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domingo, 19 de febrero de 2017

SEGUIMOS EN LOS 80.


Ayer se disputó la final de la Copa de Grecia en la que el Panathinaikós se impuso al Aris por 68-59 en un partido con poca historia. Los verdes conquistaron su sexta Copa seguida y fue la primera de Xavi Pascual en el banquillo. El título conseguido es más meritorio que los anteriores porque el PAO tuvo que ganar al Olympiakós en el Palacio de la paz y de la amistad en la semifinal y a Aris en el Alexandrio en la final. No hay demasiado que comentar del partido, puesto que los visitantes tomaron ventaja desde el principio y, a pesar de los arreones amarillos, nunca vio peligrar la victoria.


Por supuesto, la final estuvo rodeada de polémica y acabó a palo limpio. El comportamiento ejemplar tanto de jugadores como de entrenadores no se trasladó ni a la grada ni al palco, donde la situación se salió de madre.


En teoría, la organización repartía 1.100 entradas a cada entidad, que tenía sus localidades reservadas dentro del pabellón. Como era de esperar, por cada aficionado del PAO había tres o cuatro del Aris, que ocuparon zonas del campo que no les correspondían.

Aunque los árbitros y los jugadores estaban dispuestos a jugar, Dimitris Giannakopoulos bajó al parqué y se negó en redondo hasta que no se garantizase la seguridad de sus hombres y que se vaciase la zona de detrás del banquillo. El presidente montó el numerito de costumbre, pero decidió jugar después de estar una hora discutiendo con los árbitros. Declaró que jugaría para evitar males mayores. Lo único que consiguió fue encrespar todavía más el ambiente.


El partido fue un truño y sólo Feldeine (MVP) y Calathes brillaron un poquito. Se entregó la Copa justo cuando los aficionados del PAO empezaban a encender sus bengalas. Un ultra lanzó una contra los radicales del Aris y se montó la gorda. Se organizó una batalla campal que podría haber acabado con algún muerto. Los equipos tuvieron que retirarse a los vestuarios, donde se entregaron las medallas a los subcampeones. La policía no pudo evitar la guerra, que se prolongó durante muchos minutos. Las imágenes hablan por sí solas.


En definitiva, lo de cada año hasta que decidieron jugar en campo neutral –Creta- y meter a niños en lugar de adultos. En Grecia es imposible que dos aficiones compartan graderío. Que se preparen en Europa si Olympiacós y PAO se cruzan en la Euroleague. Seguimos en los 80, con bengalas, sin controles, con lanzamiento de sillas, con policías desbordados y presidentes parlanchines. Lamentable.

miércoles, 27 de abril de 2016

Los problemas de los colosos.


El Olympiacós y el Panathinaikós han quedado fuera de la Euroliga. El primero quedó eliminado en el Top 16 y el segundo ha sido barrido recientemente por el Baskonia (3-0). Tratemos de analizar las causas de sendos fracasos.

Olympiacós: entre lesiones y terribles decisiones.

Los problemas de lesiones han sido constantes en el equipo de El Pireo. Sin Patric Young, lesionado de gravedad al principio de la temporada, el Olympiacós perdía a uno de sus pilares interiores básicos. En la liga Sfairópoulos podía tirar de Agravannis y de Milutinov, pero en Europa no daban la talla. Tsairelis tampoco aportaba nada y sólo Hunter y el incombustible Printezis llenaban la pintura. Sobre los cinco partidos que jugó Shawn James, mejor ni hablar. El mayor pinchazo del año.

Young estaba llamado a ser el sustituto de Dunston, que a su vez había llegado en lugar de Hines. Se ha echado en falta a un jugador rocoso capaz de bloquear a Spanoulis en el poste alto. Guerrero llama a guerrero.  

Warrick y Planinic.

Hablemos claro: el sustituto de Young, Hakim Warrick, llegó demasiado tarde. Pedirle a un veterano como Warrick, cuya carrera va cayendo en picado, llevar a los griegos a la Final Four, era una tarea imposible. Se empeñaron en aguantar hasta final de temporada sin otro pívot, pero en el último momento tuvieron que rectificar. Tarde y mal. El recambio debería haber llegado el día después de la marcha de Shawn James. ¿Qué hubiera pasado si, como se especuló, el Olympiacós hubiera fichado a Joey Dorsey otra vez?


A la importantísima baja de Young, se han sumado, en momentos puntuales, las de Printezis, Hunter y Lojeski. Sin duda, la del belga ha sido la que más ha afectado al grupo. Sin la amenaza exterior del alero, el perímetro quedaba en manos de Spanoulis, el irregular Mantzaris, Athinaiou y Hackett. Ningún alero puro. En lugar de fichar uno, llegó Johnson-Odom como temporero y ya no está en la plantilla.

El fichaje estrella de mitad de temporada fue Kostas Papanikolaou, que regresaba a los rojiblancos en loor de multitud. El Barça no quiso llevárselo y acertó. Papanikolaou lleva un par de años estancado. Ni en el Barça, ni en Houston, ni con la Selección, ni con el Olympiacós ha dado ese paso adelante que todos esperábamos. Estaba llamado a ser uno de los líderes de la generación posterior a la de Diamantidis-Zisis-Bourousis-Spanoulis, pero de momento sigue en la sombra. Dj Strawberry ha alternado buenas actuaciones con otras no tan buenas. Un jugador de equipo que no marca las diferencias. En otras palabras, Brent Petway le daba cien vueltas y encima era un tío carismático. Estaba mucho más implicado en la causa y conocía perfectamente su papel en el equipo.

El fichaje más rentable ha sido el de Hackett, el único que ha justificado lo que se pagó por él. El joven serbio Milutinov es todavía un proyecto y no sé si el Olympiacós está para proyectos. Necesita leña. Quizás si durante el verano viaja a los USA y lo endereza la gente de los Spurs...

El Olympiacós apuntaba alto cuando terminó la primera fase de la Euroliga con 8 victorias y 2 derrotas. Sin embargo, quedar eliminado de la Copa ante el eterno rival marcó el inicio del curso y generó dudas –por entonces, James ya era sólo un infausto recuerdo-. En el grupo de la muerte, los griegos acabaron con un fatídico balance de 6 victorias y 8 derrotas. Los dos tropiezos contra el sorprendente Brose y la humillante derrota en Kaunas (75-55) apuntillaron al equipo. La única victoria fuera de casa la consiguió en Vitoria.

Shawn James.

La fuerza de los marineros se ha basado en el trabajo de los espartanos. Los fichajes no han dado ese plus que sí habían dado en años anteriores. Spanoulis no ha sido el de los tres últimos años y sólo Hackett ha encajado bien en el grupo. Sloukas era el complemento perfecto del líder y el equipo ha notado su ausencia, si bien es cierto que el tesalonicense no ha hecho una gran temporada en Turquía. Contra el Real Madrid ha jugado sus mejores partidos del curso. Es decir, los rojiblancos han vuelto a fomentar su juego en Leonidas y sus fieles escuderos. La aportación de Mantzaris, Papapetrou y Printezis, más las ayuditas puntuales de Athinaiou, Papanikolaou y Agravannis han sido insuficientes para llegar a los cruces.

Con ventaja de campo en los play off y con menos partidos en la piernas, el Olympiacós es favorito para ganar la liga. No hacerlo probablemente le costaría el cargo a Sfairópoulos. Los marineros no pueden permitirse un año en blanco.

Por lo tanto, si sumamos la mala política de fichajes, las lesiones –ayer cayó Papapetrou- y el bajón en el rendimiento de Spanoulis, tenemos el cuadro de lo que ha sido el Olympiacós en la Euroliga este año. Un último apunte sobre las lesiones: las graves pueden ser achacadas a la mala suerte, las leves, que han sido infinitas, creo que no. Algo falla cuando cada dos por tres hay ligeras elongaciones, sobrecargas y demás.

Darius Johnson-Odom.

De cara al futuro, no hay que cortar el árbol de raíz. El tronco que forman los espartanos es sólido y el talento está ahí. Dos Euroligas y una final perdida en pista contraria son crédito suficiente. El Olympiacós seguro que volverá, pero tiene que acertar en los fichajes y no mostrarse tan débil fuera de Grecia. El comportamiento en Barcelona, en Khimki, en Kaunas o en Brose ha sido impropio de un equipo campeón.

Giorgos Bartzokas, que ganó la Euroliga y que ahora ha metido al Lokomotiv Kuban en la Final Four, fue menospreciado por la gente y por los hermanos Angelópoulos. Los aficionados decían que Bartzokas había ganado con el equipo de Ivkovic, al que le otorgaban gran parte del mérito. Ahora resulta que es la sombra de Bartzokas la alargada y que puede hacer “descabalgar” a Sfairópoulos del banquillo marinero.

Panathinaikós: poder absoluto, fracaso absoluto.


En Grecia se valora poco al coach nacional. Es una triste realidad. No entiendo muy bien el motivo, aunque supongo que los éxitos conseguidos por los entrenadores serbios llegados en los 80 y en los 90 tienen algo que ver. Algunos presidentes no se han dado cuenta hasta ahora de que el nivel de los entrenadores griegos es muy alto, precisamente porque aprendieron de los grandes maestros. Sólo a Giannakis, heredero directo de Politis y Ioannidis, se le valoró como merecía. Y aun así, Panagiotis tuvo también a otro gran maestro, Bozidar Maljkovic, como entrenador.

Sfairópoulos fue ayudante de Ivkovic en el PAOK hace la tira de años, Itoudis –licenciado en Educación Física por la Universidad de Belgrado- de muchos otros antes de convertirse en la sombra de Obradovic en el PAO, Katsikaris dio sus primeros pasos al lado de Kresimir Cosic y Dragan Sakota, nada menos, etcétera, etcétera. Hay muchos entrenadores griegos que han bebido de fuentes eslavas.

De la rama griega de entrenadores quedan como máximos representantes el mítico Soulis Markópoulos y Giorgos Bartzokas, que pertenece a una generación posterior y que había sido ayudante de Giannakis en el Marousi antes de despegar en solitario. Pero hay muchos otros, la mayoría en equipos de primera, que están pisando fuerte: Dimitris Priftis, Kostas Mexas, Ilías Papatheodorou, Aris Lykogiannis, Charis Markopoulos –hijo de Soulis-, Kostas Flevarakis, etc... Con el cese de Djordjevic, sólo queda Jure Zdovc como representante extranjero en los banquillos griegos. Sin duda, los problemas económicos también han influido en este hecho, pero creo que es positivo que el entrenador griego trabaje.

Dimitris Giannakopoulos fichó a Aleksandr Djordjevic pensando en que en unos años sería el nuevo Zeljko Obradovic. ¿Quién mejor que uno de sus alumnos aventajados? Le dio plenos poderes y se equivocó. Llegó con toda su cuadrilla y no dejó a nadie del cuerpo técnico anterior. No había nadie que conectase con la grada.

Todos sabíamos que la sombra de Obradovic perseguiría constantemente al coach del PAO que le sustituyese, pero no tanto –Zeljko se fue en 2012-. Pedoulakis hizo el doblete el primer año y ganó la Copa el segundo, pocos meses antes de que Giannakópoulos le cortase la cabeza y pusiese a Alvertis, que acabó ganando la liga. La victoria en la Copa no le sirvió a Dusko Ivanovic para continuar hasta el final de la temporada siguiente, y fue sustituido por Sotiris Manolópoulos, que no logró ganar la liga.

Kuzmic y Pavlovic.

Es decir, Argyris Pedoulakis ha sido el mejor entrenador del PAO después de Zeljko. El presidente opta de nuevo por un hombre de la casa que conecta con la grada pese a que quizás no tenga el caché o el glamour de otros y que fracasó en el UNICS. La cuestión es si seguirá o no el año que viene, que lo dudo.

La pregunta que me hago yo siempre es: ¿por qué diablos el Panathinaikós no se quedó con Dimitris Itoudis a la marcha de Obradovic? ¿Qué pasó ahí? ¿Acaso Itoudis sospechaba lo difícil que sería sustituir a Zeljko en el banquillo?

Djordjevic se rodeó de su gente de confianza y se trajo a sus pretorianos. Así, llegaron Raduljica, Kuzmic y Pavlovic. El equipo se balcanizó. Sólo James Feldeine ponía el toque exótico a la plantilla, que empezaba la temporada sin americanos. No sé si Djordjevic pensaba que con lo que tenía podría aguantar todo el año, pero suena muy extraño todo. Nikos Pappás, uno de los jugadores más queridos por la afición, salió del equipo mientras los jóvenes Charalampópoulos y Bochoridis apenas aparecían en choques ligueros contra equipos débiles. Como Dimitris Giannakópoulos le había dado plenos poderes al serbio, le dejó actuar con libertad, aunque estaba claro que la afición cada vez se identificaba menos con el equipo. Los verdes no jugaban a nada pero seguían ganando.

Eliott Williams.

La planificación fue, cuanto menos, extraña. Cuesta entender que una plantilla que debe aspirar a todo empiece el curso sin americanos y los fiche de manera tan precipitada. En enero llegaron Eliott Williams y MarQuez Haynes, y en febrero Vince Hunter. Algo no cuadraba. De buenas a primeras, los recién llegados pasaban a ser las piezas clave del proyecto. ¿Cómo es posible?

La Copa camufló las carencias de una plantilla irregular que lo apostaba todo a la Euroliga. Con los pretorianos y con los guardaespaldas recién llegados podía ser suficiente. El equipo no jugaba a nada, pero seguía aspirando a todo, así que a poco que mejorasen las cosas...


El Baskonia de Perasovic dejó con el culo al aire a Djordjevic y ridiculizó al Panathinaikós de manera inmisericorde. El árbol verde estaba tan podrido por dentro que se derrumbó en tres tardes. Pavlovic y Kuzmic fueron señalados ya después del primer partido por la prensa y por los aficionados, pero todos decidieron hacer piña para intentar sacar adelante los dos partidos del OAKA. Con la tercera derrota, estalló la bomba. Suerte tuvieron algunos que el público decidiera homenajear a Diamantidis en lugar de sacar la mala baba.

El PAO hizo el ridículo, Djordjevic fue cesado ipso facto y fue sustituido por Argyris Pedoulakis. A los pocos días, Kuzmic y Pavlovic fueron dados de baja y Pappás regresó a la plantilla. Kostas Tsartsarís, que estaba entrenando a los chavales de la cantera, pasaba a formar parte del cuerpo técnico. Sin duda, movimientos que intentan hacer de nuevo reconocible al Panathinaikós, que trata de acercarse a su gente tras un año de mal baloncesto.

Lo que más me ha molestado de Djordjevic ha sido la soberbia. No puedes chulearle a la gente cuando te han metido dos meneos –la prórroga del segundo partido no la merecía el PAO- y asegurar que habrá quinto partido, porque baloncestísticamente hablando no tienes argumentos. El baño que le ha dado Peras en la serie ha sido colosal. Desgastando a Raduljica con Planinic, tras un gran primer partido del leñador serbio, alternando a Bertans en la posición de tres y de cuatro, sorprendiendo con Corbacho en momentos puntuales, y castigando en defensa a Haynes, Calathes y Diamantidis con esas carreras de los pequeños Adams y James. Perasovic ha desnudado a Sasha sin Hanga, Causeur ni Shengeila.

El PAO lo hipotecó todo por un coach muy particular y éste se lo jugó todo a una carta, la Euroliga, y le salió mal.

Pedoulakis cayó 3-2 con el Barça, Alvertis 3-2 con el CSKA y Dusko 3-1 con el CSKA. Djordjevic, repito, ha hecho el ridículo.

En la primera fase, el PAO acabó con un flojo balance de 6 victorias y 4 derrotas, ganando los últimos cuatro encuentros de forma consecutiva. Mejoró en la segunda fase y terminó con 9-5, pero el grupo era mucho más débil que el del Olympiacós. La última derrota en Estambul contra el Anadolu Efes fue sospechosa. Al parecer, el PAO prefería el Baskonia al Barcelona. El que elige, suele acabar como ha acabado el PAO.


Todavía queda la liga, pero las sensaciones no son buenas. Algunas piezas no encajan y estamos casi en mayo. Para colmo, se ha lesionado Vladimiros Giankovits y no volverá a jugar este curso. Tengo la sensación de que el PAO ha perdido un año. Tanto Pedoulakis como Dusko Ivanovic habían empezado a poner a los jóvenes, que poco a poco iban ganando confianza. Djordjevic los ha borrado del mapa. Diamantidis se va y Fotsis posiblemente se marche a Turquía. ¿Qué nos queda? Pappás y Giankovits no han tenido continuidad y el resto apenas ha participado. El optimismo por el futuro de hace un par de años (“quiero ganar la Euroliga con Charalampópoulos de capitán”, dijo Giannakópoulos) ahora son oscuros nubarrones.

Claro que cargar sólo contra el entrenador, como ha hecho casi toda la prensa, es vivir de espaldas a la realidad. El único jugador que ha estado a la altura ha sido Dimitris Diamantidis. Ni Raduljica, que fue de más a menos, ni Calathes, despistadísimo, ni Feldeine, fallón, han respondido a las expectativas. Tampoco los tres americanos temporeros ni James Gist, convertido en jugador de highlights y poco más. El PAO no ha jugado como un equipo en ataque y ha defendido muy mal. Sasha se rodeó de un grupo de jugadores físicos para luego no pegar. Bourousis ha dominado desde el poste bajo como ha querido y tanto James como Adams han machacado a triples a unos verdes incapaces de contrarrestar la rápida circulación de balón baskonista.

Pedoulakis tratará de recuperar moralmente al equipo e intentar rescatar a algunos jugadores marginados de la etapa anterior. Todo para intentar ganar la liga con el factor cancha en contra. Argyris, que como Bartzokas fue menospreciado por su gente pese a conseguir el doblete, ha acudido a la llamada cuando podría haber dicho que no, en un gesto que le honra. Sólo espero que si no gana la liga no se le echen encima como hace un par de años.


Un último apunte antes de terminar. Todos los periodistas griegos de baloncesto están de acuerdo con el cese de Sasha Djordjevic. La imagen de equipo deshecho y sin alma, impropia de un club como el verde, dejó a todo el mundo sorprendido y desolado. No entiendo como la prensa entendida ha menospreciado tanto al Baskonia, casi dando por segura la clasificación para Berlín antes de empezar la serie. ¿No habían visto jugar a los vitorianos en toda la temporada?



Posdata: Dimitris Giannakópoulos tiene sus prontos y a veces se comporta como energúmeno. Sin embargo, esta vez debo felicitarle por su comportamiento al terminar el tercer partido, bajando a proteger a Bourousis por lo que pudiera pasar y entrando en el vestuario baskonista para dar la enhorabuena. “Este año habéis practicado el mejor baloncesto de Europa”. Parece ser que Dimitris era el único que había visto al Baskonia a lo largo del curso.     

sábado, 9 de mayo de 2015

Más madera.




En Grecia la cosa va de lío en lío. Para variar, el último derby entre el Panathinaikós y el Olympiacós acabó en polémica. Un gesto poco afortunado de Spanoulis encolerizó a los aficionados verdes del OAKA y sacó de sus casillas a Dimitris Giannakopoulos, el propietario del club.


El capitán rojiblanco “hizo un Riquelme” tras un triple, gesto que ya había realizado en el SEF, su casa, un día de remontada, y el público local se cabreó. Hubo un amago de invasión y cayeron objetos al banquillo desde la grada durante un tiempo muerto, y el partido se paró unos minutos. El choque pudo terminarse y acabó con la victoria del Olympiacós por 66-77.

El jaleo continuó en los vestuarios, donde Dimitris Giannakopoulos insultó gravemente a Spanoulis. La Federación sancionó al PAO con una multa de 38.500€ y tres partidos a puerta cerrada, y a Spanoulis con una de 400€.


Mi opinión personal del asunto es que ni el gesto de Spanoulis fue para tanto, ni el lanzamiento de objetos y amago de invasión tampoco. Claro que Spanoulis debe entender que no se trata sólo del gesto, sino de lo que significa para el máximo rival que lo haga un jugador como él, ex-verde que ha hecho del Olympiacós el mejor equipo de Europa dos veces. Vasilis se humanizó y reaccionó como lo hacía Petrovic en territorio hostil, tocándose las orejas en lugar de levantando el puño, pero nada que ver con la reacción de Bodiroga  en el SEF cuando “le devolvió” al público la botella que le había lanzado, por ejemplo. Podría haber sido peor.

En cuanto a la reacción del público, fue suave en comparación a otras veces, si bien es cierto que el Olympiacós echó a correr en cuanto cayó el primer mechero y la policía no dio opción a que la cosa fuera a más. Además, se pudo jugar el último minuto y pico, hecho que en otras ocasiones no se había producido.

Sobre Dimitris Giannakopoulos queda poco que decir. Su reacción, por enésima vez, fue desproporcionada y perjudicial para el club. No será la última. 


A raíz de lo sucedido, me surgen dos dilemas sobre los cuales me cuesta definirme:

1) ¿Debe un deportista no mostrar su euforia en pista ajena para evitar posibles “represalias”? Sí, ya sé que dependiendo del país la cosa cambia. En España sería impensable que la policía tuviese que acordonar la casa de Rudy Fernández por levantar el puño en el Palau o por dirigirse a la grada, ¿no? ¿Quizás en Grecia se está “futbolizando” demasiado el baloncesto? ¿Consideráis el gesto de Spanoulis una provocación? ¿Tiene que aguantar un profesional que toda la grada le insulte a él y a su mujer durante más de dos horas?

2) ¿Qué haríais si pertenecierais a un club presidido por alguien como Dimitris Giannakopoulos? De buenas a primeras, podríamos pensar que lo mejor sería echarlo. Eso es imposible. Tiene el poder absoluto, porque es el que paga. Si se marcha él, el PAO deja de estar en la élite. Sí, ya sé que la masa social del conjunto de Atenas es muy grande, pero me temo que en cuanto el nivel del equipo empezase a bajar, muchos aficionados “emigrarían”. Es muy fácil hablar desde un sofá o en una cafetería, pero los que ponen la pasta en el baloncesto son la familia Giannakopoulos, ninguna otra. Lo peor de este poder absoluto es que no hay oposición. Nadie se atreve a discutir las decisiones de Dimitris Giannakopoulos. Se critica con la boca pequeña e incluso con miedo.

El positivo de Gist y el adiós de Ivanovic.


Desde la consecución de la Copa, al Panathinaikós todo le está saliendo mal. Costó ganarla casi tanto dentro como fuera de la cancha, pero al final se consiguió. Nada hacía pensar que a partir de ahí el equipo caería en barrena, empezando por el positivo por marihuana de James Gist en la final de la Copa contra el Apolonas Patras. El PAO solicitó el contraanálisis, que volvió a dar positivo, con lo que el jugador, que había renovado por dos temporadas más no hace mucho, puede darse por despedido. Además, Gist es reincidente porque ya dio positivo en el Partizan años atrás. La ausencia del americano en el tramo final de la liga, se me antoja fundamental. Contra el Olympiacós se notó muchísimo que Gist no estaba.

Sobre la destitución de Ivanovic, para mí injusta e incomprensible, deberíamos volver a hablar de la “futbolización”. Dimitris Giannakopoulos lleva ya casi más entrenadores en tres años que su tío en veinte. En el banquillo verde, la sombra de Zeljko es alargada. Cualquiera que trate de compararse con el serbio lleva las de perder. Al parecer, ni el propietario ni la afición lo tienen claro.

Dusko Ivanovic ha pagado una mala Euroleague, en la que ha acabado con más derrotas que victorias, y dos partidos perdidos contra el Olympiacós. La mala imagen en Rusia contra el CSKA sumada a un cuarto partido en el que hubieron algunos pitos, hubieran quedado en el olvido de no ser por la última derrota en casa contra el equipo de El Pireo. Pero como el banquillo del OAKA es, de un tiempo a esta parte, una silla eléctrica, Dusko ha sido fulminado.


Analizándolo fríamente, el PAO este año no tenía plantilla para llegar más lejos en Europa de donde ha llegado, ha ganado la Copa y peleará la liga hasta el final con desventaja de campo, más o menos como cada año. Lo que sí es criticable de Dusko es que se haya equivocado con algunos jugadores. Los interiores Wright, Nelson y Lawal  le han salido rana o no ha sabido sacarles provecho. Slaughter está siendo demasiado irregular y Blums juega muy poco. Los únicos extranjeros que han rendido como se esperaba han sido Gist, que ya estaba el año pasado, y el uruguayo Batista. Muy poco.


Con Argyris Pedoulakis, que ganó la liga y la Copa, se tuvo más paciencia que con Dusko Ivanovic, pero se le criticó duramente por no dar oportunidades a los jugadores jóvenes, algo que precisamente sí ha hecho Dusko. La explosión de Pappás, la mayor solidez de Giankobits, la titularidad del júnior Charalampopoulos, los minutos de Lountzis y la aportación cada vez mayor de la dupla Papagiannis/Diamantakos es mérito del montenegrino y de su equipo técnico. Pero tanto la afición como Dimitris Giannakopoulos deberían haber entendido que los resultados no iban a ser inmediatos. El equipo sigue apoyándose, no sé si demasiado, en la sabiduría de Diamantidis y el trabajo de Fotsis, que están en sus últimos años. Entre los citados y la generación más joven se encuentran Pappás y Giankobits, de la generación Papanikolaou, Sloukas, Mantzaris, que con Ivanovic han gozado de la continuidad que no habían tenido antes.


En el PAO hay una extraordinaria base nacional con la que trabajar, incluso si se retiran Diamantidis y Fotsis, pero falta paciencia. No entiendo el porqué, ya que incluso en época de transición los verdes han seguido ganando títulos. Eso sí, hay que afinar en los fichajes foráneos, porque últimamente se están cubriendo de gloria. Si se corrige ese aspecto, el PAO volverá a estar arriba en dos o tres años.     

sábado, 1 de noviembre de 2014

El panorama después de tres jornadas.



A destacar.

Aunque sólo se han jugado 3 jornadas de liga y alguna ronda de la Copa, ya ha habido 3 cambios de entrenador en Grecia.

1. El primero, el del Olympiacós, fue el más sorprendente. Bartzokas dimitió tras la incomprensible derrota contra el Panathinaikós en la Copa.

Thanasis Panachatzís.

2. El siguiente en caer fue Thanasis Papachatzís, entrenador del Panionios. Ya comenté aquí que los Panthers han rozado la quiebra este verano. Cuando parecía que las aguas volvían a su cauce, los malos resultados han provocado la destitución de Papachatzís, que llegó al club en el peor momento. Aunque el Panionios ha conseguido fichar decentemente sobre la bocina (Verginis, Korolev, Xanthopoulos…), la durísima derrota contra el Tríkala (60-98) precipitó los acontecimientos. Vangelis Alexandrís debutará en el banquillo rosa este fin de semana.

Giorgos Skarafikas.

3. Giorgos Skarafikas ha sido cesado esta semana a causa de los malos resultados (3 derrotas de 3 partidos, contra el Aris, el Patras y el AENK). Así, el entrenador que subió a la máxima categoría al Paneleusiniakós desde tercera, se queda en el paro. El año pasado el club logró salvar la categoría milagrosamente. Por muchos cambios de entrenador que se hagan, el Panionios y el Paneleusiniakós son los máximos candidatos al descenso, en mi opinión. Lefteris Tsaousidis dirigirá provisionalmente al equipo.

La polémica: varios frentes abiertos.

1. Sigue trayendo cola el partido de Copa entre el Olympiacós y el Panathinaikós que se jugó en el OAKA y que provocó la marcha de Bartzokas. Comunicados absurdos de unos y otros al margen, el Tribunal Deportivo falló sobre el recurso presentado por el Olympiacós por el partido de Copa: a Dimitris Giannakopoulos le han caído 5 meses de sanción sin entrar a recintos deportivos (recordemos que la nueva sanción es por haberse saltado una idéntica de 3 meses). Se la volverá a saltar, huelga decirlo. Además, el tribunal le ha puesto 44.000 euros de multa al PAO porque había gente en el recinto y por incidentes varios. Sin embargo, por los incidentes que se produjeron contra el AEK, como fueron fuera del OAKA, no hubo sanción.

2. El mismo tribunal ha sancionado al PAOK con 4900 euros de multa por los incidentes provocados en Drama contra el KAOD. Viajó un grupo de aficionados bicéfalos y la lió.

Nick Galis Hall 18-10-2014.

3. Sigue trayendo cola también la decisión del Tribunal Deportivo de la semana pasado sobre el derby de Salónica Aris-PAOK que nunca terminó. El Aris deberá jugar 3 partidos a puerta cerrada y pagar nada menos que 17.300 euros de multa por los incidentes. Además, en principio se daba el partido por perdido al Aris (20-0), aunque los amarillos han presentado recurso y está en suspenso. La gente del Aris está indignadísima.

La frente herida del colegiado Anastasopoulos.

Recuerdo que el árbitro paró el partido a falta de 40 segundos para llegar al descanso porque le cayó un rollo de papel en la frente. Pidió que se vaciase el campo para reanudar el choque, cosa que empezó a hacerse, pero al final no se reinició. Los jugadores del PAOK también querían seguir jugando. He estado en partidos Aris-PAOK bastante más calientes que el del otro día, con lanzamientos de papeles y objetos varios incluidos, pero no ha pasado de ahí.

El affaire Markopoulos.

A vueltas con el posible sustituto de Bartzokas, al margen del “interino” Tomic, salieron estos nombres: Djordjevic, Collet, Katsikaris, Sfairopoulos, Fleming y Markopoulos

Soulis Markopoulos.

Los Angelopoulos tantearon a Soulis Markopoulos, entrenador del PAOK, con contrato en vigor hasta 2019. El acuerdo con él era absoluto, pero les pidió que hablaran con el club primero, que era lo correcto. La noticia corrió como la pólvora y algunos aficionaros se agolparon en las oficinas del club para pedir a Prelevic que no lo dejara marchar. Incluso llegaron a acusar a Markopoulos de traidor. Soulis, 61 tacos, al que le llega la oportunidad de ir aun grande cuando ya no se lo esperaba, renuncia por las presiones de cuatro radicales. Dudar del amor que siente Markopoulos por el PAOK merece la horca. Al final el veterano entrenador se quedó en Salónica y todo arreglado.

Milan Tomic.

Creía que mientras Spanoulis siguiera ganando partidos, los Angelopoulos aguantarían Tomic. No debía ser muy agradable ver nombres cada vez que el equipo perdía. Porque volvería a perder y estaríamos en las mismas. Sin embargo, me veo obligado a editar.

4 de los protagonistas de la semana en una foto.

EDITO: Giannis Sfairopoulos es el nuevo entrenador del Olympiacós. Me parece una buena elección, y que Tomic se quede de segundo, también.
El AEK de lifting.

Carl English.

Dolió mucho la derrota tan contundente de la semana pasada contra el Panathinaikós en el OAKA (92-58). Los atenienses se hacen un lifting y echan a varios de sus americanos, y los que siguen están en la picota. De momento, fuera Kyles y Goodridge. Wright podría ser el siguiente. Llega Carl English, que creo que es mejor que los tres juntos. Ya dije que el AEK ha juntado un buen grupo de griegos, pero les falta un líder. Quizás English.

Glyniadakis a Turquía.

El pívot internacional Andreas Glyniadakis ha firmado por el Royal Hali Gaziantep turco que dirige desde el banquillo Jure Zdovc.

sábado, 11 de octubre de 2014

Batista machaca, Bartzokas se va y a Dimitris se le vuelve a ir la olla.



Al final del post anterior comentaba lo lamentable del sistema de competición de la Copa. Al margen de la chapuza, el primer partido gordo del año ha sido muy jugoso.

Pues bien, en las últimas horas se han precipitado los acontecimientos. La inexplicable derrota del Olympiacós en el OAKA y la posterior reacción de los aficionados rojiblancos han provocado la dimisión de Giorgos Bartzokas.

¿Se larga por el calentón de la derrota y por la reacción desmesurada de la gente o hay algo más?

La cuestión es que los hermanos Angelopoulos han aceptado la dimisión y no le han pedido que se tome, por lo menos, dos días de reflexión. Está claro que los propietarios, lo último que desearían, sería tener en contra a sus propios seguidores. Un comunicado dándole las gracias y hablando de lo buen profesional que es, y adiós.

Parece inexplicable que uno de los clubs más importantes del panorama baloncestístico europeo se quede sin entrenador, aunque sea por dimisión, tras el primer partido oficial de la temporada. Es poco serio y da que pensar. Aunque en Grecia, cosas peores se han visto.

Si analizamos el balance de Bartzokas en las dos temporadas -y un partido-, no es para echar cohetes. Sí, ganó la Euroliga el primer año (los detractores dicen que aquel equipo era de Ivkovic y le quitan méritos al griego), pero nada más. Aunque lo más grave es que el Panathinaikós ha hecho dos dobletes consecutivos y, según muchos, sin tener mejor equipo.

Podría decirse que han sido los verdes los que han echado Bartzokas, porque en los enfrentamientos directos han acabado imponiéndose, incluso cuando parecía que los de El Pireo tenían el partido controlado.


En la decisión, ha debido pesar también la dura derrota en la final del año pasado. Con 2-1 a favor, tras conquistar el OAKA, los rojillos perdonaron en el SEF. Todo el mundo tiene claro que si la situación hubiera sido al revés, los verdes no hubieran fallado. La victoria del Panathinaikós, con un aspirante a entrenador –Alvertis- en el banquillo, bien pudiera haberle costado la destitución a Bartzokas. Pero los Angelopoulos volvieron a confiar en él, aunque imagino que con más dudas que la temporada anterior.

El griego no ha logrado cambiar la tendencia y continúa el dominio verde. Con la marcha de Zeljko de los capitalinos y la llegada Ivkovic a los del puerto (ganó la Euroliga y la liga), parecía que llegaba ese cambio. No fue así.


La gota que colmó la paciencia de los aficionados fue la derrota en el enfrentamiento de Copa, pero sobretodo la manera de producirse. En una OAKA vacío –el choque era a puerta cerrada-, el Olympiacós fue delante durante casi todo el partido, llegando al último minuto y medio con 9 puntos de ventaja. Un parcial increíble de 11-1 para los verdes, con mate decisivo de Batista a escasas décimas del final, hundió a los de Bartzokas. Los de El Pireo dejaban escapar el primer título de la temporada que, casi con toda seguridad, acabará en las vitrinas verdes. Además, debemos tener en cuenta que el PAO tenía bajas notables como las de Gist, Nelson o Mavrokefalidis.


No tardaron en juntarse aficionados a las puertas del SEF, esperando la llegada de la expedición para increparla. Según el periódico Live Sport, empujaron a Bartzokas contra un coche y le golpearon. Además, cargaron contra Mantzaris por su pasado verde. Spanoulis trató infructuosamente de calmar los ánimos, algo que sí consiguió Printezis, que estuvo dialogando con los cabreados aficionados. Tampoco el vicepresidente Giorgos Skindilias, al que siguieron hasta su coche, se libró de la bronca.

Para sustituir a Bartzokas suenan, a día de hoy, 4 nombres: Katsikaris, Fleming, Sfairopoulos y Tomic.

Katsikaris suena tanto en Grecia como en España cada vez que hay un banquillo importante vacío. Compaginaría el cargo con el de seleccionador. El Olympiacós es el equipo que más jugadores aporta a la blanquiazul, por cierto.

Chris Fleming ha hecho grande al Brose Baskets alemán, al que ha dirigido entre 2008 y 2014. 4 ligas y 4 copas lo avalan.

Giannis Sfairopoulos ha sido asistente de grandes entrenadores y ha dirigido a equipos de la liga griega. El último, el Panionios, al que llevó a la tercera plaza hace dos años.

Milan Tomic podría ser el elegido, aunque como primer entrenador apenas tiene experiencia. Podría ser la solución a corto plazo, pero quedando toda la temporada por delante, no creo. De momento, dirigirá al equipo en Patras en el primer partido de liga.

También sonaba Alexandr Djordjevic, aunque él mismo, pese a agradecer el interés, negó cualquier posibilidad.

Más polémica.


A pesar de que el partido debía jugarse a puerta cerrada, había gente en el OAKA. Y no sólo eran directivos, no. Había ultras en la grada que no dejaron de increpar a los rivales e insultaron al vicepresidente del Olympiacós. Además, para no perder la costumbre, Dimitris Giannakopoulos volvió a hacer de las suyas. Insultó a los árbitros y amenazó con ir a sus casas por la noche –los árbitros anotaron dichas amenazas en el acta-. Los rojiblancos presentaron sus quejas, como siempre, pero no pasará de una multa u otro partido a puerta cerrada. Sin estas cosas, Grecia no sería Grecia. Claro.

Pero Antic a los suyo.

El incorregible Pero Antic tuiteó desde Atlanta contra Bartzokas y volvió a ser protagonista. Una vez se burló de él cuando lo comparó con Mr. Bean. Esta vez dijo que “un solo hombre puede acabar con un equipo campeón”. Personalmente, pienso que Antic es un desagradecido.


How one person can destroy a CHAMPIONSHIP TEAM!! Heads up !! We have two more trophies to attack!! Trilos gia panta..