Nikos Galis y Panagiotis Giannakis en 1984.
Creció la masa
social amarilla, que convirtió Salónica en ciudad inexpugnable. Ioannidis había formado un grupo sólido,
únido y sin fisuras, con jugadores de primera fila y secundarios obedientes.
Los años de
penurias quedaban atrás y el buen trabajo de base empezaba a dar sus frutos.
Conviene no olvidar a figuras como Petros
Stamatis, Vasilis Paramanidis, Giorgos Doxakis, Tasos Tsitakis o Michalis
Romanidis, que estuvieron ahí desde el principio y que en buena parte fueron
eclipsados por los titulares.
Temporada 1984-1985: presentación en el Alexandrio.
Ya existía el
bloque, con lo que lo único que había que hacer era retocar o reforzar aquellas
posiciones más débiles.
Casi no hubo novedades la temporada 85-86. Subió Vasilis Lipiridis de la cantera, Charis Papageorgiou volvió tras un problema grave en la rodilla y se marchó Paramanidis. Como en la liga no podían jugar extranjeros, costaba adaptar a los que llegaban, pero si el club quería mejorar en Europa debía contar con ellos. El año 84 fueron Wenzell y Binion, mientras que en 1985 llegaron Sefler y Vroman.
Casi no hubo novedades la temporada 85-86. Subió Vasilis Lipiridis de la cantera, Charis Papageorgiou volvió tras un problema grave en la rodilla y se marchó Paramanidis. Como en la liga no podían jugar extranjeros, costaba adaptar a los que llegaban, pero si el club quería mejorar en Europa debía contar con ellos. El año 84 fueron Wenzell y Binion, mientras que en 1985 llegaron Sefler y Vroman.
Durante el
verano de 1985, a parte de los americanos de turno para jugar la Copa de Europa, el club llega a un
acuerdo con Slobodan Subotic,
esloveno de “raíces griegas”. Un tirador de garantías para reforzar el
perímetro.
El proceso de
nacionalización no pudo llevarse a cabo con premura porque el resto de equipos
protestó. Subotic regresó a Ljubiana
para jugar en el Olimpija otro año ya
que los papeles tardarían en conseguirse. No debutaría hasta la temporada
1986-1987, y lo haría como griego en el país y como extranjero en Europa, puesto
que había llegado a jugar con la selección de Yugoslavia.
La temporada
85-86 es casi dictatorial. El Aris
ganó la liga con 26 victorias en 26 partidos. En 16 de los 26 anotó más de 100
puntos, destacando un 153-62 al Near
East y un 128-42 al Kalamariá.
El Aris se puso de moda. En los hoteles de
concentración asistían periodistas y aficionados para ver y entrevistar a las
figuras. Nació el mito, las manías del Rubio,
las supersticiones... En una conversación con periodistas, Ioannidis aseguró que “ahora
escribís poco, pero en dos o tres años el baloncesto será portada”, y
dirigiéndose a Vasilis Skoundís, que
informaba sobre la actualidad futbolística del Panathinaikós, le dijo: “el
baloncesto tendrá sus páginas en los periódicos, por eso te digo que dejes el
fútbol cuando puedas”. Skoundís
es, desde hace años, el mejor periodista griego de baloncesto que hay.
Plantilla del Aris de la temporada 85/86 con Sefler y Vroman.
Aunque en un
principio la pareja elegida había sido otra, fueron Tom Sefler (2,11) y Bret
Vroman (2,13) los que se quedaron; dos hombres altos que aportarían calidad
en la pintura y fuerza en el rebote. Tuvieron su momento, jugaron 6 buenos partidos, pero cobraban
mucho y dejaron un agujero económico notable.
En la fase
preliminar, el Aris se impuso al Partizani de Tirana gracias a la victoria
en Albania por 81-95. La vuelta se jugó en el pabellón del Sporting, porque el Alexandreio
estaba cerrado debido a la sanción que arrastraba del año anterior
(problemas contra el Liborno y el Varese). Los albaneses dieron la
campanada y se impusieron por 80-81.
Contra el Bayern 04 Leverkusen, sin embargo, el Aris ganó claramente los dos partidos (76-93 y 89-72).
Contra el Bayern 04 Leverkusen, sin embargo, el Aris ganó claramente los dos partidos (76-93 y 89-72).
El Aris llevó la iniciativa en el partido
de ida contra el Limoges, pero una
pequeña remontada al final comprimió el marcador. Dos tiros libres de Giannakis con el tiempo a cero colocaron un 89-81 en el luminoso que dejaba la eliminatoria abierta. Sin embargo, los
franceses no perdonaron en casa y los amarillos se quedaron fuera de la fase final (105-87). De nuevo el equipo pagaba la fragilidad lejos de Salónica.
El domino del Aris en Grecia fue incontestable,
ganando la liga imbatido (26-0) y sacándole 6 victorias al segundo, el Olympiacós. Por sexta vez Galis se convertía en el mejor anotador
de la liga, con un promedio de casi 39 puntos.
Ricky Brown intentando taponar a Galis en Salónica.
El Sunair Oostende no puso en dificultades
al Aris en la primera ronda de la Copa de Europa 86/87 (115-77 y 77-125). El 30 de octubre de 1986 el Aris destrozó al Tracer de Milán, a la
postre campeón de la competición, ganando por 98-67. Galis se fue hasta los 44 puntos. El reultado hizo saltar la banca.
El 6 de
noviembre se escribió una de las historias más negras del club de Salónica. El Tracer salió dispuesto a remontar. Se
llegó al descanso con ventaja italiana por 44-30. En la época en la que las
posesiones duraban 30 segundos, había 1+1 y se podía elegir sacar de centro en
lugar de tirar, descontar más de 30 puntos era poco más que un milagro. En la
segunda parte aquello se convirtió en una pesadilla. El partido acabó con unconcluyente 83-49 y el Aris quedó eliminado de forma deshonrosa. Fue la mayor remontada de la historia en el
baloncesto europeo.
Celebrando el doblete de la temporada 86/87.
Tras aquel
varapalo, el equipo volvió a Grecia y apalizó sin piedad a sus rivales.
En la liga se había reducido el número de equipos a 10, pero se habían añadido los play off. Contaban los partidos jugados durante la fase regular y el Aris no tuvo ningún problema para proclamarse campeón, acabando imbatido la liga regular (18-0) y superando sin demasiados problemas al Ilysiakós (3-0), al Panathinaikós (3-0) y al Panionios (3-0) en la final. Galis se volvió a salir y acabó con más de 38,5 puntos por partido, mientras que Subotic, en su temporada de debut, fue el mejor triplista (23/48) con un porcentaje de 47%.
En la liga se había reducido el número de equipos a 10, pero se habían añadido los play off. Contaban los partidos jugados durante la fase regular y el Aris no tuvo ningún problema para proclamarse campeón, acabando imbatido la liga regular (18-0) y superando sin demasiados problemas al Ilysiakós (3-0), al Panathinaikós (3-0) y al Panionios (3-0) en la final. Galis se volvió a salir y acabó con más de 38,5 puntos por partido, mientras que Subotic, en su temporada de debut, fue el mejor triplista (23/48) con un porcentaje de 47%.
Los números
volvieron a ser espectaculares, con una media en las victorias de más de 29 puntos
de ventaja y más de 109 puntos por partido. Sólo el Panathinaikós estuvo a punto de ganar al Aris (73-74), mientras que al Ionikós
le endosó un 153-64. Fue una liga ganada con tanta autoridad como la anterior,
pero con un inevitable sabor amargo por el batacazo europeo.
En la Copa, el Aris se paseó. Ganó al MENT por 123-84, al Peristeri por 83-100, al Olympiacós por 71-95 y al Panelinios por 110-70. El equipo de
Atenas, que jugaba en segunda división, aguantó hasta el descanso, al que se llegó con empate a 42, pero se
deshizo tras el mismo llegando al humillante resultado final. Aquel día Nikos Galis anotó 52 puntos.
Partido de homenaje a la selección de 1987 en Salónica con Romanidis, Galis, Giannakis y Filipou.
Los jugadores del Aris Nikos Galis, Panagiotis Giannakis, Michalis
Romanidis y Nikos Filipou formaron
parte de la selección que aquel verano sorprendió al mundo entero en el Eurobasket de Atenas.
El Aris volvió a ganar la liga 1987-1988
sin perder un solo partido. El PAOK
acabó segundo, confirmando que Salónica era en aquel momento la capital del baloncesto
en Grecia. En la Copa, a pesar de ir perdiendo al descanso, acabó ganandocómodamente al AEK por 84-71,
conquistando su tercera Copa en cuatro años (y su tercer doblete en cuatro
años).
El canadiense Greg Wiltjer colgándose del aro.
Para afrontar
con garantías la Copa de Europa, el Aris se fijó en el pívot canadiense Greg Wiltjer, ex jugador del Barcelona, que llegó junto a Michalis Misounov, considerado el
sustituto natural de Kokkolakis, que
optó por marcharse al Ilysiakós.
Sin duda, la
temporada 87-88 tuvo un sabor especial. Cada jueves la gente ponía la tele para
ver al Aris. Era como el sueño
prolongado de aquellas noches de verano inolvidables, cuando franceses,
italianos, yugoslavos y rusos acabaron subyugados.
En Grecia
cerraban los teatros y los cines quedaban vacíos a pesar de tirar los precios.
Salónica se llenaba de periodistas y reporteros llegados desde la capital. Las
calles de la ciudad se cerraban. El pabellón se llenaba desde una hora y media
antes del partido. Crecía el mito. Los jugadores eran auténticas estrellas, por
delante de los futbolistas.
Como en las competiciones
domésticas el club no tenía rival, se centró en asaltar Europa y logró clasificarse
con brillantez para disputar la primera Final
Four de la historia.
Audie Norris, Greg Wiltjer y Nikos Galis.
Con 6000
aficionados cada partido, sumar victorias en casa era más fácil. Contra el Ortez se ganó sin convencer. El equipo francés
plantó cara hasta el final (92-86). Una semana después, el Aris dio un paso de gigante ganando en el Palau Blaugrana. Galis
acabó con 45 puntos y el Aris se impuso por 88-89. Perdió 95-91 contra el Maccabi
y ganó al Saturn de Colonia (107-101). El 7 de enero jugó
en Belgrado contra el potente Partizán.
En las gradas había 8000 serbios contra 2000 griegos. Los locales se impusieron
por 101-94. Dos victorias más en Salónica, una contra el Den Bosh (120-99) y otra contra el Tracer (120-95) sentenciaban casi
el pase a la Final Four. Contra los
italianos, Galis anotaba 50 puntos y
Subotic 37. Elegido mejor jugador de
Europa por la Gazzetta dello Sport en 1987, se retiró del pabellón a hombros.
Dos derrotas, una en Francia contra el Ortez
(97-81) y la otra en Salónica contra el Barcelona
(93-107), complicaron la clasificación. La zona 3-2 de Aíto hizo mucho daño. El Maccabi
“la copió”, pero el Aris no se dejó
sorprender (93-77) con 31 puntos de Galis.
En Alemania los griegos acabaron ganando por 98-100. Con un balance de 7-4,
ganando al Partizán en casa se sellaría
la clasificación. La victoria por 96-87 condujo al equipo a Gante a falta de 2 partidos. Los griegos vencieron 87-88 en los Países Bajos y cayeron derrotados en
Milán por 97-82. El Aris acabó segundo con 9-5, por detrás del Partizán.
El Aris se clasifica para la primera Final Four.
En resumen, en
el Alexandreio sólo perdió contra el Barça, mientras que fuera de casa
logró tres victorias in extremis; en Alemania por 2 puntos contra el Saturn, en los Países Bajos por uno contra el Den Bosh y en el Palau Blaugrana también por uno (88-89). Pese a luego perder en
Salónica contra los de Aíto, los
azulgrana quedarían a dos victorias y no se clasificarían.
Habiendo quedado
segundo en el grupo, empatado con el Tracer
de Milán, le tocó cruzarse con el equipo italiano en la semifinal (se
enfrentaban primero contra cuarto y segundo contra tercero).
El Aris ocupó un pequeño hotel alejado de
la ciudad y lo convirtió en un pequeño fortín. Casi nadie podía acercarse a
aquel lugar, cuyo emblema era un gato negro. Apenas se hicieron declaraciones a
la prensa. Demasiado hermetismo y muchos nervios.
En el Flanders Expo de Gante la FIBA prohibió al Aris lucir un logo de apoyo a Atenas
96 porque no lo había hecho desde el principio de la competición. De ese
modo, el club dejaba de ingresar 30 millones.
En el pabellón,
cuyo aforo es de 12000 espectadores, se metieron 5000 caras amarillas el Martes y
el Jueves Santo (5 y 7 de abril).
Nikos Galis y Mike d'Antoni en la primera Final Four.
En una semifinal
apretada, el Tracer, a la postre campeón, se impuso por 87-82. Los 28 puntos de Galis, los 23 de Subotic
y los 15 de Giannakis no pudieron
evitar la derrota. Los italianos castigaron la debilidad defensiva interior de
los amarillos. Filipou, Wiltjer y Lipiridis (Misounov no
podía jugar en Europa) se mostraron demasiado blandos atrás y tanto Ricky Brown (28) como Bob Mcadoo (39) se pusieron las botas.
Los nervios y la falta de experiencia hicieron el resto.
Galis lanzando en la semifinal de Gante.
Los de Salónica
regresaron a casa tras perder contra el Partizán
de Belgrado por 105-93 en el partido por el tercer y cuarto puesto (Divac 33, Paspalj 21, Pecarski 24,
Galis 39, Subotic 18). Quedó la sensación de que el equipo había ido poco
preparado a la Final Four, tanto
física como psicológicamente.
“Hemos
perdido por falta de experiencia”, dijo Ioannidis. “El año que viene
estaremos más maduros”. Sobre las quejas de los periodistas acerca del
hecho de estar el equipo encerrado en un hotel a las afueras al que nadie podía
acceder: “No quería que el equipo se
angustiase. He metido la pata dos veces, en Volos y en Milán el año pasado”.
“Alguna vez lo
conseguiremos”, dijo Galis.
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