
(11) trataron de dar réplica, pero los de Zelko
impusieron su ley.
Sería la primera de cinco copas consecutivas para el Panathinaikós y la última en disputar
el equipo tesalonicense.
Los sorteos sospechosos
y el resurgimiento de equipos como el Marousi
o el Panionios hicieron que el Aris no pudiera volver a ninguna final
hasta ahora.
Mañana se enfrenta un club con un budget de 18 millones de euros (temporada 2012-2013) a otro que no llega a fin de mes; un equipo
cuyo mejor jugador cobra más que todo el Aris
junto. Un club que intenta abrirse camino en China contra otro que lo tiene en chino para evitar la
quiebra. Un conjunto que tiene 15 jugadores en el roster de primer nivel, contra otro que no ha conseguido tener a
sus 12 hombres sanos en un partido en toda la temporada. El líder de la liga
contra el sexto, pero a sólo dos partidos del descenso. Un portaviones contra
una canoa. David contra Goliat.
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