miércoles, 7 de mayo de 2014

La década prodigiosa del baloncesto en Salónica (PAOK I).

Panagiotis Fasoulas en la Recopa de Ginebra de 1991.

El PAOK de Salónica creció en los 80 a la sombra del Aris. Aunque casi nunca consiguió superar al equipo amarillo en competiciones domésticas, construyó un gran equipo que logró ganar títulos a nivel nacional e internacional. No considero exagerado decir que el PAOK fue superior al Aris algunas temporadas en las que acabó perdiendo.

Así como los amarillos llevaban ganando títulos desde 1979 con cierta regularidad (ligas 78-79, 82-83 y finalista 79-80 y 81-82), alternando el dominio con el Panathinaikós (campeón 79-80, 80-81 y 81-82), no fue hasta un lustro después cuando el PAOK empezó a despuntar. Entre 1980 y 1985 los blanquinegros estaban un escalón por debajo del Aris y del Panathinaikós.

Plantilla del PAOK de la temporada 1980-1981.

El fichaje de Vangelis Alexandris (procedente de los vecinos) durante el verano de 1981 y la incorporación de Panagiotis Fasoulas al primer equipo completaban una plantilla temible.

Con uno de los mejores pívots de la competición, Manthos Katsoulis, y hombres expertos como su hermano Zacarías Katsoulis o Giannis Politis, el capitán, el PAOK llegó a la final de la Copa en 1982 (cayó 65-63 frente al PAO) y quedó tercero en la liga.

La temporada siguiente (82/83) fue la de la confirmación y, aunque en la Copa cayó en semifinales contra el Olympiacós, en la liga logró conquistar la segunda plaza.

El club apostó fuerte por la sección y en 1983 fichó por 10 millones de dracmas a Nikos Stavropoulos, una fortuna en aquella época. Conocido como el “Magic” griego, llegó procedente del Lárisa, donde era la figura indiscutible del equipo. Junto al joven Panagiotis Fasoulas y a los más expertos Vangelis Alexandris, Manthos Katsoulis y Giannis Politis, parecía que el club podía discutir la hegemonía del reciente campeón.

Giannis Politis con la Copa de 1984.
 
Tras un inicio de año irregular, con cambio de entrenador incluido, el PAOK se alzó con la Copa tras vencer al Aris por 76-72 en un Alexandrio lleno a rebosar. Los jugadores de Faidon Mathiaeu salieron al parqué con el pelo recién cortado y demostraron que podían jugar de tú a tú al Aris de Galis y Filipou. El PAOK dominó todo el partido (45-29 en el descanso) y logró el triunfo a pesar de que el Aris remontó en la segunda parte. Se desató la euforia entre los aficionados porque era el primer título conseguido desde 1959.

El PAOK de las cabezas rapadas campeón de Copa de 1984.

El triunfo copero no tuvo continuidad y al contrario de lo esperado, supuso el inicio del Imperio Amarillo. En dos semanas, el Aris perdería también la liga en un partido de desempate contra el PAO, suceso que unido al patinazo de la Copa empujó al Consejo a tirar la casa por la ventana y apostar fuerte por Panagiotis Giannakis.

En los 70, el PAOK había participado en la Copa Korac un par de veces cayendo a las primeras de cambio. Lo más destacable había sido la derrota por 74-77 frente al Bosna Sarajevo de Mirza Delibasic el 26 de noviembre de 1974 (temporada 74-75).

En las temporadas 81/82 y 82/83 cayó ante el Zadar croata y el Maccabi de Tel Aviv respectivamente en la segunda eliminatoria. El baloncesto griego estaba claro que no podía hacer frente a rivales contrastados fuera de sus fronteras. Sin embargo, en la Recopa de la temporada 84-85 eliminó al Bosna Sarajevo pese a perder 84-82 allí (en Salónica el PAOK había ganado 88-84). En la fase de grupos no tuvo nada que hacer contra el Zalgiris, el Zaragoza y el Viena.

Tras la consecución de la Copa de Grecia en 1984, Nikos Bezyrtzis se hizo con la presidencia del club. Su apoyo económico y su gestión ayudaron a formar uno de los mejores equipos del país. Sin embargo, no hubo títulos hasta la temporada 1990-1991.

La Dinastía bicéfala (1986-1996).

La llegada de jugadores expertos como Steve Giatzoglou, Takis Karatzoulidis o Takis Koronaios no produjo el efecto deseado. Alexandris dejó el equipo y Fasoulas se fue a Estados Unidos, con lo que la plantilla quedó completamente coja.

John Korfas llegó al PAOK en 1986.

El PAOK quedó lejos de los objetivos y durante el verano de 1986 se hizo con los servicios del griego-americano John Korfas, que unido al fichaje de Giorgos Makarás y a la vuelta de Panagiotis Fasoulas, completaban un buen roster. La tercera plaza en la liga supo a poco porque en la fase regular el PAOK había quedado segundo. El Partizán resultó ser demasiado rival en Europa aunque se cayó con honor, venciendo en la ida por 10 puntos.

Stavropoulos, Korfas y Prelevic.

Durante el verano de 1988, la directiva blanquinegra se movió bien en los despachos y se hizo con los servicios del serbio del Estrella Roja Branislav Prelevic, uno de los mejores jugadores de la liga yugoslava y que estaba llamado a marcar una época, y del americano Mike Jones, un enorme jugador capaz de anotar más de 20 puntos por partido.

Johny Newman en un tiempo muerto.

Para dirigir el proyecto, Bezyrtzis fichó al entrenador Johnny Newman. Con el americano, el PAOK buscaba encontrar a su particular “Ioannidis”. Desde luego, el carácter de ambos era muy parecido. Fueron constantes los problemas con la directiva e innumerables las sanciones que se llevó el club por culpa del comportamiento del entrenador.

En Europa, el emparejamiento PAOK-Estrella Roja acabó como el Rosario de la Aurora dos temporadas consecutivas. Curiosamente, Prelevic vivió los choques un año con cada equipo. La primera trifulca, en la fase de grupos de la Copa Korac 87/88, comenzó con unpuñetazo de John Korfas que acabó con todos los jugadores peleándose en la pista. La segunda -88/89- fueprovocada por el coach Newman, que zarandeó al colegiado italiano Grossi en la prórroga. El PAOK fue sancionado y quedó con 0 puntos, cuando en la ida había ganado por 95-85.

Bane Prelevic entrando a canasta en un lance de 1990.

La directiva montó en cólera y Newman fue cesado a pesar de haber roto la racha de 80 victorias seguidas del eterno rival, al vencer 81-78 en la fase regular de la liga. Llegó Kostas Politis, hombre cuyo caché había subido mucho después de ganar el Eurobasket de Atenas con la selección.

Por segundo año consecutivo, el PAOK quedó segundo en la liga por detrás del Aris. En la semifinal derrotó al Panathinaikós por 3 victorias a 1, pero en la final, a pesar de llegar con 1-1 en la serie por los enfrentamientos ligueros, perdió los 2 partidos definitivos en el Alexandrio (89-84 y 75-87).

A un partido el PAOK podía golpear al campeón, pero a 7 daba la impresión de que el Aris iba un par de cuerpos por delante.

Mike Jones ante Lipiridis y Wiltjer.

En la Copa los blanquinegros estuvieron muy cerca de llevarse la final y tuvieron controlado el partido durante muchos minutos (49-51 al descanso), sin embargo, de la mano de Galis, Wiltjer y Subotic y Giannakis el Aris dio la vuelta al marcador y se llevó el trofeo (91-86). Jones (31 puntos) volvió a hacer un gran partido contra los de Ioannidis y encontró el apoyo ofensivo de Korfas (18 puntos), pero fue inútil. Prelevic se quedó en 8 puntos y Fasoulas en 7, demasiado poco.

La rivalidad baloncestística Aris-PAOK pasó de ser puramente local a nacional. En las temporadas 87/88 y 88/89 los dos equipos de Salónica ya eran los mejores de Grecia, con lo que el interés de los medios y de los aficionados aumentó muchísimo. Se empezaron a retransmitir los partidos europeos y algunos finales de encuentros de liga.

Stavropoulos con la camiseta de la selección nacional.

El PAOK supo aprovechar muy bien el terremoto provocado por el Eurobasket de Atenas de 1987. Grecia se convirtió en un lugar atractivo para jugar y no había problemas de dinero. Panagiotis Fasoulas y Nikos Stavropoulos habían sido los representantes blanquinegros de aquella selección campeona. Los aficionados al fútbol se abonaron al Alexandrio en un tiempo en el que el deporte de la canasta estaba por encima del balompié.

Kostas Politis y Anthony Cook.

Con el fichaje de Randy White el PAOK esperaba dar un salto de calidad enorme en la temporada 89-90. Sin embargo, una alta elección en el draft -número 8 por Dallas- hizo que el americano se marchara tal como llegó, casi sin deshacer las maletas. En su lugar se optó por Anthony Cook, elegido el número 24, que cuajó un buen año en la entidad. Además, los de Salónica se hicieron con los servicios del griego-americano Pete Papachronis, un hombre útil importante en tareas de intendencia.

Fasoulas contra Vrankovic en 1990.

El PAOK hizo una gran temporada, pero se repitió la historia de la campaña anterior. Tanto en la la liga como en la Copa perdió la final contra el Aris. Probablemente los de Politis hicieron la mejor temporada de su historia, quedando primeros en la fase regular de la liga con 20 victorias y 2 derrotas, llegando a las semifinales de la Recopa y cayendo en la Copa en un choque más igualado de lo que indicaba el marcador final (75-62).

A los blanquinegros se les tildó de perdedores injustamente en más de una ocasión. Ciertamente, el PAOK parecía jugar acomplejado cuando se enfrentaba al Aris. Era capaz de destrozar a equipos potentes como el Panathinaikós o el Panionios, pero contra Galis y Giannakis se descentraba y acababa sucumbiendo. Había mucha calidad en aquella plantilla y muchos profesionales con carácter, pero no sabían cómo jugar finales apretados. O al menos, no contra el Aris.

Nikos Stavropoulos y Michael Anderson del Real Madrid (89/90).

En Europa los blanquinegros se deshicieron con facilidad del Ovarense (83-101 y 117-67) y quedaron encuadrados en el grupo B con el Real Madrid, el Partizán y el Mulhouse francés. Con 4 victorias en 6 partidos (derrotas en Madrid un día y medio después de la muerte de Fernando Martín, y en Belgrado) el PAOK quedó segundo de grupo y se clasificó para las semifinales.

Stavropoulos hacia el aro contra el Knorr de Bologna en la Recopa de 1990.

En la ida, el Knorr de Bologna se impuso por 77-55, un resultado que hacía casi imposible la remontada. En la vuelta, los deSalónica pelearon y vencieron por 100-94, pero quedaron eliminados.

Como por entonces sólo el campeón de liga disputaba la Copa de Europa, el club centró sus esfuerzos en intentar conquistar la Recopa.

Ken Barlow, que con 26 años ya había ganado la Copa de Europa con el Tracer y había jugado dos finales con el Maccabi, fue el refuerzo estrella de la temporada 90/91.

El PAOK acabó empatado en primera posición con el Aris en la fase regular de la liga, pero partía con desventaja en el play off final porque había perdido los dos enfrentamientos directos.

Las dos derrotas en liga, las tres en Europa  y algunos fichajes incomprensibles -como los de los hermanos Tom y Nick Katsikis- generaron un clima de tensión nada positivo. Las discrepancias entre Politis y la directiva continuaron y el entrenador fue cesado. Sakis Laios tomaría temporalmente las riendas hasta la llegada de Dragan Sakota, procedente de la Cibona de Zagreb.

Póster de la revista "Triponto" de los campeones de la Recopa de 1991.

Con el serbio en el banquillo, Ken Barlow reforzando el juego interior y Nikos Boudouris aportando cada vez más en la dirección, el PAOK ganó su primer título europeo, la Recopa de Europa.

Los tesalonicenses no lo tuvieron fácil para llegar a la final. Con más problemas de los previstos se impusieron al débil Sunderland inglés (89-96 y 97-85) y quedaron encuadrados en el grupo del Estrella Roja, CAI y Hapoel.

Por enésima vez, el Estrella Roja se cruzaba en el camino de los griegos en una competición europea y le infringía una dolorosa derrota en Belgrado. Los bicéfalos perdieron también contra el Hapoel Galil Elyon por 80-79, a pesar de que el partido se jugó en Grecia –en el barrio ateniense de Peristeri- a causa de la Guerra del Golfo.

Curiosamente, el CAI, futuro rival en la final, le hizo un tremendo favor al PAOK al ganar al Estrella Roja en Zaragoza. Con 3 victorias y 3 derrotas el equipo de Salónica se clasificaba segundo de grupo gracias a la aplastante victoria contra el Hapoel en el Alexandrio (107-77).

Prelevic contra el Dynamo de Moscú.

En el primer partido de la semifinal, ganó por 13 al Dynamo de Moscú en Salónica por 95-82. Aunque perdió por 12 en Rusia (75-63), el PAOK lograba meterse en su primera final europea con mucho sufrimiento.

Aficionados griegos fuera de la pista de hielo suiza antes de la final.

En la final deGinebra el PAOK derrotó al CAI Zaragoza por 76-72 en un polémico partido que nunca debería haberse jugado, o por lo menos no en aquellas circunstancias. No merece la pena alargarse mucho porque ya hay artículos excelentes sobre la final y los vídeos de la misma hablan por sí mismos.

El comportamiento de los aficionados griegos fue vergonzoso, intimidando a aficionados maños por la ciudad, robando entradas a punta de navaja y entrando al pabellón por la fuerza. Invadieron las cabinas de los periodistas y las zonas VIP, y no dejaron de lanzar objetos a lo largo de todo el encuentro.

Ken Barlow lanzando a una mano.

La presión y la “obligación” de ganar perjudicó enormemente al PAOK, que salió a jugar atenazado por los nervios. Los españoles, dirigidos desde el banquillo por Manel Comas, llevaron la iniciativa desde el primer minuto y se hubieran llevado la Copa de no ser por el parón provocado por el masivo lanzamiento de monedas. Al descanso, el CAI solamente ganaba por 31-36, pero con una sensación de superioridad notable.

Tras el descanso, el PAOK consiguió empatar, pero volvió a descentrarse por estar más pendiente de los árbitros que del juego. La eliminación por faltas personales de Fasoulas fue la gota que colmó el vaso de los aficionados blanquinegros, que no se cortaron un pelo a la hora de tirar objetos al parqué.

El presidente Nikos Bezyrtzis pidiendo calma a los aficionados.

El partido estuvo parado 8 minutos. En medio del desconcierto, Fasoulas y Bezyrtzis cogieron el micro e intentaron calmar a los hinchas.

Los árbitros, Borislav Stankovic mediante, forzaron al equipo maño a volver a la cancha para terminar el choque. A la vuelta, el CAI parecía otro equipo. Aunque a falta de 10 minutos el equipo español dominaba por 9 (51-59), el trabajo de Barlow y los triples de Prelevic acabaron metiendo al PAOK de lleno en la pelea. Sin Fasoulas en pista, pero con Papachronis, Stavropoulos y Ioannou repartiendo estopa, el CAI se acobardó. Una vez que los griegos se pusieron por delante, la final terminó. El público enloqueció e invadió la pista con total impunidad.

Papachronis y Mike Davis.

Entre Prelevic (31), Barlow (20) y Stavropoulos (16) anotaron 66 de los 76 puntos del equipo. Por el CAI destacaron Mark Davis (24), Fernando Arcega (17) y Kevin Magee (17+12 rebotes).

Imagen de la calle Tsimiskí después de la victoria del PAOK. 

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