La Dinastía azul del Iraklís de Salónica
(1986-1996).
Cholopoulos-Tsekos-Papadopoulos-Ancrum-Kakiousis.
El tercer equipo
en discoria de la ciudad de Salónica era el Iraklís. Un club histórico como el azul, primer campeón de liga en
1927, debía aprovechar el tirón baloncestístico ochentero y la fiebre naranja
que tenía enfermos a los tesalonicenses.
Aunque nunca
tuvo opciones reales de ganar la liga, desde mediados de los 80 a mediados de
los 90 el Iraklís fue un rival difícil de batir. No en vano, se coló varias
temporadas entre los cuatro o cinco primeros clasificados que daban derecho a
Europa.
La eclosión
coincidió con la inauguración del nuevo pabellón, el Ivanofio, en 1987. Una pista pequeña (sólo para 1.300 espectadores
entonces) y muy incómoda para los contrarios, pero de las más calientes de
Grecia. En la dimensiones ridículas de la instalación y la cercanía de la gente
radicaba la magia del lugar.
Evidentemente,
sólo con el apoyo de la afición no hubiera sido posible tirar adelante, dadas
las circunstancias. Fue el empresario Kostas
Chaitoglou el que facilitó la
estabilidad económica necesaria para mantenerse en la élite.
Con el PAOK y el Aris es más fácil limitar el tiempo de las dinastías, ya que consiguieron triunfos y hubo jugadores que se
mantuvieron en los equipos durante casi una década, pero con el Iraklís la cosa cambia.
Final de la Copa de Grecia de 1981.
Antes del
ascenso a la cima de los clubes tesalonicenses, lo más destacado del IRA en los años anteriores había sido
llegar a la final de Copa de 1981, que perdió contra el AEK de Atenas de Kurt Rambis, Minas Gekos y Vasilis Goumás
por 84-78.
La Dinastía azul se forjó en paralelo a la
amarilla y la blanquinegra, pero lejos de
los focos. Siendo el Iraklís un
club de cantera, en cuanto logró formar una espina dorsal consistente y traer
un americano de garantías, subió sus prestaciones enormemente.
Así, de la mano
de Lefteris Kakiousis, excelente
director de juego, de Dimitris Papadopoulos, un power forward potente, David
Ancrum, un anotador incansable, y Christos
Tsekos, el futuro cinco de la selección, el Iraklís se convirtió en un equipo a tener en cuenta.
La pieza clave
del puzzle, Ancrum, llegó de América
y no era griego-americano, cosa curiosa, porque los estadounidenses solían
durar poco en Grecia.
Quinteto de la temporada 1986-1987.
En verano de
1986, el IRA decidió vender a una de
sus figuras, Takis Karatzoulidis, internacional
de gran clase que llevaba 12 años en la entidad asumiendo la responsabilidad
ofensiva del equipo. Entre otras cosas, había conseguido el oro en los Juegos del Mediterráneo de Split (1979)
y en la final de Copa de 1981 había metido 29 puntos contra el AEK.
El fichaje de Takis Karatzoulidis se convirtió en el culebrón del verano de 1986.
El club decidió
ponerlo a la venta porque a sus 31 todavía podía sacar algo antes de que se le
terminase el contrato. El PAOK ofreció
10 millones de dracmas por el jugador de 2,02 y el Aris entró en la puja. Se rumoreó que Ioannidis buscaba reforzar la pintura. Entre ofertas y
contraofertas, el PAOK acabó llevándose
al jugador por 55 millones. Al cabo de un tiempo salió a la luz que Ioannidis
sólo pretendía pujar para que el PAOK
se lo llevase más caro. El Rubio iba
de farol. El pívot no cumplió con las expectativas depositadas por los
bicéfalos.
Plantilla de la temporada 86/87 sin Dimitris Papadopoulos.
La plantilla del
Iraklís de la temporada 86/87 estaba
formada por Dimitris Papadopoulos (fue máximo anotador del
equipo), Giannis Tsoumis, Minas Toukmenidis, Stelios
Giouzelis, Vangelis Alexandris
(mítico base ex del Aris y del PAOK), Nikos Panagiotidis, Vasilis
Mantis, Thanassis Koumantsiotis,
Kostas Pilafidis, Christos Tzamos y Giorgos Tselepis. El entrenador era Michalis Giannouzakos,
uno de los bigotes más famosos del baloncesto griego, ex jugador del AEK, del Aris y del Iraklís,
entre otros.
Sin duda, lo más
destacado de aquella temporada fue el partido de desempate contra el AEK que decidía la clasificación para
la Copa Korac. Fue el 15 de abril de
1987 y se jugó en Volos, a mitad de camino entre Atenas y Salónica.
Celebrando la quinta plaza que daba derecho a jugar en Europa.
Koumantsiotis puso por
delante al IRA con un triple (73-71)
y dio la asistencia definitiva a Vasilis
Mantis, que anotó y dejó el marcador final en 75-71.
Los
tesalonicenses conquistaban una meritoria quinta plaza y se metían en Europa
pocos meses antes del milagro del Eurobasket
de 1987. El equipo azul jugaría la Copa
Korac en el mejor momento, justo cuando todo el mundo hablaba de baloncesto
y estaba dispuesto a invertir.
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