jueves, 16 de junio de 2016

Y Kill Bill cogió la Katana.


Tardaron poco los periodistas griegos en definir las series finales de la liga como las mejores de toda la historia. La odiosa coletilla se utiliza demasiado alegremente. Cada época es diferente. Algunas series finales entre el PAOK y el Aris, que llegaron al último partido, o entre el PAO y el Olympiacós de no hace muchos años, fueron extraordinarias. Sin embargo, sí es verdad que las finales de este año han tenido un montón de momentos que se recordarán χρόνια και χρόνια.

Los cuatro partidos han sido a cara de perro, reñidos, luchados, duros.. y defensivos, cómo no tratándose de Grecia. Sin duda, todos han merecido mucho la pena.

Por una parte, el Panathinaikós se presentaba en la final con muchísimas dudas y con desventaja de campo. Ya sin Kuzmic ni Pavlovic, Pedoulakis, recién llegado al banquillo, tiró de jugadores nacionales. Por la otra, el Olympiacós, que en la Euroliga se había quedado fuera de los cruces, se jugaba la temporada.

El día del primer partido se producia la triste noticia de la muerte de Iosif Printezis, padre de Giorgos. A pesar del palo, Printezis decidía jugar. Además, el hijo mayor de Lojeski se caía de cabeza contra una mesa de cristal en un restaurante y tenía que ser ingresado en el hospital.

Un día aciago para los de Sfairópoulos, que empezaron el choque demasiado fríos. Curiosamente, el único que respondía era Printezis, que cada vez que anotaba era ovacionado por un pabellón entregado. Hubo momentos verdaderamente emocionantes. Los verdes, de la mano del mejor Calathes de la temporada, llevaban el ritmo y la iniciativa del juego.


A pesar de que los locales siempre fueron a remolque, se mantuvieron casi todo el tiempo a menos de diez puntos. Daba la sensación de que en cualquier momento una buena racha de juego los podía meter en el partido, como así fue. Sin embargo, los tréboles supieron mantener la calma y al Olympiacós le entraron las prisas. Con 81-83 los del Pireo tuvieron la última posesión para empatar o ganar, pero el balón no le llegó a Spanoulis, que había hecho un gran final de encuentro junto con Lojeski y Papapetrou. Dos o tres tíos cerraron a Papanikolaou en la banda y éste no pudo ni levantarse para tirar. El baquillo verde y Dimitris Giannakópoulos saltaron de alegría. Era el primer break de la serie de los tres que habría. Los rojiblancos se iban a casa con la sensación de que el favoritismo les había afectado. El PAO salió reforzado. Lojeski terminó con 21 puntos, Printezis con 17 y Spanoulis con 15. Por los visitantes, Calathes rozó el triple doble (16+8+8) y estuvo bien secundado por Feldeine (15) y Fotsis (13).

El segundo partido fue rácano, difícil, espeso. En el OAKA, los verdes llevaban la iniciativa en un choque que carecía de nervio. En medio de la mediocridad, emergía de nuevo la figura de Giorgos Printezis , el titán de Siros. Al descanso se llegó con un apretado 31-32 y con la sensación de que se mantendría la igualdad hasta el final. Diamantidis y Spanoulis estaban nefastos en el tiro, mientras que Lojeski se resentía de una de sus lesiones. Al belga este año lo ha mirado un tuerto.



El Olympiacós no remató al PAO cuando lo tuvo a tiro y los verdes, empujados por un OAKA a reventar, le dieron el balón a Diamantidis. En la penúltima jugada del encuentro, 3D anotó de tres y puso a su equipo por delante. ¡Qué fantástico final! Rugía el Olímpico. El de Kastoriá, que hasta entonces llevaba 0 de 8 en tiros de campo, parecía sentenciar la contienda. 


Sin embargo, quedaba el último ataque pireota. El PAO decidió defender con 66-65. La pidió Spanoulis, encaró a Calathes desde más allá de 6,75 y con su ya clásico step back, anotó un triple que dejaba congelado el OAKA. ¡Cuántas veces habrá hecho la jugadita de marras el de Lárisa! Spanoulis levantaba el puño delante de la cara de Thanasis Giannakópoulos y todo el banquillo rojiblanco ganaba el túnel de vestuarios a la carrera. Empate a uno y las espadas en todo lo alto.


Pappás fue el mejor local con 12 puntos y Printezis, de nuevo disfrazado de Superman, la pieza clave visitante. El pívot se paró en 20 puntos y 9 rebotes. Spanoulis metió 11 puntos con 2 de 7 en triples. Cabría destacar de nuevo el pésimo partido de Raduljica, un jugador importante con Djordjevic, pero nulo con Pedoulakis. El serbio anotó 3 puntos y cogió 3 rebotes en 11 minutos. Para más inri, Hunter se quedó en 2 míseros puntos y Williams en 5. Haynes ni jugó.


La serie volvía al SEF con un Olympiacós subido. Dimitris Giannakópoulos, cómo no, habló de persecución e incluso amenazó con no ir a jugar el tercer partido si no se le aceptaba una reclamación. Consideraba que Spanoulis había hecho pasos en la última jugada.

Al final, el PAO desisitió en su intento y el tercer partido se disputó con normalidad. El equipo de Pedoulakis volvió a salir muy serio, como en el primer envite de la serie, dominando en todas la facetas del juego, pero sobretodo llevando el ritmo de las acciones. Otra vez Calathes (15 puntos y 6 rebotes) y Diamantidis (10 puntos y 6 faltas recibidas) dirigieron con acierto  y llevaron a su equipo por delante al descanso (41-44). Printezis pagaba los excesos de los primeros partidos y eran Lojeski (16 + 5) y Hackett (9 + 4 y 7 faltas recibidas) los que llevaban el peso anotador local, junto con Spanoulis. El partido estaba en manos de los exteriores. El único pívot que estuvo a la altura fue el sorprendente Papagiannis, que acabó jugando 15 minutos, anotando 9 puntos y cogiendo 5 rebotes. El chaval le quitó el sitio a Raduljica, que sólo jugó 1 minuto y 23 segundos.

Se llegó al último cuarto con ventaja verde por 5 puntos. De nuevo el final se presentaba apretado, tenso, complicado. A cinco minutos para la conclusión el marcador reflejaba un 59-66 inquietante para la afición local. Fue entonces cuando al PAO se le apagó la luz y Spanoulis desenfundó. 7 puntos de Vasilis y 5 de Papapetrou daban la vuelta por completo al tema. Pedoulakis no supo contrarrestar los golpes de katana del de Lárisa, que anotaba otro triple y ponía a los suyos con 6 puntos de ventaja (74-68).

Kill Bill cogió la responsabilidad, anotando 11 de los últimos 13 puntos de su equipo. En total sumó 22 tantos en 27 minutos y medio de juego. Se desató la locura en el Palacio. Spanoulis había vuelto a ser decisivo. El Olympiacós ganaba por 77-72 y se adelantaba 2-1 en la eliminatoria.

Entre el tercer y el cuarto partido, los verdes sacaron un vídeo en las redes señalando una serie de errores arbitrales que ellos consideraban decisivos. En especial cargaban contra el árbitro Tasos Piloidis. La entradas se agotaron en un pis pas en lo que iba a ser el último partido de Diamantidis en su casa.

Un día antes del encuentro se confirmó la baja de Giorgos Printezis por lesión. El bueno de Giorgos lo dio absolutamente todo y su salud lo pagó. Tampoco estará con la Selección este verano.

El Olympiacós empezó fuerte (0-8 y 2-13) con un Papanikolaou resucitado. El PAO salió completamente dormido y con Charalampópoulos y Papagiannis en el quinteto titular. El rubio alero zurdo fue el primero en anotar para su equipo cuando ya se llevaban jugados más de 4 minutos.


El PAO empezó a jugar cuando salieron a la pista Diamantidis y Gist. Un parcial de 11-2 igualaba la contienda. Al descanso los locales dominaban por 35-31 guiados por los dos citados y Nikos Pappás.

A la reanudación, el choque transcurrió a tirones. Un parcial de 4-15 colocaba un 39-50 en el luminoso perocupante para los locales en el minuto 25. Pero de nuevo los tréboles apretaban los dientes en defensa y con un 11-0 del tirón empataba el partido (50-50). A partir de ahí, se mantuvo la igualdad hasta el final, aunque el Panathinaikós llegó a tener ventajas de tres y cuatro puntos.

Con empate a 63, Spanoulis agarró el último balón para no soltarlo. Diamantidis cambió de hombre en un bloqueo y quedó emparejado con Othelo Hunter en la pintura. El de Kastoría defiende haciendo pressing catch al pívot, pero los árbitros no pitan nada. A pesar del buen partido de Hunter, Kill Bill decide sentenciar él. Sin embargo, su tiro desequilibrado desde ocho metros acaba en pedrada indecente. Prórroga.

En el tiempo extra, los verdes mantienen la iniciativa gracias a un Gist sobrenatural que acaba pidiendo el cambio por agotamiento y un Pappás que continúa acertado. Al Olympiacós le cuesta anotar, pero siempre acaba encontrando algo, bien sea con una canasta imposible de Agravanis o con algún triple de Spanoulis. Refuse to loose elevado a la máxima potencia. Los rojiblancos se agarran al partido. 

Ya nadie se sienta. El Panathinaikós tiene el partido en la mano. Parece imposible que no vaya a forzar el quinto. Con tres puntos arriba (71-68), la última posesión es para el Olympiacós, que necesita un triple. Hackett recibe falta personal a falta de 4,3 segundos. El italiano falla el primer tiro libre y no le queda otra que tirar a fallar el segundo. Sorprendentemente, nadie bloquea al lanzador y Hackett consigue palmear la bola hacia atrás cuando esta rebota contra el aro. Mántzaris está completamente solo y la enchufa de tres. 

Me queda la duda de si hay invasión de Hackett cuando tira a fallar o si comete falta sobre Diamantidis al saltar. 3D se queja a los árbitros en balde. Desde luego, la defensa trébol en la jugada es lamentable. 

Con 1,1 segundos el PAO no consigue lanzar al aro a pesar de sacar desde campo ofensivo. Segunda prórroga y el OAKA que no se lo cree. Los tréboles ya estaban pensando en el quinto antes de terminar el cuarto.

A estas alturas ya todo el mundo se ha orinado encima. En la segunda prórroga se siguen los mismos parámetros, con mínimas ventajas verdes, pero con el Olympiacós a tiro de piedra. Pappás comete la quinta. Aparece Papagiannis, anota Papanikolaou y palmea Agravanis. Spanoulis sigue a lo suyo, con triple tras finta y demás. Vasilis lleva 5 de 9 en triples.


El PAO se atasca en su último ataque y la jugada acaba en un tiro lejano de Feldeine que no entra. Los de Pedoulakis han especulado tanto que se han olvidado de ir hacia el aro. Con 19 segundos y ventaja de dos puntos, los verdes deciden defender. Craso error. Kill Bill marea la perdiz, marea a Diamantidis y anota de tres gracias a otro step back maravilloso. El OAKA es un enorme congelador. No hay tiempo para más. Dimitris Giannakópoulos define aquello como una enorme “patada en los cojones”. En menos de una semana Spanoulis ha decidido dos partidos en el OAKA de manera idéntica. Hay que tenerlos muy bien puestos.

El osado de Vasilis Spanoulis decidió dar una de sus mayores exhibiciones el día del adiós de Diamantidis en el OAKA. Encima anotó la canasta decisiva en su misma cara. 25 puntos, 6 rebotes y 7 faltas recibidas con 6 de 10 en triples para el de Lárisa. No hace falta decir nada más.

Con Kill Bill, el Olympiacós ha ganado 3 ligas en 6 años, 2 Euroligas (más una final perdida) y ha conquistado una Copa Intercontinental. Antes de su llegada, los rojiblancos llevaban dos Copas de Grecia en 15 años. 

Hablemos de los nombres propios de las finales, para lo bueno y para lo malo.

Argyris Pedoulakis. No era fácil coger al equipo en el momento en que lo hizo. Sin embargo, consiguió recuperar la esencia en muy pocos días. Metió a Pappás en el equipo e hizo jugar a Papagiannis y a Charalampópoulos. Logró que el PAO recuperase el espíritu de lucha. Le faltó un poco de suerte en los finales de los partidos y echó en falta la aportación de los interiores americanos. Creo que a pesar de la derrota, salió reforzado. Renovó por tres temporadas más.

Miroslav Raduljica, Vince Hunter, Eliott Williams, Marquez Haynes y Hakeem Warrick han sido los protagonistas negativos de las finales.

El serbio sumó 4 puntos en el primer partido, 3 en el segundo, sólo jugó 1:23 en el tercero y no disputó ni un solo segundo en el cuarto. ¿Qué diablos ha pasado con Raduljica?

Claro que eso no es todo. Haynes no jugó el segundo choque, sólo estuvo 48 segundos en cancha en otro, 2:15 en otro... Un desastre. El fichaje ha sido un rotundo fracaso. Casi tanto como el de Eliott Williams, que apenas ha jugado una media de 5 minutos y el de Vince Hunter, que no llegó a jugar el último partido. Por el Olympiacós, la presencia de Hakeem Warrick ha sido testimonial. En definitiva, muy poco protagonismo de los temporeros.

Nikos Pappás (16+9+4 y 8 faltas recibidas en el último partido) y Kostas Papanikolaou (13+6 en el cuarto) han resucitado. Para ambos ha sido una temporada complicada llena de altos y bajos. El base, que no entraba en los planes de Sasha Djordjevic, ha sido fundamental en los esquemas de Pedoulakis y ha cumplido con creces. Papanikolaou ha ido de menos a más en la serie, aunque no ha sido su año. Demasiado gris tanto en la NBA, en la Euroliga como en la liga. Ninguno de los dos estará en la Selección, el primero por decisión técnica y el segundo por lesión de última hora. Los dos necesitan centrarse para empezar a tope el curso que viene.

Giorgos Papagiannis, Vasilis Charalampópoulos, Ioannis Papapetrou  y Dimitris Agravanis han tenido minutos en momentos clave de la serie. Representan la nueva generación que está llamada a dar la cara con la Selección junto a Giannis Antetokounmpo. Un placer ver a chavales tan jóvenes y del país dando el callo. Papagiannis se ha apuntado al Draft. Es gloria divina ver a gente de la cantera en los dos colosos. Cada vez cuesta más verlo en España, por ejemplo.

Nick Calathes ha hecho muy buenas actuaciones (16+8+8 en el primero y 18+8+4 en el último) y parece llamado a ser el base verde los próximos cinco o seis años. Aunque no tiene la presonalidad de Diamantidis, que es insustituible, tiene que ser el director de orquesta. ¿Lo conseguirá?

La actuaciones de Matt Lojeski y Giorgos Príntezis han sido emocionantes. A pesar de que ambos se han visto afectados por cuestiones personales, lo han dado todo en la pista. Han acabado físicamente destrozados. Se han dejado hasta la última gota de sudor. Giorgos acabó sin poder jugar el partido decisivo y Lojeski tuvo que retirarse antes de teminar.

Dimitris Diamantidis (16+6+6 en el decisivo) lo dio todo en lo que fueron sus últimos partidos. Ha hecho una temporada excelente. La pena es que algunnos miembros del grupo no han acompañado. Ha tenido que jugar más de 30 minutos en algún encuentro porque sin él en el equipo se resentía. También Fotsis ha tenido que jugar más de lo esperado en vista del rendimiento de los americanos. Con todo lo que ha dado y lo que ha hecho Diamantidis en esta serie, sería injusto quedarnos con la última jugada.

Vasilis Spanoulis anotó 15, 11, 22 y 25 puntos, pero sobretodo ejerció de líder. Mandó, drigió y pidió el balón cuando éste quemaba. Su demostración de poderío fue brutal. Él ha cambiado la tendencia en Grecia y ha convertido a un equipo looser en un grupo ganador. El Olympiacós, a pesar del varapalo europeo de este año, sigue siendo un equipo duro de pelar. Con los retoques necesarios, volverá a llegar a la Final Four. Evidentemente, ha vuelto a renovar.

El día del cuarto partido Kill Bill sacó su katana y empezó a cortar cabezas. Creo que la matanza superó a la de Madrid, cuando después de fallarlo todo en el primer tiempo, se dedicó a degollar rusos en el segundo, conduciendo al Olympiacós a la final de la Euroliga el año pasado.






















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