Ya hablé de los problemas de los colosos griegos
hace un par de semanas, pero estos últimos días ha estallado el polvorín verde.
Con el Panathinaikós me quedé corto.
Tras haber sido barrido por el Laboral Kutxa en los cruces de la Euroliga, los acontecimientos en la
casa verde se precipitaron. La misma noche del tercer partido, Sasha Djordjevic fue cesado. La lamentable imagen que dio el equipo unido
a la necesidad de encontrar un revulsivo, hicieron que Dimitris Gianakópoulos optase por el cambio de entrenador.
Llegó Argyris
Pedoulakis, al que se le criticó en su anterior época por ser demasiado
blando, que lo primero que hizo fue dar de baja a Kuzmic y Pavlovic, dos
de los pretorianos de Djordjevic. Nikos Pappás, que había sido marginado
por el serbio, volvió a las convocatorias, así como Charalampópoulos, que no había disfrutado de muchos minutos.
El PAO
se mete en las semifinales de la liga sin hacer nada del otro mundo. En el
primer partido de las mismas, derrota con apuros al Aris por 85-79. En el segundo, 74-60 y todo apunta a que la serie
no regresará a Atenas.
Sin embargo, el Aris muestra su mejor cara en el tercer choque y se impone al PAO por 77-68. Los de Pedoulakis tendrán que mejorar mucho si
quieren ganar el cuarto. Lo más grave del asunto es que el Aris gana con bajas muy sensibles. La plantilla está completamente
coja. La gran diferencia entre unos y otros es que los locales son un grupo
unido y los visitantes no.
La mañana del lunes estalla la bomba informativa.
La página basketplus.gr cuelga fotos
de tres jugadores del PAO saliendo de
fiesta por Salónica. Haynes, Gist y Feldeine se fueron por ahí después de la derrota y fueron cazados.
La misma página asegura que el sábado por la noche, la víspera del tercer
partido, también fueron vistos en una fiesta de Dj’s, aunque no hay fotos. ¿Se
hubieran atrevido con Djordjevic?
Tal como están las cosas en el PAO, saltarse las normas de orden
interno de esa manera merece un castigo ejemplar. ¿O tal vez no?
Pedoulakis monta en
cólera y deja a los tres “profesionales” fuera del entreno del martes. Calathes no jugó el tercer partido y es
duda. ¿Se atreverá a no convocar a los noctámbulos y a dejar la plantilla
completamente coja?
La decisión no es fácil. Argyris se debate entre imponer su autoridad y el riesgo a perder
el cuarto partido.
El Aris
gana el cuarto partido en el Alexandrio
y fuerza el quinto, algo que no pasaba desde hacía 11 años. Los de Dimitris Priftis, muy fuertes en casa
todo el año, ya habían roto la racha de 23 derrotas seguidas contra el PAO dos días antes. En un mal partido,
los locales se imponen por un triste 56-50 al conjunto de Pedoulakis. En el tercer cuarto, el Aris da la vuelta a la contienda gracias a un parcial de 19-5. La
valoración del PAO al terminar el
partido es de 39 (Calathes suma 1/11
en el tiro). Los atenienses jugaron con 9. El Aris, que sigue sin Xanthopoulos
ni Jaggins, iguala la eliminatoria
gracias a White y Mcneil.
Pedoulakis ha demostrado firmeza en su decisión a
costa de perder un partido que podría haber ganado. ¿Qué pasará si al Aris se le ocurre ganar en el OAKA?
No sé si el trío Gist-Feldeine-Haynes seguirá castigado, pero haría bien Argyris en dejarlos jugar. Con un
partido y un multazo creo que es suficiente.
Dimitris Diamantidis
no se merece este final. Si este año está siendo complicado para el PAO, no quiero pensar qué puede pasar
el año que viene sin el capitán.
El Panathinaikós
ganará el quinto partido por lo civil o por lo criminal, no me cabe duda. La
cuestión es que si tal como está será capaz de plantar cara a un firme Olympiacós.
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