Mostrando entradas con la etiqueta John Korfas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta John Korfas. Mostrar todas las entradas

miércoles, 14 de mayo de 2014

La década prodigiosa del baloncesto en Salónica (PAOK IV).

Cifras, fechas y nombres de la Dinastía Bicéfala.

El PAOK de la temporada 89/90.

El final del dominio europeo del PAOK terminó en Vitoria (1996): 7 semifinales europeas en 8 años y 2 títulos (Recopa de 1991 y Korac de 1994) de cuatro finales (perdió la final de la Recopa de 1992 y la de la llamada Copa de Europa de 1996).

En cuanto a las competiciones domésticas, durante “su década” (1986-1996) los blanquinegros jugaron 6 finales ligueras (temporadas 1987/88, 1988/89, 1989/90, 1990/91, 1991/1992 y 1993-94), aunque sólo consiguieron un título (1991/92).

Además, llegaron a 4 finales de Copa (1989, 1990, 1991 y 1995) -en 7 años-, ganando sólo la última, la de 1995.

Si nos paramos a pensar, el PAOK perdió 10 finales en 9 años (entre 1987 y 1996), sumando liga, Copa y competiciones europeas. Una auténtica barbaridad. Los 4 triunfos conseguidos, una liga, una Copa, una Recopa y una Korac, son muy pocos al lado de los que podría haber conseguido. Uno se queda con la sensación de que aquel PAOK podría haber hecho historia en Europa de haber sabido jugar mejor ciertos partidos.

Personalidades.

Campeón de liga 91/92 con Dusan Ivkovic, el mejor entrenador de la historia del club junto con Soulis Markopoulos.

En diez años, por el PAOK pasaron entrenadores de primera línea como Kostas Politis, Dusan Ivkovic, Johnny Newman o Dragan Sakota, jugadores inolvidables como Nikos Stavropoulos, Bane Prelevic, Panagiotis Fasoulas, John Korfas, Nikos Boudouris o Giannis Giannoulis, futuros NBA como Efthimis Rentziás o Predrag Stojakovic, y americanos de todo tipo como Walter Berry, Jerrod Mustaff, Ken Barlow, Cliff Levingston o Anthony Cook, amén de otros extranjeros célebres como Zoran Savic.

Varias fueron las personalidades fundamentales de la dinastía, pero destacaría 5 nombres por encima de todos: el presidente Nikos Bezyrtzis, el base John Korfas, los aleros Branislav Prelevic y Nikos Stavropoulos, y el pívot Panagiotis Fasoulas.

No podemos identificar la Dinastía Bicéfala con un solo entrenador, contrariamente a lo que sucede con el Imperio Amarillo. Dusan Ivkovic fue el coach que aguantó más tiempo en el banquillo (2 temporadas y media, desde 1991 a 1994), mientras que Kostas Politis lo hizo dos medias temporadas (la segunda parte de la temporada 88/89 y la primera de la 90/91) y la 89/90 completa. Dragan Sakota estuvo durante dos épocas, pero no temporadas enteras, y Johnny Newman un año y medio.

Nikos Bezyrtzis, el mecenas de la Dinastía Bicéfala, con la Recopa de 1991.

Sin el apoyo económico y los contactos del empresario Nikos Bezyrtzis (1983-1993) no hubiera sido posible la construcción de la dinastía. Curiosamente, Bezyrtzis venía del mundo del fútbol –ex jugador del PAOK de los años 70-, pero no logró en el balompié –también fue presidente de la sección- los éxitos que sí consiguió con el baloncesto.

Fasoulas en portada junto a Alexandris. Lo presentan como "el nuevo Giorgos Trontzos".

Panagiotis Fasoulas (1981-1993) ingresó en el club en 1979 y estaba llamado a ser el líder de la generación. En la primera plantilla desde 1981, fue el pívot titular durante los 12 años que estuvo en el club (un año se fue a Estados Unidos a la Universidad de North Carolina State).

Fue el pívot titular de la selección durante muchos años y consiguió varios títulos. Su marcha al Olympiacós estuvo rodeada de polémica y los aficionados todavía hoy no se lo perdonan. No puede entenderse la historia del PAOK sin Panagiotis Fasoulas.

La inconfundible mecánica de tiro de Ten Ten Korfas.

El griego-americano John Korfas (1986-1995) llegó procedente de la Universidad de Pepperdine en sustitución de Vangelis Alexandris. No tardó en ganarse al público del PAOK con su peculiar estilo de lanzamiento a una mano y su gran corazón. Sólo medía 178 centímetros pero era capaz de hacer muchas cosas. Durante casi 10 años, fue el cerebro de los blanquinegros. Después se marchó al Panathinaikós, donde consiguió ganar la Liga Europea contra el Barcelona en París. Intentó hacer carrera como entrenador, pero su experiencia en el PAOK (temporada 2007/08) no fue satisfactoria.

Prelevic contra el Taugrés en la Recopa de 1996.

Branislav Prelevic (1988-1996 y 1999-2000) fue, es y seguirá siendo una institución en el PAOK de Salónica. Procedente del Estrella Roja, se convirtió al poco tiempo en el líder de la plantilla. Tenía casta, clase y personalidad. Prelevic fue el buque insignia de la entidad, el crack, el héroe, el favorito de la afición. Abandonó el equipo en 1996 para irse a Italia, donde ganó una Copa, y regresó a Grecia para jugar en el AEK de Atenas con Ioannidis. Con los bicéfalos del sur logró llegar a la final de la Euroliga en 1998. Un año después volvió al PAOK, su casa, y se retiró.

Ha pasado por todos los estamentos del club hasta el día de hoy. Fue entrenador asistente, coach de la primera plantilla entre 2002 y 2005, manager y presidente, cargo que ostenta desde 2011.
 
Magic Stavropoulos machacando en la rueda de calentamiento. 

Nikos Stavropoulos (1984-1992) es miembro de la directiva del club y uno de los hombres de confianza de Bane Prelevic. Fichó por el club procedente del Lárisa en 1984 con el cartel de uno de los jóvenes con más talento de su generación. Hasta la llegada de Prelevic, era el anotador del equipo. Podía jugar de escolta, de alero y de base. No había playmakers en Grecia que midiesen 1,96 y como concidió en el tiempo con la era Earving Johnson/Lakers, lo apodaron “Magic”. Era fuerte, atlético y con clase.

Fue internacional y jugó el Mundobasket de España y el Eurobasket de Grecia, además de otros torneos, casi siempre de sexto o séptimo hombre. Se retiró en el Iraklís, donde sólo jugó una temporada. Después fue entrenador asisitente durante cuatro años en los Hoosiers de la Universidad de Indiana. A su regreso formó parte del staff técnico de la selección y entrenó al equipo junior, con el que consiguió 2 medallas de bronce en 2 Eurobaskets.

Otros nombres importantes.

Hay otros nombres importantes en la dinastía que deberían ser tenidos en cuenta.

A Nikos Bezyrtzis le sustituyó en el cargo Apostolos Oikonomidis (1993-1996), que supo mantener al club entre los mejores. Cuando lo abandonó, empezaron los problemas de verdad. Tanto él como Bezyrtzis fueron acusados de fraude fiscal y se sentaron en el banquillo. Años más tarde, ambos trataron de volver al club –a la sección de fútbol- para sacarlo del agujero donde se encontraba. Sin embargo, las deudas con Hacienda eran enormes y volvieron a ser acusados de fraude, con lo que tuvieron que marcharse al cabo de poco tiempo.

Como pasó con el Aris, hubo unos cuantos jugadores en el roster del PAOK que estuvieron bastantes años en la entidad, pero jugando muy poco. En aquella época los quintetos estaban muy definidos y los suplentes tenían pocas opciones. Además, con la llegada del segundo extranjero y con las nacionalizaciones en masa, el profesional nacional se tenía que conformar con algunos partidos intrascendentes de la liga o de la Copa.

El PAOK de la temporada 81/82 con Politis (5), M. Katsoulis (8) y Alexandris (14).

Aunque Giannis Politis (inicios de los 70 - 1985), Vangelis Alexandris (1981-1985) y Manthos Katsoulis (1974-1988) son de la generación anterior, y los dos primeros no pertenecen a la década prodigiosa, conviene citarlos.  Politis era el capitán y jugaba de alero. Pasó prácticamente toda su vida en el club. Alexandris procedía del Aris y jugaba de base. Era el cerebro. Se marchó cuando llegó al equipo Stavropoulos. Katsoulis formaba, junto a Fasoulas, las torres gemelas del baloncesto griego. Procedía del KAOD y estuvo 14 temporadas en el club, aunque en medio jugó un tiempo en Estados Unidos. Ambos fueron internacionales, aunque por entonces no se jugaban tantos partidos y Grecia no se clasificaba para los grandes torneos. Katsoulis llegó a capitán de la selección y a ser el mejor pívot de la liga. Con 32 años acudió a la llamada de Giannis Ioannidis y se enroló en las filas del Aris para ayudar en la zona. Jugó un par de temporadas y ganó dos ligas, además de llegar de dos Final Four. Completó el periplo tesalonicense en el Iraklís. Su hermano Zacarías Katsoulis no llegó a su nivel, pero también estuvo muchos años en el PAOK (desde finales de los 70 hasta 1987) y llegó a internacional.

Takis Karatzoulidis.

Takis Karatzoulidis (1985-1990) fichó procedente del Iraklís en loor de multitud pese a que ya tenía 32 años. En los azules había jugado a un gran nivel durante 12 años. Un fino estilista gran conocedor del juego por el que el PAOK soltó una fortuna, pero que no nunca acabó de cuajar. Fue internacional mientras estaba en el Iraklís.

El pelirrojo Giorgos Makarás.

A Giorgos Makarás (1986-1992) le perjudicó la llegada de extranjeros, aunque tuvo minutos de juego. Disfrutó de los primeros dos títulos. Jugaba en la posición de 3 y destacaba por su buen lanzamiento exterior.  

Nikos Boudouris defendido por John Korfas, su predecesor en el cargo.

Quizás a Nikos Boudouris (1989-1998) debería haberlo incluido entre los protagonistas porque lo fue durante casi una década. Procedente Olympiacós Volos, acabó siendo el base titular tras la marcha de John Korfas. Era físicamente más fuerte que el griego-americano y podía jugar de 2 perfectamente. Un gran jugador, también internacional, que siempre estuvo ahí, seguro, a la sombra de los focos. Se fue al PAO, con el que ganó la Euroliga y dos ligas griegas. Luego jugó ganó una Copa con el Olympiacós y siguió su carrera en clubes menores (Makedonikós y Maroussi) que crecieron con él en sus filas. Con Grecia jugó dos mundiales y un Eurobasket. Una vez retirado, llegó a ser manager general del PAOK una temporada.

Achileas Mamatziolas.

Achileas Mamatziolas (1989-1997) jugaba en la misma posición que Prelevic, y se pasó casi 6 años en la sombra. En la última temporada le dieron por fin la oportunidad que esperaba y cumplió con creces. Sin embargo, fue cambiado por el mítico base del Iraklís Lefteris Kakiousis.

Giorgos Balabanidis.

Procedente de las categorías inferiores, Giorgos Balabanidis (1990-1994) estuvo 4 años en el PAOK. Un jugador de equipo que completaba la rotación interior con sus 2,04. No tuvo demasiadas oportunidades pese a que tenía calidad y un buen lanzamiento de tres metros. Siguió su carrera fuera de Salónica y se mantuvo ligado al baloncesto tras su retirada. No en vano, regresó al PAOK como manager una temporada. 

Giorgos Balogiannis.

Giorgos Balogiannis (1992-2000 y 2004-2005) llegó al club el peor año posible para un “novato”. Tuvo pocas oportunidades, pero siguió en el equipo. A medida que las figuras se iban marchando o se lesionaban, ganaba minutos de juego. Jugador versátil, capaz de jugar de 3 o de 4 y de cierta calidad, nunca acabó de dar ese salto definitivo para dominar en la élite. Llegó a ser el capitán del equipo después de la marcha de Boudouris, más por veteranía que por otra cosa, y fue eclipsado por Stojakovic desde que el primer día que pisó el parqué. Después de una última buena temporada, firmó libre por el Panathinaikós. Regresó en 2004, pero no llegó a jugar ni un minuto en toda la temporada.

Pete Papachronis.

Pete o Pit Papachronis (1989-1992) y Christos Tsekos (1992-1997) también formaron parte de la dinastía durante unos años. El griego-americano era un pívot rocoso y fuerte que aportó dureza en defensa y ayudó desde la segunda unidad. Se marchó al Iraklís después de ganar la liga. Tsekos empezó a jugar tarde al baloncesto, pero sus 2,10 no pasaron desapercibidos por el Panellinios, que lo contrató. De ahí pasó al Iraklís, donde siguió mejorando. Aunque llegó a internacional y jugó el Eurobasket del 93 y el Mundial de Toronto, no explotó. Se mantuvo cinco años en el PAOK hasta que se retiró a los 31 años. No cumplió con las expectativas puestas en él.

Christos Tsekos.

Tanto Predrag (o Pedja) Stojakovic (1994-1998) como Efthimis Rentzias (1993-1997 y Giannis Giannoulis (1994-2001)forman parte de la generación siguiente, aunque vivieron los últimos años de la dinastía en primera persona.

Con este triple en el SEF Pedja clasificó al PAOK para la final de la liga 97/98.

Stojakovic llegó procedente del Estrella Roja en pleno conflicto bélico. Tuvo que nacionalizarse para poder participar en la liga griega y en la primera temporada sólo jugó en Europa. Estaba llamado a ser el nuevo Bane Prelevic, pero su alta elección en el Draft y los problemas económicos del club le abrieron la puerta de salida, marchándose a los Sacramento Kings y haciendo una gran carrera en la NBA. Los aficionados del PAOK siempre podrán decir que vieron jugar a Stojakovic 4 temporadas. Rindió a un gran nivel pese a su juventud y mostró mucho desparpajo. Grecia y el PAOK se le quedaban pequeños.

Todos conocemos más o menos su carrera en la NBA –un anillo y dos concurso de triples- y sus triunfos con la selección de Yugoslavia/Serbia-Montenegro –un Eurobasket y un Mundobasket-.

Efthimis Rentzias.

Efthimis Rentzias o Renzias fichó en edad junior del Danaos Tríkala. Llamado a ser el mejor pívot de Europa, no alcanzó las cotas de éxito que se preveían. Rentzias fue un pívot precoz. A los 16 años ya disponía de algún minuto con el primer equipo y formaba parte de las categorías inferiores de la selección. Con Grecia se proclamó campeón del Mundobasket junior de Atenas en 1995. Fue drafteado en 1996 (número 23 por Denver), pero prefirió seguir en Europa.


Tras cuatro grandes temporadas en el PAOK, se fue al Barcelona, donde jugó hasta 2002. Aunque no se convirtió en el pívot imparable que muchos esperaban, en el Barça se ganó al público con su trabajo y fue un hombre importante de la rotación. Con 26 años decidió ir a la NBA, donde sólo aguantó una temporada. Físicamente destrozado por las lesiones, acusó los excesos de tantos veranos rindiendo al máximo nivel y se retiró poco antes de cumplir los 30 años.

El PAOK de la temporada 95/96, la última de la Dinastía Bicéfala.

Hasta aquí la historieta de la Dinastía Bicéfala. Dedicaré un post a los americanos y extranjeros de los 3 equipos de Salónica. 

jueves, 8 de mayo de 2014

La década prodigiosa del baloncesto en Salónica (PAOK II).

Fasoulas, Barlow, Stavropoulos y Papachronis con réplicas de la Recopa.

Lo que parecía que iba a ser una temporada triunfal, acabó de una manera bastante amarga. Tras la victoria de la Recopa en Ginebra el 26 de marzo, el equipo se clasificó para la final de la Copa tras derrotar al Panathinaikós en su casa (76-77). Por el otro lado del cuadro, el Aris había caído contra el AEK de Atenas, y éste a su vez ante el Panionios de Nea Smirni.

Nada hacía pensar que el PAOK tendría problemas para deshacerse del equipo ateniense aquel 10 de abril. Sin embargo, las cosas se torcieron y el Panionios acabóimponiéndose por 73-70 gracias al partidazo de Gasparis (20), Hudson (17) y los Christodoulou.

Gasparis (Panionios) con la Copa de 1991.

Los de Sakota salieron al parqué creyéndose campeones a pesar de que el Panionios llevaba varios años siendo el mejor equipo de Atenas. El exceso de confianza unido al buen encuentro de las estrellas rivales hizo que todo se decidiese en los últimos minutos, en los cuales Gasparis y Hudson decidieron.

Fue un golpe moral inesperado para un club que parecía ir lanzado tras la victoria contra el CAI Zaragoza. La afición bicéfala se tomó muy mal la derrota y cargó contra sus ídolos. En un mes, los jugadores habían pasado de ser héroes a diablos, aunque lo peor estaba por llegar.

Los campeones de la Recopa homenajeados en el Alexandrio.

El PAOK se clasificó sin demasiados problemas para la final de la liga. Como en los años anteriores, las derrotas contra el rival directo durante la fase regular, aunque por muy poco (85-89 y 73-72) hicieron que llegase con desventaja a los play off (0-2).

Con todo, los blanquinegros se reencontraron con el buen juego en los partidos tercero (84-79) y cuarto (74-65) y empataron a dos la eliminatoria. En el Aris ya no estaba Ioannidis para irse a la mesa a cortar el ritmo y había desaparecido la química de antaño entre los jugadores. El PAOK se hallaba ante su gran oportunidad.

Ken Barlow y Brad Sellers en portada.

Sin embargo, el equipo volvió a repetir los errores del pasado: no saber jugar los últimos minutos de los partidos apretados. Sorprendentemente, dejó escapar dos choques que tenía prácticamente ganados en menos de cinco días. El 4 de mayo perdió por 86-85 con un triple sobre la bocina de Giannakis (3-2) y el 8 con un 2+1 de Brad Sellers a falta de 4 segundos (4-2). Fueron dos derrotas muy crueles.

La competición doméstica se volvía a esfumar y el Aris celebraba un nuevo título pese al evidente desgaste. Por enésima vez, cuando parecía que el PAOK se encontraba en disposición de armar su particular imperio, recibió dos estocadas de lo más dolorosas.

Aunque la temporada 90/91 había sido la mejor de la historia del club, podría perfectamente haber acabado sin títulos de no haber sido por el escandaloso partido de Ginebra. El PAOK volvía a demostrar que no sabía jugar finales.

Dusan Ivkovic firmó por el PAOK en 1991.

Dusan Ivkovic fue el elegido por Bezyrtzis para dirigir el equipo la temporada 1991-1992. El serbio, que era a la vez seleccionador nacional de Yugoslavia, sería el encargado de engrasar nuevamente la máquina y de recuperar psicológicamente a los jugadores. Lo primero que hizo fue pedirle al presidente que renovase a Ken Barlow y después convenció a Nikos Filipou para que cambiase de camiseta.

En la fase regular, el PAOK sólo sufrió dos derrotas (una contra el Aris y otra contra el Pagrati), liderando con cierta holgura la clasificación. En el partido de la segunda vuelta contra el Aris, un triple de Bane Prelevic sobre la bocina escenificaba el traspaso de poderes. El poder, la solidez y, por qué no decirlo, la suerte, cambiaba de manos. Los amarillos se hallaban en declive mientras que los blanquinegros cotizaban al alza. A pesar de ello, el PAOK cayó en semis de Copa frente al AEK (77-74) y el Aris ganó el título.

El objetivo de la temporada era intentar revalidar la Recopa y conseguir de una vez por todas el título de liga.

Nantes 1992, Real Madrid-PAOK.

En la Recopa, que aquel año pasó a llamarse Copa de Europa, el PAOK aplastó al APOEL de Nicosia (53-111 y 106-54) y quedó encuadrado en el grupo B con el Limoges, el Verona, el Sunair Oostende, el Maccabi Rishon y el Alba Berlín. Con 9 victorias y una sola derrota (en Salónica contra el Verona) el PAOK encabezó el grupo.

Contra el Smelt Olimpija la serie no podía empezar peor. Los eslovenos derrotaron con claridad a los griegos por 81-68 y amenazaban con dejarlos fuera de la final. Sin embargo, el factor cancha decidió y en el Alexandrio los de Ivkovic se impusieron con suficiencia en los dos choques (79-61 y 104-86).

Fernando Romay y Bane Prelevic.

Esta vez el rival en la final era el Real Madrid. La maldición de los finales de partido ajustados parecía perseguir a los del águila bicéfala, que tras empatar el partido con un triple de estratosférico de Prelevic, regaló un balón a Ricky Brown, que se convirtió en el verdugo de los griegos. El golpe moral de aquella derrota fue brutal, no tanto por caer ante el Real Madrid, un gran equipo, sino por caer de aquella manera tan cruel, con un error de benjamín de Panagiotis Fasoulas. La historia se volvía a repetir.

El banquillo del PAOK tras el error de Fasoulas.

El Aris quedó fuera de la lucha por el título de liga, con lo que los de Ivkovic evitaron tener que enfrentarse a su bestia negra. El PAOK se deshizo del Olympiacós y se proclamó campeón tras ganar el cuarto partido en el Pireo por 82-97. 26 victorias en 29 partidos ligueros fueron el balance espectacular de los de Ivkovic. Dominaron de principio a fin, confirmando su superioridad al ganar en el SEF con bastante autoridad.

Celebrando la primera liga de la dinastía.

Dio la impresión de que el PAOK había sabido aprovechar el bajón competitivo de otros equipos como el Aris, el Panionios o el Panathinaikós, que se hallaban en plena renovación, del mismo modo que había sacado partido de la falta de madurez del Olympiacós.

Con el apoyo de nuevos patrocinadores y otros empresarios de la zona, el presidente Nikos Bezyrtzis echó el resto durante el verano con el objetivo de conquistar la Liga Europea. Tantos años quedando por detrás del Aris sin poder acceder a la máxima competición se daban por buenos si ese año se conseguía la copa.

El veterano Nikos Stavropoulos (33 años) y Pete Papachronis se marcharon al Iraklís a cambio del pívot Christos Tsekos (2,10 cms).  El fichaje estrella fue, sin duda, Cliff Levingston, procedente de Chicago Bulls.

No sabría decir si la plantilla de la temporada 92/93 ha sido la mejor de su historia, porque un año después, pese a los recortes, el PAOK también completo un roster espectacular.

Plantilla del PAOK 1992-1993.

Para afrontar todos los frentes con garantías, el equipo lo formaban los siguientes jugadores: John Korfas, Nikos Boudouris, Bane Prelevic, Giorgos Balogiannis, Achileas Mamatziolas, Ken Barlow, Nikos Filipou, Cliff Levingston, Panagiotis Fasoulas, Christos Tsekos, Giorgos Kouklakis, Giorgos Balabanidis y Nick Katsikis.  

El periplo europeo empezó en Chipre, donde ganó al Pezoporikos de Larnaka por 61-104 (en la vuelta se impuso por 107-69). A continuación le había tocado en suerte el Estrella Roja de Belgrado, pero como los equipos serbios estaban sancionados por la guerra, pasó directamente a la fase de grupos sin jugar. Además, el grupo del PAOK quedó cojo –sólo con 7 equipos- porque el Partizán, poseedor del título y también sancionado, no fue sustituido.

Cliff Levingston. 

Tras ganar 8 de los 12 partidos en la fase de grupos, el PAOK se clasificó fácilmente para los cruces. Con la mente puesta en Europa, no se dramatizó demasiado el tropiezo copero (derrota en cuartos de final contra el Panathinaikós de Galis por 68-57).

En la liga también sufrió algunas derrotas sorprendentes (de 16 en la pista del Iraklís y de ¡32! contra el Aris) que sin embargo no impidieron que acabara líder de la temporada regular (balance de 22-4).

El Pau Orthez no fue rival para un grupo lanzado que llegaba a la Final Four de Atenas como favorito. No hizo falta tercer partido porque en Francia los griegos ganaron con autoridad por 86-103 y en Salónica por 81-65.

Prelevic lanzando el tiró decisivo que no entró ante Toni Kukoc

Todo parecía indicar que el PAOK y el Real Madrid reeditarían la final de la Recopa de 1992. Como la Final Four era en El Pireo, el equipo de Ivkovic se veía en la final.

El estilo incofundible  a una mano de John Korfas.

Sin embargo, el sorprendente Limoges de Bozidar Maljkovic eliminó a los blancos y la Benetton de Treviso hizo lo propio con los tesalonicenses (77-79). En un partido flojo, los Kukoc, Rusconi y, sobre todo, Ioacopini, enterraron las posibilidades de los “locales”. Aquello supuso un golpe moral –otro más- y económico durísimo, puesto que el PAOK lo había hipotecado todo por conseguir la copa. La victoria contra el Real Madrid en el partido de consolación quedó como una simple anécdota (76-70).

Río de aficionados blanquinegros en El Pireo durante la Final Four.

Mucho se ha hablado de aquella Final Four en Salónica. Los griegos están convencidos que de haberse jugado la final en otro sitio hubieran ganado. Jugaron demasiado presionados y estuvieron más pendientes de las entrevistas y de los aficionados. Esta vez el apoyo/presión de los aficionados fue perjudicial.

La semifinal liguera contra el Olympiacós llegó en el peor momento posible. Para colmo, el nuevo formato de competición no favoreció a los de Ivkovic. En los play off ya no contaban los enfrentamientos directos de la fase regular, en los cuales se habían impuesto los de Salónica las dos veces. El PAOK perdió la ventaja de campo en el primer partido (48-57) y ya no pudo recuperarse.

El Olympiacós ganó el segundo choque por 62-54 y el cuarto y definitivo por 59-49 en El Pireo. El PAOK sumó sólo una victoria en el tercer partido jugado en Salónica (70-64).

La serie fue muy trabada y los problemas constantes. Incluso se llegó a hablar de espionaje. Según Ivkovic, Ioannidis se adelantaba a todos sus movimientos porque conocía de antemano sus sistemas. El nuevo formato de competición no podía empezar de una manera más polémica. El Olympiacós acabó ganando la liga en una serie terrible contra el Panathinaikós, que se negó a jugar el cuarto partido por no estar conforme con las designaciones arbitrales.

Quinteto de la temporada 93/94. 

El presidente Nikos Bezyrtzis anunció que dejaba el club durante el verano, Panagiotis Fasoulas fichó por el Olympiacós, Cliff Levingston por la Buckler de Bologna y Ken Barlow por el Reggio Calabria. Las bajas fueron suplidas por Zoran Savic, Walter Berry y el joven Efthimis Rentziás.

Ivkovic volvía a tener una plantilla de garantías para afrontar la liga, la Copa y la Copa Korac, pero sus relaciones con el nuevo presidente, Apostolos Oikonomidis, no eran la mejores, y en diciembre Soulis Markopoulos sustituyó a Duda en el banquillo del PAOK.

El cambio de entrenador no supuso el inicio de una nueva etapa, puesto que apostar por Markopoulos era hacerlo por la continuidad. Dio oportunidades a los jóvenes y formó un grupo sólido que se apoyaba en buenos jugadores nacionales. Prelevic y Korfas eran los únicos que se mantenían en el equipo desde los 80. Junto a Boudouris, Rentziás, Mamatziolas, Tsekos, Giannoulis y Galakteros formaban la columna vertebral de un conjunto que acabó empatado en primera posición de la liga regular con el Olympiacós (ambos con un balance de 22-4).

Tras derrotar con facilidad al Aris, el Panathinaikós se cruzó en el camino, forzando la serie hasta el quinto. El factor cancha decidió y el PAOK volvió a meterse en la final, dos años después. Con el recuerdo de las semifinales de la temporada anterior en la mente, rojos y blanquinegros se volvían a encontrar. Como no podía ser de otra manera, hubo igualdad y muchos problemas. Ambas escuadras ganaron los partidos de casa, y se llegó al quinto en el Palaciode la Paz y la Amistad. A falta de pocos segundos para terminar, el PAOK se retiró del campo como protesta por el arbitraje recibido. Ante las amenazas recibidas en el vestuario –multa económica y descenso de categoría- salieron a jugar 5 blanquinegros sin calcetines. El Olympiacós ganaba su segunda liga consecutiva y el PAOK se marchaba del Pireo con la sensación de que le habían robado.

Soulis Markopoulos logró ganar la Copa Korac.

Antes de jugarse las series finales de la liga, el equipo bicéfalo logró su segundo título europeo, la Copa Korac.

Los de Markopoulos empezaron la competición en los 1/16 de final eliminando al BK Stroitel (77-81 y 101-56) y dominaron con autoridad su grupo. Concedieron una derrota en 6 partidos (76-74 en la pista del Reocaro Olimpia Milano) y les tocó cruzarse con el Scavolini Victoria Libertas.

En un partido para olvidar, el Scavolini de Pesaro infringió una severa derrota que dejaba al PAOK con medio pie fuera de la competición. El 82-66 final lo decía todo. Sin embargo, en una noche mágica en Salónica, los griegos destrozaron a los italianos, venciéndoles por un insultante 96-58. Por quinto año consecutivo, el equipo se clasificaba para una semifinal europea. El PAOK no estaba muerto.

En las semis hubo derby griego entre el Panionios y el PAOK. En Nea Smirni los locales dominaron el partido los primeros minutos, pero al final la experiencia se impuso y los tesalonicenses ganaron por un cesto, 83-85. En el Alexandrio no se podía escapar la clasificación. El PAOK jugaría su tercera final europea en cuatro años tras sentenciar en casa (82-64).

El rival en la final era el Stefanel de Trieste, con el joven Dejan Bodiroga de figura, acompañado de Gregor Fucka y Ferdinando Gentile, entre otros. Más de 6.000 locos llenaron las gradas del pabellón y llevaron en volandas a los de Markopoulos, que tomaron ventaja al ganar por 75-66. Los nueve puntos no reflejaban la diferencia real que había habido en el choque, dominado de principio a fin por los griegos. Las espadas seguían en todo lo alto y la afición acabó con la sensación de que los de Tanjevic podían dar la vuelta en Italia. Sin embargo, en el mejor partido jugado por el PAOK en toda su historia, los tesalonicenses vencieron a domiciliopor 91-100.

Celebrando la Korac en Trieste.

En un encuentro casi perfecto, los de Markopoulos jugaron al ataque sin especular con el resultado y a por todas. Anotaron 9 triples de 11 intentos y 24 de 38 en tiros de dos. Bane Prelevic y Walter Berry fueron los hombres clave de la final, metiendo 30 y 26 puntos respectivamente. El americano tuvo una de esas noches en las que parecía imparable, capturando además 13 rebotes.

Zoran Savic en el avión.

Otra gran temporada de los blanquinegros pese al sabor agridulce de la derrota liguera y a haber caído en semis de Copa contra el Iraklís de Sakota, Zdvoc y James Donaldson.


Tras la derrota contra el Olympiacós en el SEF, Berry fue visto con sus ex compañeros celebrando el título. No fue renovado y se marchó al Iraklís de Salónica jurando venganza.