Fasoulas, Barlow, Stavropoulos y Papachronis con réplicas de la Recopa.
Lo que parecía
que iba a ser una temporada triunfal, acabó de una manera bastante amarga. Tras
la victoria de la Recopa en Ginebra
el 26 de marzo, el equipo se clasificó para la final de la Copa tras derrotar
al Panathinaikós en su casa (76-77).
Por el otro lado del cuadro, el Aris
había caído contra el AEK de Atenas,
y éste a su vez ante el Panionios de
Nea Smirni.
Nada hacía
pensar que el PAOK tendría problemas
para deshacerse del equipo ateniense aquel 10 de abril. Sin embargo, las cosas
se torcieron y el Panionios acabóimponiéndose por 73-70 gracias al partidazo de Gasparis (20), Hudson (17)
y los Christodoulou.
Gasparis (Panionios) con la Copa de 1991.
Los de Sakota salieron al parqué creyéndose
campeones a pesar de que el Panionios
llevaba varios años siendo el mejor equipo de Atenas.
El exceso de confianza unido al buen encuentro de las estrellas rivales hizo
que todo se decidiese en los últimos minutos, en los cuales Gasparis y Hudson decidieron.
Fue un golpe moral
inesperado para un club que parecía ir lanzado tras la victoria contra el CAI Zaragoza. La afición bicéfala se tomó
muy mal la derrota y cargó contra sus ídolos. En un mes, los jugadores habían pasado
de ser héroes a diablos, aunque lo peor estaba por llegar.
Los campeones de la Recopa homenajeados en el Alexandrio.
El PAOK se clasificó sin demasiados
problemas para la final de la liga. Como en los años anteriores, las derrotas
contra el rival directo durante la fase regular, aunque por muy poco (85-89 y
73-72) hicieron que llegase con desventaja a los play off (0-2).
Con todo, los
blanquinegros se reencontraron con el buen juego en los partidos tercero
(84-79) y cuarto (74-65) y empataron a dos la eliminatoria. En el Aris ya no estaba Ioannidis para irse a la mesa a cortar el ritmo y había
desaparecido la química de antaño entre los jugadores. El PAOK se hallaba ante su gran oportunidad.
Ken Barlow y Brad Sellers en portada.
Sin embargo, el
equipo volvió a repetir los errores del pasado: no saber jugar los últimos
minutos de los partidos apretados. Sorprendentemente, dejó escapar dos choques
que tenía prácticamente ganados en menos de cinco días. El 4 de mayo perdió por
86-85 con un triple sobre la bocina de Giannakis
(3-2) y el 8 con un 2+1 de Brad Sellers
a falta de 4 segundos (4-2). Fueron dos derrotas muy crueles.
La competición
doméstica se volvía a esfumar y el Aris
celebraba un nuevo título pese al evidente desgaste. Por enésima vez, cuando
parecía que el PAOK se encontraba en
disposición de armar su particular imperio, recibió dos estocadas de lo más
dolorosas.
Aunque la
temporada 90/91 había sido la mejor de la historia del club, podría
perfectamente haber acabado sin títulos de no haber sido por el escandaloso
partido de Ginebra. El PAOK volvía a
demostrar que no sabía jugar finales.
Dusan Ivkovic firmó por el PAOK en 1991.
Dusan Ivkovic fue el elegido
por Bezyrtzis para dirigir el equipo
la temporada 1991-1992. El serbio, que era a la vez seleccionador nacional de
Yugoslavia, sería el encargado de engrasar nuevamente la máquina y de recuperar
psicológicamente a los jugadores. Lo primero que hizo fue pedirle al presidente
que renovase a Ken Barlow y después convenció a Nikos Filipou para que cambiase de camiseta.
En la fase
regular, el PAOK sólo sufrió dos
derrotas (una contra el Aris y otra
contra el Pagrati), liderando con
cierta holgura la clasificación. En el partido de la segunda vuelta contra el Aris, un triple de Bane Prelevic sobre la bocina escenificaba el traspaso de poderes.
El poder, la solidez y, por qué no decirlo, la suerte, cambiaba de manos. Los
amarillos se hallaban en declive mientras que los blanquinegros cotizaban al alza. A pesar de ello, el PAOK cayó en semis de Copa frente al AEK (77-74) y el Aris ganó el título.
El objetivo de
la temporada era intentar revalidar la Recopa
y conseguir de una vez por todas el título de liga.
Nantes 1992, Real Madrid-PAOK.
En la Recopa, que aquel año pasó a llamarse Copa de Europa, el PAOK aplastó al APOEL de
Nicosia (53-111 y 106-54) y quedó encuadrado en el grupo B con el Limoges, el Verona, el Sunair Oostende,
el Maccabi Rishon y el Alba Berlín. Con 9 victorias y una sola
derrota (en Salónica contra el Verona)
el PAOK encabezó el grupo.
Contra el Smelt Olimpija la serie no podía
empezar peor. Los eslovenos derrotaron con claridad a los griegos por 81-68 y
amenazaban con dejarlos fuera de la final. Sin embargo, el factor cancha
decidió y en el Alexandrio los de Ivkovic se impusieron con suficiencia en
los dos choques (79-61 y 104-86).
Fernando Romay y Bane Prelevic.
Esta vez el rival en la final era el Real Madrid.
La maldición de los finales de partido ajustados parecía perseguir a los del
águila bicéfala, que tras empatar el partido con un triple de estratosférico de
Prelevic, regaló un balón a Ricky Brown, que se convirtió en el
verdugo de los griegos. El golpe moral de aquella derrota fue brutal, no tanto
por caer ante el Real Madrid, un
gran equipo, sino por caer de aquella manera tan cruel, con un error de
benjamín de Panagiotis Fasoulas. La
historia se volvía a repetir.
El banquillo del PAOK tras el error de Fasoulas.
El Aris quedó fuera de la lucha por el
título de liga, con lo que los de Ivkovic
evitaron tener que enfrentarse a su bestia negra. El PAOK se deshizo del Olympiacós y se proclamó campeón tras ganar el cuarto partido en el Pireo por 82-97. 26
victorias en 29 partidos ligueros fueron el balance espectacular de los de Ivkovic. Dominaron de principio a fin,
confirmando su superioridad al ganar en el SEF
con bastante autoridad.
Celebrando la primera liga de la dinastía.
Dio la impresión
de que el PAOK había sabido
aprovechar el bajón competitivo de otros equipos como el Aris, el Panionios o el Panathinaikós, que se hallaban en plena
renovación, del mismo modo que había sacado partido de la falta de madurez del Olympiacós.
Con el apoyo de nuevos
patrocinadores y otros empresarios de la zona, el presidente Nikos Bezyrtzis echó el resto durante el
verano con el objetivo de conquistar la Liga
Europea. Tantos años quedando por detrás del Aris sin poder acceder a la máxima competición se daban por buenos
si ese año se conseguía la copa.
El veterano Nikos Stavropoulos (33 años) y Pete
Papachronis se marcharon al Iraklís a cambio del pívot Christos Tsekos (2,10 cms). El fichaje estrella fue, sin duda, Cliff Levingston, procedente de Chicago Bulls.
No sabría decir
si la plantilla de la temporada 92/93 ha sido la mejor de su historia, porque
un año después, pese a los recortes, el PAOK
también completo un roster
espectacular.
Plantilla del PAOK 1992-1993.
Para afrontar todos
los frentes con garantías, el equipo lo formaban los siguientes jugadores: John Korfas, Nikos Boudouris, Bane
Prelevic, Giorgos Balogiannis, Achileas Mamatziolas, Ken Barlow, Nikos Filipou, Cliff
Levingston, Panagiotis Fasoulas, Christos Tsekos, Giorgos
Kouklakis, Giorgos Balabanidis y
Nick Katsikis.
El periplo
europeo empezó en Chipre, donde ganó al Pezoporikos
de Larnaka por 61-104 (en la vuelta se impuso por 107-69). A continuación le había
tocado en suerte el Estrella Roja de
Belgrado, pero como los equipos serbios estaban sancionados por la guerra, pasó
directamente a la fase de grupos sin jugar. Además, el grupo del PAOK quedó cojo –sólo con 7 equipos-
porque el Partizán, poseedor del
título y también sancionado, no fue sustituido.
Cliff Levingston.
Tras ganar 8 de
los 12 partidos en la fase de grupos, el PAOK
se clasificó fácilmente para los cruces. Con la mente puesta en Europa, no se dramatizó
demasiado el tropiezo copero (derrota en cuartos de final contra el Panathinaikós de Galis por 68-57).
En la liga
también sufrió algunas derrotas sorprendentes (de 16 en la pista del Iraklís y de ¡32! contra el Aris) que sin embargo no impidieron que
acabara líder de la temporada regular (balance de 22-4).
El Pau Orthez no fue rival para un grupo
lanzado que llegaba a la Final Four de Atenas como favorito. No hizo
falta tercer partido porque en Francia los griegos ganaron con autoridad por 86-103
y en Salónica por 81-65.
Prelevic lanzando el tiró decisivo que no entró ante Toni Kukoc.
Todo parecía
indicar que el PAOK y el Real Madrid reeditarían la final de la Recopa de 1992. Como la Final
Four era en El Pireo, el equipo de Ivkovic
se veía en la final.
El estilo incofundible a una mano de John Korfas.
Sin embargo, el
sorprendente Limoges de Bozidar Maljkovic eliminó a los blancos
y la Benetton de Treviso hizo lo propio con los tesalonicenses (77-79). En un partido flojo, los Kukoc, Rusconi y, sobre todo, Ioacopini,
enterraron las posibilidades de los “locales”. Aquello supuso un golpe moral
–otro más- y económico durísimo, puesto que el PAOK lo había hipotecado todo por conseguir la copa. La victoria
contra el Real Madrid en el partido
de consolación quedó como una simple anécdota (76-70).
Río de aficionados blanquinegros en El Pireo durante la Final Four.
Mucho se ha
hablado de aquella Final Four en
Salónica. Los griegos están convencidos que de haberse jugado la final en otro
sitio hubieran ganado. Jugaron demasiado presionados y estuvieron más
pendientes de las entrevistas y de los aficionados. Esta vez el apoyo/presión de los aficionados fue
perjudicial.
La semifinal liguera
contra el Olympiacós llegó en el
peor momento posible. Para colmo, el nuevo formato de competición no favoreció
a los de Ivkovic. En los play off ya no contaban los
enfrentamientos directos de la fase regular, en los cuales se habían impuesto
los de Salónica las dos veces. El PAOK
perdió la ventaja de campo en el primer partido (48-57) y ya no pudo
recuperarse.
El Olympiacós ganó el segundo choque por
62-54 y el cuarto y definitivo por 59-49 en El Pireo. El PAOK sumó sólo una victoria en el tercer partido jugado en Salónica
(70-64).
La serie fue muy
trabada y los problemas constantes. Incluso se llegó a hablar de espionaje.
Según Ivkovic, Ioannidis se adelantaba a todos sus movimientos porque conocía de
antemano sus sistemas. El nuevo formato de competición no podía empezar de una
manera más polémica. El Olympiacós acabó
ganando la liga en una serie terrible contra el Panathinaikós, que se negó a jugar el cuarto partido por no estar
conforme con las designaciones arbitrales.
Quinteto de la temporada 93/94.
El presidente Nikos Bezyrtzis anunció que dejaba el
club durante el verano, Panagiotis Fasoulas fichó por el Olympiacós, Cliff Levingston por la Buckler
de Bologna y Ken Barlow por el Reggio Calabria. Las bajas fueron suplidas por Zoran Savic, Walter Berry y el joven Efthimis Rentziás.
Ivkovic volvía a tener
una plantilla de garantías para afrontar la liga, la Copa y la Copa Korac, pero sus relaciones con el
nuevo presidente, Apostolos Oikonomidis,
no eran la mejores, y en diciembre Soulis
Markopoulos sustituyó a Duda en
el banquillo del PAOK.
El cambio de
entrenador no supuso el inicio de una nueva etapa, puesto que apostar por Markopoulos era hacerlo por la
continuidad. Dio oportunidades a los jóvenes y formó un grupo sólido que se
apoyaba en buenos jugadores nacionales. Prelevic
y Korfas eran los únicos que se
mantenían en el equipo desde los 80. Junto a Boudouris, Rentziás, Mamatziolas, Tsekos, Giannoulis y Galakteros formaban la columna
vertebral de un conjunto que acabó empatado en primera posición de la liga
regular con el Olympiacós (ambos con
un balance de 22-4).
Tras derrotar
con facilidad al Aris, el Panathinaikós se cruzó en el camino,
forzando la serie hasta el quinto. El factor cancha decidió y el PAOK volvió a meterse en la final, dos
años después. Con el recuerdo de las semifinales de la temporada anterior en la
mente, rojos y blanquinegros se volvían a encontrar. Como no podía ser de otra
manera, hubo igualdad y muchos problemas. Ambas escuadras ganaron los partidos
de casa, y se llegó al quinto en el Palaciode la Paz y la Amistad. A falta de pocos segundos para terminar, el PAOK se retiró del campo como protesta
por el arbitraje recibido. Ante las amenazas recibidas en el vestuario –multa
económica y descenso de categoría- salieron a jugar 5 blanquinegros sin
calcetines. El Olympiacós ganaba su
segunda liga consecutiva y el PAOK
se marchaba del Pireo con la sensación de que le habían robado.
Soulis Markopoulos logró ganar la Copa Korac.
Antes de jugarse
las series finales de la liga, el equipo bicéfalo logró su segundo título
europeo, la Copa Korac.
Los de Markopoulos empezaron la competición en
los 1/16 de final eliminando al BK Stroitel (77-81 y 101-56) y dominaron con
autoridad su grupo. Concedieron una derrota en 6 partidos (76-74 en la pista
del Reocaro Olimpia Milano) y les
tocó cruzarse con el Scavolini Victoria
Libertas.
En un partido
para olvidar, el Scavolini de Pesaro
infringió una severa derrota que dejaba al PAOK
con medio pie fuera de la competición. El 82-66 final lo decía todo. Sin
embargo, en una noche mágica en Salónica, los griegos destrozaron a los
italianos, venciéndoles por un insultante 96-58. Por quinto año consecutivo, el
equipo se clasificaba para una semifinal europea. El PAOK no estaba muerto.
En las semis
hubo derby griego entre el Panionios
y el PAOK. En Nea Smirni los locales
dominaron el partido los primeros minutos, pero al final la experiencia se
impuso y los tesalonicenses ganaron por un cesto, 83-85. En el Alexandrio no se podía escapar la
clasificación. El PAOK jugaría su
tercera final europea en cuatro años tras sentenciar en casa (82-64).
El rival en la
final era el Stefanel de Trieste,
con el joven Dejan Bodiroga de
figura, acompañado de Gregor Fucka y
Ferdinando Gentile, entre otros. Más
de 6.000 locos llenaron las gradas del pabellón y llevaron en volandas a los
de Markopoulos, que tomaron ventaja al ganar por 75-66. Los nueve puntos no reflejaban la diferencia real que había
habido en el choque, dominado de principio a fin por los griegos. Las espadas seguían
en todo lo alto y la afición acabó con la sensación de que los de Tanjevic podían dar la vuelta en
Italia. Sin embargo, en el mejor partido jugado por el PAOK en toda su historia, los tesalonicenses vencieron a domiciliopor 91-100.
Celebrando la Korac en Trieste.
En un encuentro
casi perfecto, los de Markopoulos
jugaron al ataque sin especular con el resultado y a por todas. Anotaron 9
triples de 11 intentos y 24 de 38 en tiros de dos. Bane Prelevic y Walter Berry
fueron los hombres clave de la final, metiendo 30 y 26 puntos respectivamente.
El americano tuvo una de esas noches en las que parecía imparable, capturando
además 13 rebotes.
Zoran Savic en el avión.
Otra gran
temporada de los blanquinegros pese al sabor agridulce de la derrota liguera y
a haber caído en semis de Copa contra el Iraklís
de Sakota, Zdvoc y James Donaldson.
Tras la derrota
contra el Olympiacós en el SEF, Berry fue visto con sus ex compañeros celebrando el título. No fue
renovado y se marchó al Iraklís de
Salónica jurando venganza.
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