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lunes, 12 de septiembre de 2016

El partido perfecto.


Han pasado ya 10 años desde aquel 1 de septiembre de 2006, el día en el que Grecia derrotó a Estados Unidos por 101-95 en la semifinal del Mundobasket de Japón. Theodorís Papaloukás lo ha definido como “el partido perfecto”. Sin dudarlo, la victoria más importante de la historia del baloncesto griego, por encima de las finales de El Pireo del 87 y de Belgrado en 2005, donde Grecia se colgó el oro en el Eurobasket.

Iturriaga lo definió perfectamente durante la retransmisión: “ha ganado el baloncesto”. Aquel día ganó el baloncesto, ganamos todos.

Que un equipo juegue el partido perfecto el día D es lo máximo y supone que cada uno de los jugadores haya rozado la perfección. Así fue. Todo salío clavado.

Juntar a la mejor generación, que llegue en el momento de forma extacto, que el entrenador acierte en todo y que no haya movidas internas durante los días de concentración no es fácil. Cuando todas estas cosas se juntan y el grupo se convierte en una familia, en una piña, surge la magia. Nosotros llevamos 10 años de magia y sabemos perfectamente lo que es eso de estar una década (¡!) en una nube. Grecia tuvo dos años fantásticos y luego empezó el retroceso hasta llegar donde estamos ahora.

El partido perfecto se divide en tres partes claramente diferenciadas.

Desde el principio hasta el 23-33 para Estados Unidos.

La primera parte es la de tanteo, cuando se estudia al otro púgil. El equipo no sale intimidado, pero sí tímido. Forman Diamantidis, Chatzivrettas, Kakiouzis, Fotsis y Papadopoulos. Quinteto emimentemente defensivo contra Joe Johnson, Hinrich, Carmelo Anthony, Lebron James y Elton Brand.


Un inciso sobre el quinteto titular: Diamantidis, Chatzivrettas y Papadopoulos habían coincidido en el Iraklís pocos años atrás junto con Lefteris Kakiousis, ayudante de Giannakis, y Big Sofo, que saldría luego en plan abusón. Recuerdo que en los azules de Salónica, 3D “sustituyó” a Chatzivrettas como líder cuando éste se fue al PAO. Luego también se irían Dimitris y Papadopoulos seducidos por Obradovic. Lázaros y Fotsis son íntimos amigos y jugaban en el Dynamo de Moscú, donde habían coincidido después de compartir verstuario en el PAO y en las categorías inferiores de la Selección.

Con esto quiero decir que aquella Selección era un grupo que se conocía desde hacía años. Kakiouzis, que ejercía de padre de todos aquellos jugadores, había ganado el Mundobasket júnior de 1995 con Rentziás en Atenas y la liga griega en 2002 con Zisis y Dikoudis, piezas importantes del equipo. Bourousis, que había levantado el oro en el Eurobasket de Belgrado, era el cuarto miembro de aquel AEK campeón pero se quedó fuera de los 12 por la irrupción de Schortsanitis.

La Selección no era un bloque exclusivo Olympiacós-Panathinaikós, ni siquiera PAOK-Aris, que apenas tenían presencia (sólo Vasilopoulos, de la cantera del PAOK), sinó un poco de todo con preponderancia de jugadores formados en el Iraklís y en el AEK.

Estados Unidos domina los primeros minutos, más por tímidez griega que por juego. Lebron y Carmelo Anthony son imparables a la carrera, y si Brand, después Howard o Bosh, consigue recibir debajo, no hay nada que hacer. Papadopoulos estrena el marcador griego con su típica jugada de espaldas y su medio gancho.

Grecia se dedica a hacer lo que sabe hacer. Trata de leer la defensa y mover con tranquilidad la bola hasta que ésta le llegue al interior. Pese a la superioridad física y a las primeras ventajas en el marcador, los americanos no consiguen romper. En el correcalles, Lebron y Anthony se mueven como peces en el agua.


Os recomiendo que veáis el partido ahora y lo vayáis parando. Hasta las faltas de Grecia están bien hechas, salvo una o dos. Cuando Lebron o Carmelo van hacia al aro con cara de machacar, el defensa no arriesga y se abre. Los griegos sueltan el remo cuando toca, casi siempre antes de que el americano se levante. Diríamos que son faltas tácticas, pero no antideportivas.

El primer cambio de Grecia es el de Schortsanitis por Papadopoulos, que comete la segunda falta. Hasta en eso Grecia está de enhorabuena porque los cambios forzados salen bien.  

Desde el inicio se ve que el pick and roll frontal va a marcar el devenir de los acontecimientos. Papadopoulos prefiere recibir de espaldas, mientras que Sofo o Dikoudis lo harán con ventaja de cara al aro. No importa quién esté en la pista que siempre se empieza por ahí.

Lázaros no sólo amenaza en la pintura por su corpulencia sinó que además genera espacios desde el poste bajo. Recuerdo que aquel fue posiblemente el último gran partido de Papadopoulos. Desde entonces hasta su retirada, cuesta abajo.

La obsesión de Grecia es no dejar correr y evitar segundas opciones. Los cinco cierran el rebote y van acumulando faltas. El partido griego en ataque no es fluido, pero suma gracias a los tiros libres. Giannakis no permite que Estados Unidos corra.

Entra Sofo a falta de 5:36 y Chris Paul por Hinrich. Horroroso Hinrich todo el partido a pesar de algunos triples.

La primera canasta de Spanoulis es un triple a tabla. 

Entra Papaloukás a falta de 2:35. Recordemos que tanto en el CSKA como en la Selección Theo siempre entraba con el partido empezado. Salía a la pista sabiendo cómo estaba la cosa y hacia adónde tenía que ir el partido. Era titular saliendo desde el banquillo.


Por primera vez coinciden en pista Spanoulis, Papaloukás y Diamantidis, que se reunen en el centro y comentan la jugada.

Con los mejores minutos de Dwight Howard Estados Unidos se escapa ligeramente. El fibrado pívot anota prácticamente todas sus canastas del mismo modo, de mate tras rebote ofensivo. No le meten ningún balón y no es capaz de generar él la canasta, pero aporta dureza y puntos.

Los griegos van repartiéndose las faltas. A pesar de que los Estados Unidos van por delante, parece que Grecia controle la situación, o por lo menos consigue que el choque no se desmadre. Se juega a lo que quieren los helenos incluso cuando los americanos dominan el marcador.

El primer cuarto termina con 14-20 en el marcador para Estados Unidos y la sensación de que hay partido. Eso sí, los de Giannakis tendrán que mejorar en ataque.

El equipo de Giannakis se pone en zona 2-3 en el segundo cuarto. La nueva defensa funciona a pesar de que Grecia la haya utilizado muy poco durante el campeonato. Coach K no reacciona.

USA no trabaja la zona en ataque. Dos pases y a barraca. Reina la anarquía. Jugadas demasiado individuales y tiros sin tener la posición cogida. Parece mentira que los americanos no vean que la defensa griega debe atacarse de otra manera.

Lázaros Papadopoulos comete la tercera personal –en ataque muy dudosa- a falta de 6:45, pero Giannakis lo mantiene en pista y anota el siguiente ataque. Con 23-33 y 5:39 por jugar vuelve Sofo.

Con 23-33, Papaloukás nos enseña lo que va a ser el partido de ahí en adelante con una asistencia colosal a Sofo, que sin embargo falla el mate. A la contra, Chris Paul en lay up recibe un tapón descomunal de Diamantidis. Es justo en ese momento en el que Grecia se mete de lleno en el partido. Si Estados Unidos se hubiese ido de 15 puntos o más antes del descanso, probablemente el partido hubiera ido de otra manera. El tapón de Diamantidis, que muchos destacan todavía hoy como punto de inflexión, marca el inicio de la remontada. En el siguiente ataque, con 4:47 por jugar, Hinrich, un amigo, nos regala tres tiros libres. Empieza el segundo tramo del choque.

Desde el tapón de Diamantidis hasta que Grecia falla su primer ataque del tercer cuarto.

La segunda parte es la de la prefección, que empieza con un parcial de 9-0 que aprieta el marcador (30-33). Si USA falla desde fuera y Grecia consigue cerrar el rebote, el partido se decantará del lado heleno, aunque queda mucho por jugar.


La conexión Papaloukás-Schortsanitis es la belleza, el baloncesto. El base sabe exactamente donde están colocados los 10 jugadores en el parqué. Sofo pasa de ser un tráiler imparable a una bailarina en pocos segundos. Asistimos a los mejores minutos de Schortsanitis en toda su carrera profesional.

Las asistencias de Theodorís son las que enseñan en los colegios, fuertes, directas y verticales. Si las corta el defensor, que se rompa el dedo. Es el momento de Schortsanitis, que mete cuatro seguidas sin que los interiores americanos puedan hacer nada. El traje que le hace Sofo a Bosh es tremendo, pero lo de Papaloukás es brutal, dotando al juego griego de la verticalidad y profundidad que no había tenido hasta entonces, destrozando a la defensa americana. Acompañan Spanoulis y Diamantidis. Momento orquesta. Todos perfectamente afinados. Sinfonía. Grecia se pone por delante 43-38 y sigue haciendo bien las faltas. Estados Unidos no encuentra el ritmo que le conviene en ningún momento. Chris Paul no puede con Papaloukás, que nos regala una extensión maravillosa. 

El descanso llega cuando mejor están los griegos, que dominan 45-41 y van lanzados. ¿Les cortará el ritmo?
Pues no, los griegos salen concentradísimos y acertadísimos tras el descanso. No fallan ningún ataque en muchos minutos. Es asombroso porque anotan prácticamente todos, de dos, de tres, no importa. Es un festival ofensivo extraordinario. Los Estados Unidos están desbordados. Cuando no es Fotsis es Diamantidis o Spanoulis. Por momentos, los yankees parecen un equipillo. Tácticamente, no vemos ninguna variante, nada que contrarreste el brillante juego europeo.


Sofo mete incluso las que se le escapan. Los pívots americanos siguen en la luna. El pívot comete la tercera falta cuando quedan 7:18 y Giannakis opta por la dupla Fotsis-Tsartsarís.

Grecia se pone 9 arriba pero con la sensación de que son más. La diferencia crece: 62-50. Los USA saben que les va a costar mucho. El marcador pesa como una losa. Grecia se sabe superior. Entra Dikoudis a faltas de 6 minutos.

Tal es el grado de confianza que Diamantidis se juega un triple en la cara de un defensor y lo anota, al que le sigue otro de Tsartsarís. Entra todo y Grecia se va de 14. El dominio del tempo del partido es absoluto. Dikoudis, excelente, se une a la fiesta con varias canastas seguidas.

Desde finales del tercer cuarto hasta el final del partido.

La tercera parte del choque empezaría a falta de unos 3 o 4 minutos para finalizar el tercer cuarto, cuando Grecia falla su primer ataque de todo el cuarto. Los helenos atacan mirando el reloj. Baloncesto inteligente de unos contra chispazos de otros.

Todo ha cambiado. Dos cuartos después de un primer cuarto titubeante, Grecia sabe que va a ganar el partido y Estados Unidos que lo va a perder.

Dikoudis trabajando de barrendero no tiene precio. Parece que nadie contaba con él.

Grecia falla un ataque cuando quedan 3:30, pero todo está bajo control. Diamantidis y Papaloukás manejan el tiempo como nadie. Sólo el público parece creer en una posible remontada americana. Las caras de los americanos son todo un poema.

Después del momento de Dikoudis llega el momento de Kakiouzis, que remata la faena. Al capitán no le tiembla el pulso, pide la bola y se la juega. Es una garantía en los tiros libres.

Me gusta pensar que parte del tercer cuarto y todo el último son un homenaje al baloncesto griego de siempre, aquel defensivo que jugaba con el reloj y no permitía al rival sacar la cabeza. El tercer cuarto termina con 77-65 para Grecia.


USA sigue sin entender la zona de Giannakis. Kakiouzis y Spanoulis toman el relevo. Grecia sigue parando el juego con faltas.

Nunca veremos a Estados Unidos jugar con tanta impotencia. Querer y no poder. Hinrich hace una falta antideportiva a Schortsanitis que no es más que la clásica falta de la frustración y que define perfectamente lo que sienten los americanos.


Spanoulis toma la responsabilidad cuando el balón quema. Giannakis lo había tenido en el Marousi y se iba ese verano a Houston. El de Lárisa hace una demostración prodigiosa de como seccionar la yugular. Una de sus primeras exhibiciones.

El baño táctico descomunal. Se enfrentan un baloncesto acedémico que sabe lo que quiere y uno callejero que es incapaz de leer. Grecia mete canastas con sentido, mientras que Estados Unidos lo hace por fuerza.

El carrusel de faltas y de tiros libres no hace otra cosa que alargar la agonía de unos y saborear mejor la victoria a los otros. La hazaña griega todavía la recordamos hoy, no sólo por extraordinaria, sinó por la manera como se logró el triunfo, jugando maravillosamente bien al baloncesto.

Para Estados Unidos aquello supuso un antes y un después. Desde entonces, y ya han pasado 10 años, no han perdido en partido oficial. Grecia tocó el cielo con las manos. Mantener el nivel era imposible y llevamos 10 años en franca decadencia. Costará mucho volver a vivir algo similar.


Acabamos con el uno por uno de aquellos héroes.

Dimitris Diamantidis estuvo excelente, tanto en defensa como en ataque. Jugó 39 minutos en los que anotó 12 puntos con muy buenos porcentajes, cogió 3 rebotes, dio 5 asistencias, metió un tapón y robó 2 bolas. 3D fue el que más jugó, pero no el que más brilló. Sin embargo, su trabajo defensivo en la zona fue fundamental, con esa actividad de brazos y manos.

Nikos Chatzivrettas salió de titular pero acabó jugando sólo 12 minutos. Un robo y un mate fueron su escasa aportación aquel día, aunque su labor defensiva siempre fue encomiable.

Vasilis Spanoulis anotó 22 puntos en 30 minutos, con 6/10 en tiros de campo. Su importancia en ataque fue creciendo a medida que avanzaba el partido. Nunca rehusó de la responsabilidad y supo escoger el momento preciso para lanzar. Un valiente que demostró a los americanos que podía jugar en la NBA. Una pena que los Rockets no lo supieran ver.


Theodorís Papaloukás nos regaló un clínic. En 33 minutos anotó 8 puntos, cogió 5 rebotes y dio 12 asistencias. Repartió juego de forma magistral sin perder nunca de vista el aro. Supo qué hacer en cada momento, corriendo cuando había que correr y frenando cuando había que frenar. Dio una lección a los bases americanos. Su visión del juego y la manera de manejar los tiempos hacen de aquel uno de sus mejores partidos de siempre.

Nikos Zisis no jugó por lesión, pero Nikos también juega. “Sentí como si hubiera jugado”, dice. Estuvo en el banquillo con su ojo morado y su rodilla chunga secando el sudor de sus compañeros. Un fenómeno.


Michalis Kakiouzis hizo un partidazo. Brilló más hacia el final del choque, cuando Sofo y Papadopoulos ya no estaban, sin embargo tuvo su papel desde el principio. Salió de titular y su trabajo fue importantísimo para cerrar el rebote. Su experiencia se notó en los minutos finales, cuando no le tembló el pulso en los tiros libres (6/7). Metió 15 puntos y cogió 6 rebotes en 27 minutos. 

Panagiotis Vasilopoulos jugó sólo unos segundos. No tuvo más oportunidades porque el partido fue rodado. Una pena porque el Vasilopoulos de entonces, el de antes de las lesiones graves, era una pasada.

Antonis Fotsis tuvo que trabajar en defensa como un perro para evitar que le cogieran los rebotes. Salió a tirar desde fuera cuando hizo falta e hizo daño. Metió 9 puntos en 13 minutos.

Kostas Tsartsarís sólo jugó 8 minutos en los que anotó un triple y cometió 4 faltas personales. El buen partido de los interiores y las faltas rápidas condicionaron su juego.

Dimos Dikoudis tuvo un papel estelar. Anotó 8 puntos y cogió 4 rebotes en 12 minutos intensísimos de juego. Su aparición en la semifinal del Eurobasket 2005 había cambiado por completo el curso de los acontecimientos y algo parecido buscaba Giannakis con su aparición. En 12 minutos desmontó a los interiores americanos, que debían estar pensando “de dónde diablos ha salido éste”. Brutal Dimosthenis.
 

Sofoklís Schortsanitis jugó el mejor partido de su carrera. Llegó al campeonato en el mejor estado de forma posible y lo demostró. Nunca más veríamos a un Sofoklís tan hábil, ni siquiera cuando ganó la Euroliga. Hizo un partido colosal, sobretodo en ataque, donde por momentos estuvo imparable. Anotó 14 puntos en 17 minutos de éxtasis, pero además sacó faltas y se mostró rápido. ¿Qué hubiera sido de Schortsanitis de no haberse parado allí?

Lázaros Papadopoulos anotó 8 puntos en 9 minutos. Hizo bien su trabajo el poco tiempo que estuvo en pista, poniendo en aprietos a los interiroes americanos cerca del cristal y generando espacios en el lado débil. Cuando Grecia se puso a correr, tuvo que dejar paso a Sofo porque no era capaz de jugar a ese ritmo. Un buen partido del de Krasnodar al que Giannakis siempre supo sacarle rendimiento.


Panagiotis Giannakis estuvo soberbio. Desde que plantó la zonita 2-3 el equipo fue claramente hacia arriba. Acertó plenamente en los cambios. Jugador que salía, aportaba de manera rompedora. Alternó el juego de dos e incluso tres bases, y llegó a jugar sin center puro. Siempre fue por delante de Krzyzewsky en todas sus decisiones. El baño táctico del griego fue épico.


jueves, 16 de junio de 2016

Y Kill Bill cogió la Katana.


Tardaron poco los periodistas griegos en definir las series finales de la liga como las mejores de toda la historia. La odiosa coletilla se utiliza demasiado alegremente. Cada época es diferente. Algunas series finales entre el PAOK y el Aris, que llegaron al último partido, o entre el PAO y el Olympiacós de no hace muchos años, fueron extraordinarias. Sin embargo, sí es verdad que las finales de este año han tenido un montón de momentos que se recordarán χρόνια και χρόνια.

Los cuatro partidos han sido a cara de perro, reñidos, luchados, duros.. y defensivos, cómo no tratándose de Grecia. Sin duda, todos han merecido mucho la pena.

Por una parte, el Panathinaikós se presentaba en la final con muchísimas dudas y con desventaja de campo. Ya sin Kuzmic ni Pavlovic, Pedoulakis, recién llegado al banquillo, tiró de jugadores nacionales. Por la otra, el Olympiacós, que en la Euroliga se había quedado fuera de los cruces, se jugaba la temporada.

El día del primer partido se producia la triste noticia de la muerte de Iosif Printezis, padre de Giorgos. A pesar del palo, Printezis decidía jugar. Además, el hijo mayor de Lojeski se caía de cabeza contra una mesa de cristal en un restaurante y tenía que ser ingresado en el hospital.

Un día aciago para los de Sfairópoulos, que empezaron el choque demasiado fríos. Curiosamente, el único que respondía era Printezis, que cada vez que anotaba era ovacionado por un pabellón entregado. Hubo momentos verdaderamente emocionantes. Los verdes, de la mano del mejor Calathes de la temporada, llevaban el ritmo y la iniciativa del juego.


A pesar de que los locales siempre fueron a remolque, se mantuvieron casi todo el tiempo a menos de diez puntos. Daba la sensación de que en cualquier momento una buena racha de juego los podía meter en el partido, como así fue. Sin embargo, los tréboles supieron mantener la calma y al Olympiacós le entraron las prisas. Con 81-83 los del Pireo tuvieron la última posesión para empatar o ganar, pero el balón no le llegó a Spanoulis, que había hecho un gran final de encuentro junto con Lojeski y Papapetrou. Dos o tres tíos cerraron a Papanikolaou en la banda y éste no pudo ni levantarse para tirar. El baquillo verde y Dimitris Giannakópoulos saltaron de alegría. Era el primer break de la serie de los tres que habría. Los rojiblancos se iban a casa con la sensación de que el favoritismo les había afectado. El PAO salió reforzado. Lojeski terminó con 21 puntos, Printezis con 17 y Spanoulis con 15. Por los visitantes, Calathes rozó el triple doble (16+8+8) y estuvo bien secundado por Feldeine (15) y Fotsis (13).

El segundo partido fue rácano, difícil, espeso. En el OAKA, los verdes llevaban la iniciativa en un choque que carecía de nervio. En medio de la mediocridad, emergía de nuevo la figura de Giorgos Printezis , el titán de Siros. Al descanso se llegó con un apretado 31-32 y con la sensación de que se mantendría la igualdad hasta el final. Diamantidis y Spanoulis estaban nefastos en el tiro, mientras que Lojeski se resentía de una de sus lesiones. Al belga este año lo ha mirado un tuerto.



El Olympiacós no remató al PAO cuando lo tuvo a tiro y los verdes, empujados por un OAKA a reventar, le dieron el balón a Diamantidis. En la penúltima jugada del encuentro, 3D anotó de tres y puso a su equipo por delante. ¡Qué fantástico final! Rugía el Olímpico. El de Kastoriá, que hasta entonces llevaba 0 de 8 en tiros de campo, parecía sentenciar la contienda. 


Sin embargo, quedaba el último ataque pireota. El PAO decidió defender con 66-65. La pidió Spanoulis, encaró a Calathes desde más allá de 6,75 y con su ya clásico step back, anotó un triple que dejaba congelado el OAKA. ¡Cuántas veces habrá hecho la jugadita de marras el de Lárisa! Spanoulis levantaba el puño delante de la cara de Thanasis Giannakópoulos y todo el banquillo rojiblanco ganaba el túnel de vestuarios a la carrera. Empate a uno y las espadas en todo lo alto.


Pappás fue el mejor local con 12 puntos y Printezis, de nuevo disfrazado de Superman, la pieza clave visitante. El pívot se paró en 20 puntos y 9 rebotes. Spanoulis metió 11 puntos con 2 de 7 en triples. Cabría destacar de nuevo el pésimo partido de Raduljica, un jugador importante con Djordjevic, pero nulo con Pedoulakis. El serbio anotó 3 puntos y cogió 3 rebotes en 11 minutos. Para más inri, Hunter se quedó en 2 míseros puntos y Williams en 5. Haynes ni jugó.


La serie volvía al SEF con un Olympiacós subido. Dimitris Giannakópoulos, cómo no, habló de persecución e incluso amenazó con no ir a jugar el tercer partido si no se le aceptaba una reclamación. Consideraba que Spanoulis había hecho pasos en la última jugada.

Al final, el PAO desisitió en su intento y el tercer partido se disputó con normalidad. El equipo de Pedoulakis volvió a salir muy serio, como en el primer envite de la serie, dominando en todas la facetas del juego, pero sobretodo llevando el ritmo de las acciones. Otra vez Calathes (15 puntos y 6 rebotes) y Diamantidis (10 puntos y 6 faltas recibidas) dirigieron con acierto  y llevaron a su equipo por delante al descanso (41-44). Printezis pagaba los excesos de los primeros partidos y eran Lojeski (16 + 5) y Hackett (9 + 4 y 7 faltas recibidas) los que llevaban el peso anotador local, junto con Spanoulis. El partido estaba en manos de los exteriores. El único pívot que estuvo a la altura fue el sorprendente Papagiannis, que acabó jugando 15 minutos, anotando 9 puntos y cogiendo 5 rebotes. El chaval le quitó el sitio a Raduljica, que sólo jugó 1 minuto y 23 segundos.

Se llegó al último cuarto con ventaja verde por 5 puntos. De nuevo el final se presentaba apretado, tenso, complicado. A cinco minutos para la conclusión el marcador reflejaba un 59-66 inquietante para la afición local. Fue entonces cuando al PAO se le apagó la luz y Spanoulis desenfundó. 7 puntos de Vasilis y 5 de Papapetrou daban la vuelta por completo al tema. Pedoulakis no supo contrarrestar los golpes de katana del de Lárisa, que anotaba otro triple y ponía a los suyos con 6 puntos de ventaja (74-68).

Kill Bill cogió la responsabilidad, anotando 11 de los últimos 13 puntos de su equipo. En total sumó 22 tantos en 27 minutos y medio de juego. Se desató la locura en el Palacio. Spanoulis había vuelto a ser decisivo. El Olympiacós ganaba por 77-72 y se adelantaba 2-1 en la eliminatoria.

Entre el tercer y el cuarto partido, los verdes sacaron un vídeo en las redes señalando una serie de errores arbitrales que ellos consideraban decisivos. En especial cargaban contra el árbitro Tasos Piloidis. La entradas se agotaron en un pis pas en lo que iba a ser el último partido de Diamantidis en su casa.

Un día antes del encuentro se confirmó la baja de Giorgos Printezis por lesión. El bueno de Giorgos lo dio absolutamente todo y su salud lo pagó. Tampoco estará con la Selección este verano.

El Olympiacós empezó fuerte (0-8 y 2-13) con un Papanikolaou resucitado. El PAO salió completamente dormido y con Charalampópoulos y Papagiannis en el quinteto titular. El rubio alero zurdo fue el primero en anotar para su equipo cuando ya se llevaban jugados más de 4 minutos.


El PAO empezó a jugar cuando salieron a la pista Diamantidis y Gist. Un parcial de 11-2 igualaba la contienda. Al descanso los locales dominaban por 35-31 guiados por los dos citados y Nikos Pappás.

A la reanudación, el choque transcurrió a tirones. Un parcial de 4-15 colocaba un 39-50 en el luminoso perocupante para los locales en el minuto 25. Pero de nuevo los tréboles apretaban los dientes en defensa y con un 11-0 del tirón empataba el partido (50-50). A partir de ahí, se mantuvo la igualdad hasta el final, aunque el Panathinaikós llegó a tener ventajas de tres y cuatro puntos.

Con empate a 63, Spanoulis agarró el último balón para no soltarlo. Diamantidis cambió de hombre en un bloqueo y quedó emparejado con Othelo Hunter en la pintura. El de Kastoría defiende haciendo pressing catch al pívot, pero los árbitros no pitan nada. A pesar del buen partido de Hunter, Kill Bill decide sentenciar él. Sin embargo, su tiro desequilibrado desde ocho metros acaba en pedrada indecente. Prórroga.

En el tiempo extra, los verdes mantienen la iniciativa gracias a un Gist sobrenatural que acaba pidiendo el cambio por agotamiento y un Pappás que continúa acertado. Al Olympiacós le cuesta anotar, pero siempre acaba encontrando algo, bien sea con una canasta imposible de Agravanis o con algún triple de Spanoulis. Refuse to loose elevado a la máxima potencia. Los rojiblancos se agarran al partido. 

Ya nadie se sienta. El Panathinaikós tiene el partido en la mano. Parece imposible que no vaya a forzar el quinto. Con tres puntos arriba (71-68), la última posesión es para el Olympiacós, que necesita un triple. Hackett recibe falta personal a falta de 4,3 segundos. El italiano falla el primer tiro libre y no le queda otra que tirar a fallar el segundo. Sorprendentemente, nadie bloquea al lanzador y Hackett consigue palmear la bola hacia atrás cuando esta rebota contra el aro. Mántzaris está completamente solo y la enchufa de tres. 

Me queda la duda de si hay invasión de Hackett cuando tira a fallar o si comete falta sobre Diamantidis al saltar. 3D se queja a los árbitros en balde. Desde luego, la defensa trébol en la jugada es lamentable. 

Con 1,1 segundos el PAO no consigue lanzar al aro a pesar de sacar desde campo ofensivo. Segunda prórroga y el OAKA que no se lo cree. Los tréboles ya estaban pensando en el quinto antes de terminar el cuarto.

A estas alturas ya todo el mundo se ha orinado encima. En la segunda prórroga se siguen los mismos parámetros, con mínimas ventajas verdes, pero con el Olympiacós a tiro de piedra. Pappás comete la quinta. Aparece Papagiannis, anota Papanikolaou y palmea Agravanis. Spanoulis sigue a lo suyo, con triple tras finta y demás. Vasilis lleva 5 de 9 en triples.


El PAO se atasca en su último ataque y la jugada acaba en un tiro lejano de Feldeine que no entra. Los de Pedoulakis han especulado tanto que se han olvidado de ir hacia el aro. Con 19 segundos y ventaja de dos puntos, los verdes deciden defender. Craso error. Kill Bill marea la perdiz, marea a Diamantidis y anota de tres gracias a otro step back maravilloso. El OAKA es un enorme congelador. No hay tiempo para más. Dimitris Giannakópoulos define aquello como una enorme “patada en los cojones”. En menos de una semana Spanoulis ha decidido dos partidos en el OAKA de manera idéntica. Hay que tenerlos muy bien puestos.

El osado de Vasilis Spanoulis decidió dar una de sus mayores exhibiciones el día del adiós de Diamantidis en el OAKA. Encima anotó la canasta decisiva en su misma cara. 25 puntos, 6 rebotes y 7 faltas recibidas con 6 de 10 en triples para el de Lárisa. No hace falta decir nada más.

Con Kill Bill, el Olympiacós ha ganado 3 ligas en 6 años, 2 Euroligas (más una final perdida) y ha conquistado una Copa Intercontinental. Antes de su llegada, los rojiblancos llevaban dos Copas de Grecia en 15 años. 

Hablemos de los nombres propios de las finales, para lo bueno y para lo malo.

Argyris Pedoulakis. No era fácil coger al equipo en el momento en que lo hizo. Sin embargo, consiguió recuperar la esencia en muy pocos días. Metió a Pappás en el equipo e hizo jugar a Papagiannis y a Charalampópoulos. Logró que el PAO recuperase el espíritu de lucha. Le faltó un poco de suerte en los finales de los partidos y echó en falta la aportación de los interiores americanos. Creo que a pesar de la derrota, salió reforzado. Renovó por tres temporadas más.

Miroslav Raduljica, Vince Hunter, Eliott Williams, Marquez Haynes y Hakeem Warrick han sido los protagonistas negativos de las finales.

El serbio sumó 4 puntos en el primer partido, 3 en el segundo, sólo jugó 1:23 en el tercero y no disputó ni un solo segundo en el cuarto. ¿Qué diablos ha pasado con Raduljica?

Claro que eso no es todo. Haynes no jugó el segundo choque, sólo estuvo 48 segundos en cancha en otro, 2:15 en otro... Un desastre. El fichaje ha sido un rotundo fracaso. Casi tanto como el de Eliott Williams, que apenas ha jugado una media de 5 minutos y el de Vince Hunter, que no llegó a jugar el último partido. Por el Olympiacós, la presencia de Hakeem Warrick ha sido testimonial. En definitiva, muy poco protagonismo de los temporeros.

Nikos Pappás (16+9+4 y 8 faltas recibidas en el último partido) y Kostas Papanikolaou (13+6 en el cuarto) han resucitado. Para ambos ha sido una temporada complicada llena de altos y bajos. El base, que no entraba en los planes de Sasha Djordjevic, ha sido fundamental en los esquemas de Pedoulakis y ha cumplido con creces. Papanikolaou ha ido de menos a más en la serie, aunque no ha sido su año. Demasiado gris tanto en la NBA, en la Euroliga como en la liga. Ninguno de los dos estará en la Selección, el primero por decisión técnica y el segundo por lesión de última hora. Los dos necesitan centrarse para empezar a tope el curso que viene.

Giorgos Papagiannis, Vasilis Charalampópoulos, Ioannis Papapetrou  y Dimitris Agravanis han tenido minutos en momentos clave de la serie. Representan la nueva generación que está llamada a dar la cara con la Selección junto a Giannis Antetokounmpo. Un placer ver a chavales tan jóvenes y del país dando el callo. Papagiannis se ha apuntado al Draft. Es gloria divina ver a gente de la cantera en los dos colosos. Cada vez cuesta más verlo en España, por ejemplo.

Nick Calathes ha hecho muy buenas actuaciones (16+8+8 en el primero y 18+8+4 en el último) y parece llamado a ser el base verde los próximos cinco o seis años. Aunque no tiene la presonalidad de Diamantidis, que es insustituible, tiene que ser el director de orquesta. ¿Lo conseguirá?

La actuaciones de Matt Lojeski y Giorgos Príntezis han sido emocionantes. A pesar de que ambos se han visto afectados por cuestiones personales, lo han dado todo en la pista. Han acabado físicamente destrozados. Se han dejado hasta la última gota de sudor. Giorgos acabó sin poder jugar el partido decisivo y Lojeski tuvo que retirarse antes de teminar.

Dimitris Diamantidis (16+6+6 en el decisivo) lo dio todo en lo que fueron sus últimos partidos. Ha hecho una temporada excelente. La pena es que algunnos miembros del grupo no han acompañado. Ha tenido que jugar más de 30 minutos en algún encuentro porque sin él en el equipo se resentía. También Fotsis ha tenido que jugar más de lo esperado en vista del rendimiento de los americanos. Con todo lo que ha dado y lo que ha hecho Diamantidis en esta serie, sería injusto quedarnos con la última jugada.

Vasilis Spanoulis anotó 15, 11, 22 y 25 puntos, pero sobretodo ejerció de líder. Mandó, drigió y pidió el balón cuando éste quemaba. Su demostración de poderío fue brutal. Él ha cambiado la tendencia en Grecia y ha convertido a un equipo looser en un grupo ganador. El Olympiacós, a pesar del varapalo europeo de este año, sigue siendo un equipo duro de pelar. Con los retoques necesarios, volverá a llegar a la Final Four. Evidentemente, ha vuelto a renovar.

El día del cuarto partido Kill Bill sacó su katana y empezó a cortar cabezas. Creo que la matanza superó a la de Madrid, cuando después de fallarlo todo en el primer tiempo, se dedicó a degollar rusos en el segundo, conduciendo al Olympiacós a la final de la Euroliga el año pasado.






















martes, 7 de junio de 2016

Un fin de temporada repleto.


El final de curso de la temporada 2015-2016 ha sido el más movido e interesante de los últimos años. Además de todas la noticias referentes a la serie final de la liga, hay que sumar las de los partidos por el tercer puesto y todas las relacionadas con la Selección. Han sido tantas y tan variadas, que casi mejor enumerarlas.

1. La serie de semifinales entre el Panathinaikós y el Aris dio mucho que hablar, sobre todo por la salida nocturna del trío Feldeine-Haynes-Gist y el castigo impuesto por Pedoulakis, que los dejó sin jugar el cuarto partido.

Los de Salónica forzaron el quinto en un choque polémico. Durante el calentamiento, tuvieron que parar a Eliott Williams, que se iba directamente contra el público. Algún gracioso le lanzó un vaso de agua y el americano montó en cólera. Supongo que no sabía cómo se las gastan en el Nick Galis Hall. Tuvo que mediar Diamantidis y algún otro para que la cosa no fuera a mayores.

Pero eso no fue todo. Con el partido empezado, el público se puso a insultar a la madre de Diamantidis y el árbitro paró el choque. Se negó a seguir si no paraban los insultos. Yo, que he visto unos cuantos partidos calientes en ese pabellón, doy fe que por los altavoces siempre tratan de calmar los ánimos e invitan a la gente a animar, no a insultar, pero la tarea es harto complicada. Lo más triste de todo es que era el último partido de 3D en el miítico Alexandrio y en lugar de ovacionarle, todos mentando a la madre. De muy mal gusto.

Casi de tan mal gusto como los insultos a la madre de Antonis Fotsis, ya fallecida, por su nacionalidad turca (Fotsis ha pedido la doble nacionalidad hace poco).

La nota oficial de prensa del club amarillo condenando los actos no borra la penosa imagen ofrecida.

Por si fuera poco, algunos aficionados boicotearon la rueda de prensa de Pedoulakis golpeando además el túnel de camino a los vestuarios. Los gritos y los golpes en la pared de la sala de prensa hicieron que el entrenador verde se levantase antes de terminar. Una estúpida manera de ensuciar dos importantes victorias.

2. También hubo noticia en la otra eliminatoria. Jure Zdovc soltó un gancho de derecha contra su jugador Taurean Green, que por suerte no llegó a impactar en el rostro del americano. El rifirrafe se produjo en el banquillo amarillo ante la atónita mirada del resto de jugadores. Green fue cortado de inmediato.

3. El Panathinaikós ganó el primer partido en el Palacio de la Paz y de la Amistad. Los atenienses dominaron el partido de cabo a rabo a pesar de que el Olympiacós tuvo sus opciones. Gist y Feldeine recuperaron en nivel, aunque el mejor de todos fue Calathes, que se salió. Pappás resucitó y por momentos nos recordó al de Belgrado hace dos temporadas.

Para el Olympiacós, el partido se jugó en circunstancias extrañas. Ese misma mañana había muerto el padre de Printezis y a la hora de comer el hijo mayor de Lojeski tuvo un accidente en un restaurante. El chaval se cayó sobre una mesa de cristal y por poco se mata. Mucha sangre y 20 puntos en la boca y en la barbilla. Un susto de muerte.

Fue emocionante ver como Giorgos Printezis anotaba de gancho una y otra vez. En cuanto el PAO consiguió cortar la racha, el Olympiacós desapareció. Spanoulis y Papapetrou tomaron el relevo en la seguda parte, pero siempre fueron por detrás. El último balón no le llegó al jefe y Papanikolaou no consiguió lanzar.

Un par de notas a destacar. El presidente del PAO, Dimitris Giannakopoulos, reapareció en un pabellón griego después de su sanción y de qué manera. Estuvo todo el partido sentado debajo de la canasta gesticulando e increpando, para no perder la costumbre.

El segundo hecho a destacar es algo que no pasó desaperceibido en la prensa griega y que es de aplaudir. Desde un sector del campo un grupo de aficionados empezó a insultar a Dimitris Diamantidis, algo inevitable en un derby de estos. Sin embargo, desde una de las puertas donde se sitúan los más radicales, mandaron callar. Menuda sorpresa. Un pequeño gesto que deja en muy buen lugar a la gente del Olympiacós. No cuesta tanto.   

4. La serie por la tercera plaza a priori no tenía el menor interés más allá de seguir viendo a Okaro White. En el primer partido, el Aris se durmió en los laureles y el AEK dio la vuelta en la segunda parte.

El segundo partido pasó a ser noticia desde bien pronto. Uno de los ábritros señalaba dos técnicas seguidas a Mcneil, que quedaba expulsado. El base se fue directo hacia el juez con intención de sacudirle. Varios jugadores amarillos y el coach Priftis se pusieron en medio y evitaron problemas mayores.

5. El partido continuó sin mayores problemas hasta el tramo final. Papantoniou y Waters se picaron y acabaron encarándose. Saltaron ambos banquillos a la pista y la bronca acabó con un montón de expulsados. Tantos que el choque acabaron jugándolo tres jugadores por cada equipo. Lo que en principio era un partido sin trascendencia acabó en las portadas.

Hubo protesta oficial del Aris que no sirvió de nada. Para el tercer encuentro, los aficionados fueron al Alexandrio pero se quedaron fuera viéndolo en una pantalla gigante en señal de protesta. Cuatro jugadores fueron multados por los incidentes del tercer embite y sancionados con un partido. ¡Qué cosas!

6. El segundo partido de las finales fue a tirones. Cogió ventaja el Olympiacós, pero el PAO logró igualar antes del final. Ni Spanoulis ni Diamantidis estuvieron bien, pero aparecieron en los dos últimos ataques. El de Kastoriá anotó su primer triple después de 7 u 8 lanzamientos a menos de un minuto para el final y estalló el OAKA. Sin embargo, el de Lárisa pidió la última bola y la enchufó desde muy lejos con la mano de Calathes en la cara. Era el segundo triple de diez intentos. Vasilis pegó un bote de alegría y levantó el puño ante la atónita mirada de Thanasis Giannakopoulos. La salida a la carrera del Olympiacós nos recordó otros tiempos. Máxima igualdad y sensación de que podía pasar cualquier cosa en el tercero.

7. El Kymi BC se coló en medio de las noticias sobre las finales. ¡El equipo de Evia jugará el año que viene en la Basket League Skrats después de 6 ascensos consecutivos!

8. En su gira Antetokounmpros, los hermanos Antetokounmpo metieron a 6000 aficionados en el Nick Galis Hall. Antes ya habían dejado huella en Creta y posteriormente la liaron en Atenas al aire libre. Como invitados acudieron Porzingis, Papaloukás y otros. Un éxito sin parangón.

9. El OAKA pasará a llamarse Nikos Galis. Con semejante noticia amaneció un día el país. Algunos dicen que “ya era hora” y otros no lo ven bien porque el Alexandrio de Salónica se llama Nick Galis Hall desde hace unos años. Siempre hay polémica con estas cosas, pero parece que al final así se llamará.

10. Mientras,  en España, dos griegos daban que hablar. Bourousis recibía el premio MVP de la fase regular y Fotis Katsikaris metía al Murcia en los play off.

11. Nikos Zisis anunciaba que se retiraba de la Selección. A pocos nos pilló por sorpresa después de lo que pasó en el último Eurobasket, pero él todavía no lo había hecho oficial. Su baja se suma a la de Spanoulis y deja a Grecia sin otro de sus puntales.   

12. Los aficionados del PAO y el Prasini calentaron el tercer partido cargando contra los árbitros. Que si pasos de Spanoulis por aquí, que si faltas inexistentes pitadas por allá, etcétera. Incluso se llegó a decir que los verdes se planteaban no jugar el tercer partido.

Siguiendo la tónica de los anteriores, el partido transcurrió igualado, tenso, rácano. El Panathinaikós dominaba el ritmo del partido hasta el último cuarto, cuando apareció Spanoulis. Se lesionó Printezis, el otro héroe de las finales, y Vasilis tomó la responsabilidad. Anotó 11 de los últimos 13 puntos del Olympiacós. El PAO se atascó cuando el marcador reflejaba un 59-66 preocupante para los locales. Entonces Kill Bill sacó la katana y en nada los rojiblancos se pusieron por delante 71-66. Otro triple en el último ataque pireota dejaba el resultado en el definitivo 74-68.

13. El genio de Lárisa no se conformó con eso y en el cuarto partido de las finales repitió lo que había hecho hacía unos días. Un triple desde ocho metros en la cara de Diamantidis daba el título al Olympiacós y dejaba al OAKA con un palmo de narices.

Nadie podía imaginar un adiós tan amargo como el de Diamantidis. La sensación de que en los verdes se acababa una época se acrecentaba después de ver la exhibición de Spanoulis. El cetro de poder cambiaba de localidad. El trono cambiaba de manos.

En cuanto tenga tiempo escribiré más detalladamente sobre las finales, Spanoulis y Diamantidis.

Veamos los nombres propios de estos últimos días.


  • Para muchos chavales, Giannis y Thanasis Antetokounmpo son ya más conocidos que Spanoulis y Diamantidis. La gira que han organizado ha tenido un éxito extraordinario. Nunca nadie en Grecia montó nada semejante. Thanasis ha sido preseleccionado por Katsikaris y por tanto se alejan los fantasmas de verlo con la camiseta verde de Nigeria.


  • Tyler Dorsey, como Thanasis, ha sido preseleccionado por Fotis Katsikaris. El base de los Oregon Ducks causó impresión en su convocatoria con la Selección sub19 el verano pasado y ha sido llamado por Fotis.


  • Fotis Katsikaris ha hecho una gran temporada en Murcia. Es posible que tenga ofertas de clubs más poderosos.


  • Jerel Mcneal casi le pega a un árbitro. Lo pararon entre cuatro o cinco, de lo contrario quién sabe lo que hubiera pasado. Gran temporada la del americano pero estas idas de olla no se pueden tolerar.


  • A Taurean Green casi le pega Zdovc, su entrenador, disconforme con su rendimiento. Nada más acabar el partido, fue cortado irremediablemente.  


  • Okaro White ha sido el MVP de la liga. Se lo rifan. Es casi imposible que el Aris pueda retenerlo porque equipos como el Olympiacós le van detrás. Ya hablé de él no hace mucho.


  • Jure Zdovc ha conseguido reconducir la nave del AEK, que parecía que iba a chocar contra un iceberg. Tras lo de Anosike, Dj. Cooper, Green y demás, ha conseguido una meritoria tercera plaza. No me extrañaría que saliera del club. Que le quiten lo bailado.


  • El PAO recuperó a Argyris Peodulakis como solución de urgencia. El bueno de Argy hizo lo que pudo, pero no consiguió conquistar la liga. Todo hacía indicar que no seguiría en el club ateniense, sin embargo anunciaron su renovación hace unos días por tres temporadas más. En los pocos partidos que ha dirigido, ha dado oportunidades a los jóvenes, algo que Djordjevic no había hecho. A pesar de la renovación, el arranque de la temporada que viene marcará el futuro de Pedoulakis en la “silla eléctrica”.


  • Pini Gershon sonó unos días como sustituto de Pedoulakis. ¿Otro sargento como Ivanovic o Djordejvic? Al ex entrenador del Olympiacós se le vio departiendo amistosamente con Dimitris Giannakopoulos en el OAKA, pero no pasó de ahí. El anuncio de la renovación de Argy acalló de sopetón todos los rumores.


  • Nikos Zisis dejó la Selección. Con Spanoulis, Diamantidis, Zisis, Pappás, Giankobits (lesionado), Vasileiadis, Bramos, Fotsis, Printezis, Schortsanitis, Kaimakoglou y Mavrokefalidis (lesionado) quedaría una Selección guapa. Una pena.


  • Giorgos Printezis es noticia por partida doble. Ha hecho unas series finales fantásticas, aguantando al equipo cuando Spanoulis no andaba fino. Lo de Printezis fue emocionante, casi heroico. Jugó el dia en que murió su padre y, aunque el Olympiacós perdió, fue el mejor de los suyos. El resto de la serie se comportó como un titán. Jugó con tanta intensidad que al final lo pagó con una lesión. Hace unos días anunció que no iría al Preolímpico. Otra baja más que sumar.


  • Lo que ha hecho Vasilis Spanoulis en los tres partidos ganados por su equipo ha sido sencillamente espectacular. Una demostración de liderazgo como la de Gasol contra Francia. Me pregunto qué hubiera pasado si la última bola del primera partido le hubiera llegado a él y no a Papanikolaou.   



  • Dimitris Diamantidis jugó su último partido sin poder brindar un triunfo a su afición. El capitán lo dio todo, tanto en Europa contra el Baskonia como contra el Olympiacós, pero no pudo ser.