domingo, 4 de mayo de 2014

La década prodigiosa del baloncesto en Salónica (El Imperio Amarillo III).

Kevin Mcgee acariciando la cara de Giannakis en la Final Four de 1989.

El objetivo del Aris en la temporada 88-89 volvía a ser la Copa de Europa. Quizás por ello Ioannidis pensó en el veterano Manthos Katsoulis, que podía ayudar donde el equipo cojeaba. Ocupó el lugar de Petros Stamatis, que abandonaba el club después de 7 años. Se mantuvo a Greg Wiltjer y se subió al joven Vangelis Vourtzoumis de la cantera.

El Aris y el PAOK dominaron la liga de nuevo y acabaron disputándose el torneo. Los bicéfalos rompieron la racha de 80 partidos sin perder de su eterno rival, pero en los play off no pudieron hacer nada. Se llegó a la serie con empate a uno tras los enfrentamientos de la fase regular, pero el Aris se mostró ligeramente superior en el tercer (89-84) y cuarto (87-75) partidos. Era la quinta liga consecutiva, aunque el PAOK “acortaba la distacia”. Los vecinos parecían el rival destinado a destronar a los de Ioannidis. No en vano, en la final de la Copa tuvieron a los amarillos contra las cuerdas. Sin embargo, los campeones lograron remontar en una segunda parte memorable (91-86).

En la Copa de Europa, el Aris basó su clasificación de nuevo en los partidos de casa. Ganó a todos los equipos menos al Maccabi, que se mostró superior al resto y acabó primero. En el Alexandreio, tanto el conjunto de la Jugoplastika como el del Barcelona salieron derrotados.

Giannakis y Galis en Múnich 1989.

Con dos victorias fuera de Salónica en la fase de grupos, contra el Den Bosh y el CSKA, el Aris tuvo suficiente para clasificarse para otra Final Four. Al haber quedado en cuarta posición, el equipo griego se cruzaría conel Maccabi por un puesto en lafinal.

No era el mejor rival, a priori, pero el Aris llegó a Múnich convencido de sus posibilidades. La presión de la prensa y de los aficionados unida de nuevo a la mala gestión extra muros de Ioannidis volvieron a enrarecer el clima.

Sin embargo, el equipo salió a la cancha creyendo que podía ganar. Controló el ritmo del choque y fue por delante durante muchos minutos. Al descanso se llegó con un igualado 50-48 para los israelíes.

El Aris salió en tromba en la segunda parte y parecía tener dominada la situación. Lamentablemente, una bronca entre Giannakis y Kevin Mcgee cortó en seco el ritmo del partido y cambió el signo de los acontecimientos. Los griegos se quedaron congelados. Un equipo griego, acostumbrado a este tipo de “pollos”, ¿cómo podía caer en semejante trampa?

El conjunto rival se puso manos a la obra, castigando una y otra vez la zona amarilla, que se veía impotente ante el todopoderoso Mcgee (29 puntos y 11 rebotes) y el superclase Ken Barlow (20 puntos). A intercambio de canastas, el Aris salió perdiendo a pesar de los 25 puntos de Giannakis, los 21 de Galis y los 22 de Subotic. El juego interior volvía a ser el talón de Aquiles de los de Ioannidis, como contra el Tracer el año anterior. Sólo mostró resistencia el canadiense Greg Wiltjer (13 puntos y 12 rebotes).

La bronca que descentró al equipo.

En el partido por el tercer puesto, el Aris se impuso al Barcelona con relativa comodidad por 88-71. Se regresó al país con la sensación de que se había desperdiciado una ocasión única. Se habló más de la bronca Giannakis-Mcgee que del juego desplegado por el equipo. Eso sí, quedó claro que había un problema gordo en la posición de 5.

Para intentar solucionarlo, el Aris se hizo con los servicios del gigante croata del Zadar Stojan Vrankovic (llegó por Wiltjer). Además, fichó a Mike Jones, que no había llegado a un acuerdo de renovación con el PAOK. El americano había sido el tercer máximo anotador de la liga y había destacado precisamente en los partidos PAOK-Aris.

Personalmente, creo que la mejor plantilla que ha tenido el Aris en toda su historia ha sido la de aquella temporada (89/90). Formaban Galis, Giannakis, Vourtzoumis, Doxakis, Romanidis, Subotic, Jones, Filipou, Lipiridis, Misounov, Katsoulis y Vrankovic.

Mercer, Mcgee y Vrankovic en la temporada 89/90.

Antes de clasificarse para la fase de grupos de la Copa de Europa, el Aris tuvo que disputar una eliminatoria previa contra el BK Balkan búlgaro. Los griegos se impusieron con comodidad en los dos partidos (91-107 y 119-88), pero en Bulgaria Ioannidis y Galis discutieron. El entrenador le echó en cara varias cosas durante el choque y el base le respondió. Se ha dicho que Galis le dijo a Ioannidis que debería estarle agradecido por el nuevo contrato millonario que el Rubio acababa de firmar. Desde aquella tarde nada volvió a ser lo mismo entre los dos. Dejaron de aparecer juntos fuera de la cancha e incluso se dijo que no se hablaban.

Time out de Ioannidis en Split.

En la liguilla de la Euroliga el Aris tropezó en casa contra el Barcelona, a la postre primero de grupo, y contra la Jugoplastika por un punto. Fuera de Salónica el equipo fue humillado por los azulgranas (90-56) y cayó en las pistas del Limoges, del Tracer de Milán y del Maccabi. Sin embargo, tanto italianos como israelíes se mostraron muy irregulares y acabaron por detrás de griegos y franceses. La victoria en Split (85-89) contra los futuros campeones selló la clasificación para la Final Four por tercera vez.

Giannakis y Epi en Zaragoza.

En Zaragoza, el Barcelona se mostró superior (104-83) y el Aris se volvió a quedar fuera de la final. La defensa amarilla hizo aguas y el juego interior azulgrana causó estragos. Anotó 2 puntos Lipiridis, y el resto se los repartieron entre Galis (26), Giannakis (15), Jones (21) y Vrankovic (13 y 9 rebotes). El esfuerzo resultó inútil ante los 24 puntos de Epi, los 13 de Jiménez, los 21 de Ferran Martínez, los 14 de David Wood y los 12 y 14 rebotes de Audie Norris.

La tercera derrota consecutiva sentó fatal y los aficionados que habían viajado a Zaragoza cargaron contra los jugadores. El Limoges hurgó en la herida, todavía abierta, derrotando al Aris por 103-91 en el partido por el tercer puesto. Los de Ioannidis regresaron a Salónica habiendo encajado 207 puntos en dos partidos.

El haberse clasificado tres veces para la Final Four había convertido el hecho en algo rutinario y se dejó de valorar. Parecía que no servía sólo con llegar, sino que había que ganar. Todo lo que no fuera eso, era considerado un fracaso. El equipo fue increpado en Zaragoza por los aficionados, incluido Nikos Galis, que estalló diciendo que no jugaría más en el club.

Galis rodeado en el partido por el tercer puesto.

Fue un golpe psicológico muy duro, porque el equipo no luchó como las otras veces. Por momentos se sintió impotencia. El esfuerzo económico de la directiva había sido enorme aquel año y el club se acercaba peligrosamente al precipicio. La Copa de Europa pasó de ser un objetivo a una enfermiza obsesión.

En las competiciones domésticas, el PAOK seguía amenazando la hegemonía del Emperador. Por primera vez en 5 años, el Aris no llegaba a los play off como líder (3 derrotas en 22 partidos).

Quinteto titular de la final de la Copa de 1990 en el SEF.

En la Copa, losequipos de Salónica volvieron a disputarse el título, que acabó del lado de los de Ioannidis por 75-62. Ya no estaba Mike Jones, que había sido expulsado por posesión de drogas, pero con la ayuda de Galis (35) y Subotic (20) el Aris conseguía su quinta Copa en seis años.

Celebración del título de Copa de 1990 en el SEF.

La temporada 90-91 puede ser considerada como el principio del fin. El arquitecto del proyecto, enlace entre el baloncesto amarillo antiguo y el moderno, abandona el club.

Plantilla de la temporada 1990-1991 con Sobin y Sellers.

Los problemas económicos son evidentes a pesar de los logros deportivos, y el desgaste de las Final Four perdidas pasa factura. Las fichas de los principales jugadores se han hinchado tanto que hay que reducir gastos por otro lado (Goran Sobin y Brad Sellers formarán la pintoresca dupla de extranjeros).

Los aficionados intentan presionar al club para que no deje marchar a Ioannidis, pero la decisión es firme. Galis y Giannakis negocian sus nuevos contratos, y empiezan las discusiones con la directiva. Al final, el club consigue retener al griego-americano, mientras que con Giannakis no hay acuerdo hasta unos meses después. Da la impresión de que mandan más los jugadores que el entrenador. El carácter conflictivo de Ioannidis tampoco ayuda y en el pulso tiene las de perder.

Para sustituir al Rubio, se optó por su segundo, Lazaros Lesic, que a su vez sería sustituido por Michalis Kyritsis hacia el final de la temporada.

En Europa toda fue bien (5 victorias y 2 derrotas) hasta la derrota en Londres frente al Kingston por 97-96.

Una jornada después se vivió en el Alexandreio uno de los episodios más negros de la historia amarilla, en aquel tristemente célebre partido contra el Barça en el que, entre otras muchas cosas, se fue la luz –¿o tal vez la apagarían?-.

El tigre movía la canasta en los tiros libres, el tiempo se paraba, caían monedas, sillas, mecheros... La imagen de los jugadores del banquillo del Barça protegiéndose las cabezas con toallas nos acompañará siempre. La derrota (93-110), pero sobre todo el lanzamiento masivo de objetos y la crispación, descentró a la plantilla, que acabó fuera de la Final Four por primera vez con un balance de 7 victorias y 7 derrotas (quinta plaza a una victoria del Maccabi). El caos que se vivió aquel día reflejaba bastante bien la situación convulsa en la que se encontraba la entidad. Una pasito más hacia el abismo.  

La prematura eliminación europea le permitió a los amarillos centrarse en las competiciones domésticas. Sin embargo, el AEK de Atenas dio la sorpresa y derrotó al Aris en los cuartos de final de la Copa (89-79). Por primera vez en muchos años, el equipo de Salónica se quedaba fuera incluso de las semifinales. Estaba claro que el Imperio tocaba a su fin, aunque todavía regalaría a sus aficionados un final de liga absolutamente maravilloso.

Los dos equipos de la ciudad empataron a victorias al final de la fase regular, pero el Aris partía con ventaja en el play off final puesto que había ganado los dos enfrentamientos directos.

El PAOK, que había conquistado la Recopa de Europa pero que había perdido la Copa contra el Panionios, empató la eliminatoria con dos victorias seguidas.

Prelevic y Galis acabaron a puñetazos en los play off finales de 1991.

Los bicéfalos tenían ganado también el quinto partido. Con 85-81 y 16 segundos por jugar, el Aris sacó de fondo y le dio el balón a Giannakis. Ante la pasividad de los defensores y el miedo a cometer una falta personal, la zona blanquinegra se abrió y Panagiotis anotó una bandeja. Ken Barlow, en lugar de buscar a Korfas o a Prelevic, lanzó el balón hacia el otro campo donde se hallaba Fasoulas, que no pudo cazar el pase de béisbol. Angelidis leyó el pase, robó y le dio el balón a Galis, que forzó la jugada y asistió a Giannakis, abierto en 7 metros. El escolta fusiló y al PAOK se le vino el mundo encima (85-86).

El PAOK volvía a tener ganado el sexto partido. Con 80-76, Fasoulas tenía un 1+1 para sentenciar el choque y forzar el séptimo. El pívot falló y el Aris, aunque no decidió hacer un ataque rápido, consiguió anotar gracias a Lipiridis, que cogió un rebote ofensivo vital ante la pasividad blanquinegra. Fasoulas sacó de fondo y envió el balón directamente a la banda. Al PAOK se le apareció el fantasma del quinto encuentro.

Con 11 segundos Galis no puede recibir y vuelve a ser Giannakis el que toma la responsabilidad. Se escapa de su defensor, Ioannou, y dobla el balón a Brad Sellers aprovechando que Fasoulas ha salido a la ayuda. El americano anota y fuerza la personal de Prelevic. Con 4 segundos, Sellers anota y coloca el 81-80 final (4-2 en la eliminatoria).

Fue un final deliga apoteósico para una generación irrepetible. La séptima liga consecutiva, décima en la historia del club y octava de los últimos 10 años.

Galis y Subotic celebrando la última liga.

De la primera liga ganada por el Imperio (temporada 82/83) quedaban Nikos Galis, Nikos Filipou, Giorgos Doxakis y Michalis Romanidis. Las siete ligas seguidas (del 84 al 91) se consiguieron con los cuatro citados y con Panagiotis Giannakis. La de la temporada 90/91 era la sexta liga de Lipiridis, la quinta de Subotic y la cuarta de Misounov. Cabría destacar también las cinco ligas conseguidas por Petros Stamatis, que ya no estaba en las tres últimas.

Era evidente que algo debía cambiar. De nuevo Galis y Giannakis volvían a enfrentarse con la directiva en verano de 1991. El club estaba al borde de la quiebra, pero logró convencer a Galis. En cambio, Giannakis estuvo cuatro meses negándose a jugar por no haber acuerdo entre las partes, y estuvo muy cerca de marcharse al Olympiacós.            

El primer jarro de agua fría de la temporada 1991-1992 fue la marcha de Walter Berry al poco de empezar. El americano se impacientó por un retraso en el cobro y volvió a Italia. Las llegadas de Miroslav Pecarski y Edgar Jones, ex del Panathinaikós, potenciaban el juego interior amarillo, aunque hubo muchos problemas para confeccionar la plantilla definitiva puesto que iban y venían jugadores con demasiada frecuencia. La inestabilidad y el nerviosismo se apoderaron de la directiva, que no dudó en echar al entrenador George Fisher a la mínima. Volvieron Lesic y Kyristits, como en la campaña anterior, pero esta vez no sirvieron de revulsivo y pagaron los resultados europeos.

El Aris superó fácilmente al Partizani de Tirana (79-98 y 110-67) y al Slask Wroclaw polaco (74-75 y 106-88) antes de quedar encuadrado en el grupo B. Para un equipo acostumbrado a pelear en la zona alta, aquella fase de grupos fue una auténtica tortura. Sólo consiguió tres victorias, todas como local, contra los más débiles: Maes Pils, Bayer 04 Leverkusen y Commodore Den Helder. No logró ninguna victoria fuera de casa y acabó con 11 derrotas.

Galis contra el Bayer Leverkusen.

En la liga el Aris sufrió 4 derrotas durante la fase regular contra 4 equipos distintos (PAOK-Olympiacos-Iraklís-AEK) y acabó empatado con los del Pireo en segunda posición (18-4). En la liguilla que se jugó entre los 4 primeros, el Aris quedó por detrás del PAOK y del Olympiacós, que disputaron la final.

Memos Ioannou, histórico jugador del Panathinaikós y campeón de Europa en 1987 con Grecia, pasó de compartir parqué (había fichado procedente del PAOK a principio de temporada) a dirigir al equipo desde el banquillo. En la liga no consiguió llevar al Aris a la final, pero en la Copa condujo al equipo al título.
El 13 de mayo de 1992 pasaría a la historia porque sería el último de Nikos Galis con la camiseta amarilla, aunque por entonces ni siquiera se sospechaba.

Los equipos de Atenas empezaban a apostar por el baloncesto: el Panionios llevaba años en la élite y tanto el AEK como el Panathinaikós amenazaban con volver, así como el Olympiacós, que de la mano de Ioannidis prometía emociones fuertes en el futuro.

El Aris se deshizo del Olympiacós en los cuartos de final (121-95) y del Panathinaikós en la semifinal (76-86), mientras que el AEK hizo lo propio con el Sporting (96-82) y el PAOK (77-74).


Ante casi 13.000 espectadores el Aris no dio lugar ala sorpresa y se impuso por 74-62 (al descanso 42-28). A los 18 puntos de Galis, los 17 de Misounov y los 14 de Giannakis, el AEK respondió con los 13 de Galakteros, 11 de Katsikaris y 10 de Patavoukas. Aquella Copa supuso la sexta en ocho años. Los de Salónica demostraban que a pesar de las dificultades seguían siendo uno de los mejores equipos de Grecia.

El PAOK ganó la liga y todo apuntaba a que los vecinos serían los dominadores del baloncesto griego en los años siguientes, salvo que el Olympiacós lo impidiera. El poder amarillo se había desgastado enormemente y el futuro era incierto puesto que por primera vez en 8 años no jugaría la Copa de Europa.

Podría haber dado por terminada la Dinastía con la marcha de Galis, pero considero que la Recopa del 93 significa la cuadratura del círculo. Además, aunque en la temporada 92/93 ya no están Nikos Galis ni Giannis Ioannidis, el bloque lo siguen formando hombres de la edad de oro: Giannakis, Lipiridis, Subotic, Misounov...

En verano de 1992 el presidente Akis Michailidis abandona el cargo y Nikos Galis se marcha al Panathinaikós.

Con el club al borde de la quiebra, al nuevo presidente sólo se le ocurrió la “brillante” solución de ofrecerle a Galis un puesto como director de las categorías inferiores. Es decir, no sólo no pretendía renovarlo sino que le abría la puerta de salida ofreciéndole la retirada. Ni que decir tiene que Galis se tomó aquello como una ofensa. Con casi 35 años todavía se sentía fuerte para jugar una o dos temporadas más y aceptó la oferta del Panathinaikós.

Theófilos Mitroudis fichó a Steve Giatzoglou, ex jugador del Olympiacós y ex entrenador del Iraklís, para armar el nuevo proyecto. Llegarón Giorgos Gasparis, Roy Tarpley y JJ Anderson, y se quedaron Panagiotis Giannakis, Slobodan Subotic, etc...

El Aris empezó la temporada como un tiro y disipó algunas dudas cuando destrozó al PAOK (88-56) en partido liga. Resultó ser un espejismo porque la realidad era otra bien distinta.

Tarpley sufrió una misteriosa lesión y volvió a Estados Unidos. Su carácter conflictivo era un problema y todo el mundo creía que había vuelto a las andadas –alcohol y drogas-. Aun así, seguía el mejor jugador interior de la liga.

El ambiente en el equipo no era el mejor, desde luego. Cuando Tarpley regresó de América, el Aris había caído a la quinta plaza. El Olympiacós de Ioannidis, que acabaría ganando la liga, eliminó al equipo de Salónica en la primera ronda de los play off (2-1).

A media temporada Giatzoglou fue cesado y en su lugar llegó Zvi Sherf. El cambio de entrenador sirvió para enderezar el rumbo, puesto que logró clasificar al Aris para la final de la Copa y ganó la Recopa de Europa.

Los de Salónica iniciaron su andadura triunfal europea en la segunda ronda de la competición. Se deshicieron con mucha claridad del RTI Minsk de Bielorrusia (59-117 y 107-70) y del Slask Wroclaw (80-90 y 102-75), y quedaron encuadrados en el grupo B con el Hapoel Galil Elyon, el Slobodona Dalmacja de Split, el Benfica, el Cholet y el Budivelnik.

Galis y Tarpley en Turín.

Con 9 victorias y 1 sola derrota en la pista del Hapoel, el Aris quedó primero de grupo. El Natwest Zaragoza sería el último penúltimo obstáculo, al que derrotó en Zaragoza por 84-86 y en Salónica por 82-66. No hizo falta partido de desempate, que se hubiera jugado también en Grecia. El Príncipe Felipe vio unade las últimas exhibiciones de PanagiotisGiannakis con la camiseta amarilla (29 puntos y la canasta decisiva a falta de 4 segundos).

Centrado casi exclusivamente en la Recopa, el Aris “abandonó” prácticamente la liga y centró sus esfuerzos en la final de Turín.


El 16 de marzo del 93 en el Palasport Parco Ruffini el Imperio Amarillo lograba el ansiado título europeo, curiosamente sin su Emperador y sin su arquitecto. En un partido trabado, feo y polémico el Aris se impuso por 50-48 al Efes Pilsen de Estambul. De entre la mediocridad destacaron los 19 puntos y 18 rebotes de Roy Tarpley y los 15 puntos y 9 rebotes de JJ Anderson.


El choque acabó en una batalla campal entre las aficiones turca y griega, que apenas dejaron sillas en su sitio.

Con aquel triunfo parecía que la entidad se había quitado un enorme peso de encima. A pesar de que el club no se hallaba en su mejor momento, había conquistado un título europeo y se había clasificado para la final de la Copa.

Después de la Recopa, Roy Tarpley desapareció. Se habló de una lesión, de problemas extradeportivos –posible recaída- y de que llevaba meses sin cobrar.

El Aris fichó a Reggie Theus en sustitución de Tarpley. Curiosamente, Theus sólo jugó un partido de amarillo, la final de la Copa de Grecia.

El rival sería el Panathinaikós de Nikos Galis, que se llevaría la Copa enuna de las finales más polémicas que se recuerdan. Sherf fue expulsado y el Aris estuvo a punto de abandonar el parqué. Aquel 15 de mayo de 1993 Galis (36 puntos) y Arjan Komazec (30) terminaban con 8 años de sequía verde (96-89). Giannakis, en lo que sería su último partido de amarillo, anotó 30 y JJ Anderson 23, mientras que Theus metió 9.


Si tuviera que elegir un día concreto para fechar el final del Imperio Amarillo, probablemente sería aquel 15 de mayo. En verano se marcharía Giannakis al Panionios y se retiraría Subotic, con lo que la plantilla quedaría casi huérfana de los jugadores de la generación de oro. La transición hacia una nueva época había empezado de la mano de Lipiridis, Angelidis, Vourtzoumis, Misounov y Liadelis.

Giannakis contra Galis en la final de la Copa de 1993.

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