sábado, 3 de octubre de 2015

Eurobasket 2015: Nueva decepción.


Grecia cayó en cuartos de final del Eurobasket 2015 contra España. Negar que fue una gran decepción sería mentir. El objetivo era la medalla.

Los griegos se fueron con la sensación de haber hecho muy bien los exámenes parciales, pero no haber estudiado lo suficiente para la prueba final. Grecia se llevó un capón, un baño de realidad, una sonora colleja. No se puede fallar el Día D.

Tras una primera parte de torneo prometedora y un cruce asequible en octavos, Grecia volvió a tropezar como en 2014. En el Mundobasket el verdugo fue Serbia y en el Eurobasket ha sido España. No consuela saber que Grecia acabase invicta tanto en Sevilla como en Zagreb, ni tampoco que se perdiese contra la Serbia subcampeona del mundo ni contra la España campeona de Europa.

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Lo curioso es que Grecia sólo perdió por un cesto contra España, pero se fue con la sensación de haber perdido por paliza. ¿Por qué esa sensación si incluso tuvo un útlimo tiro –de más de medio campo, eso sí- para ganar?

Se ha analizado muchísimo la derrota, que va más allá de un simple partido. Los españoles les bajamos a la tierra de un tortazo porque las expectativas eran máximas. Pensaban que tenían el mejor equipo de su historia.

Los griegos no esperaban perder como se perdió. España le echó más garra, más lucha. Como si lo quisiera más que Grecia, y eso escoció. Ese plus de agresividad sumado a la experiencia española, definió el choque. 

Tratemos de buscar los motivos del batacazo.

El periodista Vasilis Skountís dio tres claves:

1.  1. Grecia no salió al parquet psicológicamente preparada. Mentalmente, el partido le pasó por encima. España, en cambio, salió a morder. Dos triples de Llull sin oposición, dos tapones de Pau y un par de pérdidas estúpidas fueron el primer toque de atención. Grecia remó a contracorriente más de 30 minutos.

2.      2. Pau Gasol acabó el partido sin faltas personales. ¿Cómo es posible? Los interiores griegos no percutieron en la zona lo suficiente. En cambio, Bourousis cometió 5 faltas personales en 9 minutos.

3.     3. Grecia no aprovechó las segundas opciones. ¿De qué sirve coger rebotes ofensivos si luego se malgastan los ataques extra? Además, los blanquiazules se hartaron de agotar el tiempo de posesión y de tirar presionados por el reloj. La defensa española iba por delante del ataque griego.


Me toca añadir unas cuantas cosas más.

Vasilis Spanoulis no anduvo fino. No se le vio cómodo en ningún momento, ni en el tiro, ni en la dirección. No hay que dudar de Spanoulis, porque estos son los partidos que le van, pero contra España sigue gafado en los cruces. Fue bien defendido por Llull y no consiguió hacer un pick and roll en condiciones. Leyó mal la defensa española y se empeñó en jugar como siempre, cuando el partido pedía otra cosa.

Los periodistas, como he dicho, han escrito muchos párrafos tratando de explicar lo que pasó aquella noche, pero además han abierto un debate que tarde o temprano se tenía que plantear:

¿Somos los griegos tan buenos cómo creemos? ¿Debemos cambiar nuestra forma de jugar? ¿Es un “sacrilegio” romper con la manera griega clásica de jugar? ¿Deben los jugadores adaptarse al método o el método a los jugadores? ¿Puden jugar los clubes un tipo de baloncesto y la Selección otro? ¿Cómo aceptaría el cambio el aficionado?

El partido contra España abrió este interesantísimo debate que puede marcar el futuro. La “Grecia de las dos velocidades” de la que hablé aquí, en lugar de beneficiar, perjudicó al equipo. Katsikaris, que es un entrenador que me gusta, creo que aquí no supo manejar la situación.

La discusión sobre si Grecia debería jugar corriendo o controlando el juego se trasladó a la pista y acabó descolocando a los propios jugadores. Era como estar chocando contra un espejo. España pasó apuros en el tercer cuarto porque Grecia corrió el contraataque y se lanzó. Aceptó el reto de responder con las mismas armas. Con velocidad, agresividad y físico, los helenos se pusieron por delante y parecían haber encontrado la llave. Sin embargo, las vacas sagradas y el entrenador optaron por volver a la esencia, al ADN que siempre ha caracterizado a esta generación. Fotis, en una de las decisiones más peliagudas de su carrera, dejó que mandasen los veteranos. Respetando los galones, ordenó parar, jugar con ataques más largos y ralentizar el partido. Se equivocó. La Selección se puso a jugar en modo Olympiacós cuando no tocaba.

Spanoulis y Zisis esperaban la llegada de Bourousis para jugar lento, mientras Antetokounmpo llevaba ya varios segundos en la zona de ataque esperando un pase. Como digo, Katsikaris optó por respetar los roles y mantener a los veteranos. Claro que si los hubiera sentado y Grecia hubiera perdido, lo matan. No era una decisión fácil.

Los tres veteranos del equipo fueron señalados por la prensa y por los aficionados, y como a Bourousis le cuesta poco calentarse, se despachó a gusto después del partido contra Letonia.

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Katsikaris falló en las rotaciones. Tanto hablar de que Grecia tenía la plantilla más amplia del torneo y se limitó a jugar con 9 o 10 hombres. Papanikolaou, Perpéroglou y Mántzaris dispusieron de muy pocos minutos a lo largo del campeonato, algo que todavía no se explica nadie. Kaimakoglou, que si tuvo oportunidades, anduvo muy perdido y no ayudó nada.


Giannis Antetokounmpo fue la sensación. Mostró su progresión y brilló a gran altura. Empezó dubitativo desde el tiro exterior, que nunca ha sido su fuerte, pero fue ganando confianza a medida que avanzaba el Europeo. Grecia nunca ha tenido un jugador así. Su presencia acentúa el debate, porque es el futuro y no está acostumbrado a jugar como juegan los griegos.

¿Tiene que cambiar Grecia su manera de jugar?

Contra España se vio que Grecia tenía un problema de identidad. Si no es capaz de encontrar el equilibrio necesario entre jugar desde la defensa y correr, volverá a tropezar.

Yo lo tengo claro: Grecia debe adaptarse a los jugadores que tiene. Si eso supone tener que cambiar, adelante.

Me baso en lo que veo y ahora mismo España es el espejo en el que Grecia debe mirarse. Y Serbia, y Francia. Porque el equipo nacional tiene ya 3 jugadores de la NBA y va camino de tener más. La Selección tiene que construir alrededor de Antetokouonmpo.

España es el ejemplo a seguir. Por fin –les ha costado- he leído opiniones de expertos poniendo por las nubes a nuestro equipo y hablando de una verdadera dinastía. Lo que olvidan, pero no deberían, es que antes de tantos años de éxitos, España tropezó en los cruces como Grecia. Creíamos que nunca llegaría nuestro momento. Para ganar partidos como el del otro día, hay que perder primero unos cuantos.

Dentro del gran debate, hay “subdebates” que se desprenden:

¿Ha sido casual que los mejores de la Selección hayan sido "los americanos" Calathes, Antetokounmpo y Koufós? ¿Qué diablos pasa contra España que no hay manera? ¿Se mete demasiada presión a los jugadores por lo que significa el Eurobasket en Grecia?

Los palos a Katsikaris.

Hace un par de años todos querían a Fotis Katsikaris. Lo hizo bien en Valencia y en Bilbao, estuvo a punto de firmar por la Selección de Rusia y llegó a sonar para el Real Madrid. Tanto en el Mundobasket 2014 como en el Eurobasket 2015 ha ganado todos los partidos en la fase de grupos y se la ha pegado en el cruce. ¿Suficientes motivos para que no siga? 

Yo seguiría con él, pero parece que la Federación y los aficionados no están por la labor. Ahora preferirían un entrenador griego que se dedicase a la Selección a tiempo completo. El banquillo se ha convertido en una silla eléctrica desde que se fue Panagiotis Giannakis, que ahora vuelve a sonar con fuerza para sustituir a Katsikaris. En mi opinión, Fotis ha insinuado cosas, pero no ha concluido su obra. ¿Traer un nuevo entrenador ahora sería “tirar el Preolímpico”?

Para mí, el entrenador ideal que debe dirigir esta hornada de nuevos jugadores es Katsikaris, Itoudis o Sfairopoulos. Incluso Bartzokas. Los cuatro están “ocupados” y eso parece que ahora no gusta, cosa que no entiendo.

Si lo que se pretende es una especie de vuelta al pasado, Pedoulakis y Giannakis podrían ser las opciones. Lo que parece claro es que la Federación no quiere un entrenador extranjero. Después de lo de Trincheri, salieron escarmentados.

¿Cómo influye la situación que se vive en Grecia en todo esto?

La decepción se acentúa cuando acaba el torneo y el griego se da cuenta que hay elecciones el fin de semana. El bajonazo y la vuelta a la cruda realidad, hieren. Encima, ha coincidido con el comienzo de curso. Aunque no estoy allí, me lo puedo imaginar.

El baloncesto, que debía ser una vía de escape, ha sido otro motivo de estrés. En lugar de alegrías, más frustraciones. A los periodistas griegos se les han multiplicado las canas con el Eurobasket.

Tal y como está la situación, quizás el discurso debería ser más patriótico y pasional que técnico. En este caso, un coach como Giannakis sí que funcionaría. Cuatro gritos bien dados para intentar levantar el ánimo y a repartir.

El triste adiós de Spanoulis.

Al acabar el partido contra Letonia, Spanoulis anunció que dejaba la Selección. Durante el himno, Bourousis abrazó a Vasilis y a Nikos Zisis, los más veteranos del equipo, en un gesto que adquirió significado completo al final del choque. Ni Bourousis ni Zisis anunciaron su marcha del equipo, pero todo el mundo lo entendió así. Personalmente, dudo mucho que vuelvan al equipo nacional. Tampoco que creo que Perpéroglou y Kaimakoglou tengan más oportunidades.

La puesta en escena, la remontada, las declaraciones, el rebote de Bourousis... Todo fue muy griego. También Diamantidis abandonó en circunstancias similares después de caer contra España en 2010, a los pocos días de que Grecia se hubiera dejado perder contra Rusia. Desde entonces, tampoco vimos más a Schortsanitis, que apenas pudo disfrutar del Mundobasket por arrastrar la sanción del día del sillazo de Krstic. Por cosas como estas, Grecia lleva varios años encallada.

Salvo este año, en el que fallaron casi todos, los españoles que están en la NBA acuden a la llamada del seleccionador porque se lo pasan bien. Es así de sencillo. Supone reunirse con amigos con los que disfrutan haciendo lo que más les gusta. En cambio, a veces parece que los griegos vayan obligados. Tanto emocionarse con el himno, para luego dejarlo pronto.


Ver que Nowitzki ha jugado hasta los 37, que Gasol y Felipe siguen a los 35, Parker... Es duro. La gente les agradece los servicios prestados, los periodistas les escriben cartas emocionadas, pero nadie se pregunta por el porqué de las deserciones.

¿Está afectando el mal rollo entre el Panathinaikós y el Olympiacós?

Recordemos que del bloque verde del PAO de Obradovic ya no queda nadie. Se pasó de una mayoría de jugadores verdes a una de rojiblancos, justo coincidiendo con la marcha de Spanoulis de un equipo a otro, y con la marcha de Diamantidis y Tsartsaris de la Selección.

Los aficionados del PAO cargan contra Spanoulis, claro. Para ellos, aunque vista la camiseta nacional, sigue siendo un traidor.

A Bourousis no lo tragan muchos aficionados del Olympiacós, su ex equipo, por encontronazos del pasado, y así podríamos seguir.

Desde luego, la relación entre los dos colosos griegos ha sido pésima los últimos años, pero eso parecía que no afectaba al equipo nacional, o por lo menos, si era así, se tapaba.

La Selección del futuro.

La generación del 90 puede cambiar las cosas y es la que debería formar el grueso de la Selección a partir de ya. Es un grupo parecido a nuestros júniors de oro (ganaron el Eurobasket y la plata del Mundobasket). Se llevan bien a pesar de jugar en clubes rivales y mantienen la amistad fuera de la cancha. Además, ya están siendo importantes en sus equipos. Son Mántzaris, Papanikolaou, Sloukas, Pappás, Giankovits, Sarikopoulos y Bogris.

Sumemos a Calathes y a Koufós, que tienen un año más, a Thanassis Antetokounmpo (23) y a los del 94: Papapetrou, Giannis Antetokounmpo y Dimitris Agravannis. Queda un equipo chulo para el futuro, aunque no sé si suficiente para superar el Preolímpico. Posiblemente Printezis vaya a la siguiente convocatoria como nuevo capitán, porque no creo que todos los NBA’ers puedan asistir. Será difícil, porque el nivel de los equipos es alto.

Demasiadas preguntas sin respuesta y demasiados torneos echados a perder. No veo nada claro el Preolímpico. Soy pesimista a corto plazo, pero moderadamente optimista de cara al próximo Eurobasket. Y me mojo: creo que seguirá Katsikaris.

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