miércoles, 30 de marzo de 2016

No son aficionados, son terroristas.


Para los que se pregunten por qué en Grecia no hay formato de final a cuatro o final a ocho en la Copa, que tomen nota.


Se lió parda el año pasado en la zona de aparcamiento de la final four de voleibol femenino, este año hubo problemas en la final a cuatro de la Copa de balonmano femenino, con interrupción incluida en medio de una semifinal, etcétera, etcétera. Si nos pusiéramos a hablar de fútbol, donde no hay final four, no acabaríamos. Sin ir más lejos, el partido de Copa PAOK-Olympiacós de hace un par de meses, no terminó por invasión de campo y lanzamiento de bengalas.


Lo que pasa en Tumba, barrio y nombre del estadio del PAOK, un día y otro también, es inadmisible. Cada vez que juega el Olympiacós se monta un pollo de narices. Se refuerza la seguridad, se amenaza y se multa, pero nada cambia.

Igualmente se montan quilombos en los campos del Panathinaikós, del AEK, del Aris, del Panionios y muchos otros, sin importar demasiado la categoría o los rivales que jueguen. No recomiendo ni recomendaré nunca ir al fútbol en Grecia. Además, te aburres como una ostra de lo mal que juegan. No me extraña que los estadios estén casi siempre vacíos y que el nivel de la Selección haya caído en picado.

Pero hablemos de baloncesto, que es lo que nos preocupa.

Ya hace bastantes años que la competición masculina de la Copa es una farsa, con eliminatorias a un partido y sorteos amañados. Sin embargo, a pesar de que el formato de final four fue desterrado para siempre, las peleas entre aficionados han seguido. Ni las autoridades ni los clubes han sido capaces de poner fin a la violencia.

En el campeonato liguero ha pasado lo mismo, llegándose a suspender la serie final del torneo por lanzamiento masivo de objetos.
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Hace poco más de una semana tuvo lugar en Leukada la final a cuatro de la Copa de Grecia de baloncesto femenino. A ella se clasificaron el Panathinaikós, el Olympiacós, el Athinaikós y el PAOK de Salónica. El 18 de marzo el Panathinaikós ganó por la mínima al Athinaikós (67-66) y el Olympiacós apalizó al PAOK (85-48). La final estaba servida. Me sorprendió ver que era la primera final de Copa entre los dos colosos. Lamentablemente, los imbéciles no iban a dejar escapar la oportunidad de liarla a pesar de las notables medidas de seguridad.

Que la final se disputase en Leukada, territorio neutral y alejado de Atenas, no impidió la pelea. Es más, parece que motivó más a los delincuentes. Ni siquiera el hecho de que para llegar a la isla haya que cruzar un puente móvil vigilado puso freno a la locura.

Al parecer, grupos organizados de ambos equipos quedaron vía redes sociales para pegarse. Tal cual.


Algunos de los seguidores del Olympiacós se hallaban hospedados en el hotel Ionion Star de Leukada, donde también había familias con niños y otros huéspedes que simplemente estaban allí de paso o para ver la final four.


Según cuentan algunos clientes del hotel, a las dos de la madrugada empezaron a oirse cantos de los hinchas del Olympiacós, que supuestamente estaban esperando a los rivales o tenían la intención de salir de fiesta. Sin embargo, como pasó la hora y nadie se presentó a la cita, se fueron todos a dormir.

¡Cuál sería su sopresa cuando a eso de las cuatro de la madrugada los hooligans del Panathinaikós empezaron a atacar el hotel! Unos 150 verdes, todos perfectamente organizados, viajaron desde Mesolongi con sus coches particulares, cruzaron el puente móvil y se presentaron en la esplanada que hay frente al hotel armados con piedras, palos y cócteles molotov. No se sabe muy bien si simplemente amenazaron al vigilante del puente o si directamente lo ataron, pero el caso es que los vándalos, una vez aparcados los coches, se pusieron manos a la obra.

La piedras rompieron los cristales de las habitaciones y de varios coches de gente inocente que estaban aparcados en la calle. A los aficionados del Olympiacós, que no pasaban de la cuarentena, les pillaron durmiendo.


No contentos con el lanzamiento de cócteles y piedras, los animales la tomaron con el hotel. Destrozaron la recepción casi por completo, se metieron dentro y fueron habitación por habitación en busca de pelea. Empezaron a golpear en las puertas como locos ante el acojone general de los radicales rojiblancos y de los huéspedes que nada tenían que ver con aquello. Vaciaron los extintores y los utilizaron para romper las puertas. Vistas las fotos, aquello debía ser parecido a una batalla, que se trasladó del hotel a la zona del parque de la playa, no muy lejos de allí.

En el Ionion Star también había hospedadas algunas jugadoras de otros equipos que habían viajado a Leukada para ver la Copa como simples aficionadas. Escuchar alguno de sus relatos pone los pelos de punta. Pasaron un miedo atroz.


La pelea acabó con siete heridos, que fueron trasladados al hospital. Se discutió si se debía disputar o no la final, aunque al final se decidió tirar adelante. El Olympiacós levantó su primera Copa tras imponerse por 63-60, pero la gente comentó más el suceso ocurrido en la madrugada que el partido.



Al cabo de unos días, la policía detuvo a seis o siete radicales de los más de 200 que estuvieron implicados en los altercados. Triste, penoso, vergonzoso, lamentable, terrible, tremendo, ridículo, infame. Que queréis que os diga: que se vayan todos a hacer puñetas.

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