domingo, 18 de mayo de 2014

La década prodigiosa del baloncesto en Salónica (Iraklís I).

La Dinastía azul del Iraklís de Salónica (1986-1996).

Cholopoulos-Tsekos-Papadopoulos-Ancrum-Kakiousis.

El tercer equipo en discoria de la ciudad de Salónica era el Iraklís. Un club histórico como el azul, primer campeón de liga en 1927, debía aprovechar el tirón baloncestístico ochentero y la fiebre naranja que tenía enfermos a los tesalonicenses.

Aunque nunca tuvo opciones reales de ganar la liga, desde mediados de los 80 a mediados de los 90 el Iraklís fue un rival difícil de batir. No en vano, se coló varias temporadas entre los cuatro o cinco primeros clasificados que daban derecho a Europa.

La eclosión coincidió con la inauguración del nuevo pabellón, el Ivanofio, en 1987. Una pista pequeña (sólo para 1.300 espectadores entonces) y muy incómoda para los contrarios, pero de las más calientes de Grecia. En la dimensiones ridículas de la instalación y la cercanía de la gente radicaba la magia del lugar.

Evidentemente, sólo con el apoyo de la afición no hubiera sido posible tirar adelante, dadas las circunstancias. Fue el empresario Kostas Chaitoglou el que facilitó la estabilidad económica necesaria para mantenerse en la élite.

Con el PAOK y el Aris es más fácil limitar el tiempo de las dinastías, ya que consiguieron triunfos y hubo jugadores que se mantuvieron en los equipos durante casi una década, pero con el Iraklís la cosa cambia.

Final de la Copa de Grecia de 1981. 

Antes del ascenso a la cima de los clubes tesalonicenses, lo más destacado del IRA en los años anteriores había sido llegar a la final de Copa de 1981, que perdió contra el AEK de Atenas de Kurt Rambis, Minas Gekos y Vasilis Goumás por 84-78.

La Dinastía azul se forjó en paralelo a la amarilla y la blanquinegra, pero lejos de los focos. Siendo el Iraklís un club de cantera, en cuanto logró formar una espina dorsal consistente y traer un americano de garantías, subió sus prestaciones enormemente.

Así, de la mano de Lefteris Kakiousis, excelente director de juego, de Dimitris Papadopoulos, un power forward potente, David Ancrum, un anotador incansable, y Christos Tsekos, el futuro cinco de la selección, el Iraklís se convirtió en un equipo a tener en cuenta.

La pieza clave del puzzle, Ancrum, llegó de América y no era griego-americano, cosa curiosa, porque los estadounidenses solían durar poco en Grecia.

Quinteto de la temporada 1986-1987.

En verano de 1986, el IRA decidió vender a una de sus figuras, Takis Karatzoulidis, internacional de gran clase que llevaba 12 años en la entidad asumiendo la responsabilidad ofensiva del equipo. Entre otras cosas, había conseguido el oro en los Juegos del Mediterráneo de Split (1979) y en la final de Copa de 1981 había metido 29 puntos contra el AEK.

El fichaje de Takis Karatzoulidis se convirtió en el culebrón del verano de 1986.

El club decidió ponerlo a la venta porque a sus 31 todavía podía sacar algo antes de que se le terminase el contrato. El PAOK ofreció 10 millones de dracmas por el jugador de 2,02 y el Aris entró en la puja. Se rumoreó que Ioannidis buscaba reforzar la pintura. Entre ofertas y contraofertas, el PAOK acabó llevándose al jugador por 55 millones. Al cabo de un tiempo salió a la luz que Ioannidis sólo pretendía pujar para que el PAOK se lo llevase más caro. El Rubio iba de farol. El pívot no cumplió con las expectativas depositadas por los bicéfalos.

Plantilla de la temporada 86/87 sin Dimitris Papadopoulos.

La plantilla del Iraklís de la temporada 86/87 estaba formada por Dimitris Papadopoulos (fue máximo anotador del equipo), Giannis Tsoumis, Minas Toukmenidis, Stelios Giouzelis, Vangelis Alexandris (mítico base ex del Aris y del PAOK), Nikos Panagiotidis, Vasilis Mantis, Thanassis Koumantsiotis, Kostas Pilafidis, Christos Tzamos y Giorgos Tselepis. El entrenador era Michalis Giannouzakos, uno de los bigotes más famosos del baloncesto griego, ex jugador del AEK, del Aris y del Iraklís, entre otros.

Sin duda, lo más destacado de aquella temporada fue el partido de desempate contra el AEK que decidía la clasificación para la Copa Korac. Fue el 15 de abril de 1987 y se jugó en Volos, a mitad de camino entre Atenas y Salónica.

Celebrando la quinta plaza que daba derecho a jugar en Europa.

Koumantsiotis puso por delante al IRA con un triple (73-71) y dio la asistencia definitiva a Vasilis Mantis, que anotó y dejó el marcador final en 75-71.


Los tesalonicenses conquistaban una meritoria quinta plaza y se metían en Europa pocos meses antes del milagro del Eurobasket de 1987. El equipo azul jugaría la Copa Korac en el mejor momento, justo cuando todo el mundo hablaba de baloncesto y estaba dispuesto a invertir.

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