sábado, 22 de noviembre de 2014

Los predecesores de Guille Rubio.




Aprovechando la llegada de Guillem Rubio al Koroivos Amaliadas (debut con victoria sobre la bocina con 16 puntos, 6 rebotes y 10 faltas recibidas), echemos la vista atrás para hablar un poco de aquellos españoles que jugaron en Grecia en los años 90 (en el segundo partido, nueva victoria por 73-69 contra el Aris con 15 puntos, 8 rebotes y 7 faltas recibidas del catalán).
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La mayoría aterrizaron en el país durante la segunda mitad de la década de los 90, atraídos por uno de los mejores campeonatos del continente y aprovechando la Ley Bosman. Además, económicamente hablando, las ofertas solían ser bastante sustanciosas.

La mayoría de nuestros protagonistas llegaron a Grecia con un gran curriculum deportivo bajo el brazo. Jugadores como Ferran Martínez (una Euroliga, una Recopa, una Korac, 7 ligas, 2 Copas…), Pep Cargol (una Euroliga, una Recopa, una Korac, 2 ligas, 2 Copas…), José Lasa (una Euroliga, 2 Copas, 2 ligas…), José Luis Galilea (3 ligas, 2 Copas…) o Juan Antonio Morales (una Euroliga, una Recopa, una Korac, 2 ligas…) habían dado muestras de su calidad durante muchas temporadas en la ACB, en Europa y en la selección. Aunque en Grecia siguieron dando guerra, es justo reconocer que sus mejores años ya habían pasado.

Nuestros hombres sufrieron una suerte dispar. Además, ficharon por equipos que tenían objetivos totalmente distintos los unos de los otros. 


Sólo hubo dos casos distintos al resto, que vinieron a Grecia sin haber conseguido títulos previamente con la intención de labrarse un futuro: Iñaki de Miguel y Ricardo Peral. El primero firmó por un grande cuando estaba en plenitud y el segundo llegó bastante joven, siendo una de las mayores promesas del baloncesto español.

Junto a los citados Ferran, Cargol, Lasa, Galilea, Morales, Peral y De Miguel, a la lista debemos sumar a Isma Santos, Santi Abad y Johny Rogers. Salvo Peral, todos fueron internacionales absolutos.

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Ferran Martínez fue el primer aventurero. Firmó por dos años con el Panathinaikós, equipo que el año anterior había ganado la Euroliga. El catalán había sufrido el robo de París en sus propias carnes, por cierto.

El Nen ya era conocido en Grecia desde hacía tiempo, básicamente por ser uno de los verdugos de Giannis Ioannidis. Su manita destrozó tanto al Aris como al Olympiacós en no pocos partidos europeos. El Rubio fue incapaz de encontrar un sistema para frenar a Ferran, un pívot incómodo de defender para hombres altos y poco acostumbrados a salir a tiros lejanos.

Ferran había sido una de las peticiones de Bozidar Maljkovic, con el que no llegó a coincidir en la primera plantilla del Barcelona. El Nen se fue al Joventut y lo petó. Sin embargo, las cosas se complicaron en el PAO durante la primera temporada y Boza fue cesado. Una quinta plaza en la liga, cuarta en la Copa y fuera de la Final Four ante el máximo rival pueden calificarse de fracaso. Eso sí, Ferran añadió un título más a su espectacular curriculum, el Mundial de clubs. Este logro verde quedó eclipsado por la insuperable temporada del Olympiacós, que conquistó la triple corona.


El PAO tiró la casa por la ventana el año siguiente y se hizo con los servicios de Byron Scott, Dino Radja y Fanis Christodoulou, entre otros. Con Lefteris Subotic en el banquillo, los atenienses ganaron el primer campeonato liguero después de 13 años, aunque fallaron en la Copa y en la Recopa. ¡Qué raro se hace decir hoy que los verdes no ganaron ninguna liga en 13 años!

En Europa los verdes cayeron increíblemente ante el Stefanel Olimpia Milano en la semifinal a doble partido. En Grecia vencieron 77-58, pero en la vuelta los italianos remontaron los 19 puntos y se impusieron por 86-61. 

El periplo de Ferran en el Peristeri fue de lo más curioso, porque se dividió en dos etapas (1998-1999 y 2001-2002) y acabó en los tribunales. Primero el presidente no le quería pagar y luego su buffete de abogados le quería estafar. Este tipo de cosas, tan habituales en Grecia, debieron sorprender a nuestros jugadores, acostumbrados a la seriedad de los clubes de los que provenían. José Lasa y Santi Abad tuvieron algún problema por los mismos motivos.

Ferran jugó muy bien la primera temporada y ambas partes quedaron satisfechas. El equipo terminó décimo en la liga con 10 victorias y 16 derrotas, muy cerca de los play off. Tras un año en el Joventut, regresó al Peristeri en la temporada 2001-2002 para reforzar la plantilla de cara a la Euroliga. Al poco tiempo de llegar, el presidente Filipos Kotsis, un pájaro de cuidado, le comunicó que no podía pagarle lo prometido. A partir de ahí, el Nen sufrió mobbing. Jugó muy poquito en la liga, lo suficiente para que no pudiera fichar por otro equipo griego. Como tenía ofertas, el pívot trató de salir del club sin éxito. Para colmo, fue apartado del equipo.

Ferran cuenta alguna anécdota jugosa en uno de sus libros y en su fantástica página web. Terminó agarrando por el cuello a Kotsis en su despacho, una medida extrema que sin embargo funcionó. Una pena que la segunda etapa en el club fuera de aquella manera, porque el Peristeri hizo la mejor temporada de su historia (acabó segundo en la liga) y Martínez podría haber ayudado mucho. El pívot acabó saliendo y tuvo tiempo de jugar algunos partidos en el Fabriano Basket italiano. 


El nacionalizado español Johny Rogers fue el segundo de los nuestros que fichó por un club griego (en 1997). Tras su paso por la NBA, la ACB y la liga italiana, faltaba el país heleno. El ya veterano entonces (34 años) firmó por el campeón de Europa, el Olympiacós del Pireo. Allí se mantuvo dos temporadas y jugó a buen nivel, aunque no consiguió títulos. Después del triplete del curso 96/97, los de Ivkovic se quedaron en blanco en el 97/98. Las lesiones se cebaron con la plantilla, que empezó muy fuerte y acabó agotada.

El segundo año fue todo más difícil, pero el equipo apretó los dientes al final. Un tercer puesto en la Euroliga y el subcampeonato liguero fueron el balance de la última temporada de Ivkovic y Rogers en el club.


El pelirrojo alero se pasó al enemigo la temporada siguiente, la primera de Obradovic en el Panathinaikós. Él no lo sabía, pero a sus 36 palos lo mejor estaba por llegar. Junto a Bodiroga, Alvertis, Middleton, Rebraca y demás se formó el mejor equipo del continente. Rogers seguía siendo una garantía desde fuera de la zona y ayudó a conquistar dos Euroligas (más un puesto de finalista) y dos ligas entre 1999 y 2002. Cuando terminó su contrato, volvió a España para jugar en el Caprabo Lleida.


Juan Antonio Morales jugó cinco temporadas en Grecia. Su primer equipo en el país fue el PAOK de Salónica, donde estuvo dos temporadas, entre 1997 y 1999. Allí compartió vestuario con Stojakovic y Walter Berry, entre otros, y se convirtió en un hombre importante en labores de intendencia cuando salía desde el banquillo. Sin duda, a la hora de ficharlo, el PAOK tuvo en cuenta su experiencia y su envidiable curriculum.

Morales era un recambio de garantías que aportó su granito de arena en la consecución del subcampeonato de liga 97/98 con el inolvidable triple de Stojakovic en El Pireo. El PAOK superó la primera y la segunda fase de la Euroliga, pero perdió en el cruce contra el Alba Berlín (2-1).

En su segunda temporada, con Walter Berry, Frankie King y Claudio Coldebela en el equipo, el PAOK conquistó la Copa de Grecia y acabó tercero en la liga. En la Euroliga, los blanquinegros no pasaron de la fase de grupos (4 victorias y 6 derrotas).


Tras dos años en el Salónica, volvió a España para jugar en el Saski Baskonia. El pívot, que seguía teniendo cartel en Grecia, regresó al país heleno para jugar en el Panionios (temporada 2000-2001). Con el equipo de Nea Smirni se clasificó en sexta posición tras caer frente el AEK a las primeras de cambio en los play off. Morales aceptó una nueva oferta del PAOK al terminar la temporada y regresó a Salónica.

El PAOK de la temporada 2001-2002 se hallaba en plena reconstrucción. Fue un mal año, aunque tres futuras figuras dieron el salto al primer equipo: Loukas Mavrokefalidis, Panagiotis Vasilipoulos y Kostas Vasileiadis. El equipo acabó en una triste octava posición, mientras que en la Copa Korac quedaba eliminado en la fase de grupos.

Juanan firmó por el Basket Rimini. Fue su primera y última aventura en Italia.

En la temporada 2002-2003 jugó en el Olympiacós llegó en sustitución de Savrsenko con la temporada empezada- y coincidió con Iñaki de Miguel, en lo que sería su última en activo. El equipo de Subotic se quedó muy lejos de todos los objetivos: cuarta plaza en la liga y eliminado en la segunda fase de la Euroliga. El papel de Morales fue muy secundario y a los 33 años optó por el retiro. 


José Lasa formó parte del proyecto AEK 1997-1998. Ioannidis desde el banquillo y Filipou dejándose la pasta desde el despacho casi consiguen el milagro. El equipo llegó a la Final Four de Barcelona, cayendo en la final frente a la Kinder de Bolonia de Messina. Lasa y Coldebela formaban la dupla de bases en una plantilla que contaba con Bane Prelevic, Victor Alexander, Willie Anderson, Jake Tsakalidis o Michalis Kakiouzis.

La cuarta plaza en la liga supo a poco. Sin duda, el AEK acusó el varapalo europeo. En la Copa el equipo llegó hasta la final, pero perdió contra el Aris de Liadelis y Paspalj en Salónica.


Una buena temporada que sin embargo no le valió la renovación a Lasa, regresando a España la temporada siguiente. Jugó un año en el Madrid y regresó a Grecia para formar parte del Peristeri, equipo dirigido por Argyris Pedoulakis. Aquella temporada, la 1999-2000, formó pareja con Santi Abad. El equipo terminó quinto en la liga y logró clasificarse para jugar en Europa a pesar de los problemas económicos que tenía. Lasa todavía jugaría tres temporadas más antes de retirarse y Abad un par.


Ricardo Peral llegó al PAOK en 1997 procedente de la Wake Forest University. Considerado una de las mayores promesas del baloncesto español en los 90, medía 2,08 y jugaba de alero. En la Universidad compartió vestuario con Tim Duncan.

Llegó con 23 años a Grecia por un pastizal y se mantuvo en el PAOK hasta el año 2000. Acabada su última temporada en Salónica, se retiró. Desgraciadamente, Peral nunca rindió como todos esperábamos. Su fichaje se anunció a bombo y platillo y sorprendió muchísimo, porque todos esperaban que firmase por algún equipo español.

El ex jugador del Madrid ganó la Copa de 1999 con Morales, Berry y compañía, y jugó dos finales de la liga (97-98 y 99-00).

Aterrizó en Grecia en loor de multitud y con un sueldo de estrella, pero no pasó de un rolista. En los tres años que estuvo en Grecia, sacó a relucir su calidad en cuentagotas. Útil en la segunda unidad, pero falto de personalidad y extremadamente tímido. Sus promedios en Salónica siempre fueron discretos.

La historia de Ricardo Peral puede leerse en algunas páginas de Internet. Su retiro repentino y su historia con el Real Madrid llaman bastante la atención.

Josep Cargol jugó en el PAOK la temporada 2000-2001. Pasó sin pena ni gloria en un mal año para el club blanquinegro. El equipo quedó clasificado en octava posición en la liga. Los esfuerzos se centraron en la Euroliga, donde tras una buena primera fase (7-3 segundo de grupo tras el Barça, al que ganó en el Palau Blaugrana), perdió contra el Olimpija (1-2) en el cruce. Cargol no gozó de muchos minutos en aquella larga plantilla que mezclaba veteranía (Sigalas, Koronios), juventud (Vasileiadis y Apostolidis subían del junior con fuerza) y hombres de calidad (Coldebela, Racca, Giannoulis…). El alero regresó a la ACB para defender los colores del Gijón Baloncesto la temporada siguiente.


Quique Andreu jugó en el Near East la misma temporada que Cargol lo hizo en el PAOK. Fue la última temporada en activo del pívot, que dejó al equipo en undécima posición. En la temporada anterior, la 99/00, otro español había formado parte de la plantilla del Near East: Jackie Espinosa.   
 



Iñaki de Miguel llegó a Grecia a los 26 años procedente del Estudiantes, en lo que debía ser su etapa de plenitud. El Olympiacós soltó 400 millones de dracmas por el pívot, que cobraría unos 100 millones al año. Un contratazo, vamos, y por 4 años. No podemos decir que De Miguel cumpliera con las expectativas que habían puesto en él. No dominó como se esperaba, si bien es verdad que no ayudó la dinámica negativa que atravesaba el equipo de El Pireo.

Aterrizó la temporada 99/00, en lo que fue el regreso de Ioannidis al banquillo rojiblanco. Segundas partes nunca fueron buenas, ya se sabe. En la Euroliga el equipo perdió contra el Olimpija (2-1) en el cruce de octavos, tras haber hecho dos fases de grupos bastante decentes. Aunque acabó primero de la liga regular, el PAOK eliminó a los marineros en las semifinales (2-0). Aquello supuso la estocada definitiva para el conflictivo  Ioannidis.

De Miguel fue titular aquel año. Junto a Tarlac y Savrasenko completaba el juego interior pireota. El equipo tuvo problemas con los americanos. Aquella temporada pasaron por El Pireo Blue Edwards (llegó por Morris), Chris Morris (lo echaron por problemas de indisciplina), Josh Grant, Son Risbert (sólo jugó un partido por problemas con su pasaporte español), y James Robinson. Mike Brown, otro de los que parecía fichado, ni siquiera llegó a viajar a Grecia. Fabricio Oberto fue vendido en diciembre al Taugrés. Una temporada de altos y bajos para los marineros, pero positiva para Iñaki, que contó con la confianza del entrenador y no hizo malos números.

Ilías Zouros fue la apuesta de Kókkalis para el banquillo en la temporada 2000-2001, además del regreso de David Rivers y los fichajes de Dino Radja, Nikos Economou (ambos ex PAO), Nikos Boudouris, Patrick Femerling y Stephane Rishacher.

De Miguel, que se perdió la pretemporada por disputar los Juegos Olímpicos de Sidney con España, dejó de ser titular. Radja lo desplazó al banquillo. Pasó de jugar muchos minutos a dar descanso al croata. Uno más de la segunda unidad, útil para hacer el trabajo oscuro. Aquella segunda temporada supuso un claro paso hacia atrás para el español.

Los rojiblancos cayeron en cuartos de la Euroliga contra el TAU Vitoria (0-2) a pesar de la ventaja de campo, el año en el que la máxima competición se partió en dos. En la Copa, el Olympiacós fue eliminado en semis, mientras que en la liga logró clasificarse para la final. El Panathinaikós se impuso en cinco partidos, en lo que fue la segunda liga seguida de Obradovic. Pese a la derrota, De Miguel jugó una muy buena serie, que le valió para seguir en la plantilla (tenía contrato, pero su rendimiento generaba dudas).

Zouros continuó en el banquillo pireota la temporada siguiente, pero fue cesado en enero. Lefteris Subotic tomó el relevo y se sentó en la silla eléctrica de los rojiblancos. Fue el año de Alphonso Ford, que después de 5 temporadas saliéndose en otros equipos griegos, firmó por el Olympiacós. El juego interior del equipo era menos consistente que otras veces, pero De Miguel era ya uno de los veteranos.

El pívot volvió a cumplir con solvencia su papel de rolista, con unos partidos más brillantes que otros. Nunca fue un primer espada y estaba claro que ya no lo iba a ser. Sin embargo, se contagió del buen juego del equipo y ayudó a ganar la Copa de Grecia, su único título en los cuatro años que estuvo allí. A los pocos días de ganar la Copa, el Olympiacós quedó eliminado de la Euroliga en un grupo que lideró el PAO, futuro campeón.


En la liga, los de Subotic se deshicieron del PAO, máximo favorito, en la serie de semifinales. La eliminatoria acabó a palo limpio y el Olympiacós, por culpa de las sanciones, se metió tocado en la final. A pesar de las bajas, los rojiblancos ganaron al AEK en el OAKA y refrendaron su dominio en el SEF a puerta cerrada-, colocando un 2-0 que parecía definitivo en la eliminatoria. Sin embargo, los pireotas no supieron rematar la faena y se dejaron remontar (2-3). Increíble pero cierto.

De Miguel recuperó la titularidad la temporada siguiente, la 2002-2003, que sería su última en el club. El AEK se cruzó de nuevo en el camino rojiblanco, que acabó cuarto en la liga tras perder contra el Peristeri en la final de consolación. En Europa el Olympiacós cayó en la segunda fase y en la Copa en octavos. Al terminar la temporada, Iñaki De Miguel regresó a España para jugar en Alicante.

Tanto Ismael Santos como José Luis Galilea siguieron caminos paralelos, fichando por clubes modestos que buscaban mantener la categoría. El primero firmó por el Dafni en noviembre de 2001 y terminó la temporada. El segundo jugó en el Ionikós Neas Filadelfias el mismo año (temporada 2001-2002).

Aunque se hace difícil encontrar información sobre ambos fichajes y actuaciones, el de Isma Santos por el Dafni, último clasificado entonces, podría calificarse de sorpresa. Ya que hablaba antes de curriculums, Santos llegaba con dos ligas ACB bajo el brazo, una Recopa, una Euroliga, etc… Además, había ganado una Copa de Italia con la Benetton de Treviso, su último equipo antes de llegar a Grecia. Desgraciadamente, el escolta no logró cambiar la dinámica negativa del Dafni, que acabó en última posición.

A José Luis Galilea las cosas le fueron mejor. Su fichaje debió sorprender tanto o más que el de Santos. Al fin y al cabo, Isma firmó en noviembre y no le dio tiempo a jugar muchos partidos. En cambio, Galilea fue fichado para toda la temporada. El Ionikós Neas Filadelfias de Atenas había logrado el ascenso a la máxima categoría el año anterior por primera vez en su historia. El equipo acabó undécimo con 8 victorias y 18 derrotas, y salvó la categoría. La temporada siguiente, Galis volvió a España para jugar en el Murcia y Santos regresó a Italia para jugar en el Cimberio Novara (desde octubre).

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