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lunes, 12 de septiembre de 2016

El partido perfecto.


Han pasado ya 10 años desde aquel 1 de septiembre de 2006, el día en el que Grecia derrotó a Estados Unidos por 101-95 en la semifinal del Mundobasket de Japón. Theodorís Papaloukás lo ha definido como “el partido perfecto”. Sin dudarlo, la victoria más importante de la historia del baloncesto griego, por encima de las finales de El Pireo del 87 y de Belgrado en 2005, donde Grecia se colgó el oro en el Eurobasket.

Iturriaga lo definió perfectamente durante la retransmisión: “ha ganado el baloncesto”. Aquel día ganó el baloncesto, ganamos todos.

Que un equipo juegue el partido perfecto el día D es lo máximo y supone que cada uno de los jugadores haya rozado la perfección. Así fue. Todo salío clavado.

Juntar a la mejor generación, que llegue en el momento de forma extacto, que el entrenador acierte en todo y que no haya movidas internas durante los días de concentración no es fácil. Cuando todas estas cosas se juntan y el grupo se convierte en una familia, en una piña, surge la magia. Nosotros llevamos 10 años de magia y sabemos perfectamente lo que es eso de estar una década (¡!) en una nube. Grecia tuvo dos años fantásticos y luego empezó el retroceso hasta llegar donde estamos ahora.

El partido perfecto se divide en tres partes claramente diferenciadas.

Desde el principio hasta el 23-33 para Estados Unidos.

La primera parte es la de tanteo, cuando se estudia al otro púgil. El equipo no sale intimidado, pero sí tímido. Forman Diamantidis, Chatzivrettas, Kakiouzis, Fotsis y Papadopoulos. Quinteto emimentemente defensivo contra Joe Johnson, Hinrich, Carmelo Anthony, Lebron James y Elton Brand.


Un inciso sobre el quinteto titular: Diamantidis, Chatzivrettas y Papadopoulos habían coincidido en el Iraklís pocos años atrás junto con Lefteris Kakiousis, ayudante de Giannakis, y Big Sofo, que saldría luego en plan abusón. Recuerdo que en los azules de Salónica, 3D “sustituyó” a Chatzivrettas como líder cuando éste se fue al PAO. Luego también se irían Dimitris y Papadopoulos seducidos por Obradovic. Lázaros y Fotsis son íntimos amigos y jugaban en el Dynamo de Moscú, donde habían coincidido después de compartir verstuario en el PAO y en las categorías inferiores de la Selección.

Con esto quiero decir que aquella Selección era un grupo que se conocía desde hacía años. Kakiouzis, que ejercía de padre de todos aquellos jugadores, había ganado el Mundobasket júnior de 1995 con Rentziás en Atenas y la liga griega en 2002 con Zisis y Dikoudis, piezas importantes del equipo. Bourousis, que había levantado el oro en el Eurobasket de Belgrado, era el cuarto miembro de aquel AEK campeón pero se quedó fuera de los 12 por la irrupción de Schortsanitis.

La Selección no era un bloque exclusivo Olympiacós-Panathinaikós, ni siquiera PAOK-Aris, que apenas tenían presencia (sólo Vasilopoulos, de la cantera del PAOK), sinó un poco de todo con preponderancia de jugadores formados en el Iraklís y en el AEK.

Estados Unidos domina los primeros minutos, más por tímidez griega que por juego. Lebron y Carmelo Anthony son imparables a la carrera, y si Brand, después Howard o Bosh, consigue recibir debajo, no hay nada que hacer. Papadopoulos estrena el marcador griego con su típica jugada de espaldas y su medio gancho.

Grecia se dedica a hacer lo que sabe hacer. Trata de leer la defensa y mover con tranquilidad la bola hasta que ésta le llegue al interior. Pese a la superioridad física y a las primeras ventajas en el marcador, los americanos no consiguen romper. En el correcalles, Lebron y Anthony se mueven como peces en el agua.


Os recomiendo que veáis el partido ahora y lo vayáis parando. Hasta las faltas de Grecia están bien hechas, salvo una o dos. Cuando Lebron o Carmelo van hacia al aro con cara de machacar, el defensa no arriesga y se abre. Los griegos sueltan el remo cuando toca, casi siempre antes de que el americano se levante. Diríamos que son faltas tácticas, pero no antideportivas.

El primer cambio de Grecia es el de Schortsanitis por Papadopoulos, que comete la segunda falta. Hasta en eso Grecia está de enhorabuena porque los cambios forzados salen bien.  

Desde el inicio se ve que el pick and roll frontal va a marcar el devenir de los acontecimientos. Papadopoulos prefiere recibir de espaldas, mientras que Sofo o Dikoudis lo harán con ventaja de cara al aro. No importa quién esté en la pista que siempre se empieza por ahí.

Lázaros no sólo amenaza en la pintura por su corpulencia sinó que además genera espacios desde el poste bajo. Recuerdo que aquel fue posiblemente el último gran partido de Papadopoulos. Desde entonces hasta su retirada, cuesta abajo.

La obsesión de Grecia es no dejar correr y evitar segundas opciones. Los cinco cierran el rebote y van acumulando faltas. El partido griego en ataque no es fluido, pero suma gracias a los tiros libres. Giannakis no permite que Estados Unidos corra.

Entra Sofo a falta de 5:36 y Chris Paul por Hinrich. Horroroso Hinrich todo el partido a pesar de algunos triples.

La primera canasta de Spanoulis es un triple a tabla. 

Entra Papaloukás a falta de 2:35. Recordemos que tanto en el CSKA como en la Selección Theo siempre entraba con el partido empezado. Salía a la pista sabiendo cómo estaba la cosa y hacia adónde tenía que ir el partido. Era titular saliendo desde el banquillo.


Por primera vez coinciden en pista Spanoulis, Papaloukás y Diamantidis, que se reunen en el centro y comentan la jugada.

Con los mejores minutos de Dwight Howard Estados Unidos se escapa ligeramente. El fibrado pívot anota prácticamente todas sus canastas del mismo modo, de mate tras rebote ofensivo. No le meten ningún balón y no es capaz de generar él la canasta, pero aporta dureza y puntos.

Los griegos van repartiéndose las faltas. A pesar de que los Estados Unidos van por delante, parece que Grecia controle la situación, o por lo menos consigue que el choque no se desmadre. Se juega a lo que quieren los helenos incluso cuando los americanos dominan el marcador.

El primer cuarto termina con 14-20 en el marcador para Estados Unidos y la sensación de que hay partido. Eso sí, los de Giannakis tendrán que mejorar en ataque.

El equipo de Giannakis se pone en zona 2-3 en el segundo cuarto. La nueva defensa funciona a pesar de que Grecia la haya utilizado muy poco durante el campeonato. Coach K no reacciona.

USA no trabaja la zona en ataque. Dos pases y a barraca. Reina la anarquía. Jugadas demasiado individuales y tiros sin tener la posición cogida. Parece mentira que los americanos no vean que la defensa griega debe atacarse de otra manera.

Lázaros Papadopoulos comete la tercera personal –en ataque muy dudosa- a falta de 6:45, pero Giannakis lo mantiene en pista y anota el siguiente ataque. Con 23-33 y 5:39 por jugar vuelve Sofo.

Con 23-33, Papaloukás nos enseña lo que va a ser el partido de ahí en adelante con una asistencia colosal a Sofo, que sin embargo falla el mate. A la contra, Chris Paul en lay up recibe un tapón descomunal de Diamantidis. Es justo en ese momento en el que Grecia se mete de lleno en el partido. Si Estados Unidos se hubiese ido de 15 puntos o más antes del descanso, probablemente el partido hubiera ido de otra manera. El tapón de Diamantidis, que muchos destacan todavía hoy como punto de inflexión, marca el inicio de la remontada. En el siguiente ataque, con 4:47 por jugar, Hinrich, un amigo, nos regala tres tiros libres. Empieza el segundo tramo del choque.

Desde el tapón de Diamantidis hasta que Grecia falla su primer ataque del tercer cuarto.

La segunda parte es la de la prefección, que empieza con un parcial de 9-0 que aprieta el marcador (30-33). Si USA falla desde fuera y Grecia consigue cerrar el rebote, el partido se decantará del lado heleno, aunque queda mucho por jugar.


La conexión Papaloukás-Schortsanitis es la belleza, el baloncesto. El base sabe exactamente donde están colocados los 10 jugadores en el parqué. Sofo pasa de ser un tráiler imparable a una bailarina en pocos segundos. Asistimos a los mejores minutos de Schortsanitis en toda su carrera profesional.

Las asistencias de Theodorís son las que enseñan en los colegios, fuertes, directas y verticales. Si las corta el defensor, que se rompa el dedo. Es el momento de Schortsanitis, que mete cuatro seguidas sin que los interiores americanos puedan hacer nada. El traje que le hace Sofo a Bosh es tremendo, pero lo de Papaloukás es brutal, dotando al juego griego de la verticalidad y profundidad que no había tenido hasta entonces, destrozando a la defensa americana. Acompañan Spanoulis y Diamantidis. Momento orquesta. Todos perfectamente afinados. Sinfonía. Grecia se pone por delante 43-38 y sigue haciendo bien las faltas. Estados Unidos no encuentra el ritmo que le conviene en ningún momento. Chris Paul no puede con Papaloukás, que nos regala una extensión maravillosa. 

El descanso llega cuando mejor están los griegos, que dominan 45-41 y van lanzados. ¿Les cortará el ritmo?
Pues no, los griegos salen concentradísimos y acertadísimos tras el descanso. No fallan ningún ataque en muchos minutos. Es asombroso porque anotan prácticamente todos, de dos, de tres, no importa. Es un festival ofensivo extraordinario. Los Estados Unidos están desbordados. Cuando no es Fotsis es Diamantidis o Spanoulis. Por momentos, los yankees parecen un equipillo. Tácticamente, no vemos ninguna variante, nada que contrarreste el brillante juego europeo.


Sofo mete incluso las que se le escapan. Los pívots americanos siguen en la luna. El pívot comete la tercera falta cuando quedan 7:18 y Giannakis opta por la dupla Fotsis-Tsartsarís.

Grecia se pone 9 arriba pero con la sensación de que son más. La diferencia crece: 62-50. Los USA saben que les va a costar mucho. El marcador pesa como una losa. Grecia se sabe superior. Entra Dikoudis a faltas de 6 minutos.

Tal es el grado de confianza que Diamantidis se juega un triple en la cara de un defensor y lo anota, al que le sigue otro de Tsartsarís. Entra todo y Grecia se va de 14. El dominio del tempo del partido es absoluto. Dikoudis, excelente, se une a la fiesta con varias canastas seguidas.

Desde finales del tercer cuarto hasta el final del partido.

La tercera parte del choque empezaría a falta de unos 3 o 4 minutos para finalizar el tercer cuarto, cuando Grecia falla su primer ataque de todo el cuarto. Los helenos atacan mirando el reloj. Baloncesto inteligente de unos contra chispazos de otros.

Todo ha cambiado. Dos cuartos después de un primer cuarto titubeante, Grecia sabe que va a ganar el partido y Estados Unidos que lo va a perder.

Dikoudis trabajando de barrendero no tiene precio. Parece que nadie contaba con él.

Grecia falla un ataque cuando quedan 3:30, pero todo está bajo control. Diamantidis y Papaloukás manejan el tiempo como nadie. Sólo el público parece creer en una posible remontada americana. Las caras de los americanos son todo un poema.

Después del momento de Dikoudis llega el momento de Kakiouzis, que remata la faena. Al capitán no le tiembla el pulso, pide la bola y se la juega. Es una garantía en los tiros libres.

Me gusta pensar que parte del tercer cuarto y todo el último son un homenaje al baloncesto griego de siempre, aquel defensivo que jugaba con el reloj y no permitía al rival sacar la cabeza. El tercer cuarto termina con 77-65 para Grecia.


USA sigue sin entender la zona de Giannakis. Kakiouzis y Spanoulis toman el relevo. Grecia sigue parando el juego con faltas.

Nunca veremos a Estados Unidos jugar con tanta impotencia. Querer y no poder. Hinrich hace una falta antideportiva a Schortsanitis que no es más que la clásica falta de la frustración y que define perfectamente lo que sienten los americanos.


Spanoulis toma la responsabilidad cuando el balón quema. Giannakis lo había tenido en el Marousi y se iba ese verano a Houston. El de Lárisa hace una demostración prodigiosa de como seccionar la yugular. Una de sus primeras exhibiciones.

El baño táctico descomunal. Se enfrentan un baloncesto acedémico que sabe lo que quiere y uno callejero que es incapaz de leer. Grecia mete canastas con sentido, mientras que Estados Unidos lo hace por fuerza.

El carrusel de faltas y de tiros libres no hace otra cosa que alargar la agonía de unos y saborear mejor la victoria a los otros. La hazaña griega todavía la recordamos hoy, no sólo por extraordinaria, sinó por la manera como se logró el triunfo, jugando maravillosamente bien al baloncesto.

Para Estados Unidos aquello supuso un antes y un después. Desde entonces, y ya han pasado 10 años, no han perdido en partido oficial. Grecia tocó el cielo con las manos. Mantener el nivel era imposible y llevamos 10 años en franca decadencia. Costará mucho volver a vivir algo similar.


Acabamos con el uno por uno de aquellos héroes.

Dimitris Diamantidis estuvo excelente, tanto en defensa como en ataque. Jugó 39 minutos en los que anotó 12 puntos con muy buenos porcentajes, cogió 3 rebotes, dio 5 asistencias, metió un tapón y robó 2 bolas. 3D fue el que más jugó, pero no el que más brilló. Sin embargo, su trabajo defensivo en la zona fue fundamental, con esa actividad de brazos y manos.

Nikos Chatzivrettas salió de titular pero acabó jugando sólo 12 minutos. Un robo y un mate fueron su escasa aportación aquel día, aunque su labor defensiva siempre fue encomiable.

Vasilis Spanoulis anotó 22 puntos en 30 minutos, con 6/10 en tiros de campo. Su importancia en ataque fue creciendo a medida que avanzaba el partido. Nunca rehusó de la responsabilidad y supo escoger el momento preciso para lanzar. Un valiente que demostró a los americanos que podía jugar en la NBA. Una pena que los Rockets no lo supieran ver.


Theodorís Papaloukás nos regaló un clínic. En 33 minutos anotó 8 puntos, cogió 5 rebotes y dio 12 asistencias. Repartió juego de forma magistral sin perder nunca de vista el aro. Supo qué hacer en cada momento, corriendo cuando había que correr y frenando cuando había que frenar. Dio una lección a los bases americanos. Su visión del juego y la manera de manejar los tiempos hacen de aquel uno de sus mejores partidos de siempre.

Nikos Zisis no jugó por lesión, pero Nikos también juega. “Sentí como si hubiera jugado”, dice. Estuvo en el banquillo con su ojo morado y su rodilla chunga secando el sudor de sus compañeros. Un fenómeno.


Michalis Kakiouzis hizo un partidazo. Brilló más hacia el final del choque, cuando Sofo y Papadopoulos ya no estaban, sin embargo tuvo su papel desde el principio. Salió de titular y su trabajo fue importantísimo para cerrar el rebote. Su experiencia se notó en los minutos finales, cuando no le tembló el pulso en los tiros libres (6/7). Metió 15 puntos y cogió 6 rebotes en 27 minutos. 

Panagiotis Vasilopoulos jugó sólo unos segundos. No tuvo más oportunidades porque el partido fue rodado. Una pena porque el Vasilopoulos de entonces, el de antes de las lesiones graves, era una pasada.

Antonis Fotsis tuvo que trabajar en defensa como un perro para evitar que le cogieran los rebotes. Salió a tirar desde fuera cuando hizo falta e hizo daño. Metió 9 puntos en 13 minutos.

Kostas Tsartsarís sólo jugó 8 minutos en los que anotó un triple y cometió 4 faltas personales. El buen partido de los interiores y las faltas rápidas condicionaron su juego.

Dimos Dikoudis tuvo un papel estelar. Anotó 8 puntos y cogió 4 rebotes en 12 minutos intensísimos de juego. Su aparición en la semifinal del Eurobasket 2005 había cambiado por completo el curso de los acontecimientos y algo parecido buscaba Giannakis con su aparición. En 12 minutos desmontó a los interiores americanos, que debían estar pensando “de dónde diablos ha salido éste”. Brutal Dimosthenis.
 

Sofoklís Schortsanitis jugó el mejor partido de su carrera. Llegó al campeonato en el mejor estado de forma posible y lo demostró. Nunca más veríamos a un Sofoklís tan hábil, ni siquiera cuando ganó la Euroliga. Hizo un partido colosal, sobretodo en ataque, donde por momentos estuvo imparable. Anotó 14 puntos en 17 minutos de éxtasis, pero además sacó faltas y se mostró rápido. ¿Qué hubiera sido de Schortsanitis de no haberse parado allí?

Lázaros Papadopoulos anotó 8 puntos en 9 minutos. Hizo bien su trabajo el poco tiempo que estuvo en pista, poniendo en aprietos a los interiroes americanos cerca del cristal y generando espacios en el lado débil. Cuando Grecia se puso a correr, tuvo que dejar paso a Sofo porque no era capaz de jugar a ese ritmo. Un buen partido del de Krasnodar al que Giannakis siempre supo sacarle rendimiento.


Panagiotis Giannakis estuvo soberbio. Desde que plantó la zonita 2-3 el equipo fue claramente hacia arriba. Acertó plenamente en los cambios. Jugador que salía, aportaba de manera rompedora. Alternó el juego de dos e incluso tres bases, y llegó a jugar sin center puro. Siempre fue por delante de Krzyzewsky en todas sus decisiones. El baño táctico del griego fue épico.


martes, 25 de marzo de 2014

La final de la Copa Korac de 1994.


Con motivo del vigésimo aniversario de la consecución de la Copa Korac, el PAOK ha homenajeado a los jugadores que la consiguieron este fin de semana. Sirva como recuerdo la siguiente entrada sobre la final de la competición.

Tras la decepción de 1993 (derrota en la semifinal de la Final Four de El Pireo y tercer puesto en la liga), el PAOK afrontaba la temporada 93-94 lleno de incógnitas.

Para empezar, se vio obligado a vender jugadores. El extraordinario esfuerzo económico de la temporada anterior afectó a las arcas del club. El PAOK ya no podía permitirse semejantes dispendios. Muchos patrocinadores dejaron de apoyar o disminuyeron notablemente sus aportaciones; no era lo mismo jugar la Copa de Europa que la Copa Korac.

Panagiotis Fasoulas se marchó al Olympiacós y los aficionados la tomaron con él. Fue acusado de espía y traidor a pesar de haberlo dado todo por el club. Cliff Levingston volvió a la NBA (Denver), previo paso muy leve por la Buckler de Bologna. Ken Barlow, tras tres años en el PAOK, se marchó al Reggio Calabria. Una baja sensible ya que hablamos del mejor americano que ha jugado en el equipo blanquinegro, con permiso de Walter Berry. Nikos Filipou no renovó y se fue un año al Papagou de Atenas, donde se retiró.

A pesar de todo, el PAOK seguía siendo uno de los mejores equipos de Europa. Llevaba de tacada una Recopa, una final perdida –también de la Recopa- y una Final Four.

El Olympiacós optó por Roy Tarpley para afrontar la temporada con garantías cerca de la canasta. Walter Berry, pese a que había sido un elemento clave en la consecución del campeonato, no fue renovado y quedó libre para marcharse al PAOK.

Zoran Savic fue el elegido por Ivkovic para sustituir a Fasoulas en la posición de 5. Había formado parte de la Jugoplástika campeona de Europa con Maljkovic y de ahí había pasado al Barcelona, donde había jugado dos temporadas a un nivel más que aceptable.

El tercer gran fichaje del PAOK para la temporada 93-94 fue Nasos Galakteros, que llegaba prodecente del AEK de Atenas. Un tres moderno con muy buena mano que formaba parte del equipo nacional.

Con 18 años, Efthimis Rentziás era el pívot griego del futuro. Poco a poco le iría quitando minutos al limitado Christos Tsekos.

La espina dorsal era la misma que había llevado al PAOK a triunfar en Europa, basada en un puñado de jugadores nacionales trabajadores y dos estrellas, el griego-americano John Korfas y el serbio-griego Bane Prelevic. Junto a Nikos Boudouris, Giorgos Balogiannis, Achileas Mamatziolas, Georgios Balbanidis y Christos Tsekos formaban un buen grupo que seguía aspirando a todo.

Dusan Ivkovic afrontaba su tercera temporada en el club, aunque no la terminaría. En el cargo lo sustituiría Soulis Markópoulos, curiosamente el mismo entrenador del PAOK en 2014, veinte años después.

El PAOK entró en competición el 27 de octubre, directamente en los 1/16 de final. Se impuso al BK Stroitel por 77-81 fuera de casa y lo aplastó en Salónica por 101-56.


En la fase de grupos de 1/8 de final quedó encuadrado con el Reocaro Olimpia Milano, el KK Zagreb y el Caja San Fernando.

Derrotó al Caja San Fernando (82-87 y 92-89) y al KK Zagreb (84-70 y 77-91) en los dos partidos, mientras que contra el Reocaro, perdió en Italia (76-74) y ganó en Salónica (71-67). El PAOK acabó primero de grupo con 5 victorias y 1 derrota.


En el cruce contra el Scavolini Victoria Libertas de Pesaro, el PAOK fue derrotado con claridad en la ida por 82-66. En el partido de vuelta, los localesdestrozaron a los italianos (96-58) y se clasificaron brillantemente para las semifinales.


La Korac del 94 vio dos duelos “fratricidas” en las semifinales de la competición. El Panionios de Henry Turner, Panagiotis Giannakis y Fanis Christodoulou no pudo frenar al PAOK de Korfas, Prelevic y Berry, que se impuso en los dos partidos (83-85 y 82-64).

Por el otro lado del cuadro, el Stefanel de Trieste de Dejan Bodiroga, Gregor Fucka y Ferdinando Gentile se impuso al Reocaro de Alexander Djordjevic, Antonello Riva, Hugo Sconochini y Dino Meneghin. En Trieste los locales vencieron por 17 (96-79), mientras que en Milán lo hicieron los de Mike D’Antoni (103-96).
   

El PAOK empezó nervioso, sin ritmo, tenso. El Stefanel, por su parte, lo hacía concentrado, serio, metido. Gregor Fucka y Joe Calavitta dominaban el rebote ofensivo y daban las primeras ventajas (2-10).

Los locales llegaron al minuto 5 con sólo dos puntos anotados, ambos de Walter Berry gracias a dos tiros libre. Los italianos, sin embargo, no aprovecharon el bloqueo mental de los griegos para abrir brecha. Un pase largo de Prelevic que acababa en canasta fácil del americano rompía la monotonía (4-10).

Observo en el vídeo que con Korfas el PAOK juega demasiado estático hasta que Markópoulos lo cambia por Nikos Boudouris. A Galakteros se le ve poco y se va al banquillo por Balogiannis. Bodiroga, que se había sentido más cómodo con el griego-americano en pista, ya no lo está tanto. Ofensivamente hablando, el serbio se muestra inofensivo, tímido y errático.


Los ábritros cortan el juego constantemente y no dan continuidad a varias jugadas. Las canastas cuestan Dios y ayuda. Gentile empieza su festival de triples fallados, que llega a desesperar e incluso a contagiar al equipo.

El Stefanel debía ser uno de los equipos más altos de Europa. Por momentos coinciden en pista Bodiroga (2,05), Fucka (2,15), Lampley (2,10), Pilutti y Calavitta (1,98).

El PAOK aprovecha la sequía roja para ir recortando, gracias a la mejora en defensa y a bloquear el rebote. Se producen muchos errores en ambos equipos, a veces impropios de una final. Se pierden pases y se fallan bandejas y tiros cómodos. Del 2-10 se pasa al 11-10, que rompe Lemone Lampley.

El duelo Lampley-Berry es de lo más interesante del choque.

A partir del minuto 10, Zoran Savic y Walter Berry empiezan a jugar, aunque el americano es un coladero en defensa. En Lampley, Bogdan Tanjevic encuentra un filón. El pívot castiga una y otra vez la blanda defensa interior blanquinegra.

La tercera falta de Savic lo lleva al banquillo al tiempo que el Stefanel trata de rearmarse mediante defensas alternativas y aprovechando la ventaja de altura Bodiroga-Korfas.

Lampley y Fucka se sienten cómodos ante Tsekos, que no puede con ellos. Markópoulos se la juega y vuelve a llamar a Savic, que comete la cuarta falta a 2 minutos del descanso. Esta vez el elegido para sustituirlo es Rentziás, que saldrá de titular en la segunda parte.

Al descanso se llega con ventaja local por 35-28, una diferencia engañosa vista la igualdad. Ha sido un primer tiempo trabado, tenso, arrítmico... La regularidad anotadora y el dinamismo en el juego lo ponen Lampley y Berry.

Con un triple de Berry el PAOK se pone con 10 puntos de ventaja, una vez reanudado el encuentro. A Prelevic se le nota renqueante (acababa de salir de una lesión) y apenas tira a canasta. Gentile, por su parte, continúa fallando triples y lanzamientos cercanos.

Si al principio del partido el ritmo era italiano, ahora el panorama ha cambiado. Es el PAOK el que maneja la situación, con un Berry que absorbe el juego y sobre el que se cierran hasta 3 jugadores. La diferencia se amplía hasta los 14 (44-30).

Es muy curioso ver a Korfas emparejado con Bodiroga, Pilutti o incluso Fucka. Todos le sacan dos cabezas, pero no aprovechan la ventaja de altura. O no como deberían. El serbio se va diluyendo a medida que pasan los minutos. Soba demasiado la bola en zonas alejadas del aro. El único italiano que mantiene el tipo sigue siendo Lemone Lampley. Sin embargo, por el PAOK aparecen Galakteros y Korfas.

Cuando Walter Berry recibe en el poste bajo, se para el tiempo. Repite la jugada varias veces, yando hacia el centro desde la parte derecha y soltando una especie de gancho que acaba en la red tras rebotar una o dos veces en el aro. Ni Lampley ni Cantarello pueden con él. Tampoco las ayudas que reciben ni la zona de Tanjevic pueden evitar que el americano reciba una y otra vez.

Rentziás no aporta en ataque, pero sí en defensa poniendo algún tapón. El PAOK amplía la ventaja hasta los 17 puntos cuando Bodiroga toma la manija. El equipo italiano recorta a base de tiros libres y se coloca a 10 tras un triple anotado por Pilutti, el primero de 12 intentos por parte de los visitantes.

Gentile sigue obcecado. Con Pilutti el Stefanel juega mejor. Soulis Markópoulos arriesga y Zoran Savic vuelve a la pista a falta de 10 minutos.

El zurdo italiano sigue nefasto en el tiro, mientras que Fucka juega demasiado lejos del aro. El rosario de faltas y los constantes parones no benefician al juego. Un contraataque se celebra como si fuera oro, porque cuesta mucho encontrar situaciones de ventaja claras cerca del aro. Con 61-47, Gentile anota su primer triple (1 de 8).

El intercambio de canastas hace que se mantengan las diferencias (71-58). Bodiroga anota su primera canasta en juego cuando sólo faltan 3 minutos para acabar el partido.

El Stefanel recorta con Lampley, Calavitta y Fucka hasta ponerse a 7 puntos (71-64) y posesión. Korfas anota un triple que deja el marcador en el definitivo 75-66.

El primer choque termina con la sensación de que el PAOK podría haber ganado por más y de que el Stefanel tiene todavía opciones. Los italianos han pagado el lamentable porcentaje de triples (2 de 19) y el mal partido de Bodiroga en ataque (6 puntos, 4 de los cuales de tiro libre, en 32 minutos). Los griegos han dejado con vida a los visitantes, que confían en conseguir la remontada con la ayuda de su público. Al PAOK le han faltado los puntos de Bane Prelevic (10), recién salido de una lesión.

PARTIDO DE IDA: 9 de marzo de 1994.

Resultado: PAOK – Stefanel Pallacanestro Trieste 75-66.

PAOK: John Korfas (11), Branislav Prelevic (10), Nasos Galakteros (12), Walter Berry (23), Zoran Savic (15), Achileas Mamatziolas (-), Nikos Boudouris (2), Efthimios Rentziás (2), Georgios Balogiannis (-), Christos Tsekos (-). No jugaron ni Georgios Valavanidis ni Georgios Kouklakis.

Stefanel Pallacanestro Trieste: Dejan Bodiroga (6), Ferdinando Gentile (7), Claudio Pilutti (7), Gregor Fucka (12), Lemone Lampley (20), Alessandro de Pol (2), Davide Cantarello (2), Joe Calavita (10). Ni jugaron ni Jan Budin ni Filipo Cattabiani ni Andreas Brignoli.


En cuanto a las estadísticas, destaco lo siguiente:

-Pésimo porcentaje de triples: 2 de 10 el PAOK y 2 de 19 el Stefanel.

-17 rebotes ofensivos de cada equipo. El Stefanel cogió 16 defensivos y 17 ofensivos.

-Walter Berry juega los 40 minutos, anota 23 puntos con buenos porcentajes (9/15, 0/1 y 5/8) y coge 18 rebotes, 6 ofensivos.

-Zoran Savic, a pesar de jugar condicionado por las faltas, mete 15 puntos y coge 10 rebotes (4 ofensivos) en 27 minutos. La experiencia es un grado, sin duda.

-A Dejan Bodiroga le pasa el partido por encima: 1 de 10 en tiros de 2 y 0 de 4 en triples. Anota sólo 6 puntos y no da ninguna asistencia. Nando Gentile se queda en 7 puntos con 1 de 9 en triples.


El Pallazo dello Sport es pequeño, incómodo y está mal iluminado. El público está muy encima, como en Salónica.

El PAOK sale a la pista muy concentrado, consciente de que los primeros minutos son fundamentales. El Stefanel no empieza el partido arrasando y se ve sorprendido por los griegos (6-12).

El choque es mucho más vistoso que el primero, con ataques rápidos y mucha efectividad. Anota un triple Korfas, responde Bodiroga con otro y le sigue Gentile. Las estrellas del Stefanel tienen otra cara, pero el PAOK juega con mucha seriedad.

Con empate a 14 aparece Walter Berry como en la ida, destrozando a los locales en el poste bajo. En cuanto los griegos encuentran al americano, la iniciativa vuelve al equipo de Markópoulos, y Gentile se precipita. A pesar de que Korfas bota y requetebota, no cae en el error de no ir hacia el aro. La defensa se cierra y los tiradores blanquinegros aparecen en las esquinas.

Vuelve a ser Lampley el que trae el equilibrio dentro-fuera al Trieste. Se iguala la contienda (29-28), pero Prelevic parece recuperado, mala noticia para los locales. El serbio lleva anotados 13 de los 33 del equipo. Galakteros toma el relevo y anota dos triples seguidos.


Tanjevic empareja a Fucka con Berry, pero el americano sigue a lo suyo. Gregor desaparece en ataque y el equipo lo acusa.

Al descanso se llega con unos guarsimos muy altos (44-46) que favorecen a los visitantes. El PAOK lleva 5 de 6 en triples y 100% de efectividad en tiros libres. Markópoulos se va a los vestuarios satisfecho y con la sensación de tenerlo controlado, mientras que Tanjevic no encuentra soluciones.

La segunda parte empieza fuerte, con los dos equipos yendo a barraca constantemente. Se produce un interesante intercambio de canastas y continúa el duelo Berry-Fucka. John Korfas empieza a ralentizar el juego y a alargar los ataques exageradamente.

El pique Walter Berry-Gregor Fucka es lo mejor del partido y de la final. Probablemente, ahí esté la eliminatoria.

El Stefanel consigue imprimir un ritmo más alegre al juego y empata a 56. Necesita transiciones rápidas porque Korfas duerme el partido cada vez que coge la pelota. Con el público desbocado, Bodiroga marra dos triples en el mismo ataque. Gentile anota un 2+1 que adelanta a los italianos (59-56) y los locales se lo empiezan a creer.

Berry hace bailar a Cantarello, pero Ferdinando responde con un triple. Markópoulos se ve obligado a pedir tiempo muerto cuando el Trieste se pone 6 puntos por encima (66-60). Por primera vez peligra la eliminatoria para los de Salónica.

Son los momentos en los que el pistolero zurdo se siente más cómodo de toda la serie. Sin embargo, en el momento de apuntillar, falla el triple que pondría la eliminatoria a cero. Una canasta de 2 y un triple de Prelevic ponen las cosas en su sitio y enfrían a los aficionados. El alero comete la cuarta falta, pero se mantiene en pista a pesar de que todavía quedan casi 9 minutos.

El PAOK ha superado con éxito los pitonazos de los locales y Korfas ahora se dedica a templar. El base anota, asiste, manda y pone la pausa necesaria. Berry vuelve a poner al PAOK por delante. Sensación de equipo maduro, sólido, fuerte.

Mentalmente, Bodiroga (21) y Fucka (20) todavía están tiernos a pesar de que atesoran una calidad innegable. Al serbio le ponen algunos tapones y Fucka aprovecha poco sus largos brazos, además de estar hecho un fideo.

Pilutti anota de tres (79-75) en lo que parece que va a ser el sprint final de los locales. Se produce entonces un intercambio de triples espectacular: meten Boudouris (2), Korfas y Bodiroga (2). Se acerca el final y el PAOK aguanta la bola hasta que el Stefanel comete falta. La presión ordenada por Tanjevic no produce el efecto deseado. Pesa en exceso el resultado de la ida y ya no hay fe en la remontada

El correcalles, lejos de beneficiar, perjudica a los locales. Nadie defiende y la diferencia aumenta. Los últimos dos minutos sobran. El PAOK llega a los 100 puntos y la final termina. Es la primera Copa Korac de la entidad y el primer club griego que logra 2 títulos europeos distintos.


PARTIDO DE VUELTA: 16 de marzo de 1994.

Resultado: Stefanel Pallacanestro Triesta – PAOK 91-100.

Stefanel Pallacanestro Trieste: Dejan Bodiroga (24), Ferdinando Gentile (23), Claudio Pilutti (13), Gregor Fucka (9), Lemone Lampley (18), Alessandro de Pol (-), Davide Cantarello (4), Joe Calavita (-), Claudio Pol Bodetto (-). Ni jugaron ni Jan Budin ni Filipo Cattabiani.

PAOK: John Korfas (16), Branislav Prelevic (30), Nasos Galakteros (8), Walter Berry (26), Zoran Savic (8), Nikos Boudouris (12), Georgios Balogiannis (-). No jugaron ni Georgios Valavanidis ni Georgios Kouklakis ni Achileas Mamatziolas ni Efthimios Rentziás ni Christos Tsekos.


En cuanto a las estadísticas, destaco lo siguiente:

-El PAOK juega con 6 hombres (el séptimo es Balogiannis, que juega 2 minutos). Walter Berry y Zoran Savic, los pívots, juegan los 40 minutos. El serbio acaba únicamente con 2 faltas. No hicieron falta ni Tsekos ni Rentziás. El Stefanel no castigó el juego interior griego.

-El PAOK anota 9 triples de 11 intentos. Prelevic 3/3, Boudouris 2/2 y Galakteros 2/2. El Stefanel anota también 9, pero de 20 intentos.

-Walter Berry anota 26 puntos y coge 13 rebotes (todos defensivos), con buenos porcentajes (11 de 16 de dos).


-Bodiroga juega mejor que en la ida (5/14, 3/6 y 5/5) en 34 minutos. Fucka sólo tira 5 veces al aro. Prelevic, el termómetro del PAOK, mete 30 puntos con grandísimos porcentajes (5/8, 3/3 y 11/12). A los 40 minutos por los pívots, habría que añadir los 36 de Korfas y los 34 de Bane.

-Nando Gentile juega un buen partido (5/7, 2/8, 7/7) pero a veces se descontrola.

-Los problemas de la ida con el rebote, el PAOK los soluciona mejorando extraordinariamente los procentajes de tiro: 24/38, 9/11 y 25/26. A pesar de ello, el Stefanel captura 9 rebotes ofensivos por 3 el PAOK.


-Los porcentajes del Stefanel no son malos, pero al lado de los del PAOK...: 25/50, 9/20,14/16.


-La clave de la final tiene un nombre: Walter Berry. Los de Bogdan Tanjevic no son capaces de frenarlo en los 80 minutos que dura la serie. El americano no descansa ni en la ida ni en la vuelta, anotando 49 puntos y cogiendo 31 rebotes en total, con unos porcentajes de tiro francamente buenos (y sin tirar de tres). Un placer verlo jugar.