Mostrando entradas con la etiqueta Entrenadores. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Entrenadores. Mostrar todas las entradas

miércoles, 19 de marzo de 2014

El cese de Argiris Pedoulakis y los problemas de Giorgos Bartzokas.

Es evidente que la sombra de Obradovic es alargada. El doblete verde del año pasado parecía haber hecho olvidar la figura de Zelko, pero eso es imposible.

El relevo natural de Zelko Orbadovic en el Panathinaikós era Dimitris Itoudis.

La destitución de Argiris Pedoulakis ha sido de los más sorprendente porque ganó el doblete el año pasado, ha ganado la Copa hace pocos días, va líder en la liga, está vivo en Europa y le tiene comida la moral a los vecinos del Olympiacós. Dimitris Giannakopoulos lo ha echado como hizo Marinakais con el entrenador portugués Leonardo Jardim el año pasado. Futbolización.

La destitución de Pedoulakis tras la derrota contra el Laboral Kutxa es fruto de un calentón... o no tanto. Más bien es la gota que colma el vaso. Los abuelos Gianakopoulos quizás hubieran tratado de reconducir la situación de otra manera, pero Dimitris Giannakopoulos es más visceral, más pasional, más drástico, más inexperto, más joven. Llamémoslo como queramos. Es otra generación. Quizás por ello elige como sustituto, de momento provisional, a un ex jugador que sabe lo que significa el trébol. Quizás no tenga los conocimientos técnicos de Pedoulakis, pero es amigo de la plantilla y querido por todos.

Tratemos de encontrar alguna explicación a la decisión.

El baloncesto practicado por Argiris Pedoulakis es poco atractivo. Este año el Panathinaikós aburre a las ovejas, prueba de ello es que la asistencia de esepectadores al OAKA, salvo en partidos puntuales, ha bajado notablemente. A Giannakopoulos no le gusta el baloncesto defensivo que practica Pedoulakis. Juega a 60 puntos y especula en exceso con el marcador. Estamos ante el debate de siempre: ganar aunque sea jugando mal o intentar hacerlo de manera atractiva, ofreciendo espectáculo.

Algunos de los jugadores clave pasan de la treintena: Diamantidis 33, Batiste 36, Fotsis 32, Lasme 31. La plantilla se ha rejuvenecido, pero los que más juegan siguen siendo los mismos, los “viejos”. Cuando el físico no aguanta, las ideas dejan de fluir. Los veteranos no están acomodados, pero saben que no tienen jugadores en el banquillo que amenacen sus minutos de juego. Por momentos, daba la sensación de que las vacas sagradas estaban por encima de Pedoulakis.

Las lesiones también han influido: Ukic está cascado desde el Eurobasket, Lasme no ha encontrado el punto en todo el año, Gist ha recaído, Ramel Curry, cuando mejor estaba, se rompe por un mes, etc... También han tenido problemas Nikos Pappás y Loukas Mavrokefalidis. ¿Por qué se lesionan tanto este año? ¿Es por simple mala suerte?

Por el Panathinaikós han pasado ya 18 jugadores, pero la rotación siempre era la misma, era corta. Argiris se limitaba a Diamantidis, Maciulis, Bramos, Ukic (salvo lesión), Gist, Lasme, Curry (ahora Wright), Fotsis... Luego unos minutillos de Batiste, otros de Jankovic o Pappás y poco más.

Viendo al equipo da la sensación de que no puede correr, ni hacia atrás ni hacia adelante. Mucho baloncesto táctico. Curiosamente, el Olympiacós parece de los pocos equipos que todavía no lo ha entendido.

Lo lógico sería que en verano el Panathinaikós fichara a otro entrenador, aunque si Alvertis logra el doblete cualquiera lo echa. Dimitris Priftis abandona el Kolossós Rodas y será el asistente o colaborador del melenudo en el banquillo.

Cada vez que hay un banquillo vacío en Grecia, suenan Fotis Katsikaris y Panagiotis Giannakis. Fotis sigue en Bilbao alejado el mundanal ruido, mientras se rumorea que puede ser el nuevo seleccionador nacional.

Mi candidato para el banquillo del Panathinaikós es Giannis Sfairopoulos, actual entrenador del Panionios. Ya iría siendo hora de que entrenase a un grande. Muchos de los jugadores verdes han servido a sus órdenes en el Panionios o en la selección (ha sido ayudante). El baloncesto que propone Sfairopoulos creo que encajaría.

Por otra parte, es curioso que Argiris Pedoulakis haya sido sustituido, pero no se cuestione la labor de Giorgos Bartzokas, claro que no conozco lo que se cuece dentro del SEF. Quedó fuera de la Copa, quedará segundo en la fase regular de la liga y en Europa podría quedar fuera de los cruces. Lleva las mismas derrotas que el Panathinaikós.

Pero lo más preocupante es el complejo de inferioridad que ha mostrado en sus choques contra los verdes, sucumbiendo incluso en partidos que tenía prácticamente ganados.

El fichaje de Mirza Begic ha salido rana. En mi opinión, Begic ha tenido pocas oportunidades con Bartzokas. Hay algo más que no sabemos, está claro. En cambio, Cedric Simmons si ha tenido muchas oportunidades, que no ha sabido aprovechar. Kyle Hines que estás en Moscú, Pero Antic en Atlanta tuiteando sandeces...

Bryant Dunston es el único hombre interior que se atreve en el poste bajo. Falta equilibrio en el juego y por eso Bartzokas, tras negarlo por activa y por pasiva, ha dado su brazo a torcer trayendo a Giorgi Shermadini. El georgiano, que llega en plena forma y que conoce al coach y a los compañeros, va a tener mucho protagonismo. ¿Por qué se fue? ¿Por qué el año pasado fue jugando cada vez menos si lo hacía bien?

Tampoco los exteriores de nuevo cuño están dando los resultados deseados. Por Acie Law, lesionado de gravedad, llegó Marty Collins, que no está demostrando nada. Con Jamario Moon la cosa prometía, pero no se adaptó y ya lo han echado. Me ha sorprendido que lo hayan cortado tan pronto, porque creo que podría ayudar. Claro que después de ver las pedradas que tiró en la pista del Fener...

A Brent Petway le está pasando lo que a Steven Smith en el Panathinaikós. Tras una gran temporada en un equipo menor de Grecia (Brent en el Rethimno y Smith en el Panellinios), dan el salto y se estampan. Son jugadores que están acostumbrados a jugarlo todo y a tirarlo todo. Les cuesta mucho pasar de actor principal a secundario.

Total, que al Olympiacós le queda el jefe –Vspan-, sus lugartenientes –Perperoglou y Printezis- y la nueva generación de jóvenes que viene por detrás, comandada por Mantzaris y Sloukas, que no es poco, además de Matt Lojeski, un asesino del perímetro. Una plantilla que bien podría ser el grueso de la selección en un futuro, junto a los NBA’ers (Kavvadás, Katsivelis, Papapetrou, Agravanis, Christodoulou...).


Que hay futuro, nadie lo duda, pero el presente es incierto. Con la consecución de la Euroliga, Bartzokas ganó crédito. Me pregunto si los hermanos Angelopoulos lo mantendrán en el club si el Olympiacós se queda en balnco, cosa nada descartable. 

jueves, 13 de diciembre de 2012

Panagiotis Giannakis, el escolta puro.



Siempre tendemos a vincular a la figura de Panagiotis Giannakis con la de Nikos Galis. Sin duda, la aparición del griego-americano marcó un antes y un después en la historia del baloncesto heleno, elevando el deporte de la canasta a la categoría del fútbol. Sin embargo, los éxitos colectivos del base no hubieran sido posibles sin el escolta, probablemente el personaje clave en la historia del baloncesto griego. ¿Se ha sido injusto colocándolo siempre por detrás del mito? Poca gente sabe que la época dorada del Aris de Salónica coincidió con la llegada de Giannakis al club y no con la de Galis. Se ganaban partidos pero no campeonatos. ¿Acaso Giannakis no es el vínculo de unión entre las dos mejores generaciones de la historia del baloncesto griego?

En su día, O Drakos fue la pieza del puzzle que faltaba; hoy es la figura clave para entenderlo todo. Sin olvidar a jugadores y entrenadores de la talla de Ioannidis, Ivkovic, Obradovic, Albertis, Papageorgiou, Diamantidis o Papaloukas, hay que reconocer que Giannakis lo engloba todo.


Giannakis con el Ionikós en el pabellón de Platona.

Formado en las categorías inferiores del Ionikós, no tardó en llegar al primer equipo a edad muy temprana. El Ionikós de Nicea es uno de los muchos clubes de barrio que hay en Atenas, como el Peristeri, el Sporting, el Panelinios, el Íkaros, el Maroussi o el Panionios. Siempre a la sombra de los dos grandes, estos clubes dan oportunidad a jugadores jóvenes que, en caso de destacar, suelen venderse. Al ser nacido en el mismo barrio de Nicea, no tardó en convertirse en un ídolo para los aficionados locales. Panagiotis Giannakis a los 13 años ya alternaba con el primer equipo. Evidentemente eran otros tiempos y se daban más oportunidades a los jugadores de la casa que ahora. En la temporada 73-74 el Ionikós participa por primera vez en la división de honor y en la 75-76 consigue ganar el campeonato de Grecia en categoría junior.


Un joven Giannakis con las selección griega cadete.

Giannakis se convirtió en líder absoluto del equipo y no tardó en recibir la llamada de la selección. En 1975 ganó la medalla de bronce en el Eurobasket sub16 y un año después debutó con la selección absoluta. En la competición nacional el Panathinaikós era el claro dominador con el gran Apóstolos Kontos a la cabeza. Sin más aspiraciones que intentar conseguir alguna plaza europea, el Ionikós no tenía un gran equipo. Sin embargo, la gente llenaba el pabellón de Platona todos los fines de semana para ver a Giannakis.


Giannakis con el Ionikós.

Los mayores logros del club fueron una quinta y una sexta plazas en las temporadas 77-78 y 78-79. En el último año de Giannakis el Ionikós se clasificó para la Copa Korac, cayendo a las primeras de cambio. Con la marcha del Dragón el equipo ateniense perdió fuerza hasta caer a la segunda división.

En el norte, como he dicho, el Aris ganaba partidos pero no campeonatos. En la primera temporada de Galis, la 79-80, el equipo logró alcanzar la tercera plaza, un relativo fracaso porque se venía de ganar la liga la temporada anterior. Giannakis fue el máximo anotador de aquella liga. Sin embargo, la llegada de jugadores como Filipou, Doxakis o Romanidis, importantes en la rotación, fue gestando la formación de un equipo que haría historia. El regreso de Ioannidis a casa supuso un nuevo triunfo en la liga la temporada 82-83. Antes, en latemporada 80-81 tuvo lugar el histórico partido entre el Ionikós yel Aris en el cual Giannakis anotó más de 70 puntos. Galis fue el máximo anotador aquel año y Giannakis el segundo.

Giannakis defendiendo a Galis.

En la temporada siguiente el Aris perdió los dos títulos nacionales en menos de una semana. Especialmente dolorosa fue la pérdida de la liga porque se produjo en un partido de desempate en campo neutral contra el Panathinaikós. Durante el verano Ioannidis convenció a Giannakis para fichar por su equipo. Evidentemente, el entrenador le dejó bien claro que si no estaba dispuesto a compartir el liderazgo del equipo, lo olvidara. El escolta, consciente de que el club de Salónica estaba dispuesto a darle galones y a soltar mucho dinero, aceptó. 40 millones de dracmas de la época pagó el Aris por el jugador, un pastizal entonces.

  
John Korfas y Panagiotis Giannakis frente a frente.

Con Galis de base y Giannakis de escolta el Aris de Salónica dominó el baloncesto griego 7 temporadas consecutivas. 80 victorias seguidas, 5 dobletes, 7 ligas y 3 final four son grosso modo las cifras de aquel equipo histórico.

  
Aunque era ligeramente más alto que Galis, jugaba peor de espaldas que el base, que sabía aprovechar su anchura de hombros. Giannakis jugaba de cara al aro, destacando su lanzamiento lejano y su facilidad para asistir. Defendía mejor que el griego-americano y aunque a veces le tocaba emparejarse con hombres más corpulentos que él, sabía anticiparse y utilizaba con inteligencia sus largos brazos. Además de sus cualidades físicas, era un jugador inteligentísimo sobre el parqué, sabiendo lo que necesitaba el equipo en cada momento. Tanto él como Galis podían jugar de media más de 35 minutos y apurar entre los dos casi el 80% de las posesiones del equipo. No era muy rápido en la ejecución de sus movimientos pero sabía penetrar muy bien.

  
Los duelos entre el Barcelona y el Aris, un clásico de la época.

Giannakis era un jugador de raza como los que había antes, que lo protestaba todo y que se encaraba con quien hiciera falta. Gesticulaba exageradamente mientras las masas enfervorecían. No dudaba en incitar a animar los aficionados locales y en provocar a los visitantes. Era la prolongación de Ioannidis en el campo y no dejaba de dar indicaciones a sus compañeros e incluso los abroncaba si no hacían las cosas bien. Al contrario que Galis, serio y reservado, Giannakis era todo emotividad, llegando incluso casi hasta llorar de desesperación.

   
Elegido por Boston en el Daft de 1982.   

Sus grandes números en el Ionikós no pasaron desapercibidos en América y fue drafteado por los Boston Celtics en 1982. Recordemos que Galis lo había sido en 1979. Aunque acudió al campus veraniego de los Celtics, la idea de Giannakis siempre fue la de quedarse en Grecia. Hubiera sido curioso ver a unos Celtics con Galis, Giannakis y Larry Bird.


Mundobasket de España 1986.

El Aris dejó de tropezar en las finales en las que Galis era bien defendido porque el Dragón suplía con creces un día de sequía. Probablemente el más perjudicado con la llegada de Giannakis al Aris fue Haris Papageorgiou, que sin embargo seguía en el equipo tras la marcha de Vangelis Alexandris en el 82. Papageorgiou abandonó la disciplina del equipo con la llegada de Slobodan Subotic, jugador de parecidas características, en la temporada 87-88. Con Wiltjer y Misunov el Aris pretendía dar el salto a Europa aquel año.

   
El desdentado capitán en el Eurobasket de Atenas de 1987.

En el verano del 87 Galis y Giannakis pasaron a ser la pareja de moda del baloncesto europeo gracias a la sorprendente victoria de Grecia en elEurobasket. Un inicio de campeonato titubeante no hacía preveer lo que sucedió al final, un triunfo histórico que llenó de orgullo a la nación. En la final Giannakis se cargó de faltas demasiado pronto y no pudo ayudar como hubiera querido. En la retina de todos queda el codazo involuntario que se llevó de Tkachenko tras un rebote y que dejó al griego sin algún diente, y las protestas cuando los árbitros le pitaron la quinta.

  
Giannakis en el suelo tras el codazo de Tkachenko y celebrando la victoria con cara de sufrimiento.

El capitán vivió la prórroga desde el banquillo como un aficionado más. Grecia, que apenas lograba clasificarse para este tipo de campeonatos, pasó a ser un fijo a partir de entonces. Dos años más tarde la selección se colgaríala medalla de plata en Zagreb.

  
Giannakis contra la URSS en el Preolímpico de Seúl 88 y con Galis en el Europeo de 1989.

De las tres final four perdidas por el Aris todo el mundo coincide en que la segunda fue la que más cerca estuvo. Los amarillos encaraban bien la semifinal y dominaban de manera relativamente cómoda el partido contra el Maccabi hasta que se produjo la famosa tangana. Kevin Magee golpeó a Giannakis y éste se revolvió. Después del parón provocado por la pelea el Aris, que iba ganando 68-60 (min. 28) se desenchufó y el Maccabi lo aprovechó perfectamente. Todo el mundo se pregunta lo que hubiera pasado si no se hubiera producido aquella trifulca o si Giannakis no hubiera respondido.

 
La pelea entre Magee y Giannakis en la Final Four de Múnich. A hombros tras la consecución de la liga 90-91.

Ni Ioannidis ni Galis pudieron desquitarse nunca de aquellas derrotas, aunque lo intentaron en otros equipos, en cambio, de la mano de Panagiotis Giannakis el Aris conquistó la Copa de Europa -antigua Recopa- en la temporada 92-93. El capitán se quitaba un peso de encima y la amargura constante de tantas finales perdidas. Con su marcha al Panionios la temporada siguiente el equipo de Salónica perdía cualquier posibilidad de seguir peleando por algún título.

  
Recogiendo la Copa de Europa en Turín. En la final el Aris se impuso al Efes Pilsen por 50-48.

        
Giannakis defendiendo los colores del Panionios.


En el Mundobasket de Toronto 1994 con Steve Nash.

Los colosos de Atenas aprovecharon los problemas económicos de los equipos de Salónica para ir llevándose a todas sus figuras e intentar el asalto a Europa. El Panionios apostó fuerte por Giannakis con el objetivo de afrontar con posibilidades las tres competiciones, aunque quedó lejos. El equipo dio la cara en la Korac quedando eliminado en semifinales.

  
Presentación del PAO en la primera temporada de Giannakis y alineación de la segunda temporada.

Cuando solamente llevaba un año en Nea Smirni recibió la llamada de los hermanos Giannakopoulos, empeñados en formar un equipo campeón. Volvían a juntarse Galis y Giannakis, aunque ya con algunos añitos a sus espaldas. Por entonces el Olympiacós era el mejor equipo de Grecia y había llegado dos veces a la final de la Euroliga de la mano de Ioannidis.

  
Con el PAO en años de dominio rojo del Olympiacós.

En el verano de 1995 O Drakos capitaneó de nuevo a la selección que consiguió la cuarta plaza en el Eurobasket de Grecia.

La temporada 95-96, ya sin Galis pero con Giannakis y Dominique Wilkins, el Panathinaikós consiguió ganar la Euroliga en aquella polémica final de Paris frente al Barça. El tapón ilegal de Vrankovic, que los árbitros no quisieron ver, dejó en un segundo plano el inoportuno resbalón de Giannakis en el último ataque. Con 34 años y al borde del retiro, Giannakis conseguía por fin levantar la Copa de Europa que tanto había perseguido. Un brillante colofón a una carrera repleta de éxitos.

     
Con la preciada Euroliga.

Grecia se clasificó para los Juegos Olímpicos por segunda vez en su historia y Giannakis fue llamado por el seleccionador para jugar en Atlanta 1996. Allí se produjo su retirada definitiva.

 
En las Olimpiadas de Atlanta 1996.

Christodoulou, Giannakis, Fasoulas y Albertis en Atlanta.

La federación griega de baloncesto le ofrece el puesto de seleccionador el año 97, apenas uno después de su retirada. A pesar de no contar con la experiencia suficiente, consigue dos cuartas plazas, una en el Eurobasket 97 de España y otra en el Mundobasket de Grecia del 98. Posteriormente se toma un descanso y no reaparece en los banquillos hasta el año 2001, cuando ficha por el Panionios. La temporada siguiente se marcha al Maroussi, donde encuentra estabilidad, confianza y un buen grupo de jugadores jóvenes. Aunque en cuatro temporadas no gana ningún título, consigue una segunda, una tercera y una cuarta plaza en la liga además de un subcampeonato de Copa y uno de FIBA Europa League, la antigua Eurocup.

 
Con Spanoulis en el banquillo del Maroussi.

Tras la marcha de Giannakis en el 98 la selección griega sumaba un fracaso tras otro, sin lograr clasificarse ni para las Olimpiadas de Sydney ni para el Mundobasket 2002. Una quinta plaza en el Eurobasket de 2003 en Suecia fue lo más destacado de la particular travesía en el desierto del equipo. Para las Olimpiadas de Atenas 2004, Giannakis era el candidato idóneo y querido por todos. Sin embargo, las cosas se torcieron y Grecia cayó en cuartos de final contra Argentina. Los de Giannakis acabaron quintos.

  
Campeonato de Europa 2005, Belgrado.

Giannakis siguió trabajando con el mismo bloque de jugadores hasta el Mundobasket 2006. En 2005, la selección volvió a ganar el Eurobasket después de 18 años y en 2006, tras vencer a Estados Unidos en la semifinal, se colgó la medalla de plata en el Mundobasket de Japón. Una cuarta plaza en el Eurobasket de España en 2007 y un quinto puesto en las Olimpiadas de Bejing cerraban el círculo. El entrenador griego más laureado de la historia dejó la selección y con él un gran número de jugadores.

  
Levantando el trofeo del Eurobasket 2005 y con el capitán Michalis Kakiouzis.

  
Como entrenador del Olympiacós consiguió ganar dos copas y llegar dos años a la Final Four.

Los Angelopoulos se llevaron a Giannakis al Olympiacós, equipo con el que ganó dos copas y que clasificó para la final four las dos temporadas que estuvo. Un error de Bourousis en el último segundo frente al Panathinaikós privó a los del Dragón llegar a la primera final, cosa que sí se produjo la temporada siguiente. Sin embargo, en la final no hubo color y el Barça se llevó la Euroliga. La enésima derrota contra el Panathinaikós en la liga hizo que los Angelopoulos llamasen a Ivkovic y no renovasen a Giannakis, que dos años después fichó por el Limoges francés.

  
Medalla de plata en el Mundobasket de Japón 2006.

A pesar de que con Kazlauskas la selección gruega se colgó la medalla de bronce en el Eurobasket 2009, posteriormente las cosas no fueron bien. Algunas derrotas “sospechosas” y la negativa de algunos jugadores a acucir a las citas restaron potencial a un grupo que tocó fondo en el Preolímpico de Venezuela. Grecia no se clasificó para las Olimpiadas de Londres al perder contra Nigeria. Tarde o temprano Panagiotis Giannakis volverá a dirigir a la selección.


Entrenando al Limoges francés.

Panagiotis Giannakis empezó jugando prácticamente solo en un equipo humide. Luego entendió que para mejorar debía estar en un equipo ganador que tuviera posibilidades. Aprendió mucho de Giannis Ioannidis, sin duda, así como de todos los entrenadores con los que estuvo: Politis, Maljkovic, etc... Compartió vestuario con jugadores de la talla de Galis, Wilkins, Vrankovic, Alvertis o Paspalj, todos personalidades distintas que le ayudaron a mejorar. Se acostumbró a jugar partidos importantes y de ese modo se fue gestando su mentalidad ganadora. Bien pronto empezó a transmitir a sus compañeros lo que después transmitiría a sus jugadores. Tuvo a sus órdenes a jugadores con y contra los que había jugado. No sólo supo transmitir sus conocimientos sinó también su raza y su sentido del juego. Quizás sea Vasilis Spanoulis el jugador más influenciado por el de Nicea porque lo tuvo bajo sus órdenes en el Maroussi. Superó los duros golpes que le deparó la vida -fallecimiento de sus 4 hermanos (!!!)- con trabajo, dedicación y amor por el baloncesto.


Con Vladimir Tkachenko en el Europeo de Madrid 2007.

Spanoulis, Papaloukas y Diamantidis heredaron el espíritu del 87 con Galis, Giannakis y Christodoulou. No en vano, con Giannakis en el banquillo Grecia ha seguido realizando gestas increibles como la del Eurobasket 87. No dar nunca el partido por perdido y pelear hasta la extenuación ha sido una de las consignas más repetidas por el coach. Ése es el secreto.

Giannakis representa la esencia del baloncesto griego. Sin él posiblemente el baloncesto de este país no sería igual o no hubiera evolucionado como lo ha hecho. Ha sabido inculcar la pasión por el juego que tenían sus contemporáneos a los jugadores de ahora, técnicamente mejores pero mucho más “fríos”.


viernes, 22 de abril de 2011

El Sargento de Hierro II

(parte II: títulos y controversias)


La cantidad de títulos del gran coach griego es considerable. En total fueron 18, repartidos de la siguiente manera:

-12 ligas: 8 con el Aris (1979, 1983, 1985, 1986, 1987, 1988, 1989, 1990) de las 12 que posee el club, y 4 con el Olimpiacós (1993, 1994, 1995, 1996), de las 9 que tiene. Una pasada.


-6 Copas de Grecia: 5 con el Aris (1985, 1987, 1988, 1989, 1990) de las 8 que posee el club,  y 1 con el Olimpiacós (1994).

    

Con el Aris consiguió 5 dobletes y condujo al equipo tres temporadas hasta la Final Four. Ninguna de las tres veces consiguió llegar a la final.

Una de las broncas del Sargento. Suelta un montón de tacos reproducibles. 


Con el Olimpiacós consiguió el doblete en la temporada 93-94. Además, ese año llegó a la final de la Euroliga. Al año siguiente volvió a ganar la liga y llevó al equipo a su segunda final consecutiva de la Euroliga. Tampoco hubo suerte. En la temporada 96-97, con Ioannidis ya fuera del banquillo, Ivkovic logró el triplete.


Comentamos en el post anterior su marcha del Olimpiacós, que se produjo en verano fruto de los contínuos encontronazos con el presidente Kókkalis. Aquí encontramos una encuesta hecha en la televisión sobre si Ioannidis debe marcharse o no del Olimpiacós.


Consiguió el subcampeonato de la liga en tres ocasiones (Aris 1984, Olimpiacós 1992 y AEK 1997) y de la Copa en dos (Aris 1984 y AEK 1998)

La lacra de su carrera será la de no haber conseguido ningún título europeo pese a haber disputado 6 veces la Final Four. Sin duda, “una injusticia histórica“.

Aleccionando a Tomic.

Las tres finales a las que llegó acabaron en derrota: en 1994 y 1995 con el Olimpiacós y en 1998 con el AEK. No hubo manera. 

En la final de Tel Aviv cayó ante la Penya de Obradovic con aquel triple de Corney Thompson, en Zaragoza cayó ante el Madrid de Sabonis y en Barcelona, con el AEK, perdió contra la Kinder de Messina.


Aíto García Reneses y Giannis Ioannidis, dos hombres “marcados” por las Final Fours perdidas. 


Precisamente, una de las victorias más importantes de su carrera fue en el Palau Blaugrana contra Aíto. Aquí vemos el minuto final del partido. Ioannidis en estado puro. Se saca la chaqueta, se acerca a la mesa, se la vuelve a poner...


Como entrenador de la selección griega, dirigió 63 encuentros, con balance de 46 victorias y 17 derrotas. Fue un “entrenador de club”. Estuvo pocos años en la selección y no consiguió el éxito esperado. 


Eso sí, el bloque y la manera de jugar de la selección griega de baloncesto que ganó el europeo del 87 y que consiguió la plata en el 89 los había creado él. 

Dirigió al AEK de Atenas desde el 96 hasta el 98. Ha sido en único club con el que no ha ganado nada. Sin embargo, lo volvió a colocar en el lugar que por historia le correspondía. En su primera temporada logró el subcampeonato liguero y el año siguiente llegó a la final de la Euroliga con José Lasa, Prelevic, Kakiouzis y compañía. Dos temporadas después, con Ivkovic en el banquillo, el AEK ganaría la liga y la Copa Saporta.     


Alrededor de Ioannidis fueron creándose historias que acrecentaron el mito. Anécdotas que lo hacían, unas veces más humano y otras más mítico.


Su chaqueta se hizo famosa. No había partido en que no se la quitase o la tirase al suelo fruto de algún cabreo. En un partido de liga de la temporada 91-92 se la quitó para dársela a un árbitro en medio del partido, indignado ante lo que él consideró un robo en toda regla. 

La chaqueta.

Dicen que solía sentarse en el mismo asiento del autobús por superstición.

Prohibió a sus jugadores que luciesen el número 13 en la camiseta. Además, no podía ver gatos negros ni pasar por debajo de escaleras abiertas. 


Fumador a pie de pista, presionaba a la mesa y entraba en el campo siempre para protestar, lo que le costó, a lo largo de su carrera, un sinfín de técnicas.

En la mesa peleándose con dos jugadores del PAO.


Nunca dejó indiferente a sus jugadores. Algunos acabaron odiándolo y otros amándolo. 

Ioannidis en Treviso le lanza una botella de agua a Giorgos Sigalas, que lo mira con cara de pocos amigos. Fasoulas alucina.


Quería ser el protagonista de la película. Los primeros espadas acababan hartándose de él y lo mandaban a freír espárragos. 


Alexander Volkov nunca habla bien de Ioannidis. Dice que metía tanta presión a los jugadores que no había momentos de relajación ni en los entrenos. Ningún jugador puede aguantar eso. Volkov dice que si pudiera volver atrás en el tiempo, nunca ficharía con él de entrenador. Con él en la banda, no disfrutaba del deporte. Así de claro.

Michalis Kakouzis “sufrió” también a Ioannidis, tanto en el AEK como en la Selección. En su libro comenta sobre él algunos detalles que nos pueden ayudar a desgranar su personalidad. 

“No puedes presionar a Ioannidis por ninguna parte. Si es de día, él te convencerá que es de noche. Cuando le dan sus neuras será insoportable, haciendo que te salga humo de la cabeza.”

Provocando a los aficionados del PAO.

Entusiasta, profundamente religioso, simple, humano. Pero también egoísta, ofensivo, de ideas fijas, totalitario. Siempre encontraba la manera de poner nerviosos a sus compañeros de partida de tabli para luego ganarlos.

   

No le gustaba perder. Cuando se peleó con Galis y con Michailidis -presidente del Aris- tardó poco en fichar por el Olimpiacós, al que también hizo grande. Demostró que sus triunfos no habían sido casualidad.

Peregrino de Agios Oros, donde hizo jugosas donaciones, incluida la del finiquito que le dio el Olimpiacós, era un hombre que nadaba contra corriente. También en política.

En los últimos años, Ioannidis ha vuelto a la palestra. 

Lázaros Papadopoulos, presidente de la Asociación de Jugadores, le ha acusado de explotar el baloncesto para hacer política y traer la corrupción. 


Lázaros también le ha acusado de falsificar ciudadanías griegas. De todos es conocida la extrañeza que nos provocaba el ver tantos jugadores de ascendencia eslava jugando en equipos griegos en los 80. Todo era muy sospechoso. Pero al parecer nadie investigó.

En su época de entrenador, fue el primero en hacerlo. Parece que ahora sale todo a la luz, ¡treinta años después!

Concluyo con un post de José Luis Galilea, ex del Barça, en el que nos habla de un partido de veteranos.




Excelente homenaje de algún aficionado de Olympiacós.