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jueves, 12 de noviembre de 2015

La final de las cabezas rapadas.


La conocida “Final de las cabezas rapadas” tuvo lugar el 18 de abril de 1984 entre el PAOK y el Aris por el título de Copa. Sobre la misma se han hecho reportajes y vídeos que la mantienen viva. Recordemos cómo fue aquello.

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En la temporada 83-84 el Aris de Salónica aspiraba a conquistar el título de liga por segundo año consecutivo y a ganar su primera Copa de Grecia. El PAOK, por su parte, era la alternativa al poder en años de dominio amarillo (Aris) y verde (Panathinaikós).

Los de Giannis Ioannidis, siempre comandados por Nikos Galis, mantenían el bloque de la temporada anterior, con el fino Nikos Filipou en la posición de cuatro, el rocoso Vassilis Paramanidis debajo, el jovencito Michalis Romanidis de alero, Giorgos Doxakis como director de orquestra, Petros Stamatis de pívot, etcétera.

Para defender con garantías el título liguero y optar al resto de trofeos, el Aris había fichado a Dimitris Kokolakis, mítico pívot del Panathinaikós de 2,15 centímetros. Internacional en todas las categorías, había ganado 9 ligas y 3 copas con los verdes entre 1971 y 1983. Un refuerzo necesario para la pintura. Su veteranía -33 años- no fue ningún obstáculo y no tardó en ganarse un puesto en el quinteto titular.

El PAOK cambió de entrenador durante el verano. El histórico Theodoros Rodopoulos dejó su sitio a Harry Pappas, que sería sustituido a mitad de temporada por Faidonas Matthaiou, el Patriarca del baloncesto griego. Glosaré la figura de Matthaiou en futuros posts. Aunque llegó como interino y no siguió la temporada siguiente, dejó huella en el club y en los jugadores que entrenó.

La plantilla seguía siendo casi la misma que en la temporada 82-83, en la que el PAOK había conquistado la tercera plaza, con Vangelis Alexandrís en el puesto de base, el capitán Giannis Politis de alero, los hermanos Zacharías y Manthos Katsoulis, el imberbe y espigado Panagiotis Fasoulas, etcétera.


Si el Aris se había reforzado con un pívot, Kokolakis, el PAOK lo hizo con un alero, Nikos Stavropoulos. Magic Stavropoulos podía jugar tanto de uno como de dos o de tres. Era muy fuerte, medía 1,96, tenía buena mano y poseía una gran visión de juego. El PAOK se adelantó al resto de clubs que lo pretendían y pagó por él 10 millones de dracmas al Lárisa.

El camino hacia la final.

Tanto el Aris como el PAOK iniciaron su andadura en la tercera ronda de la Copa de la zona norte. Los amarillos se impusieron por 79-106 al Néstor de Salónica y los blanquinegros al PAS Filippos por 93-56.

En la cuarta ronda, ya con equipos del norte y del sur mezclados, el Aris ganó en la pista del Sporting de Atenas por 62-75 y el PAOK eliminó al AEK aplastándolo en Salónica por 81-55. En cuartos de final, el Aris sufrió para ganar al Lárisa fuera por 81-85, mientras que el PAOK lo tuvo mucho más fácil contra el Patras (113-72). En las semifinales, disputadas el 3 y el 4 de abril, los equipos de Salónica dieron un golpe sobre la mesa, derrotando al Panathinaikós y al Ionikós en pista contraria. El PAOK ganó a los verdes, defensores del título copero, por 67-74 en el Tafos tou Indoú, y el Aris ganó con apuros al Ionikós Nicea de Giannakis por 98-102 en el infernal pabellón de Platón.

La Copa de Grecia, un torneo joven cuya primera edición se disputó en la temporada 1975-1976, siempre había sido ganada por un equipo ateniense. El Olympiacós sumaba cuatro títulos, el Panathinaikós tres y el AEK uno.

En la final de 1982, el PAOK pagó la novatada. Los bicéfalos llegaron a tener al PAO contra las cuerdas, pero dejaron escapar la oportunidad de sumar su primera Copa. Los verdes supieron mantener la calma en los últimos minutos y tomaron el Alexandrio, la pista del PAOK, ante casi 5000 aficionados. El choque terminó 65-63 gracias a una canasta de Stergakos, que anotó 21 puntos.

El 3 de abril de 1984 el PAOK daba la campanada imponiéndose en Atenas a los verdes con un Nikos Stavropoulos inconmensurable. Las metía desde tan lejos que los defensores creían que estaba tirando desde fuera del campo. En aquel partido, también fue muy importante Alexandrís, el experto base tesalonicense, que recuerda como el equipo se lamentaba tras el sorteo. “Todos queríamos al rival más débil y cuando nos tocó el Panathinaikós tuvimos miedo. Matthaiou cogió el micrófono en el autobús y soltó: “¿o sea, vosotros queréis ganar la liga y la Copa jugando contra el rival más malo?” El Patriarca tenía razón. El PAOK jugó uno de sus mejores partidos en el Tafos y se tomó cumplida venganza de la derrota del año anterior en la final.

La liga ya había terminado para el PAOK aquel 18 de abril, no así para el Aris, que debía disputar un desempate en campo neutral contra el Panathinaikós para decidir el campeón. El PAOK había terminado en tercera posición, con un balance de 22 victorias y 4 derrotas, a dos triunfos del Aris y del PAO.

La intrahistoria.

Gran parte de la culpa de todo lo que pasó fue de Faidonas Matthaiou, que supo manejar divinamente la situación. El Patriarca tenía mucho de psicólogo y se las sabía todas.

Lo primero que hizo el maestro fue concentrar a la plantilla en un hotel del barrio de Panórama, en la zona norte y elevada de la ciudad.

En una de las charlas que Faidonas había tenido con el equipo, había comentado a los jugadores la costumbre que tenían algunos equipos universitarios americanos de cortarse el pelo antes de un gran partido. Todos pasaban por el tubo, titulares y suplentes. Hacer algo juntos y salir todos iguales era como un ritual. Fue Fasoulas el que tomó la iniciativa y picó al resto de compañeros para hacer lo mismo.

Las maneras que tenía Matthaiou de motivar a los suyos eran de lo más imaginativas. Juntos estuvieron viendo la película bélica “Operación Nicaragua”, que les convenció definitivamente. Aunque como ellos decían en broma: “así, si perdemos, no nos reconocerán por la ciudad”. El largometraje motivó a los jugadores. La final era como ir a la guerra.

El veterano coach dijo que “si perdéis, toda Grecia se reirá de vosotros. En cambio, si ganáis, todo el mundo os recordará y podéis servir de ejemplo para otros que vendrán. Pensadlo bien y actuad en consecuencia”.

Matthaiou le dio el número de sus peluqueros a Giannis Politis, que se puso en contacto con ellos. Fotis y Vasilis, que eran seguidores del Aris, no lo tenían claro y llamaron a Vangelis Alexandrís, al que conocían, que les confirmó que requerían de sus servicios. Los peluqueros se desplazaron al hotel y recibieron la orden directa de Matthaiou para que fueran todos cortados al cepillo.


Manthos Katsoulis, que iba muy a la moda con su media melena, tuvo sus reticencias. Controlaba con su mano que al peluquero no se le fuera la mano. Politis puso condiciones porque no quería que se lo dejasen de cualquier manera, mientras que Stavropoulos iba de una habitación a otra tratando de evitar el rasurado. Según Alexandrís, entonces estaba de moda llevar el pelo largo y no fue una tarea fácil para el pobre peluquero, que encima fue retenido para que no dijera nada a nadie. Es más, lo montaron en el autobús cuando iban de camino al pabellón. Un secuestro en toda regla.

Al acabar, Matthaiou dijo que todos se habían cortado el pelo por compromiso y por un juramento. Ganar era el objetivo y todos aceptaron el sacrificio. Si hubieran perdido, difícilmente podrían pasear por la ciudad sin que se burlasen de ellos.

Sorprendentemente, un periódico –Filathlos- criticó que todo el equipo apareciese rapado. Habló de que el entrenador seguía métodos paramilitares que rozaban el Fascismo (!!!). Matthaiou montó en cólera. “Yo no soy nadie para obligar a Katsoulis a cortarse el pelo, que por cierto es uno de sus encantos. Ni a Fasoulas, que fue quien tuvo la idea, no yo. Lo hacen muchos equipos universitarios para mostrar lo orgullosos que se sienten de pertenecer al grupo. Llevo todo el año intentando hacer que se sientan orgullosos de la camiseta que lucen”

El partido.

Antes del partido, el presidente del PAOK Giorgos Pantelakis bajó a los vestuarios. “Es imposible no ganar títulos con este equipo. Jugad por vosotros y dadlo todo. En lo que respecta a la prima, la caja está abierta para vosotros.” Al final, la prima fue de 1.700.000 dracmas.

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El choque comienza con un trepidante intercambio de canastas hasta que Stavropoulos calienta la muñeca. Por el Aris, son Kokolakis y Filipou los que llevan el peso anotador, con un Galis menos protagonista de lo esperado. El escolta del PAOK está inconmensurable y los bicéfalos se escapan en el marcador (12-21). Las torres Fasoulas y Manthos Katsoulis van sintiéndose más cómodos a medida que avanza el partido.

El PAOK defiende en zona desde el minuto uno. Aun así, tanto Kokolakis como Filipou consiguen robar algún rebote. El Aris no ataca mal la zona, pero comete errores en el lanzamiento y defiende mal.

El poder interior blanquinegro es superior. Cuando no anota Stavropoulos, Katsoulis y Fasoulas encuentran una buena posición en la pintura.

El Aris hace un amago de defender en zona, pero no funciona y vuelve a individual. Magic Stavropoulos culmina un primer tiempo fantástico con una canasta inverosímil sobre la bocina. Lleva 23 puntos. Apenas ha habido cambios en los dos equipos pese a que Manthos Katsoulis lleva tres personales. El PAOK ha dominado la primera parte de cabo a rabo. La superioridad de los de Matthaiou ha sido incontestable.

El Aris sale con otro aire en la segunda parte y Galis toma el mando de las operaciones. Filipou sigue siendo el más regular del equipo, logrando anotar canastas de mérito. Los amarillos tratan de correr y reducen las distancias (46-51), aprovechando que Stavropoulos ha desaparecido. Con todo, el PAOK no se amedrenta y responde con canastas interiores y algún tiro de Giannis Politis, el capitán, que realiza un gran partido.

Las protestas de Ioannidis y su banquillo son constantes, y le cae una técnica cuando el marcador refleja un interesante 46-53. Con 48-54, hay un conato de pelea por culpa de una falta clarísima no pitada sobre Galis, que ha sido zancadilleado. El PAOK sigue la jugada y Katsoulis anota. Al instante, saltan Ioannidis, al que se le cae el cigarro, y miembros del cuerpo técnico. Otra técnica y otro parón.

Los árbitros compensan la personal no pitada con la señalización de la quinta falta a Manthos Katsoulis, muy rigurosa, cuando todavía quedan 10 minutos por delante.


A falta de 8 minutos, Stavropoulos mete su primera –y a la postre, única- canasta en juego de la segunda parte.

El PAOK se dedica especular con el marcador. Alexandrís amasa la bola y alarga los ataques hasta la eternidad. El Aris llega a ponerse a 5 puntos (63-58) merced a Nikitas, pero los de Matthaiou manejan el tiempo y el tempo. Los amarillos reman contracorriente todo el partido y el reloj vuela. Ioannidis pone a dos bases para presionar, pero no consigue reducir. El PAOK agota alguna de las posesiones y elige sacar de banda cada vez que hay una personal. Sólo anota 25 puntos en la segunda parte, pero le son suficientes para llevarse la final. La segunda parte ha sido claramente del Aris, pero no ha podido dar la vuelta al marcador.


Se desata la euforia entre los aficionados bicéfalos, que celebran el primer título copero de la entidad. El Aris ha perdido el partido en la primera parte, cuando el PAOK tomó una ventaja considerable. Los blanquinegros entraron más metidos en la pelea y eso fue fundamental. Matthaiou, que había ganado con el Olympiacós la primera Copa de Grecia de la historia en 1976, repetía título.

Foto: www.paokbc.gr

El Aris fue a remolque y estuvo demasiado nervioso. A los amarillos les cayeron cuatro técnicas por protestar y no digirieron la derrota. Galis habló de que habían jugado cinco contra siete y Filipou que habían empezado muy mal, pero en la segunda parte los árbitros no les habían permitido remontar.

Ioannidis, no hace falta decirlo, se volvió loco. Cargó contra los colegiados, principalmente contra el tesalonicense Leonidas Pantazis. Ninguno de los árbitros quiso cobrar los 2000 dracmas que les tocaban, en protesta por las quejas recibidas antes del partido. Tanto el Aris como el PAOK habían declarado que preferían que los árbitros fueran de fuera de Salónica.


La ficha.

Martes 18 de mayo de 1984. Alexandrio Melathron, Salónica.

5.225 espectadores. Al descanso: 45-29.

PAOK: Stavropoulos (26), M. Katsoulis (12), Fasoulas (12), Politis (8), Mpakopoulos (8), Alexandrís (6), Z. Katsoulis (2), Aggelidis, Kosntantinidis, (Polychronakos). Entrenador: Faidon Mathiaou. 12/15 en tiros libres y 31/63 en tiros de dos.

ARIS: Filipou (22), Galis (20), Nikitas (13), Kokolakis (9), Tsajtanis (4), Romanidis (2), Doxakis, Paramanidis, (Stamatis, Georgiadis). Entrenador: Giannis Ioannidis. 12/20 en tiros libres y 29/60 en tiros de dos.

Sorprendentemente, al terminar el partido Giorgos Pantelakis bajó de nuevo al vestuario dispuesto a frenar la euforia. Todos esperaban poder celebrar la victoria por todo lo alto, pero el presidente, que era muy creyente, no quiso porque estaban en medio de la Semana Santa. “En Semana Santa nadie celebra. La semana que viene ya veremos”.

El significado.

Contrariamente a lo que se podía pensar, la victoria del PAOK en aquella final no le sirvió para seguir creciendo. No aprovechó el tirón. Siguió en segundo plano hasta tres o cuatro años después. Matthaiou no continuó en el club y la directiva fichó a Josip Gjergja.

Foto: www.paokbc.gr

En cambio, la derrota en la final unida a la que se produjo una semana después contra el Panathinaikós en la liga, supusieron un punto de inflexión para el club amarillo. El Aris recibió dos golpes durísimos. Lejos de hundirse, el equipo salió de aquello fortalecido. La enorme cura de humildad le vino muy bien al grupo. A veces es mejor dar dos pasos atrás para dar otro enorme hacia delante, como sucedió. En buena parte, aquellos bajonazos condujeron a la directiva a fichar a Panagiotis Giannakis, la pieza del puzzle que haría de aquel equipo una armada invencible.


La “Final de las cabezas rapadas” supuso el primer título para el PAOK desde aquella lejana liga de la temporada 1958-1959 y la primera Copa de las tres que posee la entidad. 

jueves, 3 de septiembre de 2015

Aquellos hombres altos.

Grecia en 1983 con Fasoulas, Kokolakis y Katsoulis.

Voy a hacer un breve repaso de los pívots que han pasado por la Selección. Me parece curioso y necesario hablar de aquellos centers maravillosos que a veces parecían seleccionados por el mero hecho de ser altos, porque entonces eran muy pocos los profesionales que pasaban de 2,10.

Ante la escasez de hombres altos, los pívots gozaban de muchísimos minutos en sus clubes, con lo que con los años mejoraban sus fundamentos extraordinariamente. Sólo una lesión inoportuna o las faltas personales condenaban a aquellos largiruchos al banquillo. Un cinco “dominante” podía pasarse perfectamente 10 años en la Selección. Nadie renunciaba porque jugar en el equipo nacional era un honor. No había muchos que pasasen de 2,10, pero eran los más fieles.

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Grecia ha ganado dos Eurobaskets en su historia, uno con la pareja de cincos Fasoulas/Kambouris y otro con Lázaros Papadopoulos/Bourousis. Dos parejas de lo más curiosas.

Para muchos, tanto Fasoulas como Kambouris eran dos pívots “limitados”, mientras que de Papadopoulos mejor ni hablamos. Uno de los mayores fiascos de la historia de la ACB. En Grecia, sin embargo, siempre han sido considerados buenos jugadores.

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Grecia debutó en partido oficial en el Eurobasket de Egipto de 1949. El pívot de la Selección era el mítico Faidonas Mathiaeu, el Patriarca del baloncesto heleno, que sólo medía 1,90.

Mathiaeu jugó con la Selección 44 partidos en los que anotó 539 puntos. Logró colgarse el bronce en el Eurobasket de Egipto y el bronce en los Juegos del Mediterráneo de 1955. Además, participó en el Eurobasket de París de 1951 y en los Juegos Olímpicos de Helsinki de 1952.

A nivel de clubes, como jugador Mathiaeu ganó 3 ligas, todas con el Panathinaikós. Su último torneo con el equipo nacional fue el Preolímpico de 1956. Se retiró en un amistoso contra Polonia en 1957.

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Un pequeño apunte antes de continuar: Grecia, tras participar en Helsinki, desaparece de los Juegos Olímpicos hasta 1996 (!!!). También se pierde bastantes Eurobaskets por no lograr superar las fases de clasificación (está ausente 10 años entre 1951 y 1961). Tanto los Juegos de los Balcanes, que ya no existen, como los Juegos del Mediterráneo, muy venidos a menos, fueron durante años los torneos que le sirvieron a Grecia para rodarse como equipo, salir fuera y competir.

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Giorgos Trontzos.

La década de los 60, como he explicado muchas veces, es la década del AEK de Atenas. Giorgos Trontzos, pívot de 2,17 y grandes fundamentos, tuvo mucho que ver en el éxito del club amarillo. El AEK y Grecia disfrutaban de un center que marcaría época en el país. Se formó en Estados Unidos y jugó partidos con la Selección de Europa, que no es moco de pavo. Sin duda, Trontzos fue el primer pívot puro que hubo en Grecia. Un interior que jugaba de interior. Además, no era torpe como otros hombres altos de la época.

Con Trontzos, Grecia finalizaba su particular travesía en el desierto y volvía a competir en el Campeonato de Europa. El pívot participó en los Eurobaskets de 1965, 1967, 1969 y 1973, y en los Juegos de los Balcanes un par de veces (en los de 1963 debutó). Su último partido con la Selección lo jugó el 22 de mayo de 1974. Su balance, 136 partidos y 1.543 puntos.

Para disputar la hegemonía del AEK, el Olympiacós fichó a varios americanos y los nacionalizó. El pívot griego-americano fue Giorgos Kastrinakis, de “sólo” 2,04, con quien Trontzos tuvo mil y una disputas a pesar de la diferencia de altura. Brillante en el uno contra uno, zurdo y fuerte, era más técnico que el del AEK. Kastrinakis tardó en debutar con la Selección por temas de papeleo y casi no coincidió en el equipo con Trontzos.

Su primer partido lo disputó contra Austria el 15 de abril de 1973 y su último el 29 de octubre de 1982. Jugó un total de 158 partidos en los que anotó 1.612 puntos. Ganó dos oros con la Selección (Juegos del Mediterráneo de 1979 y Juegos de los Balcanes en 1979) y 4 bronces en Juegos de los Balcanes (1975, 1976, 1977 y 1981). Jugó 4 Eurobaskets: 1973, 1975, 1979 y 1981.

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1979 es un año importante: Grecia gana el oro en los Juegos de los Balcanes y en los Juegos del Mediterráneo. Nunca habían coincidido en el tiempo tres pívots de tanta calidad: Giorgos Kastrinakis, Dimitris Kokolakis y Manthos Katsoulis. Su trabajo e implicación fueron fundamentales para conseguir los títulos. En aquellos tiempos, Grecia iba a los Juegos de los Balcanes y a los del Mediterráneo con el equipo fuerte, no con el “b”. Podían coincidir los torneos el mismo año, que no había problema. En 1979, por ejemplo, Grecia acabó su participación en los Juegos de los Balcanes el 18 de septiembre (4 partidos) y empezó su andadura en los Juegos del Mediterráneo el 23 de septiembre (5 partidos). Un par de meses antes de los Juegos de los Balcanes, la Selección había participado en el Campeonato de Europa de Turín (7 partidos). Tres campeonatos en un verano.

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Kastrinakis y Kokolakis en 1981.

Un poco más joven que Trontzos y Kastrinakis, el siguiente de la lista es Dimitris Kokolakis, el hombre alto que necesitaba el Panathinaikós para plantar cara a los otros equipos de Atenas. Internacional en todas las categorías, Kokolakis dominó la zona hasta la llegada de los largos del norte. Jugó en el Panathinaikós desde 1969 hasta 1983 y en el Aris desde 1983 hasta 1987.

Kokolakis era un 2,15 que conocía muy bien el juego y sabía de sus limitaciones. No era rápido, pero dentro de la zona era una garantía porque tenía un decente movimiento de pies. Nuestro gigante, inconfundible por su bigotito, ganó nada menos que 12 ligas y 5 Copas en los dos clubes que jugó.

Fue un fijo de la Selección entre diciembre de 1973 y 1986. Participó en 4 Campeonatos de Europa: 1975, 1979, 1981 y 1983, y ganó 6 medallas en los Juegos de los Balcanes (4 bronces, 1 plata y 1 oro), además del oro de los Juegos del Mediterráneo de 1979. Vistió la zamarra nacional en 178 ocasiones, siendo su último partido uno de preparación para el Mundobasket contra Polonia el 13 de febrero de 1986. Se quedó a las puertas de poder jugar el Mundial de España. La baja de Fasoulas a última hora debería haberle permitido entrar, sin embargo Politis no opinaba lo mismo.

El dominio sureño se vio roto en el país con la aparición de Nikos Galis. Sin embargo, nunca tuvo en su equipo un pívot nacional de garantías hasta la llegada de Kokolakis, ya veterano, en 1983. En cambio, en el PAOK sí que surgieron dos figuras de altura: Manthos Katsoulis y Panagiotis Fasoulas.

Katsoulis en los USA.

Katsoulis era un pívot de 2,12 que tuvo la oportunidad de formarse un tiempo en Estados Unidos. De buenos fundamentos y con un tiro decente de cuatro metros, estaba llamado a ser el jugador franquicia del PAOK hasta que irrumpió Fasoulas. Manthos era un gran pívot en una plantilla que no podía pelear contra los grandes. Su tremenda calidad le llevó a la Selección en 1976 (debutó contra Checoslovaquia el 6 de junio de 1976).

Fue el capitán de Grecia en los Eurobaskets de 1979, 1981 y 1983. Ganó el oro en los Juegos del Mediterráneo de 1979 y 4 bronces en Juegos de los Balcanes, además del oro de 1979. Se retiró en los Juegos de los Balcanes de 1984. A Katsoulis lo contemplan 165 partidos y 1.371 puntos.


¿Era Panagiotis Fasoulas un petardo? ¿Ha sido el mejor pívot de la historia del baloncesto griego? ¿En qué quedamos?

Las sensaciones que despierta Fasoulas son contradictorias. Sin embargo, si analizamos su rendimiento global, tanto en la Selección como en los clubes en los que jugó, llegaremos a la conclusión de que ha sido el mejor hombre alto que ha dado el país. Ni enormes figuras anteriores como Trontzos o Kokolakis, ni posteriores, más incostantes, como Rentziás o Schotsanitis han tenido mejor rendimiento ni más prolongado que el espigado de la melenilla.

A Fasoulas todos lo tenemos más o menos controlado, porque con él, Galis, Giannakis y compañía Grecia entró en nuestros televisores. Medía 2,13 aunque a veces parecía más alto porque era delgado como un fideo. Desgarbado, lento y a veces torpe, de repente sorprendía poniendo un tapón o colgándose del aro. Fue un poco niño prodigio y desde muy pronto recibió la llamada de la Selección, con la que jugó en todas las categorías. Eso no quiere decir que Fasoulas no se lo tuviese que currar. En el PAOK era donde más le exigían y donde más palos recibió.

Panagiotis Fasoulas debutó con la Selección absoluta en un partido contra Hungría en 1981 cuando todavía era un pipiolo. Ese mismo año, en verano, jugó los Juegos de los Balcanes con el equipo junior. En diciembre hizo lo propio con la Selección absoluta. Doblar competiciones lo haría también años después Efthimis Rentziás ante la escasez y falta de calidad de los pívots.

A nivel de clubes, Fasoulas ganó 5 ligas, 3 Copas, 1 Recopa, 1 Copa de Europa (1 triplete) con el PAOK y el Olympiacós. Con el equipo nacional, el pívot jugó un total de 244 partidos en los que anotó 2.384 puntos (9,77 puntos por partido). Ganó el oro en el Eurobasket de 1987 y la plata en el Eurobasket de 1989. Además, en los Juegos de los Balcanes se colgó un oro (1984), 2 bronces y una plata. Se perdió el Mundobasket de España de 1986 por encontrarse en North Carolina State, pero participó en los Mundobaskets de 1990 y 1994, y en los Juegos Olímpicos de Atlanta de 1996. Dejó la Selección en el Mundobasket de Atenas de 1998 tras 17 años luciendo la blanquiazul. En cualquier otro país del mundo, Fasoulas sería idolatrado y aplaudido cada vez que entrase en un pabellón. En Grecia, sin embargo, eso es imposible.

Argyris Kambouris.

El caso de Argyris Kambouris es de lo más curioso. Su carrera profesional siempre irá unida al Olympiacós, donde jugó 16 temporadas entre 1978 y 1995 (la 1980-1981 la jugó cedido en el Glyfada).

Kambouris debutó en un amistoso contra Israel en 1985. La baja de Fasoulas en el Mundobasket de 1986 le abrió las puertas de la Selección y no desaprovechó la oportunidad. Argyris era un pívot torpón de 2,07 muy trabajador. En ataque aportaba más bien poco, al margen de su incansable capacidad de lucha. Era en defensa donde Kambouris se crecía, cerrando el rebote y colocando tapones. Verlo pelear contra los pívots soviéticos en el 87, pura poesía.

Argyrs Kambouris fue el “Héroe por accidente” de aquella final del Eurobasket de 1987, cuando le robó el rebote a Goborov y anotó los tiros libres, pero sería injusto recordarle sólo por eso.

Con su club ganó 3 ligas, 1 Copa y perdió 2 finales de la Copa de Europa. Con la Selección, se colgó el oro en el Eurobasket de 87 y la plata en el Eurobasket de 89. Además, participó en el  Mundobasket de 1990. Disputó un total de 126 partidos en los que anotó de media 4,15 puntos. El último partido de Kambouris fue uno de preparación para el Mundobasket de 1994 contra Rumanía en noviembre de 1993. La explosión de Rentziás y la sorprendente inclusión de Christos Tzekos en la plantilla dejaron fuera de Toronto al veterano jugador.

Stergakos en Zagreb 1989.

Por problemas de papeles, David “Nelson” Stergakos debutó tarde con la Selección. Stergakos, pívot zurdo de 2,07 de inmensa calidad, fue otro de tantos americanos helinizados por la gracia de Vasilakopoulos. En Europa le pararon los pies y frenaron tanta nacionalización sospechosa.

El pívot marcó una época en el Panathinaikós, club con el que ganó 4 ligas y 4 Copas. Había llegado a Grecia en 1978 y debutado con la Selección en 1981 en un amistoso. Sin embargo, no fue hasta 1989 cuando pudo disputar su primer partido oficial. Ganó la plata en el Eurobasket de Zagreb de 1989 y jugó el Mundobasket de 1990. Stergakos acabó jugando sólo 65 partidos con Grecia.


Efthimis Rentziás estaba llamado a ser el pívot griego y europeo de la década. Debutó con la Selección absoluta en 1992, cuando tenía 16 años. Sobre Rentziás prepararé un post porque es un caso único. Sus veranos doblando competiciones acabarían pasándole factura.

Rentziás era fuerte, tenía clase y dominaba en la pintura con sus 2,12. El pívot más completo que ha visto Grecia, sin duda. Un jugador moderno, preparado y listo. El polo opuesto a los pívots anteriores.

Jugó el Mundobasket de Toronto de 1994 con 18 años, un verano antes de ganar el oro en el Mundobasket Junior de Atenas (1995), donde literalmente se salió. También disputó el Mundobasket de Atenas de 1998 y los Juegos Olímpicos de Atlanta de 1996. 4 Eurobaskets (1995, 1997, 2001 y 2003) completan su currículum. Abandonó la Selección en 2003 lastrado por las lesiones. En total disputó 127 partidos con la zamarra nacional. Jugó en España, en Italia, en Turquía e incluso en Estados Unidos, pero la verdad es que desde que se marchó del Barcelona en 2002 su carrera fue hacia abajo. Ni siquiera en Barcelona el bueno de Efthimis dio todo lo que se esperaba de él.


Otro pívot que estaba llamado a hacer cosas grandes fue Lázaros Papadopoulos, center de 2,13 que empezó a despuntar en el Iraklís de Salónica. Aunque no dominaba tanto el juego como Rentziás, compartió el hecho de jugar desde muy joven tanto en su club como en las categorías inferiores de la Selección.

Lázaros se quedó a medio camino. Iba para estrella pero acabó en “pívot resultón”. Empezó a ganar peso y perdió agilidad. Sus movimientos rápidos y eficaces se volvieron cada vez más lentos y previsibles. Su carrera fue hacia arriba al principio y ganó un triplete con el PAO y una Copa Uleb con el Dynamo de Moscú. Sin embargo, desde que fichó por el Real Madrid, todo fue hacia abajo, principalmente porque el físico no daba más de sí.

Papadopoulos jugó 8 años en la Selección, entre 1999 y 2007. Ganó el Eurobasket de 2005 y participó en el de 2007. Además, se colgó la plata en el Mundobasket de 2006. Podríamos decir que Lázaros iba camino de ser uno de los cincos más imprtantes de siempre con Grecia, pero no pudo por distintas circunstancias. Acabó recordándonos más a pívots torpones de otras épocas que a jugadores modernos.


Incluyo a Kostas Tsartsaris entre los pívots nacionales que han dejado huella, aunque no era un cinco puro. Kostas se convirtió en el hombre para todo. Jugó en la Selección 9 años, desde 2000 hasta 2009, y se colgó el oro del Eurobasket de 2005 y la plata del Mundobasket de 2006. El de Veria era un pívot griego atípico, porque con sus 2,09 podía tanto anotar de tres como machacar en la zona. Nuca brilló pero siempre estuvo ahí. Una garantía en el equipo que solía tapar agujeros cuando los hombres altos se cargaban de faltas personales. Era fuerte y noble, aunque repartía lo suyo. Quizás uno de los hombres más infravalorados junto con Chatzivrettas, pero fundamental para Obradovic en el PAO y para Giannakis en la Selección.


Quizás no debería incluir a Sofoklis Schortsanitis en la lista, básicamente porque sólo jugó 4 años con la Selección, de 2006 a 2010. Debutó en partido oficial con Grecia en el Mundobasket de 2006 y disputó su último partido en el Mundobasket de 2010 contra España. Se colgó la plata de Pekín y el bronce del Eurobasket de 2009. Además, formó parte de la Selección en el Eurobasket de 2007 y en los Juegos Olímpicos de 2008. Anteriormente, con el equipo junior, habíá ganado dos bronces, uno en el Eurobasket de 2002 y otro en el Mundobasket de 2003.

Lo incluyo, sin embargo, por no haber habido otro como él. Con sus 2,06 centímetros desintegró a los americanos en Japón e hizo cosas que jamás se habían visto. Todo fuerza y bravura, no exentos de calidad.

Una pena ver que año tras año Sofo renunciaba a la Selección desde 2010. Siempre fue a la suya y sólo cuando decidió cuidarse o cuando el entrenador de turno lo puso en vereda, espabiló. Los eternos problemas de sobrepeso y su indisciplina estuvieron a punto de tirar al traste un carrera que, siendo brillante, podría haber sido mucho mejor.

54 partidos en total y 439 puntos fueron el balance de Schortsanitis con la Selección.


El último hombre grande que considero que merece estar aquí es Giannis Bourousis. A pesar de sus salidas de pata de banco, siempre ha sido fiel a los colores del equipo nacional. Lleva 10 años acudiendo a las citas y ha sido el pívot titular los últimos campeonatos.

Sin ser un pívot dominante, a sus 2,13 hay que sumarle su capacidad técnica y su experiencia. Su presencia en la pista se nota y en Grecia, ante las bajas de Schortsanitis y otros, manda debajo. Ni Glyniadakis, ni Bougioukas, ni Kavvadás, ni Koufos han discutido nunca su titularidad.

Bourousis se siente cómodo en la Selección y juega bastante mejor que en los clubes que le pagan. De momento lleva 125 partidos y 1.167 puntos. Ganó el oro en el Eurobasket de 2005 y el bronce de 2009.

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Han sido muchos otros los centers de Grecia, pero no han tenido continuidad. A los citados anteriormente como Bougioukas o Glyanadakis quizás habría que sumar a Iakobos Tsakalidis (1998-2003), a Dikoudis, que no era un cinco puro, o algún otro. Sin embargo, creo que la muestra es suficientemente representativa.


Fasoulas y Trontzos.

Trontzos, Fasoulas, Kontos y Kokolakis.


jueves, 20 de agosto de 2015

Jugadores que han vestido varias camisetas de equipos de Salónica.


No voy a hablar de jugadores nacidos en Salónica, aunque hay alguno, sino de profesionales de la canasta que han formado parte de más de un club de la ciudad, bien sea en el parqué, bien en el banquillo.

Hoy es muy habitual en Grecia cambiar de equipo de un año para otro y vestir camisetas rivales de la misma ciudad. No es nada raro firmar un año por el Olympiacós y al año siguiente hacerlo por el Panathinaikós, como hemos visto con Spanoulis, Perperoglou y muchos otros. En Salónica pasa exactamente lo mismo con muchos jugadores y entrenadores. Antes no era así porque el jugador se pasaba 10 años en el mismo club y sólo se movía cuando ya era un veterano.

A muchos jugadores de la Edad de Oro del baloncesto tesalonicense los identificamos con un solo equipo aunque hayan podido acabar sus días en otro club. Veamos algunos ejemplos, aunque seguro que me dejo alguno, teniendo en cuenta que no incluyo a jugadores anteriores a los años 80.

Empezaré por Vangelis Alexandrís, tesalonicense de pro que empezó su carrera en el Anagénesis de Salónica, donde estuvo 4 años. De ahí pasó al Aris, donde jugó desde 1971 a 1980. Coincidió sólo un año con Galis en el que ejerció de perfecto cicerone. Tras 9 años en la entidad quedó libre y firmó por el “enemigo”, el PAOK, donde jugó entre  1980 y 1985. Sus dos últimos años como profesional los pasó en el Iraklís. Es decir, pasó toda su vida profesional en Salónica, su ciudad.

Llamado el Tigre por su manera aguerrida de defender, fue internacional en todas las categorías y se retiró a los 38 años. Alexandrís se hizo entrenador al poco tiempo y no tardó en encontrar banquillo.

En Salónica dirigió al PAOK la temporada  1995-1996, al Iraklís la 1997-1998, al PAOK de nuevo la 2001-2002, al Aris la 2002-2003, al AEK/PAOK 2006-2007, y al Aris entre 2011 y 2013. En medio de todo esto, fue entrenador también del Marousi, del Patras, del Lárisa, del Rodas, etcétera. Además, dirigió a la selección de Jordania en 2013.

Alexandrís con la camiseta del Aris.

Como jugador ganó una liga con el Aris, una Copa con el PAOK y logró un ascenso con el Iraklís. Como entrenador ganó la Copa Saporta con el Marousi en 2001 y la Eurocup Challenge con el Aris en 2003.

He empezado por Vangelis Alexandrís porque, además de ser tesalonicense, es el único que ha vestido las tres camisetas –Aris, PAOK e Iraklís-  y se ha sentado en los tres banquillos. Un monstruo. Sigue en activo. Además, como sucede con Soulis Markópoulos y algún otro, es un vínculo de unión de varias generaciones.

Otro jugador de la misma época que Alexandrís fue Manthos Katsoulis. El pívot, con experiencia en universidad americana –McGill en 1983-, formó pareja con Fasoulas en el PAOK más de 10 temporadas. En los blanquinegros jugó desde 1974 hasta 1988 (salvo el año que estuvo en América), donde había llegado procedente del KAOD. Su vida siempre irá unida al club bicéfalo, aunque siguió jugando en otros equipos tras abandonar el club.

Fichó por el Aris, equipo en el que jugó dos temporadas (88-89 y 89-90) y con el que logró varios títulos, y completó su periplo tesalonicense en el Iraklís (1991-1993) y en el Makedonikós (temporada 93-94). Es decir, Katsoulis ha sido el único griego que ha jugado en los 3 equipos grandes de la ciudad y el Makedonikós, un equipo de la zona norte que llegó a tener su sede en Salónica. Como veremos más abajo, hubo un americano que también llegó a jugar en los 4 equipos.

Katsoulis en los USA.

Fue internacional entre 1976 y 1986. Junto con Kokkolakis y Kastrinakis formó el trío de pívots poderosos que logró el oro en los Juegos del Mediterráneo de 1979.

Logró ganar 3 Copas, una con el PAOK y dos con el Aris, y 2 ligas, ambas con el equipo amarillo.

Dimitris (Takis) Karatzoulidis es un mito del Iraklís, donde jugó 12 temporadas entre 1973 y 1985. Considerada una estrella en su época e internacional con Grecia, fue el culebrón del verano de 1985. El PAOK ofreció 10 millones de dracmas al Iraklís, que estaba dispuesto a venderlo puesto que el jugador ya tenía 32 años. El Aris entró en la puja y el PAOK acabó soltando 55 kilos por el jugador. Ioannidis declaró después que no lo quería fichar, pero así infló la puja. Karatzoulidis se mantuvo en el PAOK cinco años seguidos (entre 1985 y 1990) antes de retirarse en los que no hizo prácticamente nada. Fue uno de los que ganó el oro en los Juegos del Mediterráneo de Slpit en 1979.

Steve Giatzoglou llegó a Grecia en 1972 para jugar en el El Pireo. Lideró el Olympiacós de las 4 Copas y se mantuvo en el club hasta 1984. Fue internacional con Grecia y participó en varios Eurobaskets y Juegos del Mediterráneo.

Stavropoulos (6), Katsoulis (7), Alexandrís (14) y Giatzoglou (10).

Pocos recuerdan que Steve se retiró en el PAOK, donde jugó la temporada 1984-1985, y que su carrera como entrenador la inició en Salónica. Dirigió al Iraklís y al Aris desde el banquillo, aunque con poco éxito.

Nikos Stavrópoulos llegó al PAOK procedente del Lárisa en 1983. Fue uno de los fichajes estrella de la época, sobre el que ya escribí aquí. Se mantuvo en el club hasta 1992 y fue una de las piezas claves de la Dinastía bicéfala (1986-1996).

Aunque su nombre siempre irá ligado al PAOK, jugó también una temporada en el Iraklís (temporada 1992-1993).

Vivió desde dentro la eclosión que supuso el Eurobasket de 1987, puesto que era miembro de la selección, y ganó títulos con el PAOK (una Copa, una liga y una Recopa).

Es el actual director deportivo del PAOK. Ha entrenado a equipos de las categorías inferiores de la Selección y ha trabajado en alguna universidad de Estados Unidos como ayudante.

Así como el nombre de Stavropoulos siempre irá unido al del PAOK, el de Nikos Filipou irá al del Aris, donde jugó desde 1981 hasta 1991. Procedente del Ioannina, llegó al junior del club de la mano de Dusan Ivkovic. Fue el cuatro titular de la Dinastía amarilla e insustituible en la Selección desde 1981 hasta 1989.

Ganó el oro en Atenas 87 y la plata en Zagreb 89, además de múltiples títulos con el Aris (8 ligas y 5 copas).

Duda fue por él y fichó por el PAOK, donde jugó entre 1991 y 1993, ganando una liga y disputando su cuarta Final Four (las tres anteriores con el Aris). Terminó su carrera en el Papagou.

Tras su retirada se mantuvo vinculado al baloncesto como mánager de la Selección Nacional, con la que ganó el Eurobasket de 2005 y la plata de Mundobasket 2006.

La vida deportiva de Slobodan Subotic siempre irá unida a las ciudades de Ljubiana y Salónica. Procedente del Olimpija de Ljubiana, jugó 6 temporadas en el Aris de Galis y Giannakis (de 1987 a 1993) al que llegó con 31 años. Acabó jugando como griego con el nombre de Lefteris Subotic. De amarillo ganó 5 ligas y 5 Copas antes de retirarse.

Subotic dirigiendo al Iraklís.

Se quedó en la ciudad y trabajó como ayudante de Dragan Sakota en el Iraklís. Cuando el serbio se marchó, se convirtió en primer entrenador del club azul (1994-1995). Su buena campaña lo llevó a fichar por el AEK, donde estuvo una temporada antes de firmar por el Aris (1996-1997). Después entrenó al Panathinaikós y al Panionios, antes de regresar a Salónica para entrenar al PAOK durante unos meses en 2001. En la temporada 2002-2003 dirigió al Olympiacós.

En la temporada 2010-2011 volvió al banquillo del Aris pese a las quejas de la afición, procedente del Cedevita. También llegó a entrenar a la Selección de Eslovenia.

Recapitulando, en Salónica Subotic ha entrenado al Iraklís, al PAOK y al Aris dos veces, mientras que en Atenas ha dirigido al AEK, al Panathinaikós, al Panionios y al Olympiacós. Es decir, prácticamente a todos los grandes de Grecia. Un caso único.

Como entrenador conquistó 2 ligas con el PAO, una Copa con el Olympiacós y una Copa Korac con el Aris en 1997.

Otro jugador mítico de Salónica es Lefteris Kakiousis, base histórico del Iraklís, donde jugó 10 temporadas (desde 1987 hasta 1997). Cuando terminó su andadura con el equipo azul, fichó por el PAOK, en el que jugó 2 años y ganó una Copa. Entre 1999 y 2002 formó parte del Makedonikós.


Al poco de retirarse, empezó su carrera como entrenador. En el club de su vida, el Iraklís, se mantuvo tres temporadas (de 2002 a 2005). Posteriormente, compaginó el cargo de entrenador del AEK y luego del Marousi con el de asistente de Panagiotis Giannakis en la Selección. Formaba parte del cuerpo técnico de aquel equipo que ganó el Eurobasket de Belgrado y logró la plata en Pekín. En la temporada 2009-2010 volvió a dirigir a su Iraklís.

El pívot Michail Missounov jugó en el Aris desde 1987 hasta  1997. Procedía del Sibenik Sibenka KK y se marchó diez años después al Iraklís, donde jugó sólo una temporada (1998-1999). Luego jugó en Italia. En Grecia el pobre Michalis acabó teniendo problemas con la justicia.

Mike Jones fichó por el PAOK procedente de Auburn Tigers de la NCAA y fue el primer americano en jugar la liga con el club (temporada 1988-1989). Una año después cambió de equipo y ayudó al Aris de la temporada 1989-1990 a ganar la liga, aunque en el play off final él ya estaba de regreso (fue expulsado del equipo por un asunto feo de marihuana nunca aclarado del todo). A Jones, que también jugó en el Barça, le dediqué este post. Sólo estuvo 2 años en Salónica pero el Cervatillo dejó huella. Es más recordado y querido en el PAOK que en el Aris.

Un caso curioso, aunque luego se repetiría, fue el de Memos Ioannou, mítico jugador del Panathinaikós miembro de la Selección de 1987. Tras 16 temporadas en el PAO en las que ganó 6 ligas y 4 Copas, el base fichó por el PAOK. Con los blanquinegros conquistó la Recopa de Ginebra y llegó a la final de Copa. El Aris se hizo con sus servicios y vistió de amarillo 2 temporadas (2001-2003) antes de retirarse. Ganó la Recopa de Turín. Después de 16 temporadas en el PAO sin conseguir título europeo alguno, Ioannou acabó ganando 2 recopas seguidas en Salónica. Su carrera como entrenador la inició en el Aris.

Papachronis.

El rocoso Pit Papachronis, griego-americano del PAOK que repartía bastante leña (1989-1992) siguió su carrera en el Iraklís (1993-1996). Con el PAOK ganó una liga y una Recopa. Después jugó en otros equipos de Grecia como el Marousi.

Nacido en Viena, Dinos Angelidis estuvo 9 años en el Aris, desde 1990 hasta 1999. Enlazó el fin de la dinastía con la nueva generación que consiguió la Copa Korac del 97. Procedía del Sporting y jugó un año en el PAOK (1999-2000). Se retiró en el Dafni.

Fue internacional y ganó la plata del Eurobasket de Zagreb de 1989. Participó en otros dos Eurobaskets y en las Olimpiadas de Atlanta