Este domingo en Heraklion,
Creta, se disputa la final de la Copa de Grecia de baloncesto. La paliza
que le dará el Panathinaikós al Aris de Salónica puede ser de las
históricas.
¿Por
qué la Copa de Grecia es una tomadura de pelo?
-El
formato.
El formato de la competición es de lo más extraño. Los 6
mejores clasificados de la liga de la temporada anterior se clasifican
directamente para cuartos de final. El resto de equipos y todos los clubes de
la A2 van jugando eliminatorias hasta que quedan dos, que se añaden a los otros
6.
Tanto los cuartos de final como las semifinales se
disputan a un partido, que se juega en el campo de uno de los dos equipos.
Tanto los emparejamientos como el pabellón son elegidos por sorteo.
¿Cómo
es posible que la final de la Copa haya sido la misma durante 7 temporadas
seguidas si los emparejamientos se hacen por sorteo? A lo que nosotros llamamos bolas calientes, en Grecia lo llaman bolas frías.
La final se disputa a un partido en campo neutral. En
teoría, los dos clubes que la disputan se ponen de acuerdo para asignar sede.
Como en los últimos 7 años se repetía el mismo partido, se jugaba en el Hellinikó de Atenas y no había
problema. Este año la federación se ha metido en medio y ha decidido que la
final se juegue en Alcatraz, perdón,
en Creta.
-La
violencia se ha cargado la Copa.
En 2004 se disputó la última Copa en formato Final Four.
Debido a los constantes incidentes entre aficiones, que muchas veces se
trasladaban a parkings, plazas y gasolineras, la federación cambió al ridículo
formato actual.
No ha servido de nada, porque las peleas han continuado,
tanto dentro como fuera del pabellón. Las últimas ediciones se han disputado
con el Hellinikó vacío a excepción
de las zonas de debajo de las canastas, donde había 300 radicales de cada
equipo. Lamentablemente, el esfuerzo por evitar altercados ha sido inútil. Para
quien no lo sepa, la capacidad del Hellinikó
es de 15.000 personas.
No sirve de nada enjaular
a unos cuantos si no se les registra a la entrada. Los controles para entrar al
pabellón deberían hacerse como en los aeropuertos, pero la policía se inmiscuye
y la federación no actúa. Así, los aficionados entran con sus petardos, sus
bengalas y sus latas de cerveza. El año pasado le tiraron una bengala a Kyle Hines, una navaja a Mike
Bramos... La de partidos que habré
visto empezar con gente y acabar a puerta vacía desde que estoy aquí.
Supongo que para evitar una nueva batalla, este año se
sorteó sin bolas frías. La final
anticipada la ganó el Panathinaikós
al Olympiacós por 67-59 en el OAKA. El Aris venció en casa al Panionios
por 88-79.
La final se jugará en Heraklion, donde las entradas –unas 5000- han sido vendidas a
asociaciones deportivas, equipos amateur, escuelas y aficionados en general.
Apenas se han dado 50 invitaciones VIP
para cada equipo y ya está. A pesar de que Creta
está en el quinto pino y de que sale más barato volar a España, hubieran ido
muchos amarillos a la isla –pidieron 1500 entradas-. Evidentemente, el pabellón
se teñirá de verde a pesar de la neutralidad, porque el Panathinaikós es uno de los grandes de Europa.
-El
calendario.
Para colmo, se les ocurre poner una jornada de liga entre
semana, que se jugará entre hoy y mañana. El Aris se juega la vida en casa contra el Agor Rethimno. Al que hizo el calendario habría que colgarlo de un
árbol. Encima, dentro de un mes pararán la competición por culpa del All Star Game, otra mamarrachada.
Y
yo me pregunto...
¿Interesa una competición así? ¿Qué mérito tiene ganar la
Copa de Grecia? ¿Merece la pena
seguir con la misma pantomima año tras año? ¿Cómo lo solucionamos? ¿Es mejor
una final entre rojos y verdes, aunque acabe a palo limpio, o una tan desigual
como la del domingo?
PD: Si gana el Aris,
creeré en los milagros.
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