miércoles, 27 de abril de 2016

Los problemas de los colosos.


El Olympiacós y el Panathinaikós han quedado fuera de la Euroliga. El primero quedó eliminado en el Top 16 y el segundo ha sido barrido recientemente por el Baskonia (3-0). Tratemos de analizar las causas de sendos fracasos.

Olympiacós: entre lesiones y terribles decisiones.

Los problemas de lesiones han sido constantes en el equipo de El Pireo. Sin Patric Young, lesionado de gravedad al principio de la temporada, el Olympiacós perdía a uno de sus pilares interiores básicos. En la liga Sfairópoulos podía tirar de Agravannis y de Milutinov, pero en Europa no daban la talla. Tsairelis tampoco aportaba nada y sólo Hunter y el incombustible Printezis llenaban la pintura. Sobre los cinco partidos que jugó Shawn James, mejor ni hablar. El mayor pinchazo del año.

Young estaba llamado a ser el sustituto de Dunston, que a su vez había llegado en lugar de Hines. Se ha echado en falta a un jugador rocoso capaz de bloquear a Spanoulis en el poste alto. Guerrero llama a guerrero.  

Warrick y Planinic.

Hablemos claro: el sustituto de Young, Hakim Warrick, llegó demasiado tarde. Pedirle a un veterano como Warrick, cuya carrera va cayendo en picado, llevar a los griegos a la Final Four, era una tarea imposible. Se empeñaron en aguantar hasta final de temporada sin otro pívot, pero en el último momento tuvieron que rectificar. Tarde y mal. El recambio debería haber llegado el día después de la marcha de Shawn James. ¿Qué hubiera pasado si, como se especuló, el Olympiacós hubiera fichado a Joey Dorsey otra vez?


A la importantísima baja de Young, se han sumado, en momentos puntuales, las de Printezis, Hunter y Lojeski. Sin duda, la del belga ha sido la que más ha afectado al grupo. Sin la amenaza exterior del alero, el perímetro quedaba en manos de Spanoulis, el irregular Mantzaris, Athinaiou y Hackett. Ningún alero puro. En lugar de fichar uno, llegó Johnson-Odom como temporero y ya no está en la plantilla.

El fichaje estrella de mitad de temporada fue Kostas Papanikolaou, que regresaba a los rojiblancos en loor de multitud. El Barça no quiso llevárselo y acertó. Papanikolaou lleva un par de años estancado. Ni en el Barça, ni en Houston, ni con la Selección, ni con el Olympiacós ha dado ese paso adelante que todos esperábamos. Estaba llamado a ser uno de los líderes de la generación posterior a la de Diamantidis-Zisis-Bourousis-Spanoulis, pero de momento sigue en la sombra. Dj Strawberry ha alternado buenas actuaciones con otras no tan buenas. Un jugador de equipo que no marca las diferencias. En otras palabras, Brent Petway le daba cien vueltas y encima era un tío carismático. Estaba mucho más implicado en la causa y conocía perfectamente su papel en el equipo.

El fichaje más rentable ha sido el de Hackett, el único que ha justificado lo que se pagó por él. El joven serbio Milutinov es todavía un proyecto y no sé si el Olympiacós está para proyectos. Necesita leña. Quizás si durante el verano viaja a los USA y lo endereza la gente de los Spurs...

El Olympiacós apuntaba alto cuando terminó la primera fase de la Euroliga con 8 victorias y 2 derrotas. Sin embargo, quedar eliminado de la Copa ante el eterno rival marcó el inicio del curso y generó dudas –por entonces, James ya era sólo un infausto recuerdo-. En el grupo de la muerte, los griegos acabaron con un fatídico balance de 6 victorias y 8 derrotas. Los dos tropiezos contra el sorprendente Brose y la humillante derrota en Kaunas (75-55) apuntillaron al equipo. La única victoria fuera de casa la consiguió en Vitoria.

Shawn James.

La fuerza de los marineros se ha basado en el trabajo de los espartanos. Los fichajes no han dado ese plus que sí habían dado en años anteriores. Spanoulis no ha sido el de los tres últimos años y sólo Hackett ha encajado bien en el grupo. Sloukas era el complemento perfecto del líder y el equipo ha notado su ausencia, si bien es cierto que el tesalonicense no ha hecho una gran temporada en Turquía. Contra el Real Madrid ha jugado sus mejores partidos del curso. Es decir, los rojiblancos han vuelto a fomentar su juego en Leonidas y sus fieles escuderos. La aportación de Mantzaris, Papapetrou y Printezis, más las ayuditas puntuales de Athinaiou, Papanikolaou y Agravannis han sido insuficientes para llegar a los cruces.

Con ventaja de campo en los play off y con menos partidos en la piernas, el Olympiacós es favorito para ganar la liga. No hacerlo probablemente le costaría el cargo a Sfairópoulos. Los marineros no pueden permitirse un año en blanco.

Por lo tanto, si sumamos la mala política de fichajes, las lesiones –ayer cayó Papapetrou- y el bajón en el rendimiento de Spanoulis, tenemos el cuadro de lo que ha sido el Olympiacós en la Euroliga este año. Un último apunte sobre las lesiones: las graves pueden ser achacadas a la mala suerte, las leves, que han sido infinitas, creo que no. Algo falla cuando cada dos por tres hay ligeras elongaciones, sobrecargas y demás.

Darius Johnson-Odom.

De cara al futuro, no hay que cortar el árbol de raíz. El tronco que forman los espartanos es sólido y el talento está ahí. Dos Euroligas y una final perdida en pista contraria son crédito suficiente. El Olympiacós seguro que volverá, pero tiene que acertar en los fichajes y no mostrarse tan débil fuera de Grecia. El comportamiento en Barcelona, en Khimki, en Kaunas o en Brose ha sido impropio de un equipo campeón.

Giorgos Bartzokas, que ganó la Euroliga y que ahora ha metido al Lokomotiv Kuban en la Final Four, fue menospreciado por la gente y por los hermanos Angelópoulos. Los aficionados decían que Bartzokas había ganado con el equipo de Ivkovic, al que le otorgaban gran parte del mérito. Ahora resulta que es la sombra de Bartzokas la alargada y que puede hacer “descabalgar” a Sfairópoulos del banquillo marinero.

Panathinaikós: poder absoluto, fracaso absoluto.


En Grecia se valora poco al coach nacional. Es una triste realidad. No entiendo muy bien el motivo, aunque supongo que los éxitos conseguidos por los entrenadores serbios llegados en los 80 y en los 90 tienen algo que ver. Algunos presidentes no se han dado cuenta hasta ahora de que el nivel de los entrenadores griegos es muy alto, precisamente porque aprendieron de los grandes maestros. Sólo a Giannakis, heredero directo de Politis y Ioannidis, se le valoró como merecía. Y aun así, Panagiotis tuvo también a otro gran maestro, Bozidar Maljkovic, como entrenador.

Sfairópoulos fue ayudante de Ivkovic en el PAOK hace la tira de años, Itoudis –licenciado en Educación Física por la Universidad de Belgrado- de muchos otros antes de convertirse en la sombra de Obradovic en el PAO, Katsikaris dio sus primeros pasos al lado de Kresimir Cosic y Dragan Sakota, nada menos, etcétera, etcétera. Hay muchos entrenadores griegos que han bebido de fuentes eslavas.

De la rama griega de entrenadores quedan como máximos representantes el mítico Soulis Markópoulos y Giorgos Bartzokas, que pertenece a una generación posterior y que había sido ayudante de Giannakis en el Marousi antes de despegar en solitario. Pero hay muchos otros, la mayoría en equipos de primera, que están pisando fuerte: Dimitris Priftis, Kostas Mexas, Ilías Papatheodorou, Aris Lykogiannis, Charis Markopoulos –hijo de Soulis-, Kostas Flevarakis, etc... Con el cese de Djordjevic, sólo queda Jure Zdovc como representante extranjero en los banquillos griegos. Sin duda, los problemas económicos también han influido en este hecho, pero creo que es positivo que el entrenador griego trabaje.

Dimitris Giannakopoulos fichó a Aleksandr Djordjevic pensando en que en unos años sería el nuevo Zeljko Obradovic. ¿Quién mejor que uno de sus alumnos aventajados? Le dio plenos poderes y se equivocó. Llegó con toda su cuadrilla y no dejó a nadie del cuerpo técnico anterior. No había nadie que conectase con la grada.

Todos sabíamos que la sombra de Obradovic perseguiría constantemente al coach del PAO que le sustituyese, pero no tanto –Zeljko se fue en 2012-. Pedoulakis hizo el doblete el primer año y ganó la Copa el segundo, pocos meses antes de que Giannakópoulos le cortase la cabeza y pusiese a Alvertis, que acabó ganando la liga. La victoria en la Copa no le sirvió a Dusko Ivanovic para continuar hasta el final de la temporada siguiente, y fue sustituido por Sotiris Manolópoulos, que no logró ganar la liga.

Kuzmic y Pavlovic.

Es decir, Argyris Pedoulakis ha sido el mejor entrenador del PAO después de Zeljko. El presidente opta de nuevo por un hombre de la casa que conecta con la grada pese a que quizás no tenga el caché o el glamour de otros y que fracasó en el UNICS. La cuestión es si seguirá o no el año que viene, que lo dudo.

La pregunta que me hago yo siempre es: ¿por qué diablos el Panathinaikós no se quedó con Dimitris Itoudis a la marcha de Obradovic? ¿Qué pasó ahí? ¿Acaso Itoudis sospechaba lo difícil que sería sustituir a Zeljko en el banquillo?

Djordjevic se rodeó de su gente de confianza y se trajo a sus pretorianos. Así, llegaron Raduljica, Kuzmic y Pavlovic. El equipo se balcanizó. Sólo James Feldeine ponía el toque exótico a la plantilla, que empezaba la temporada sin americanos. No sé si Djordjevic pensaba que con lo que tenía podría aguantar todo el año, pero suena muy extraño todo. Nikos Pappás, uno de los jugadores más queridos por la afición, salió del equipo mientras los jóvenes Charalampópoulos y Bochoridis apenas aparecían en choques ligueros contra equipos débiles. Como Dimitris Giannakópoulos le había dado plenos poderes al serbio, le dejó actuar con libertad, aunque estaba claro que la afición cada vez se identificaba menos con el equipo. Los verdes no jugaban a nada pero seguían ganando.

Eliott Williams.

La planificación fue, cuanto menos, extraña. Cuesta entender que una plantilla que debe aspirar a todo empiece el curso sin americanos y los fiche de manera tan precipitada. En enero llegaron Eliott Williams y MarQuez Haynes, y en febrero Vince Hunter. Algo no cuadraba. De buenas a primeras, los recién llegados pasaban a ser las piezas clave del proyecto. ¿Cómo es posible?

La Copa camufló las carencias de una plantilla irregular que lo apostaba todo a la Euroliga. Con los pretorianos y con los guardaespaldas recién llegados podía ser suficiente. El equipo no jugaba a nada, pero seguía aspirando a todo, así que a poco que mejorasen las cosas...


El Baskonia de Perasovic dejó con el culo al aire a Djordjevic y ridiculizó al Panathinaikós de manera inmisericorde. El árbol verde estaba tan podrido por dentro que se derrumbó en tres tardes. Pavlovic y Kuzmic fueron señalados ya después del primer partido por la prensa y por los aficionados, pero todos decidieron hacer piña para intentar sacar adelante los dos partidos del OAKA. Con la tercera derrota, estalló la bomba. Suerte tuvieron algunos que el público decidiera homenajear a Diamantidis en lugar de sacar la mala baba.

El PAO hizo el ridículo, Djordjevic fue cesado ipso facto y fue sustituido por Argyris Pedoulakis. A los pocos días, Kuzmic y Pavlovic fueron dados de baja y Pappás regresó a la plantilla. Kostas Tsartsarís, que estaba entrenando a los chavales de la cantera, pasaba a formar parte del cuerpo técnico. Sin duda, movimientos que intentan hacer de nuevo reconocible al Panathinaikós, que trata de acercarse a su gente tras un año de mal baloncesto.

Lo que más me ha molestado de Djordjevic ha sido la soberbia. No puedes chulearle a la gente cuando te han metido dos meneos –la prórroga del segundo partido no la merecía el PAO- y asegurar que habrá quinto partido, porque baloncestísticamente hablando no tienes argumentos. El baño que le ha dado Peras en la serie ha sido colosal. Desgastando a Raduljica con Planinic, tras un gran primer partido del leñador serbio, alternando a Bertans en la posición de tres y de cuatro, sorprendiendo con Corbacho en momentos puntuales, y castigando en defensa a Haynes, Calathes y Diamantidis con esas carreras de los pequeños Adams y James. Perasovic ha desnudado a Sasha sin Hanga, Causeur ni Shengeila.

El PAO lo hipotecó todo por un coach muy particular y éste se lo jugó todo a una carta, la Euroliga, y le salió mal.

Pedoulakis cayó 3-2 con el Barça, Alvertis 3-2 con el CSKA y Dusko 3-1 con el CSKA. Djordjevic, repito, ha hecho el ridículo.

En la primera fase, el PAO acabó con un flojo balance de 6 victorias y 4 derrotas, ganando los últimos cuatro encuentros de forma consecutiva. Mejoró en la segunda fase y terminó con 9-5, pero el grupo era mucho más débil que el del Olympiacós. La última derrota en Estambul contra el Anadolu Efes fue sospechosa. Al parecer, el PAO prefería el Baskonia al Barcelona. El que elige, suele acabar como ha acabado el PAO.


Todavía queda la liga, pero las sensaciones no son buenas. Algunas piezas no encajan y estamos casi en mayo. Para colmo, se ha lesionado Vladimiros Giankovits y no volverá a jugar este curso. Tengo la sensación de que el PAO ha perdido un año. Tanto Pedoulakis como Dusko Ivanovic habían empezado a poner a los jóvenes, que poco a poco iban ganando confianza. Djordjevic los ha borrado del mapa. Diamantidis se va y Fotsis posiblemente se marche a Turquía. ¿Qué nos queda? Pappás y Giankovits no han tenido continuidad y el resto apenas ha participado. El optimismo por el futuro de hace un par de años (“quiero ganar la Euroliga con Charalampópoulos de capitán”, dijo Giannakópoulos) ahora son oscuros nubarrones.

Claro que cargar sólo contra el entrenador, como ha hecho casi toda la prensa, es vivir de espaldas a la realidad. El único jugador que ha estado a la altura ha sido Dimitris Diamantidis. Ni Raduljica, que fue de más a menos, ni Calathes, despistadísimo, ni Feldeine, fallón, han respondido a las expectativas. Tampoco los tres americanos temporeros ni James Gist, convertido en jugador de highlights y poco más. El PAO no ha jugado como un equipo en ataque y ha defendido muy mal. Sasha se rodeó de un grupo de jugadores físicos para luego no pegar. Bourousis ha dominado desde el poste bajo como ha querido y tanto James como Adams han machacado a triples a unos verdes incapaces de contrarrestar la rápida circulación de balón baskonista.

Pedoulakis tratará de recuperar moralmente al equipo e intentar rescatar a algunos jugadores marginados de la etapa anterior. Todo para intentar ganar la liga con el factor cancha en contra. Argyris, que como Bartzokas fue menospreciado por su gente pese a conseguir el doblete, ha acudido a la llamada cuando podría haber dicho que no, en un gesto que le honra. Sólo espero que si no gana la liga no se le echen encima como hace un par de años.


Un último apunte antes de terminar. Todos los periodistas griegos de baloncesto están de acuerdo con el cese de Sasha Djordjevic. La imagen de equipo deshecho y sin alma, impropia de un club como el verde, dejó a todo el mundo sorprendido y desolado. No entiendo como la prensa entendida ha menospreciado tanto al Baskonia, casi dando por segura la clasificación para Berlín antes de empezar la serie. ¿No habían visto jugar a los vitorianos en toda la temporada?



Posdata: Dimitris Giannakópoulos tiene sus prontos y a veces se comporta como energúmeno. Sin embargo, esta vez debo felicitarle por su comportamiento al terminar el tercer partido, bajando a proteger a Bourousis por lo que pudiera pasar y entrando en el vestuario baskonista para dar la enhorabuena. “Este año habéis practicado el mejor baloncesto de Europa”. Parece ser que Dimitris era el único que había visto al Baskonia a lo largo del curso.     

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