martes, 7 de agosto de 2012

El peor final posible para la mejor generación de la historia.




Ayer se produjo uno de los hechos más lamentables de la historia de nuestro deporte.

Nuestra selección de baloncesto, la más brillante de nuestra historia, se dejó ganar contra Brasil en la fase de grupos de la Olimpiada de Londres 2012. Perder contra Brasil suponía evitar cruzarse contra los Estados Unidos hasta la final. 

España dominaba el partido hasta el último cuarto, en el que un escandaloso parcial de 16-31 dio la victoria a los sudamericanos. En unas Olimpiadas en las que el llamado “espíritu olímpico” brilla por su ausencia y donde han sido eliminados equipos por especular con el resultado, hacer lo que hizo nuestra selección es una vergüenza y un riesgo que debería haberse evitado.

No veo ninguna ventaja por mucho que haya periodistas empeñados en afirmar que perder ayer era lo mejor que se podía hacer.

¿Por qué?

- Porque perdiendo adulteras la competición más importante de este deporte.

- Porque te quedas sin argumentos cuando en un futuro te lo hagan otras selecciones. Es el caso de Francia ahora, que con el antecedente del europeo de hace una año, no puede hacer otra cosa que callar.

- Porque la derrota de ayer te obliga a llegar a la final para no hacer el ridículo.

- Porque la selección ha conseguido, con la patética imagen de ayer, que la afición se divida. Con estos jugadores nunca había pasado algo así.

- Porque con la soberbia mostrada, porque en el fondo estás diciendo que sólo el equipo americano puede vencerte, consigues que todas las selecciones vayan a salir a muerte contra ti y que la afición neutral se decante por el rival.

- Porque por mucho que se consiga el oro o la plata, cosa que veo casi imposible tal como estamos, el metal queda manchado.

- Porque con la derrota se consigue el efecto contrario del que se pretende, que es el de decir: “vamos sobrados”. Directamente estás lanzando el mensaje de que eres un equipo más pequeño que Estados Unidos y que no puedes mirarlo a la cara frente a frente. Porque si lo que se quiere es ganar el campeonato, hay que ganarlos cuando toque. Especular es de cobardes.

- Porque aunque haya gente que diga que si suena la flauta y alguna selección se carga a los Estados Unidos antes de la final, nos allana el camino, de nuevo volvemos a lo de antes. Lícito, sí, pero de equipo pequeño. Grecia ya lo hizo en Saitama. Sería hora de hacerlo nosotros.

- Porque dejándose perder, la “Generación de Lisboa” ensucia un palmarés glorioso innecesariamente. Y a los del baloncesto nos jode soberanamente porque es un equipo que hemos visto crecer. Lo hemos seguido, nos ha emocionado y nos ha hecho soñar. Un equipo que ha ganado y que ha perdido siempre con honor. Y lo más grave, una selección con la que se ha identificado todo aquel que ha formado parte de un equipo de baloncesto, profesional o no.

- Porque la imagen del equipo, al margen de la derrota en sí, es de que nadie es capaz de rebelarse contra la situación. Por la actitud mostrada en los tiempos muertos y la manera de terminar los partidos, da la impresión de que algo ahí dentro no funciona.

- Porque los ilusos que todavía creen en el “espíritu olímpico” se vuelven a dar de bruces con la realidad: lo importante es ganar, no participar. Y con tal de ganar, todo vale. En estos juegos, los casos están siendo excesivamente numerosos: badminton femenino, ciclismo en pista masculino, fútbol femenino, baloncesto masculino, atletismo…

- Porque aunque ahora intentemos desviar la atención culpando al sistema de competición, la verdad no puede esconderse y las imágenes están ahí, para siempre. Para nuestra vergüenza y la de esta grandísima generación.     

FOTO: Larry W. Smith - EFE

1 comentario:

  1. No es que se dejaran ganar, precisamente ellos han demostrado de sobra que no todo vale para ganar, después de como han sido capaces de jugar y lo que ha demostrado esta selección durante tantos años. Recuerdo Indianápolis o Atenas por ejemplo. A ese nivel no creo que importe demasiado el cruce antes o después. No hay por qué dudar de la selección. Yo personalmente no tuve esas impresiones al ver el partido. No hubo especulación solo el dramatismo de ver que eran incapaces de ganar jugando así. La impresión que tuve es que simplemente no jugaron bien y perdieron.

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