La conocida “Final de las cabezas rapadas” tuvo lugar el 18 de abril de 1984 entre el PAOK y el Aris por el título de Copa. Sobre la misma se han hecho reportajes y vídeos que la mantienen viva. Recordemos cómo fue aquello.
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En la temporada 83-84 el Aris de Salónica aspiraba
a conquistar el título de liga por segundo año consecutivo y a ganar su primera
Copa de Grecia. El PAOK, por su parte, era la alternativa al
poder en años de dominio amarillo (Aris) y verde (Panathinaikós).
Los de Giannis Ioannidis, siempre comandados por Nikos
Galis, mantenían el bloque de la temporada anterior, con el fino Nikos
Filipou en la posición de cuatro, el rocoso Vassilis Paramanidis
debajo, el jovencito Michalis Romanidis de alero, Giorgos Doxakis
como director de orquestra, Petros Stamatis de pívot, etcétera.
Para defender con garantías el título liguero y optar al
resto de trofeos, el Aris había fichado a Dimitris Kokolakis,
mítico pívot del Panathinaikós de 2,15 centímetros. Internacional en
todas las categorías, había ganado 9 ligas y 3 copas con los verdes entre 1971
y 1983. Un refuerzo necesario para la pintura. Su veteranía -33 años- no fue
ningún obstáculo y no tardó en ganarse un puesto en el quinteto titular.
El PAOK cambió de entrenador durante el verano. El
histórico Theodoros Rodopoulos dejó su sitio a Harry Pappas,
que sería sustituido a mitad de temporada por Faidonas Matthaiou, el Patriarca
del baloncesto griego. Glosaré la figura de Matthaiou en futuros posts.
Aunque llegó como interino y no siguió la temporada siguiente, dejó huella en
el club y en los jugadores que entrenó.
La plantilla seguía siendo casi la misma que en la
temporada 82-83, en la que el PAOK había conquistado la tercera plaza,
con Vangelis Alexandrís en el puesto de base, el capitán Giannis
Politis de alero, los hermanos Zacharías y Manthos Katsoulis,
el imberbe y espigado Panagiotis Fasoulas, etcétera.
Si el Aris se había reforzado con un pívot, Kokolakis,
el PAOK lo hizo con un alero, Nikos Stavropoulos. Magic Stavropoulos
podía jugar tanto de uno como de dos o de tres. Era muy fuerte, medía 1,96,
tenía buena mano y poseía una gran visión de juego. El PAOK se adelantó
al resto de clubs que lo pretendían y pagó por él 10 millones de dracmas al Lárisa.
El camino hacia la final.
Tanto el Aris como el PAOK iniciaron su
andadura en la tercera ronda de la Copa de la zona norte. Los amarillos
se impusieron por 79-106 al Néstor de Salónica y los blanquinegros al PAS
Filippos por 93-56.
En la cuarta ronda, ya con equipos del norte y del sur
mezclados, el Aris ganó en la pista del Sporting de Atenas por
62-75 y el PAOK eliminó al AEK aplastándolo en Salónica por
81-55. En cuartos de final, el Aris sufrió para ganar al Lárisa
fuera por 81-85, mientras que el PAOK lo tuvo mucho más fácil contra el Patras
(113-72). En las semifinales, disputadas el 3 y el 4 de abril, los equipos de
Salónica dieron un golpe sobre la mesa, derrotando al Panathinaikós y al
Ionikós en pista contraria. El PAOK ganó a los verdes, defensores
del título copero, por 67-74 en el Tafos tou Indoú, y el Aris
ganó con apuros al Ionikós Nicea de Giannakis por 98-102 en el
infernal pabellón de Platón.
La Copa de Grecia, un torneo joven cuya primera
edición se disputó en la temporada 1975-1976, siempre había sido ganada por un
equipo ateniense. El Olympiacós sumaba cuatro títulos, el Panathinaikós
tres y el AEK uno.
En la final de 1982, el PAOK pagó la novatada. Los
bicéfalos llegaron a tener al PAO contra las cuerdas, pero dejaron
escapar la oportunidad de sumar su primera Copa. Los verdes supieron
mantener la calma en los últimos minutos y tomaron el Alexandrio, la
pista del PAOK, ante casi 5000 aficionados. El choque terminó 65-63
gracias a una canasta de Stergakos, que anotó 21 puntos.
El 3 de abril de 1984 el PAOK daba la campanada
imponiéndose en Atenas a los verdes con un Nikos Stavropoulos
inconmensurable. Las metía desde tan lejos que los defensores creían que estaba
tirando desde fuera del campo. En aquel partido, también fue muy importante Alexandrís,
el experto base tesalonicense, que recuerda como el equipo se lamentaba tras el
sorteo. “Todos queríamos al rival más
débil y cuando nos tocó el Panathinaikós tuvimos miedo. Matthaiou
cogió el micrófono en el autobús y soltó: “¿o sea, vosotros queréis ganar la
liga y la Copa jugando contra el rival más malo?” El Patriarca
tenía razón. El PAOK jugó uno de sus mejores partidos en el Tafos
y se tomó cumplida venganza de la derrota del año anterior en la final.
La liga ya había terminado para el PAOK aquel 18 de abril, no así para el Aris, que debía disputar un desempate en campo neutral contra el Panathinaikós
para decidir el campeón. El PAOK había terminado en tercera posición,
con un balance de 22 victorias y 4 derrotas, a dos triunfos del Aris y
del PAO.
La intrahistoria.
Gran parte de la culpa de todo lo que pasó fue de Faidonas
Matthaiou, que supo manejar divinamente la situación. El Patriarca
tenía mucho de psicólogo y se las sabía todas.
Lo primero que hizo el maestro fue concentrar a la
plantilla en un hotel del barrio de Panórama, en la zona norte y elevada de la
ciudad.
En una de las charlas que Faidonas había tenido
con el equipo, había comentado a los jugadores la costumbre que tenían algunos
equipos universitarios americanos de cortarse el pelo antes de un gran partido.
Todos pasaban por el tubo, titulares y suplentes. Hacer algo juntos y salir
todos iguales era como un ritual. Fue Fasoulas el que tomó la iniciativa
y picó al resto de compañeros para hacer lo mismo.
Las maneras que tenía Matthaiou de motivar a los
suyos eran de lo más imaginativas. Juntos estuvieron viendo la película bélica “Operación
Nicaragua”, que les convenció definitivamente. Aunque como ellos decían en
broma: “así, si perdemos, no nos
reconocerán por la ciudad”. El largometraje
motivó a los jugadores. La final era como ir a la guerra.
El veterano coach dijo que “si perdéis, toda Grecia se reirá de vosotros. En cambio, si ganáis,
todo el mundo os recordará y podéis servir de ejemplo para otros que vendrán.
Pensadlo bien y actuad en consecuencia”.
Matthaiou
le dio el número de sus peluqueros a Giannis Politis, que se puso en
contacto con ellos. Fotis y Vasilis, que eran seguidores del Aris,
no lo tenían claro y llamaron a Vangelis Alexandrís, al que conocían, que
les confirmó que requerían de sus servicios. Los peluqueros se desplazaron al
hotel y recibieron la orden directa de Matthaiou para que fueran todos
cortados al cepillo.
Manthos Katsoulis, que iba muy a la moda con su media melena, tuvo sus
reticencias. Controlaba con su mano que al peluquero no se le fuera la mano. Politis
puso condiciones porque no quería que se lo dejasen de cualquier manera,
mientras que Stavropoulos iba de una habitación a otra tratando de
evitar el rasurado. Según Alexandrís, entonces estaba de moda llevar el
pelo largo y no fue una tarea fácil para el pobre peluquero, que encima fue
retenido para que no dijera nada a nadie. Es más, lo montaron en el autobús
cuando iban de camino al pabellón. Un secuestro en toda regla.
Al acabar, Matthaiou dijo que todos se habían
cortado el pelo por compromiso y por un juramento. Ganar era el objetivo y
todos aceptaron el sacrificio. Si hubieran perdido, difícilmente podrían pasear
por la ciudad sin que se burlasen de ellos.
Sorprendentemente, un periódico –Filathlos- criticó que todo el equipo apareciese rapado. Habló de que
el entrenador seguía métodos paramilitares que rozaban el Fascismo (!!!). Matthaiou
montó en cólera. “Yo no soy nadie para
obligar a Katsoulis a cortarse el pelo, que por cierto es uno de sus
encantos. Ni a Fasoulas, que fue quien tuvo la idea, no yo. Lo hacen
muchos equipos universitarios para mostrar lo orgullosos que se sienten de
pertenecer al grupo. Llevo todo el año intentando hacer que se sientan
orgullosos de la camiseta que lucen”.
El partido.
Antes del partido, el presidente del PAOK Giorgos Pantelakis bajó a los vestuarios. “Es imposible no ganar títulos con este
equipo. Jugad por vosotros y dadlo todo. En lo que respecta a la prima, la caja
está abierta para vosotros.” Al final, la prima fue de 1.700.000 dracmas.
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El choque comienza con un trepidante intercambio de
canastas hasta que Stavropoulos calienta la muñeca. Por el Aris,
son Kokolakis y Filipou los que llevan el peso anotador, con un Galis
menos protagonista de lo esperado. El escolta del PAOK está
inconmensurable y los bicéfalos se escapan en el marcador (12-21). Las torres Fasoulas
y Manthos Katsoulis van sintiéndose más cómodos a medida que avanza el
partido.
El PAOK defiende en zona desde el minuto uno. Aun
así, tanto Kokolakis como Filipou consiguen robar algún rebote.
El Aris no ataca mal la zona, pero comete errores en el lanzamiento y
defiende mal.
El poder interior blanquinegro es superior. Cuando no
anota Stavropoulos, Katsoulis y Fasoulas encuentran una
buena posición en la pintura.
El Aris hace un amago de defender en zona, pero no
funciona y vuelve a individual. Magic Stavropoulos culmina un
primer tiempo fantástico con una canasta inverosímil sobre la bocina. Lleva 23
puntos. Apenas ha habido cambios en los dos equipos pese a que Manthos Katsoulis
lleva tres personales. El PAOK ha
dominado la primera parte de cabo a rabo. La superioridad de los de Matthaiou ha sido incontestable.
El Aris sale con otro aire en la segunda parte y Galis
toma el mando de las operaciones. Filipou sigue siendo el más regular
del equipo, logrando anotar canastas de mérito. Los amarillos tratan de correr
y reducen las distancias (46-51), aprovechando que Stavropoulos ha
desaparecido. Con todo, el PAOK no se amedrenta y responde con canastas
interiores y algún tiro de Giannis Politis, el capitán, que realiza un
gran partido.
Las protestas de Ioannidis y su banquillo son
constantes, y le cae una técnica cuando el marcador refleja un interesante
46-53. Con 48-54, hay un conato de pelea por culpa de una falta clarísima no
pitada sobre Galis, que ha sido zancadilleado. El PAOK sigue la
jugada y Katsoulis anota. Al instante, saltan Ioannidis, al que
se le cae el cigarro, y miembros del cuerpo técnico. Otra técnica y otro parón.
Los árbitros compensan la personal no pitada con la
señalización de la quinta falta a Manthos Katsoulis, muy rigurosa, cuando
todavía quedan 10 minutos por delante.
A falta de 8 minutos, Stavropoulos mete su primera
–y a la postre, única- canasta en juego de la segunda parte.
El PAOK se dedica especular con el marcador. Alexandrís
amasa la bola y alarga los ataques hasta la eternidad. El Aris llega a
ponerse a 5 puntos (63-58) merced a Nikitas, pero los de Matthaiou manejan
el tiempo y el tempo. Los amarillos reman contracorriente todo el partido y el
reloj vuela. Ioannidis pone a dos bases para presionar, pero no consigue
reducir. El PAOK agota alguna de las posesiones y elige sacar de banda
cada vez que hay una personal. Sólo anota 25 puntos en la segunda parte, pero
le son suficientes para llevarse la final. La segunda parte ha sido claramente
del Aris, pero no ha podido dar la
vuelta al marcador.
Se desata la euforia entre los aficionados bicéfalos, que
celebran el primer título copero de la entidad. El Aris ha perdido el
partido en la primera parte, cuando el PAOK tomó una ventaja
considerable. Los blanquinegros entraron más metidos en la pelea y eso fue
fundamental. Matthaiou, que había
ganado con el Olympiacós la primera Copa de Grecia de la historia en 1976, repetía título.
El Aris fue a remolque y estuvo demasiado
nervioso. A los amarillos les cayeron cuatro técnicas por protestar y no
digirieron la derrota. Galis habló de que habían jugado cinco contra
siete y Filipou que habían empezado muy mal, pero en la segunda parte
los árbitros no les habían permitido remontar.
Ioannidis,
no hace falta decirlo, se volvió loco. Cargó contra los colegiados,
principalmente contra el tesalonicense Leonidas Pantazis. Ninguno de los
árbitros quiso cobrar los 2000 dracmas que les tocaban, en protesta por las
quejas recibidas antes del partido. Tanto el Aris como el PAOK
habían declarado que preferían que los árbitros fueran de fuera de Salónica.
La ficha.
Martes 18 de mayo de 1984. Alexandrio Melathron,
Salónica.
5.225 espectadores. Al descanso: 45-29.
PAOK: Stavropoulos
(26), M. Katsoulis (12), Fasoulas (12), Politis (8), Mpakopoulos
(8), Alexandrís (6), Z. Katsoulis (2), Aggelidis, Kosntantinidis,
(Polychronakos). Entrenador: Faidon Mathiaou. 12/15 en tiros
libres y 31/63 en tiros de dos.
ARIS: Filipou
(22), Galis (20), Nikitas (13), Kokolakis (9), Tsajtanis
(4), Romanidis (2), Doxakis, Paramanidis, (Stamatis,
Georgiadis). Entrenador: Giannis Ioannidis. 12/20 en tiros
libres y 29/60 en tiros de dos.
Sorprendentemente, al terminar el partido Giorgos
Pantelakis bajó de nuevo al vestuario dispuesto a frenar la euforia. Todos
esperaban poder celebrar la victoria por todo lo alto, pero el presidente, que
era muy creyente, no quiso porque estaban en medio de la Semana Santa. “En Semana Santa nadie celebra. La semana
que viene ya veremos”.
El significado.
Contrariamente a lo que se podía pensar, la victoria del PAOK
en aquella final no le sirvió para seguir creciendo. No aprovechó el tirón.
Siguió en segundo plano hasta tres o cuatro años después. Matthaiou no
continuó en el club y la directiva fichó a Josip
Gjergja.
En cambio, la derrota en la final unida a la que se
produjo una semana después contra el Panathinaikós en la liga, supusieron
un punto de inflexión para el club amarillo. El Aris recibió dos golpes
durísimos. Lejos de hundirse, el equipo salió de aquello fortalecido. La enorme
cura de humildad le vino muy bien al grupo. A veces es mejor dar dos pasos
atrás para dar otro enorme hacia delante, como sucedió. En buena parte,
aquellos bajonazos condujeron a la directiva a fichar a Panagiotis Giannakis,
la pieza del puzzle que haría de aquel equipo una armada invencible.
La “Final de las
cabezas rapadas” supuso el primer título para el PAOK desde aquella lejana liga de la temporada 1958-1959 y la
primera Copa de las tres que posee
la entidad.
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