jueves, 8 de mayo de 2014

La década prodigiosa del baloncesto en Salónica (PAOK II).

Fasoulas, Barlow, Stavropoulos y Papachronis con réplicas de la Recopa.

Lo que parecía que iba a ser una temporada triunfal, acabó de una manera bastante amarga. Tras la victoria de la Recopa en Ginebra el 26 de marzo, el equipo se clasificó para la final de la Copa tras derrotar al Panathinaikós en su casa (76-77). Por el otro lado del cuadro, el Aris había caído contra el AEK de Atenas, y éste a su vez ante el Panionios de Nea Smirni.

Nada hacía pensar que el PAOK tendría problemas para deshacerse del equipo ateniense aquel 10 de abril. Sin embargo, las cosas se torcieron y el Panionios acabóimponiéndose por 73-70 gracias al partidazo de Gasparis (20), Hudson (17) y los Christodoulou.

Gasparis (Panionios) con la Copa de 1991.

Los de Sakota salieron al parqué creyéndose campeones a pesar de que el Panionios llevaba varios años siendo el mejor equipo de Atenas. El exceso de confianza unido al buen encuentro de las estrellas rivales hizo que todo se decidiese en los últimos minutos, en los cuales Gasparis y Hudson decidieron.

Fue un golpe moral inesperado para un club que parecía ir lanzado tras la victoria contra el CAI Zaragoza. La afición bicéfala se tomó muy mal la derrota y cargó contra sus ídolos. En un mes, los jugadores habían pasado de ser héroes a diablos, aunque lo peor estaba por llegar.

Los campeones de la Recopa homenajeados en el Alexandrio.

El PAOK se clasificó sin demasiados problemas para la final de la liga. Como en los años anteriores, las derrotas contra el rival directo durante la fase regular, aunque por muy poco (85-89 y 73-72) hicieron que llegase con desventaja a los play off (0-2).

Con todo, los blanquinegros se reencontraron con el buen juego en los partidos tercero (84-79) y cuarto (74-65) y empataron a dos la eliminatoria. En el Aris ya no estaba Ioannidis para irse a la mesa a cortar el ritmo y había desaparecido la química de antaño entre los jugadores. El PAOK se hallaba ante su gran oportunidad.

Ken Barlow y Brad Sellers en portada.

Sin embargo, el equipo volvió a repetir los errores del pasado: no saber jugar los últimos minutos de los partidos apretados. Sorprendentemente, dejó escapar dos choques que tenía prácticamente ganados en menos de cinco días. El 4 de mayo perdió por 86-85 con un triple sobre la bocina de Giannakis (3-2) y el 8 con un 2+1 de Brad Sellers a falta de 4 segundos (4-2). Fueron dos derrotas muy crueles.

La competición doméstica se volvía a esfumar y el Aris celebraba un nuevo título pese al evidente desgaste. Por enésima vez, cuando parecía que el PAOK se encontraba en disposición de armar su particular imperio, recibió dos estocadas de lo más dolorosas.

Aunque la temporada 90/91 había sido la mejor de la historia del club, podría perfectamente haber acabado sin títulos de no haber sido por el escandaloso partido de Ginebra. El PAOK volvía a demostrar que no sabía jugar finales.

Dusan Ivkovic firmó por el PAOK en 1991.

Dusan Ivkovic fue el elegido por Bezyrtzis para dirigir el equipo la temporada 1991-1992. El serbio, que era a la vez seleccionador nacional de Yugoslavia, sería el encargado de engrasar nuevamente la máquina y de recuperar psicológicamente a los jugadores. Lo primero que hizo fue pedirle al presidente que renovase a Ken Barlow y después convenció a Nikos Filipou para que cambiase de camiseta.

En la fase regular, el PAOK sólo sufrió dos derrotas (una contra el Aris y otra contra el Pagrati), liderando con cierta holgura la clasificación. En el partido de la segunda vuelta contra el Aris, un triple de Bane Prelevic sobre la bocina escenificaba el traspaso de poderes. El poder, la solidez y, por qué no decirlo, la suerte, cambiaba de manos. Los amarillos se hallaban en declive mientras que los blanquinegros cotizaban al alza. A pesar de ello, el PAOK cayó en semis de Copa frente al AEK (77-74) y el Aris ganó el título.

El objetivo de la temporada era intentar revalidar la Recopa y conseguir de una vez por todas el título de liga.

Nantes 1992, Real Madrid-PAOK.

En la Recopa, que aquel año pasó a llamarse Copa de Europa, el PAOK aplastó al APOEL de Nicosia (53-111 y 106-54) y quedó encuadrado en el grupo B con el Limoges, el Verona, el Sunair Oostende, el Maccabi Rishon y el Alba Berlín. Con 9 victorias y una sola derrota (en Salónica contra el Verona) el PAOK encabezó el grupo.

Contra el Smelt Olimpija la serie no podía empezar peor. Los eslovenos derrotaron con claridad a los griegos por 81-68 y amenazaban con dejarlos fuera de la final. Sin embargo, el factor cancha decidió y en el Alexandrio los de Ivkovic se impusieron con suficiencia en los dos choques (79-61 y 104-86).

Fernando Romay y Bane Prelevic.

Esta vez el rival en la final era el Real Madrid. La maldición de los finales de partido ajustados parecía perseguir a los del águila bicéfala, que tras empatar el partido con un triple de estratosférico de Prelevic, regaló un balón a Ricky Brown, que se convirtió en el verdugo de los griegos. El golpe moral de aquella derrota fue brutal, no tanto por caer ante el Real Madrid, un gran equipo, sino por caer de aquella manera tan cruel, con un error de benjamín de Panagiotis Fasoulas. La historia se volvía a repetir.

El banquillo del PAOK tras el error de Fasoulas.

El Aris quedó fuera de la lucha por el título de liga, con lo que los de Ivkovic evitaron tener que enfrentarse a su bestia negra. El PAOK se deshizo del Olympiacós y se proclamó campeón tras ganar el cuarto partido en el Pireo por 82-97. 26 victorias en 29 partidos ligueros fueron el balance espectacular de los de Ivkovic. Dominaron de principio a fin, confirmando su superioridad al ganar en el SEF con bastante autoridad.

Celebrando la primera liga de la dinastía.

Dio la impresión de que el PAOK había sabido aprovechar el bajón competitivo de otros equipos como el Aris, el Panionios o el Panathinaikós, que se hallaban en plena renovación, del mismo modo que había sacado partido de la falta de madurez del Olympiacós.

Con el apoyo de nuevos patrocinadores y otros empresarios de la zona, el presidente Nikos Bezyrtzis echó el resto durante el verano con el objetivo de conquistar la Liga Europea. Tantos años quedando por detrás del Aris sin poder acceder a la máxima competición se daban por buenos si ese año se conseguía la copa.

El veterano Nikos Stavropoulos (33 años) y Pete Papachronis se marcharon al Iraklís a cambio del pívot Christos Tsekos (2,10 cms).  El fichaje estrella fue, sin duda, Cliff Levingston, procedente de Chicago Bulls.

No sabría decir si la plantilla de la temporada 92/93 ha sido la mejor de su historia, porque un año después, pese a los recortes, el PAOK también completo un roster espectacular.

Plantilla del PAOK 1992-1993.

Para afrontar todos los frentes con garantías, el equipo lo formaban los siguientes jugadores: John Korfas, Nikos Boudouris, Bane Prelevic, Giorgos Balogiannis, Achileas Mamatziolas, Ken Barlow, Nikos Filipou, Cliff Levingston, Panagiotis Fasoulas, Christos Tsekos, Giorgos Kouklakis, Giorgos Balabanidis y Nick Katsikis.  

El periplo europeo empezó en Chipre, donde ganó al Pezoporikos de Larnaka por 61-104 (en la vuelta se impuso por 107-69). A continuación le había tocado en suerte el Estrella Roja de Belgrado, pero como los equipos serbios estaban sancionados por la guerra, pasó directamente a la fase de grupos sin jugar. Además, el grupo del PAOK quedó cojo –sólo con 7 equipos- porque el Partizán, poseedor del título y también sancionado, no fue sustituido.

Cliff Levingston. 

Tras ganar 8 de los 12 partidos en la fase de grupos, el PAOK se clasificó fácilmente para los cruces. Con la mente puesta en Europa, no se dramatizó demasiado el tropiezo copero (derrota en cuartos de final contra el Panathinaikós de Galis por 68-57).

En la liga también sufrió algunas derrotas sorprendentes (de 16 en la pista del Iraklís y de ¡32! contra el Aris) que sin embargo no impidieron que acabara líder de la temporada regular (balance de 22-4).

El Pau Orthez no fue rival para un grupo lanzado que llegaba a la Final Four de Atenas como favorito. No hizo falta tercer partido porque en Francia los griegos ganaron con autoridad por 86-103 y en Salónica por 81-65.

Prelevic lanzando el tiró decisivo que no entró ante Toni Kukoc

Todo parecía indicar que el PAOK y el Real Madrid reeditarían la final de la Recopa de 1992. Como la Final Four era en El Pireo, el equipo de Ivkovic se veía en la final.

El estilo incofundible  a una mano de John Korfas.

Sin embargo, el sorprendente Limoges de Bozidar Maljkovic eliminó a los blancos y la Benetton de Treviso hizo lo propio con los tesalonicenses (77-79). En un partido flojo, los Kukoc, Rusconi y, sobre todo, Ioacopini, enterraron las posibilidades de los “locales”. Aquello supuso un golpe moral –otro más- y económico durísimo, puesto que el PAOK lo había hipotecado todo por conseguir la copa. La victoria contra el Real Madrid en el partido de consolación quedó como una simple anécdota (76-70).

Río de aficionados blanquinegros en El Pireo durante la Final Four.

Mucho se ha hablado de aquella Final Four en Salónica. Los griegos están convencidos que de haberse jugado la final en otro sitio hubieran ganado. Jugaron demasiado presionados y estuvieron más pendientes de las entrevistas y de los aficionados. Esta vez el apoyo/presión de los aficionados fue perjudicial.

La semifinal liguera contra el Olympiacós llegó en el peor momento posible. Para colmo, el nuevo formato de competición no favoreció a los de Ivkovic. En los play off ya no contaban los enfrentamientos directos de la fase regular, en los cuales se habían impuesto los de Salónica las dos veces. El PAOK perdió la ventaja de campo en el primer partido (48-57) y ya no pudo recuperarse.

El Olympiacós ganó el segundo choque por 62-54 y el cuarto y definitivo por 59-49 en El Pireo. El PAOK sumó sólo una victoria en el tercer partido jugado en Salónica (70-64).

La serie fue muy trabada y los problemas constantes. Incluso se llegó a hablar de espionaje. Según Ivkovic, Ioannidis se adelantaba a todos sus movimientos porque conocía de antemano sus sistemas. El nuevo formato de competición no podía empezar de una manera más polémica. El Olympiacós acabó ganando la liga en una serie terrible contra el Panathinaikós, que se negó a jugar el cuarto partido por no estar conforme con las designaciones arbitrales.

Quinteto de la temporada 93/94. 

El presidente Nikos Bezyrtzis anunció que dejaba el club durante el verano, Panagiotis Fasoulas fichó por el Olympiacós, Cliff Levingston por la Buckler de Bologna y Ken Barlow por el Reggio Calabria. Las bajas fueron suplidas por Zoran Savic, Walter Berry y el joven Efthimis Rentziás.

Ivkovic volvía a tener una plantilla de garantías para afrontar la liga, la Copa y la Copa Korac, pero sus relaciones con el nuevo presidente, Apostolos Oikonomidis, no eran la mejores, y en diciembre Soulis Markopoulos sustituyó a Duda en el banquillo del PAOK.

El cambio de entrenador no supuso el inicio de una nueva etapa, puesto que apostar por Markopoulos era hacerlo por la continuidad. Dio oportunidades a los jóvenes y formó un grupo sólido que se apoyaba en buenos jugadores nacionales. Prelevic y Korfas eran los únicos que se mantenían en el equipo desde los 80. Junto a Boudouris, Rentziás, Mamatziolas, Tsekos, Giannoulis y Galakteros formaban la columna vertebral de un conjunto que acabó empatado en primera posición de la liga regular con el Olympiacós (ambos con un balance de 22-4).

Tras derrotar con facilidad al Aris, el Panathinaikós se cruzó en el camino, forzando la serie hasta el quinto. El factor cancha decidió y el PAOK volvió a meterse en la final, dos años después. Con el recuerdo de las semifinales de la temporada anterior en la mente, rojos y blanquinegros se volvían a encontrar. Como no podía ser de otra manera, hubo igualdad y muchos problemas. Ambas escuadras ganaron los partidos de casa, y se llegó al quinto en el Palaciode la Paz y la Amistad. A falta de pocos segundos para terminar, el PAOK se retiró del campo como protesta por el arbitraje recibido. Ante las amenazas recibidas en el vestuario –multa económica y descenso de categoría- salieron a jugar 5 blanquinegros sin calcetines. El Olympiacós ganaba su segunda liga consecutiva y el PAOK se marchaba del Pireo con la sensación de que le habían robado.

Soulis Markopoulos logró ganar la Copa Korac.

Antes de jugarse las series finales de la liga, el equipo bicéfalo logró su segundo título europeo, la Copa Korac.

Los de Markopoulos empezaron la competición en los 1/16 de final eliminando al BK Stroitel (77-81 y 101-56) y dominaron con autoridad su grupo. Concedieron una derrota en 6 partidos (76-74 en la pista del Reocaro Olimpia Milano) y les tocó cruzarse con el Scavolini Victoria Libertas.

En un partido para olvidar, el Scavolini de Pesaro infringió una severa derrota que dejaba al PAOK con medio pie fuera de la competición. El 82-66 final lo decía todo. Sin embargo, en una noche mágica en Salónica, los griegos destrozaron a los italianos, venciéndoles por un insultante 96-58. Por quinto año consecutivo, el equipo se clasificaba para una semifinal europea. El PAOK no estaba muerto.

En las semis hubo derby griego entre el Panionios y el PAOK. En Nea Smirni los locales dominaron el partido los primeros minutos, pero al final la experiencia se impuso y los tesalonicenses ganaron por un cesto, 83-85. En el Alexandrio no se podía escapar la clasificación. El PAOK jugaría su tercera final europea en cuatro años tras sentenciar en casa (82-64).

El rival en la final era el Stefanel de Trieste, con el joven Dejan Bodiroga de figura, acompañado de Gregor Fucka y Ferdinando Gentile, entre otros. Más de 6.000 locos llenaron las gradas del pabellón y llevaron en volandas a los de Markopoulos, que tomaron ventaja al ganar por 75-66. Los nueve puntos no reflejaban la diferencia real que había habido en el choque, dominado de principio a fin por los griegos. Las espadas seguían en todo lo alto y la afición acabó con la sensación de que los de Tanjevic podían dar la vuelta en Italia. Sin embargo, en el mejor partido jugado por el PAOK en toda su historia, los tesalonicenses vencieron a domiciliopor 91-100.

Celebrando la Korac en Trieste.

En un encuentro casi perfecto, los de Markopoulos jugaron al ataque sin especular con el resultado y a por todas. Anotaron 9 triples de 11 intentos y 24 de 38 en tiros de dos. Bane Prelevic y Walter Berry fueron los hombres clave de la final, metiendo 30 y 26 puntos respectivamente. El americano tuvo una de esas noches en las que parecía imparable, capturando además 13 rebotes.

Zoran Savic en el avión.

Otra gran temporada de los blanquinegros pese al sabor agridulce de la derrota liguera y a haber caído en semis de Copa contra el Iraklís de Sakota, Zdvoc y James Donaldson.


Tras la derrota contra el Olympiacós en el SEF, Berry fue visto con sus ex compañeros celebrando el título. No fue renovado y se marchó al Iraklís de Salónica jurando venganza. 

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